La zona de tierra aplanada iba creciendo, lo mismo que hacía justo delante de ella el montículo de tierra. Parecía que crecía a pasos agigantados a medida que pasaba el tiempo. En ese momento, vistéis algo que os llamó un poco más la atención. A unos metros del montículo que crecía, justo delante de vosotros, habían algunas rocas y una casa algo derruída. La tierra aplanada no tardó más que un minuto en llegar hasta allí... y en ese momento sucedió...
Poco a poco, la roca que estaba en el camino del montículo fue destruida, lo mismo que segundos después, comenzó a ser destruída la casa.
Ahora lo podiáis ver bien, ya que el escudo, al chocar contra la casa, brilló de manera especial, como cuando Maxra chocó contra él hace una hora aproximadamente.
Y tras destruir la roca, y la casa, el escudo continuó su camino hacía el portal. Y vosotros estabáis en medio.
¡Por la Luz! gritó Adaeric interrumpiendo la discusión que se avecinaba ¡Mirad!
No hizo falta más, estaba claro que todos tendrían que arriesgarse a atravesar el portal, o pronto no quedaría nada que lo cruzara.
¡Pia, te lo ruego, atame la cuerda y yo pasaré primero! pidió intentando mantener la calma. No debía dejarse llevar por el pánico, el mundo estaba en juego y debía protegerles a todos Dadme un par de minutos y si no he vuelto... bueno, tampoco nos quedan muchas más opciones, ¿no es así? Cuando estemos al otro lado, ya discutiremos quién se queda qué. ¡No podemos esperar más!
Si Pia no se opone, o nadie lo impide, me ato la cuerda, espero a que la aseguren y me lanzó a toda velocidad al portal.
Negué con la cabeza ante la oferta del paladín. – Mi idea, mi parte, pero algo he de aclarar, es que no deseo entrar en el portal, solo he de esperar a que el montículo de tierra nos alcance, entonces todos aferrados a la cuerda para que no se nos eche encima, aunque… viendo lo que acaba de pasar, mejor simplemente atenernos a la idea de cruzar. Yo iré y Braka me tendrá la cuerda. Los demás han de esperar -
Luego mi voz se oye más potente – Pia, venga, que no hay tiempo – le digo algo exasperada. Necesito que me ates, no es tiempo de estar indecisas.
No hay nada que hacer contra la testarudez de una gnoma, no podrán hacerme entrar en razones =P.
Y se dice que los orcos no somos inteligentes... El caudillo orco pensaba para sí mismo y sonreía con aires de superioridad viendo en silencio cómo las supuestas heroínas discutían entre sí. Si fuesen orcas no estarían perdiendo el tiempo. Un agarrón, un empujón, y la bella sangre de la más débil impregnando la tierra...qué recuerdos. -¿Que qué opino? -su sonrisa se hizo más amplia. -Que vuestras disputas me son indiferentes, como las que hubieron en la Nación de los Magos. Nadie ha mostrado desinterés por la colaboración a excepción de vuestra rencilla personal, por lo que es de suponer que cuando haga falta usar algo se usará.
Entonces todo cobró sentido de nuevo para Braka cuando el extraño escudo dejó notar su movimiento amenazador. -¡Ja! Dichoso el día en que una gnoma o un humano digan a un guerrero orco qué debe hacer. -ésa fue su respuesta antes las palabras del supuesto paladín y la heroica y mandona gnoma, tras lo cual saltó hacia el interior del portal con el gran hacha sujeta con la diestra y una amplia sonrisa en el rostro.
¿Orcas? ¿Se dice así? jaja
Iba a responder a Braka cuando de repente desapareció tras el portal, me lamento bajando los brazos, pues el plan se hecho a perder y todo por mi falta de tacto, sin embargo tenía una promesa que cumplir - parece que lo he ofendido sin quererlo, bueno no hay mucho que hacer ahora, cruzaremos, sí gustan seguirme... - Necesitaras ayuda, gracias por ahorrarnos el dialogo, parece que nuevamente vas a un paso adelante. Que locura!!, que los dioses me tengan en su guarda.
