Partida Rol por web

Salís corriendo de allí asustados por los gritos de Aerith. Si había acabado con Alarido, que era el guardián más poderoso, ¿qué sería de los vuestros? Afortunadamente os había dado suficiente ventaja como para alcanzar la plaza de la ciudad. Cada vez estabais más cerca del barco en el que habíais viajado, pero lo que seguíais sin saber es cómo haríais para destruir a aquella criatura. Aunque lo mejor, por el momento era seguir huyendo.

El problema es que en cuanto entrasteis en la plaza, os encontrasteis a un cachorro de perro que os perseguía tratandoos de morder las piernas para jugar con vosotros. Y cuando hacíais por apartarlo, él salía corriendo para dar una vuelta y volver a querer morderos. Aquel animalillo no era consciente de lo que estaba pasando, y tan solo quería jugar con vosotros.

Odyr se agachó para agarrar a aquel cachorro. Si podía trataría de salvarlo de aquel ser monstruoso.

Vamos pequeño, salgamos de este lugar.

Después se dirigió a Aerith.

Instructora, esa criatura no puede quedar suelta, acabará con todos los de aquí. Ya está herida pero si seguimos atacando de uno en uno nos derrotará. Quizás si los guardianes de Arthas y Bedric atacaran al unísono, y con nuestro apoyo, podríamos tener una oportunidad. Merece la pena intentarlo.

El joven monje se sintió raro expresando su opinión. Pero ellos no eran soldados que cumplieran órdenes a rajatabla. desde luego obedecería a su instructora sin rechistar, pero también daría su punto de vista y opinión y después que ella decidiera. 

Comprendo tu forma de pensar, Odyr, y en otra situación sería la primera en hacer lo que propones. Pero nuestra misión es clara. La hemos cumplido y ahora nos toca regresar. Podríamos intentarlo, pero nuestra derrota sería mayor que nuestra victoria. Una lección que aprenderéis hoy será que una retirada a tiempo es tan buena como la mejor de las victorias

Y Aerith tenía razón, una huida a tiempo era algo sumamente útil. Sobre todo cuando aquella criatura llegaba a la plaza. Odyr había perdido demasiado tiempo en tomar al perrito y llevárselo consigo, hasta tal punto que el ser que los pisaba los talones lo había terminado por alcanzar.

Odyr se maldijo por el tiempo perdido. Miró hacia atrás para ver como aquel monstruo se les cernía de nuevo. Ya no tenía a Efrit para ayudarle así que movió las piernas todo lo rápido que pudo... quizás no lo suficiente

Poco tiempo dio tras la recogida del perro. Cuando quisieron seguir corriendo, el ser apareció tras ellos, haciendo temblar el suelo. Me giré para ver a aquella criatura invocada. No estaba intacta, lo que quería decir que los guardianes habían hecho un gran trabajo. Pero la situación era muy delicada.
Tardé más de un segundo en seguir corriendo, lo suficiente para ver cómo el puño de la criatura se levantaba hacia nosotros. Era tarde, el golpe era inevitable

Aquella extraña criatura oscura alcanzó de pleno a Bedric, alzando su gran brazo de piedra negra golpeó al muchacho lanzándolo por los aires. Lo dejó gravemente herido, y estaban en un momento en que no podían perder más tiempo curando a sus compañeros. Debían huir y salir corriendo lo más rápido posible, aquella criatura acabaría con todos ellos en un instante.

Entonces Arthas dio un paso al frente y dijo: Es el turno de Céfiro. ¡Largaos! Bedric estaba inconsciente en el suelo, y no había tiempo de curarlo, Odyr llevaba consigo al perro, así que Aerith era la única que podría hacer algo por su alumno.

¡Yo le retendré todo lo que pueda! Gritó el lobo de hielo recién conjurado. ¡Me sacrificaré por ti, Arthas! ¡No te preocupes, nos volveremos a ver pronto! Dijo mientras comenzaba a lanzarle un potente rayo de hielo. ¡Ahora por favor, huid!

