Partida Rol por web

-Por mi parte creo que dar una vuelta será lo más sencillo.-Sugiero-Arriesgarse a cruzar esas rocas es a mi parecer un tanto innecesario. Aunque lleguemos antes... ¿Qué os parece?

El tiempo es crucial. A mí tampoco me apetece arriesgarme a cruzar por ahí, pero si tardamos más podemos no llegar a tiempo. De todas formas cumpliré con lo que estime oportuno la instructora. 

Escuché las palabras de Odyr y de Arthas, volviéndome a Bedric.

¿Cuál es tu opinión, Bedric? Van uno a uno, desempata.

Cuando llegan ante la división de caminos, Bedric apoya su lanza en el suelo y espera pacientemente a que Aerith tome una decisión. Al contrario que sus compañeros no opina, porque no cree que importe lo que él tenga que decir sobre una decisión de ese tipo. Así que cuando su instructora se dirige a él le pilla desprevenido.

-Um... ¿yo?- El nómada no se precipita en contestar, sopesa bien las opciones antes de dar una respuesta. -Mi pueblo siempre decirlo: camino seguro es más rápido.

Asentí a las palabras de Bedric.

Está bien, cojamos pues el camino seguro

Finalmente tomais el camino más largo, y mientras andais por aquella senda contemplais la torre que teníais que proteger. De pronto escucháis una terrible explosión, una que quizá podríais haber evitado de haber ido por el otro camino, o quizá no, eso ya no lo sabríais.

Tras la explosión, podéis ver como una columna de humo sale de la torre, un humo blanco que se aleja en dirección este, ya que el viento sopla en esa dirección.

Algo pasa allí arriba, quizá los orcos hayan llegado antes que vosotros y estén tratando de... ¿de qué?

¡Qué era lo que pretendían aquellos seres!

Aquella explosión provenía del lugar que se supone tenían que proteger. Instintivamente Odyr aceleró el paso. 

Evitó hacer cualquier comentario del tipo.... os lo dije. Odyr acataba las órdenes recibidas y nunca las discutiría a no ser que así se lo pidieran.

-¿Que ha sido eso?-Pregunto sin detenerme.-¿Ordenes, instructora?

Aquello me pilla por sorpresa, pero no puedo sino pensar qué habría ocurrido de estar nosotros allí.

Bedric se estremece al oír el estruendo. La decisión de tomar este camino ha sido suya, y parece que habría sido mejor acelerar por el otro. Se gire hacia Aerith esperando sus indicaciones mientras sigue avanzando.

¡Vamos queridos! ¡Algo sucede allí arriba y debemos evitarlo! ¡Nuestra misión era la de proteger la torre! ¿A qué estamos esperando?

Dice la instructora mientras sale corriendo al interior de la torre. Luego se para en la puerta para haceros un gesto con la mano. ¿A qué esperáis? ¡Vamos!

Al escuchar a la instructora me lanzo a la carrera hacia el objetivo.

-A la orden.-Digo asintiendo.

Bedric corre detrás de Aerith sin decir nada, simplemente obedeciendo la orden de su instructora.

Odyr asintió con la cabeza y apretó el paso para entrar en aquella torre.

¿qué peligros y sorpresas les depararían allí?

Apreté el paso, tomando la delantera y guiando a mis apreciados alumnos.

Aunque lo dudéis en este momento, hemos elegido el camino correcto. No podemos sufrir más heridas ni ninguna baja. ¡Corramos!

Sin preocuparse más que por el hecho de no perder más tiempo, los cuatro avententureros se introdujeron en la torre a gran velocidad. Subieron piso tras piso, pero de vez en cuando podíais apreciar un fuerte sonido y un temblor en ella. Algo estaba sucediendo allá arriba.

Finalmente llegasteis a vuestro objetivo. Allí, en lo más alto, un par de osgos estaban tocando lo que parecía un panel de control de la torre. No comprendías muy bien qué es lo que hacían, solo sabíais que debían de estar trabajando con los orcos y que suponían una buena amenaza para el lugar.

Vuestra misión era proteger la torre y esa era una buena oportunidad ya que estaban desprevenidos.

Sin perder un solo segundo, me lanzo contra el osgo más cercano y trato de golpearlo con mi espada. Atacar así va en contra de mi manera de luchar habitual, con lo que solo espero no salir escaldado esta vez.

Un ataque sorpresa les daría muchas oportunidades, o al menos así lo esperaba. Éramos cuatro contra dos osgos, sin contar con nuestros sobrenaturales compañeros. Sonreí. No debía costarnos mucho.

Desde mi posición, alcé la ballesta. Apunté a una de esas criaturas, la que estaba más cerca de mi. Con un poco de suerte, aprovechando que no me habían visto, podía acabar con él de un golpe...

Bedric arroja al suelo la lanza que porta consigo y desenvaina su alfanjón mientras se abalanza en carga contra los osgos, siguiendo a Arthas al combate.