Partida Rol por web

Con cada palabra de mis compañeros pienso que es peor idea entrar en el portal, pero no sé... parece como si tuviese dos vocecitas, una a cada lado de mi cabeza, una diciéndome entra y la otra que no entre y no sé a cuál debo hacer caso. Si al menos alguno de mis compañeros estuviese por aquí sabría en quién confiar.

De repente Maxra lo tiene claro, en contra de su opinión inicial y decide que la mejor opción es intentar escapar de ese lugar aunque tengamos que enfrentarnos a tropecientasmil sombras. Se lanza como una loca al ataque pero ante nuestro asombro rebota como si estuviésemos atrapados en barrera invisible.

Alzo la vista al cielo para observar a nuestro alrededor y ver hasta dónde podría llegar la barrera, y veo que desde fuera puede ser atravesada, los pájaros la traspasan sin problemas. Miro a mis compañeros -¿Estáis viendo lo mismo que yo? -señalo a los pájaros -Parece como si no pudiésemos salir pero sí se pudiese entrar desde el exterior. -Me quedo pensativa unos segundos -¿Alguno tiene forma de comunicarse con alguien del exterior?

Mastercito, ¿hay posibilidad de que tengamos una cuerda como se sugirió antes para en caso necesario entrar en el portal atados?

Luego de acabar con cuanto ente se metió en nuestro camino, sentí golpearme contra un cristal, eso dolía un poco, cuando me incorporé me volví a sentar de piernas cruzadas con la cabeza hacia un lado, apoyada sobre el puño mirando a mis compañeros.

- No hay forma de salir, pero tampoco creo que sea prudente dejar ese portal abierto, destruyan su contorno, ya sea arando la tierra, moliendo sus costados o buscando algún interruptor o símbolo mágico que mantenga eso abierto... alguna clase de brujería ha de haber y toda magia deja rastros... -

Tengo hambre...

Pia y Adaeric llegan a la Ciudad del Agua.

Han atravezado, sin darse cuenta, el escudo que no permite que nadie salga del lugar... sin embargo, al atravezarlo una corriente de aire fuerte removió la tierra junto a los aventureros y allí, en un cofre, encontraron algunas cosas que podían ser de utilidad.

Ciudad del Agua

Recursos A

Comida x1

Rollo de Cuerda de 30 metros.

Recursos B

Casco de la Recurrencia. Objeto Único. x1

Los demás se "distraen" por decirlo de alguna forma, con algo de repente, no me dí cuenta, pero cuando me dí la vuelta, ya era tarde.

- Lo siento chicos, debí haberles avisado... - miro hacia abajo sin animo - y de nuevo, siento no haberte ido a ver Pia, pero tengo una gran excusa para ello y es que no podemos salir de aquí, todos pueden entrar, pero nadie puede salir - 

Mis ojos se iluminan de repente y todos los presentes pueden notar que algo me ocurre, corro como loca hacia la comida y cuando estoy apunto de probar bocado, miro a todos y con timidez les digo - les molesta sí... - todos a este punto podían notar que quería comer con ganas. Yo noto mis mejillas enrojecer.

Es una sensación extraña, la verdad. Inmediatamente después de entrar un cofre surge ante nuestros ojos, y Maxra que había empezado a disculparse innecesariamente ve interrumpido su discurso y se lanza en pos de la comida. Lo cierto es que parece claramente necesitada, así que no la interrumpo y sonrío con benevolencia mientras me inclino a coger la cuerda. Una vez tengo la cuerda pasada alrededor de mi cuerpo diagonalmente, me agacho y cojo el casco:

-¿Alguien sabría decirme para qué es esto?

Justo cuando estamos meditando nuestras opciones aparecen dos visitantes. Han podido entrar pero se llevarán la sorpresa de que no van a poder salir de aquí. Una ráfaga de viento descubre un cofre con objetos, ante el cual Maxra se lanza como loca a por la comida, no me importa porque lo que estábamos necesitando era la cuerda. No me da tiempo de reaccionar y la nueva se lanza a coger todo lo demás del cofre. La miro con cara de pocos amigos -No puedes llegar aquí de nueva y cogerlo todo con tan poca educación, guapa. Esa cuerda es lo que necesitábamos, así que ya puedes dármela. -Le digo haciéndole un gesto con la mano.

Al ver lo sucedido con el intento de Maxra, Braka pensó que atravesar el portal sería la única opción viable. Al ver a nuevos individuos irrumpir en la escena y lo que sucedía a continuación, no pudo evitar apoyar a la supuesta paladina. -Saludos. Ciertamente la cuerda nos viene muy bien, además de que ahora todos los presentes estamos en la misma situación. La única opción es el portal, y dados los rumores y la leyenda es muy probable que conduzca al núcleo del Mal Supremo, o al menos algo similar. Yo propongo que crucemos todos juntos armas en mano, pues dado que no podemos salir...la mejor defensa es un buen ataque, como aquí Mano Larga dijo. Aunque si queréis sacarle partido a la cuerda antes de abalanzarnos todos, no me opondré. -realmente el orco estaba usando en poco tiempo más palabras que en las últimas semanas con los suyos, pero ya de los suyos solo quedaba él...y se encontraba en una situación única que requería excepcionales métodos.