Vi cómo mi alumno era lanzado por los aires como si fuera una frágil hoja. Se pudo escuchar el crujido de los huesos.

¡No! grité, huyendo del guardián mientras Céfiro aparecía. Cargué a Bedric como pude Cómo pesa...

¡Vamos, TODOS! Hay que seguir corriendo

Odyr agarró con fuerza al perro. La instructora se encargaba de Bedric así que el joven monje movió las piernas lo más rápido que pudo.

Salís corriendo mientras Céfiro os protege, pero pronto Artho puede sentir en sus propias carnes como él tampoco es rival para aquel guardián. Lograis cruzar la plaza y parte de las calles de la ciudad, y cuando estais a punto de alcanzar la playa, notais otro temblor cuya sacudida os hace desequilibraros otra vez.

Esta vez estabais más preparados y seguís en pie, pero Odyr cargando con el perro, y Aerith cargando con Bedric, dejan solo a Arthas para enfrentarse a él. Y encima, el único guardián que quedaba por convocar era el de Bedric, y su estado de inconsciencia hacía imposible convocar a su guardián.

Quizá aquello era el fin, aunque si eran más rápidos que él, quizá podrían llegar a la embarcación justo a tiempo. ¿Aunque, qué pasaría luego?

Tras ese último temblor, sabía lo que tocaba. No podía avanzar más, y encima Bedric seguía inconsciente.

Me giré para observar al guardián. Era demasiado fuerte, pero había que intentarlo.

No podemos escapar, necesitamos a su guardián dijo en voz alta, refiriéndose al caído.

Cerré los ojos. Podía ser golpeada, lo sabía, pero era lo que tenía que hacer. Concentró la energía curativa en sus manos. Es el momento de despertar, Bedric...

Odyr poco podía hacer más que huir de aquel lugar siguiendo las indicaciones de la instructora.

Pero llevar el peso extra del perrito hacía que Odyr se moviera más lento de lo habitual.

Aquella terrible e inquebrantable criatura, aunque parecía ya algo cansada, estaba muy lejos de caer inconsciente, bajo un rápido movimiento, golpeó un terrible puñetazo a Arthas que lo mandó directamente hasta la playa donde habían dejado las barcas.

El joven aspirante había caído en una posición un poco complicada, y quizá no podría contar el resultado del examen. Aerith debería estar seriamente preocupada, pues sus dotes como líder y mentora, no habían sido del todo eficientes, dos de los miembros de su equipo, habían quedado abatidos, y parecía que ellos tampoco regresarían para contarlo.

De todas maneras, ese enemigo era un rival fuera del alcance de cualquiera, no podían hacer nada contra él, así que no debía sentirse muy culpable, pues nadie habría podido prever que fueran a encontrarse con semejante ser.
 

Y Arthas salió volando. La mente casi se me bloqueó, pero no podía rendirse.

Es demasiado fuerte, pero podemos detenerle. ¡Bedric, despierta, te toca actuar! convocó la energía curativa a sus manos, haciendo que invadieran el cuerpo de su alumno. ¡Saca a tu guardian, tenemos que salir de aquí!

Bedric despierta oyendo el grito de su instructora. La cabeza le da vueltas, y nota la sangre caliente brotando aún de sus heridas, pero sabe lo que debe hacer. Llama mentalmente a su guardián, con algo de timidez, sin saber del todo si es digno de la ayuda del elemental.

¿Tesla?

Sin esperar más instrucciones, y sin tener aún claro si su guardián piensa atender su llamada, echa a correr hasta donde ha caído el cuerpo de Odyr. Lo carga sobre sus hombros y continúa corriendo.

El golpe a Arthas fue terrorífico. Menos mal que Bedric estaba en forma y pudo ir a por él. Odyr agarró con fuerza al perrito y salió corriendo de allí.

Vamos, vamos, larguémonos de aquí.