Cruzo el portal con mi hacha posada en un hombro y tomada a dos manos.
Orcas me suena a animal de mar =P.
>.<, que gracia, te nos has adelantado, pero iré en tu ayuda descuida =).
Llevaba con la idea loca de atravesar ese portal desde que llegamos a este lugar, sin cuerdas, sin seguros, arriesgándome... y lo único que me había frenado habían sido las indicaciones y palabras de mis compañeros. Ninguno tenía claro de que se tratase de una buena idea, y ahora, ante mi asombro, se lanzan como locos a cruzarlo.
Creo que la cosa está bastante clara, no tengo nada que me ate aquí y los dos por los que decidí venir a la ciudad del agua lo han cruzado, asi que... -Que la luz guíe nuestro camino! -Grité mientras me encaminaba con la espada en alto a modo de defensa ante lo que me pudiese encontrar ahí dentro.
No tengo nada que me ate porque no tengo la cuerda, ni la quiero :P
Blablabla.... Tantas discusiones y tan pocas presentaciones no hacían mas que acentuar mis colmillos frente a los nuevos. Por suerte para ellos y sobretodo para mi la gnoma termino presentándolos y hasta uno de ellos se presento como otro enviado de la orden de la luz, que increíble estar rodeado de gente tan importante y si no eras menos hasta teníamos una cuerda, aunque se peleaban por ella, como mis viejos amigos por un mendrugo de pan.
Las orejas se pusieron de punta ante las palabras dirigidas a mi y lo agradeci de la mejor manera pasible, sonriendo.
-Perfecto pero creo que lo primero es resolver el tema de que no podemos movernos si no es por el portal...-Mis palabras como siempre cayeron en saco roto, y ademas ese extraño ruido... y LA CONSECUENTE caida de la casa... Era momento de actuar no de pensar.
-¡¡Por la seta gigante de Beng vamos a morir aplastados!!-Si bueno, no fue mi mejor reacción pero aun había mas.-Vamonos de aquí, si tengo que elegir entre ser aplastado o saltar al vació elijo el vació.-Nunca dije que fuera mejor lo que había por llegar, sea como fuera, la decisión de Mano Larga, es decir yo mismo, estaba decidida.
Me dirigí hacia el portal pero justo al entrar me detuve y mire atrás para observar a los nuevos.
-Mi nombre es Mano Larga, encantado a los nuevos, me hubiera gustado entablar conversación con vosotros, pero creo que lo haremos mejor en el otro lado si es que tenemos oportunidad.-Y mas por puro impulso que por razón trague saliva y di el primer paso para traspasar el portal.
-¡¡Vamos ha hacer historia!!
Paso el portal.
Adaeric no pudo reprimir una risotada cuando todo el mundo de pronto comenzó a saltar al portal a ciegas y sin protección alguna. De modo que encogiéndose de hombros, se giró hacia Pia.
¡Bueno, pues habrá que hacerlo a las bravas entonces!
Dicho lo cual tomó carrera y siguió a sus nuevos camaradas de armas en un salto hacia la locura...
Ala, a lo locooooo XD
Sonrío ante las palabras de Adaeric y asiento, tomando carrerilla y aún cargando con la cuerda que al final nadie ha querido atarse* y exclamo:
- A las bravas.
Cruzo a la vez que Adaeric
*creo
P.D: Cabr**** que no me dais tiempo a dejaros la cuerda si quiera entre posteo y posteo xDDD
xDDD, por toda respuesta fue idea de Braka =P. *se lava las manos* , igual ya sabes lo que dicen, "sí teneis tiempo de discutir...