Estaba tan enfadada por lo que acababa de ocurrir que no me había fijado en que uno de los nuevos visitantes era Adaeric. Cuando le reconozco me quedo sorprendida, no sabíamos que había sido de él, no apareció en la ciudad del fuego para la reunión y ni siquiera si hermana Cassandra sabía dónde estaba. -Adaeric, ¿eres tú? Buenos ojos te vean ¿Dónde has estado? -le digo a mi compañero de la Orden sin dejar de hacerle frente a la nueva, a la espera de que deje lo que ha cogido sin permiso.

Frunzo el ceño y miro a la mujer con evidente desagrado.

- Gracias por el piropo. Pero hay maneras y maneras de decir las cosas, y desde luego esas no han sido las adecuadas. No creo pues, que sea mi educación la que haya fallado. - Contesto sin soltar la cuerda y añado. - Dado que no pretendía comerme la cuerda, ni acapararla, ni negárosla desde un principio, puede que debas pedirla de otros modos.

Miro hacia el orco con mucho más agrado del que demuestro con la mujer.

- Estaré encantada de ayudar en lo que sea menester. Y estoy segura de que mi maravilloso acompañante - digo refiriéndome a Adaeric con una sonrisa y haciendo oídos sordos a que la mujer malencarada lo ha reconocido - también estará encantado de colaborar.

-¿Tu educación consiste en llegar a un lugar y, sin ni siquiera presentarte, coger todas las cosas que acabamos de encontrar?. No lo debes saber pero aquí estamos en complicaciones -Le digo con cierto enfado porque además de mal educada es una engreída -Y si no quieres la cuerda para nada... ¿para qué la coges? No pienso discutir contigo, en el momento que la quiera la cogeré.

Mientras los aventureros discuten sobre quién se queda con los objetos, sobre todo con la cuerda, se percataron de una cosa bastante extraña. Varios metros más allí, justo donde la pequeña pelirrosa rebotó, la tierra comenzó a aplanarse. Un pequeño montículo en forma de línea comenzó a aparecer justo delante de la tierra aplanada.

Vuestras miradas recorrieron el montículo, y era una línea perfecta de tierra que parecía crecer a medida que la tierra se aplanaba...

En el momento que la quieras, la intentarás coger - añado con una sonrisa corrigiendo sus palabras anteriores -Tampoco he oído tu nombre, el mío es Pía. La cojo para tenerla, por si la necesitara más tarde. E igual que tú la viste, lo hicieron los demás. Y ahora, si me disculpas -digo señalando la tierra - yo tampoco quiero más discusiones y tenemos problemas más importantes que a quién pertenece una cuerda.

Desde que me cruce con Julius no he hecho más que atraer los problemas a mi alrededor, nose que clase de broma sea esta, pero me harta tener que intervenir a cada momento. No me trague toda la comida, no. Pensé que los demás querrían bocado he iba a ofreceros en cuanto terminará mi ración, cuidadosamente dividida. No me pregunten que clase de comida, ni como la he repartido, nunca podría saberlo. Tenía hambre y apenas me he fijado en cosas tan triviales, sobretodo en momentos de apuros como este.

- bon apetit - dije señalando que podían comer un poco. 

- Disculpadme, ¿podrían dejar los conflictos a un lado por un momento? - lo dije en general y se notaba que era retorico, por lo que seguí hablando - a los presentes los identifico como-dije señalando- Mano Larga, Evert, Braka, Ela y Pia - cuando termine me señale a mi misma - Soy Maxra y creo que todos me conocen, por favor recordad el nombre de cada uno y prestadme atención no les robaré mucho tiempo -

En principio me dirigí a Ela - Los recién llegados son colegas míos, por decirlo de alguna forma - solo decirlo bastaba para exponer que eran de mi confianza, o al menos eso esperaba que entendiera. Después me dirigí a Braka - a mis colegas los iba a encontrar en la ciudad del viento, por eso me interesaba ir, pero ya no es necesario que vayamos -  

- Pia, Evert me gustaría que se nos unieran en esta batalla que esta por venir, con mi grupo -haciendo referencia al resto- pensamos en incorporar algunos refuerzos dado las dimensiones de la guerra y destrucción que esta por venir y, que espero detener. ¿Cuento con ustedes? - supuse que me tenderían una mano, pues la había pedido y era el tipo de gente que yo denominaba "legal bueno", esa clase de personas que sacrificarían su vida por hacer el bien.

Me aleje del montículo de tierra justo cuando se acercaba peligrosamente hacía mi. El tiempo apremia. - Imagine que eliminando a todo esbirro del mal que estuviera cerca o en esta ciudad sería suficiente, pero creo que otra vez subestime al Mal Supremo - dije sin darle importancia y les hice notar una pequeña sonrisa de confianza.

