Partida Rol por web

Había que acabar con aquellas criaturas y lo mejor que podían usar era el factor sorpresa.

Odyr movió sus pies con velocidad. Antes de que se dieran cuenta de su presencia ya había descargado uno de sus golpes en uno de aquellos osgos.

En un abrir y cerrar de ojos, los tres aspirantes y su líder logran abatir a los dos osgos que estaban en la torre. Aquel asalto por sorpresa les pilló completamente desprevenidos, tenían las guardias tan bajas que sucumbieron en un abrir y cerrar de ojos ante los enemigos.

Pero en cuanto cayeron ambos osgos, un temblor sacudió la torre. Parecía que lo que estaban haciendo, fuera lo que fuera, lo habían logrado ya.

Tras aquel pequeño terremoto que volvía a repetirse, escuchasteis el sonido de un gran zumbido. Y de pronto una corriente de aire sacudió vuestras cabezas, cuando alzasteis vuestras cabezas hacia el cielo pudisteis ver como una avispa el doble de grande que cualquiera de vosotros se acercaba hacia vosotros a gran velocidad.

Tened cuidado con el aguijón dije, mientras cargaba la ballesta tiene veneno, además de que os dejará una buena cicatriz. Y demos gracias que sólo hay una. La ballesta estaba lista. Apunté a la avispa y disparé

Bedric deja caer su espada al suelo y blande la segunda de sus lanzas, que llevaba atada a la espalda. Sin embargo, no la lanza inmediatamente, si no que intenta aprovechar el tiro, esperando a que el enorme insecto se acerque a atacar a alguno de sus compañeros para arrojarle la lanza con todas sus fuerzas.

Al nómada la avispa le produce un extraño miedo, el hecho de que la criatura vuele le pone nervioso. Aún así, aprieta los dientes y trata de concentrarse en el tiro.

Odyr se agachó al escuchar el zumbido que provenía de aquella enorme avispa. Llevó su mano a la honda que colgaba de su cinto, metió una bala y la lanzó contra el insecto

Al ver aparecer la avispa, intento lanzarle instintivamente un tajo con mi espada, sin embargo está demasiado alta como para alcanzarla.

Odyr fue el primero en disparar contra la avispa gigante, esperó a que estuviera suficientemente cerca para alcanzarla con la honda, la pedrada golpeó en su objetivo, aunque tan solo la rozó levemente. Bedric dejó caer su arma para desenfundar una lanza, dio unos pocos pasos para tomar carrerilla y la lanzó, pero la avispa viró en el aire e hizo un giro casi de ciento ochenta grados para esquivarla. Bedric había perdido la lanza en aquel ataque fallido.

Arthas esperó a que la avispa atacara para intervenir él, y Aerith disparó su virote cuando vio que estaba suficientemente cerca, un poderoso silbido cortó el aire para alcanzar el rayado cuerpo de la sabandija, la flecha se le clavó profundamente y un liquido verde comenzó a emanar de él, después pudisteis ver como una leve explosión sónica proveniente del virote y del poder de vuestra instructora hizo que la herida se hiciera ligeramente más grande.

La avispa atacó a Arthas que era quien quería entablar un combate más directo y quien se esperó a que estuviera más cerca, a pesar de ello ambos fallaron sus ataques, dejando a la avispa bien cerca de vosotros.

Cargué rápidamente otro virote.

Rápido, no le quedará mucho si se sigue... bueno, soltando ese líquido apestoso a esa velocidad. Atacad y disparé

-¡Acabemos con ella!-Digo lanzando un tajo contra la avispa.-Cuanto antes esté muerta antes podremos seguir con nuestra misión. 

Jamás he peleado con avispas gigantes, y mi última pelea con insectos grandes casi no acaba bien. Aquellas formícidas eran duras, sin embargo, parece que es más fácil combatir con esta avispa que con las hormigas.

Odyr volvió a encajar otra bala en su honda y produciendo un característico silbido al hacerla girar dejó que volara hacia el enorme insecto.