Si alguna vez habéis atravezado un portal mágico, la sensación puede que sea conocida. Esa sensación de entrar en un espacio vacío, cayendo en picado, sin saber dónde está arriba, ni abajo. Sólo podéis ver a vuestros compañeros, cayendo a vuestro alrrededor. Algunos dando tumbos, otros vueltas, sin embargo, todos caiáis. ¿O en realidad ibáis hacía arriba?
Lentamente, todos sentistéis la misma sensación.
Molécula a molécula, vuestros cuerpos se fueron desarmando y desapareciendo en la infinidad del universo...
Vuestras mentes eran concientes sobre lo que estaba sucediendo, pero ya no había vuelta atrás...
Llegas a la ciudad del agua, con el cuerpo de Baesa en brazos, pero el majestuoso lugar ha cambiado mucho, parece haber sido imbuido por la oscuridad. No hay nadie a la vista, ni un solo ruido... es bastante escalofriante. Lo único que puedes ver es una especie de portal mágico, parecido a aquellos que relataban las viejas historias, esos que podían conducirte a otros mundos si los atravesabas... o a una muerte segura...
Aparte del portal, que cada vez se hace mas pequeño, como si estuviese a punto de cerrarse, no parece haber nada mas en la ahora oscura ciudad.
Rendam, Talashia y Manfroft llegan a la Ciudad del Agua, pero el majestuoso lugar ha cambiado mucho, parece haber sido imbuido por la oscuridad. No hay ni un solo ruido... es bastante escalofriante. Lo único que podeis ver es una especie de portal mágico, parecido a aquellos que relataban las viejas historias, esos que podían conducirte a otros mundos si los atravesabas... o a una muerte segura...
Aparte del portal, que cada vez se hace mas pequeño, como si estuviese a punto de cerrarse, no parece haber nada mas en la ahora oscura ciudad salvo un enorme guerrero portando lo que parece ser el cuerpo de una mujer entre sus brazos.
-El libro del monte milenario. Ninguno de los allí presentes era uno de los elegidos, pero es donde se luchará la última batalla.
"No puedo ir más que aquí. ¿Cómo los voy a encontrar?"
-¿Ragkrul? ¿Donde está Dacen que ha pasado?¿Quién es esa pobre muchacha?
- ¡¡Ragkrul!! - exclamo al ver de nuevo al orco, acercándome hacia él para ver si está bien - Por todos los dioses, cuánto me alegro de ver que estás bien... -
Pero no hay nadie más a su lado por lo que poco a poco mi rostro se oscurece. - Dacen... ¿no lo ha podido contar? - suspiro mirando hacia el suelo - Aun así al menos tú estás aquí. Aparecimos en las tierras sombrías y llegó Abaliv junto a otras dos personas más, así que decidí que era mejor irse de allí. Encontramos también a Manfrost, es un soldado del Rey al que Talashia buscaba al principio de todo esto. -
La visión de la ciudad del agua, que varias veces he visitado a lo largo de mis incansables e interminables campañas, me hunde casi tanto como la pérdida de quien porto en brazos. Pues ambas eran entidades preciosas, de una manera u otra. Es por eso mismo que, contemplando un portal que se cierra y sin ninguna intención de acercarme, me quedo en el sitio, rememorando la belleza de la antigua ciudad, ahora arrasada.
Y entonces, unos pasos ligeros resuenan detrás mía, y al volverme contemplo a la muchacha de fuego, a uno de sus guardianes... y a otro más. Mi mueca seria y la falta de compañía son más que suficiente como para decir qué ha pasado, pero aun así preguntan. Así que en pocas palabras, obviando lo más cruento, les narro mi batalla contra el ejército de monjes que iba destrozando uno a uno o dos a dos, y cómo la túnica de uno de ellos, por sus propiedades, me cubrió de lo peor de los ataques mágicos, que siguen cubriéndome de heridas aún ahora.