- Pia te informo que esa cuerda es muy importante para nosotros, ese portal que ves, es la entrada al núcleo del mal, entraríamos a la boca del lobo - me aclare la garganta y me hice oír - Se me había ocurrido la idea de atarnos a un objeto firmemente clavado a la superficie de aquí, para cruzar al otro lado y volver sin problemas, pero temo que los planes cambian - les miré a todos sería.

Luego seguí hablándole a Pia - ¿Te importaría amarrar esa cuerda?, luego debo amarrarme yo en la punta, y sugiero que todos se sujeten firmemente de ella - Espero que seas quien creo que eres y nos salves una vez que nos presentemos como aliados.

Para darle un final a mi discurso inicial y dejarlo abierto para más tarde le hablé a Mano Larga - Compartiré contigo y con los demás toda información que he recabado de utilidad una vez que me encuentre contenida y segura en esa cuerda, hay alguien más aquí que espero me halla traído noticias -  Yo sé que sabes: me refiero a ti.

El viaje hasta la CIudad del agua había sido muy tranquilo, tal vez demasiado. Pia y él no se habían cruzado con nadie que viajara en dirección opuesta, y ahora quedaba claro el porqué. Nadie parecía poder salir de la ciudad, merced a un extraño escudo que hacía las veces de barrera.

El paladín, sin embargo, no tenía tiempo para perderlo en tonterías como aquella. Su tarea estaba clara, más aún cuando la pequeña gnoma confirmaba los rumores que los habían conducido a aquella ciudad. El mal supremo resurgía, y debía ser él quien lo detuviera.

Sin embargo, unos pocos minutos para arreglar las cosas no estarían de más. Mientras la pequeña Maxra se abalanzaba a por la comida, sin duda famélica por el tiempo transcurrido desde que llegó a la ciudad del Agua, Adearic sonrió y dejó que la engullera a placer. Iban a necesitar a todo el mundo en forma antes del combate final, si es que era a eso a lo que se dirigían.

Ela  musitó entonces el paladín, acercándose dubitativamente a la joven, hasta que al final se decidió y le dio un fuete abrazo, si bien conteniendo sus sentimientos ante tanta gente presente. Mis ojos son felices al verte de nuevo, querida amiga. Una vez vez destrabado de la mujer, se retiró nada más un paso.

Lamento mucho mucho mi ausencia de la reunión, pero mis motivos eran muy graves. Me encontraba patrullando cerca de las tierras sombrías, siguiendo los rumores que todos creían infundados. Pero no lo eran, Ela. Mi camino me llevó de un lado a otro, hasta que al fin logré una pista... falsa. Fui conducido a la Ciudad del Aire, pues creía que allí se produciría el desastre. Numerosos monstruos intentaron matarnos allí, pero Pía me ayudó a luchar ellos, además de la pequeña Maxra, y más buenas gentes allí presentes. Sin embargo, de pronto comenzaron a llegar avisos de que algo ocurría aquí, y aquí estamos. Por favor, no juzgueis mal a mi amiga. dijoentonces alargando una mano para tomar la de Pia Es tan digna defensora de la luz como cualquiera de nosotros, los miembros de la Orden. Yo respondo por ella con mi honor.

Entre tanta palabra, Maxra ya había terminado de comer, y parecía dispuesta a atarse la cuerda y abalazarse al peligro ella sola. Sin embargo, Adaeric la detuvo un instante con un ademán, arrodillándose junto a ella.

Amiguita, no puedo permtir que seas tú quién se arriesgue y se lance a lo desconocido. advirtió Si al otro lado del portal hay fuerzas hostiles, no tendrás ninguna oportunidad contra ellos. Deja que sea yo quién salte y os espere allí, por favor.

Escucho las palabras de Adaeric y Maxra atentamente. Parece que se conocen todos entre sí y confían unos en otros. Yo tras todo lo que llevo visto en los últimos días no me fío de casi nadie y menos de quienes irrumpen con tan malos modales. No estoy aquí para hacer amigos y ya me he cansado de ser paciente y educada. 

-Me parece muy bien que vosotros dos os fiéis de ella, pero a mí aún no me ha dado motivos para hacerlo, sino todo lo contrario. Para una cosa que necesitamos, que hemos estado buscando y que hemos clamado al cielo para encontrar, se cree en el derecho de venir y cogerlo poco educadamente -Comparto con mis compañeros -Braka, ¿tú qué opinas? Has estado muy callado este rato. -Pregunto al orco. El único de los que están aquí que me parece realmente noble.

Veo que Pia se ha centrado en la cuerda y se aferra a ella como si fuera el mayor tesoro. Debe pensar que es algo de suma importancia y le interesa tenerla en su poder. Aprovecho para coger el casco -Quédate con la cuerda, yo cogeré esto -Le digo sonriendo y arrebatándoselo -Dado que tienes tanto interés por la cuerda y que ya has oído para qué la queremos, propongo que seas tu la que se ate y pase al otro lado del portal. Así podrás demostrarnos que eres de fiar...