Su ataque a distancia no ha tenido demasiado éxito, así que Bedric cambia de estrategia. Parece que la avispa se ha atrevido a atacar cuerpo a cuerpo, quedando expuesta. El nómada aprieta los dientes, tratando de hacer valer más sus ganas de hacerse un lugar entre los Filos del Alba que su miedo a la criatura, y se lanza, alzando el alfanjón sobre la cabeza y soltándo un tajo vertical contra su enemigo.

Durante su ascenso a la torre, los aspirantes a Filo del Alba habían comprendido que, combinar sus ataques y trabajar en equipo les hacía llegar hasta donde quisiesen. Esa era una lección que jamás olvidarían.

De hecho, la avispa no daba crédito a lo que le estaba pasando, aquellos cuatro insignificantes humanos estaban ofreciendo resistencia a su poderoso cuerpo y su afilado aguijón. Tras el flechazo sónico de la instructora, la pedrada de Odyr y los tajos de Arthas y Bedric, la gigantesca avispa cayó al suelo gravemente herida, supurando el venenoso líquido que salía del interior de su rayado cuerpo.

Pero, de pronto, el temblo que antes habíais notado se volvió a sentir. Anteriormente pensasteis que se debía a la avispa, pero ahora que había caído comprendisteis que algo habían hecho esos osgos. Estaba claro que la avispa tan solo era un enemigo que pasaba por allí.

Ahora, el temblor se hizo mayor y más presente, de hecho os costó bastante manteneros en pie. Y entonces, una abominable aglomeración de piedra, madera y metal dos veces más grande que los osgos derrotados cayó de la parte más alta de la torre. Aquella masa pétrea parecida a un báculo gigantesco con brazos, se colocó frente a vosotros provocando de nuevo otro temblor.

Aquel era el enemigo que los trasgos y osgos habían tratado de traer, aquel por el que habían decidido declararse en guerra con la ciudad. Ahora, aunque estaban la mayor parte muertos, habían despertado a aquella bestia. Y...

¡Y nada, lo mejor era salir corriendo de allí! ¡Aquello ya era demasiado para vosotros!

El suelo tembló alrededor de Odyr. El joven estuvo a punto de caer pero consiguió mantenerse en pie ante aquellas tremendas sacudidas.

Lo que vino después hizo que abriera los ojos como platos. Una especia de criatura hecha con los materiales de aquella torre había aparecido ante ellos.

Odyr no se lo pensó dos veces y a la espera de las instrucciones de Aerith, convocó a su compañero, el temible Ifrit.

Al sentir el impacto de la criatura contra el suelo, acabo derribado por la violencia del choque. Casi al momento me levanto y me alejo de allí tan deprisa como puedo.

-Creo que esto nos viene grande.-Digo alejándome.-¿Instructora?

El nómada resiste momentaneamente el impulso de correr, y se queda mirando fijamente a Aerith. Aunque está completamente aterrorizado, no dará un solo paso para huir hasta que su instructora se lo indique.

La misión había dado un giro tremendo. La avispa había caído y, con ella, llegó una criatura más horrible que los osgos o los trasgos. Casi no me dio tiempo a reaccionar, mirando de punta a punta a semejante ser, cuando Odyr convocó a Ifrit. Su poderoso fuego volvió la cordura a mi cabeza.

Es un guardián oscuro. ¡Y demasiado poderoso para nosotros! ¡Hay que huir! ¡Odyr, deja a Ifrit luchando contra él y que nos cubra. Los demás, no convoquéis a los guardianes, los podemos necesitar más adelante. ¡Corred!

Al escuchar a la instructora, salgo disparado de allí a toda velocidad.

En cuanto recibe las órdenes, Bedric echa a correr.

Ifrit apareció convocado gracias al vínculo que poseía con Odyr. Durante el examen se había pedido que recurrieran a los guardianes el menor tiempo posible, pero aquella situación había ido más allá de lo normal. Aquel enemigo no era digno de enfrentarse a ninguno de los cuatro aspirantes, ni tan si quiera de la instructora. Lo mejor era salir corriendo, e Ifrit les protegería.

Pero el temblor hizo que Arthas cayera al suelo, afortunadamente, Bedric estuvo suficientemente ágil como para tomarle entre sus brazos e impedir que se retrasara demasiado. ¡Debían largarse de allí lo más rápido posible!