-Dacen apareció al final, cuando aparecía una bruja poderosa. Luchamos juntos, pero conjuró una tormenta que nos impactó a ambos. Él cayó en el acto, y a mí me debió dar por muerto. -Luego recoloco el bulto que porto, con suavidad. -No podía dejar a Baesa en esos montes para los cuervos, así que la traje a su hogar por si quedasen curanderos. Pero ya no queda nadie. -Dicho eso, me acerco a una zona de tierra y usando los pinchos de mi enorme palo con pinchos comienzo a excavar una fosa. -Talashia, Dacen portaba una armadura de cuero. Lo mejor sería que la portarais vos. Ahora, si no os importa, me gustaría enterrar a una amiga en su hogar.
Si Talashia la acepta, le doy una Armadura de cuero.
El portal continuaba cerrándose lentamente, antes de que llegue la noche, el portal desaparecería y con el la posibilidad de saber a dónde llevaba.
El viento comenzó a soplar y entre tanta desolación, pudistéis ver como levantaba un par de piedrecillas que escondían algunos víveres y útiles que podrían seros de gran ayuda.
En el suelo podéis encontrar:
Comida x2
Poción de Vida x2 [Cura 2PV]
La posibilidad de atravesar un portal desconocido y entrar en quién sabe qué dimensión ajena podría resultar un gran aliciente para quienes estén buscando la Verdad, la Paz o la Aniquilación de alguien, cosa que no es mi caso puesto que yo estoy terminando de cavar una fosa y enterrando a una compañera de batalla. Sin embargo, cuando veo por ahí la comida y las pociones de vida me adelanto a la segunda parte de estos objetos, agarrando una de ellas y porque no las dos, que no sé si los demás sufrieron daño.
-Yo he comido esta mañana por el camino, así que si hay algún hambriento, adelante. Lo que no alcanzo a entender es, ¿por qué vino tras de mí, cuando os dije que os marchaseis? ¿Qué es lo que pasó? -Dadas mis heridas, me bebo la poción antes de ponerme a rellenar la fosa y darle sepultura a la supuesta elegida del agua. Vaya final más funesto para un plan de salvación del mundo.
Me acerco a coger la otra comida, pues no comí el día anterior y aún me encuentro malherido por el combate en los Montes Milenarios. Me como la ración y bebo de la botellita en cuanto puedo: necesito cerrar mis heridas por si Abaliv o sus dos compañeros vuelven a aparecer.
- Parece que quiso ayudarte, pensando que no podrías sobrevivir sin su ayuda. - digo con un suspiro mientras voy terminándome la comida - Nosotros abandonamos los Montes y le dejamos atrás cuando decidió dar la vuelta
Le describo a Adaeric y a Vadia para que sepa de quién se tratan. - Tenemos que buscar a más gente. Quizás debamos cruzar el portal... es posible que los que estuvieran aquí lo hicieran. ¿Talashia? - la miro esperando su respuesta
- Pero antes... voy a hacer algo que tenía que haber hecho desde que compré ésto. - digo usando el libro con la hija del fuego
Uso el libro para comprobar si Talashia es elegida y despertar su poder.
Rendam comenzó a leer el libro...
Y mientras leía, sucedió algo realmente extraño...
Talashia comenzó a retorcerse sin saber muy bien que pasaba. Manfroft, por su parte, intentó acercarse a él, y cuando la tocó, fue despedida hacía atrás unos metros por una especie de campo de fuerza o energía que emanaba de la muchacha. Lentamente, una nube de energía carmesí comenzó a rodear a Talashia, como si estuviera absorbiendo la energía del entorno y unas runas en forma de cuatro rayas verticales aparecieron en la palma de sus manos.
Talashia cayó de rodillas... y gritó...
El grito retumbó en toda la zona, y muchos tuvieron que cubrirse los oidos... poco después, la muchacha cayó al suelo, desmayada, al mismo tiempo que la energía que le rodeba atravezaba a todos en todos sentidos y desaparecía en la lejanía.