Partida Rol por web

Odyr se movió para cubrirse con una gran piedra que había en el camino.

Usó su honda para atacar a una de aquellas criaturas

-Instructora.-Digo acercándome a Aerith e interponiéndome y tratando de cubrirnos a ambos tras mi escudo mientras me coloco en una posición defensiva.-Vamos tras esas piedras y escondámonos allí. Desde esa cobertura podemos planificar el siguiente paso y acabar con ellos. 

Bedric tarda en reaccionar muchísimo, a pesar de sus intentos por mantenerse alerta. Finalmente, avanza hasta una posición más o menos defensiva y trata de arrojar su lanza contra el orco menos protegido.

Observa con preocupación los ataques fallidos de sus compañeros y las heridas de la instructora, haciendo gestos a ésta para que aproveche también la cobertura en la que se encuentra.

Moveos espeté con desgana a los alumnos, que se arremolinaban a mi alrededor. Di un par de pasos para cubrirme, extrayendo las jabalinas y tomando una de mis pociones empecé a sentirme mejor. Tiré el frasco al suelo y les miré.

Observar a esos orcos y su posición. Se han juntado porque seguramente se vean más fuertes. Pero tienen un error muy obvio, ¿cuál es? No os quedéis aquí, hay que seguir combatiendo

Aerith avanzó mientras se tomaba una de sus pociones y así cerrar las heridas causadas por los orcos, pero estos volvieron a atacar. Esta vez lo hicieron contra Arthas que era su enemigo más cercano.

De nuevo una lluvia de jabalinas cayeron sobre él, de las cuatro que cayeron, una de ellas se le clavó en el pecho, muy cerca del corazón y otra en una de las arterias de la pierna. Arthas estaba realmente en peligro, pues por poco no llega a contar aquel encuentro. Y decidió acercase a su instructora, trataba de protegerla, pero quizá, lo más lógico, fuera que ahora mismo ella le protegiese a él.

Entonces fue Odyr el siguiente en avanzar, asumiendo que sería él, el próximo en recibir la siguiente lluvia de jabalinas. Cargó su honda con un pedrusco del suelo y la hizo girar, con tan mala suerte que el proyectil pasó rozando su oreja y por poco le hiere. Finalmente Bedric tomó carrerilla para arrojar su lanza sobre los orcos, pero no tuvo ningún éxito en su intento y la falla quedó realmente lejos de su objetivo.

Al sentir la lluvia de jabalinas me doy cuenta de lo errado de mi conducta. Intentaba servir como escudo a la instructora, pero segun parece he acabado proporcionando una diana al enemigo.

En cuanto escucho a la instructora me coloco a cubierto tras las piedras, uso mi magia para curarme y me coloco en posición defensiva.

-Son vulnerables a ataques en área.-Digo.-Ademas de que se los puede rodear, pero por mi parte no creo estar capacitado ni para lo uno ni para lo otro... Tengo que curar mis heridas antes de seguir.

Odyr se parapetó detrás de la roca que tenía delante. Se asomó lo justo para lanzar otra piedra con su honda.

Esperaba que sus compañeros no tardaran en acercarse a aquellas criaturas. Se había acercado a ellos y se encontraba solo

Viendo a sus dos colegas heridos, Bedric decide avanzar, intentando proteger a Odyr de los ataques, mientras le cubre con su propio arma. Arroja la segunda y última de sus lanzas contra los orcos desde su posición adelantada, confiando en que Aerith cure a Arthas y sus compañeros puedan ayudarle.

Él no dispone de ataques de área usables en esta situación, así que es lo mejor que se le ocurre.

Aerith disparó contra el orco que ya había sido dañado con anterioridad, pero su virote se desvió considerablemente.

Entonces los orcos lanzaron de nuevo una ristra de jabalinas contra Odyr, pero el aspirante esquivó cada una de ellas con movimientos rápidos y precisos, sin sufrir ningún tipo de daño. Y entonces el enemigo avanzó hacia vosotros mientras desenfundaba los alfanjones que llevaban colgados de su cintura.

Arthas aprovechó aquel momento para curar las heridas que había sufrido antes y Odyr se acercó al pedrusco que había frente a él para descargar la bala improvisada de su honda sin tampoco ningún éxito.

Entonces Bedric cargó contra uno de los orcos que se estaban acercando peligrosamente a Odyr y haciendo gala de un manejo extraordinario de su alfanjón logro clavárselo hasta atravesarlo, dejando un enemigo menos del que preocuparse.

Vuestra instructora volvió a apuntar con su ballesta al orco que se le venía encima, pero el virote quedó nuevamente lejos de su objetivo. Ahora Arthas estaba en mejor estado, pero eso no quitaba que debían eliminar cuanto antes al rival que se les venía encima.

Los orcos volvieron a avanzar hacia sus enemigos, y Bedric fue el primero en sufrir las consecuencias de su ataque, como si no se lo esperase, el orco encajó un duro golpe sobre el joven, atravesando con su alfanjón gran parte de su estómago y haciéndole una grave herida en su abdomen. Un ataque como aquel de nuevo, y seguramente no lo contaría.

Odyr vio como un orco sobrepasaba su posición, así que con un grito de rabia se abalanzó sobre el siguiente que pasó cerca.

Dio un salto en el aire para descargar su puño sobre aquella asquerosa criatura. Un resplandor rojizo iluminó su mano antes de golpear

-Bedric, retrocede.-Digo al ver como el alfanjon prácticamente lo atraviesa.-Yo me encargo de tus heridas. Corre.

En ese instante me acerco hacia donde él está tan deprisa como puedo mientras me defiendo con mi escudo. Si alguno de esos orcos trata de atacar, serviré de protección... o eso espero.

A pesar de las indicaciones de Arthas, Bedric tiene demasiadas ganas de demostrar sus habilidades. Aprieta los dientes para mantener la consciencia pese al enorme tajo que tiene en su pecho, y se toma la revancha contra el orco que le ha atacado. En dos tiempos, extrae el alfanjón de su funda, cargando el golpe, y lo dirige contra el cuello de su enemigo con toda la fuerza de la que es capaz, soltando un grito de rabia.

Respira fuertemente y está casi tambaleándose por la pérdida de sangre, pero aún así se mantiene erguido.

Arthas se acercó lo suficiente como para querer cubrir a su compañero Bedric que tan debilitado estaba por culpa de las heridas causadas, se acercó un poco a su compañero con la esperanza de poder ayudarlo y hacer de señuelo a favor de él.

Mientras Odyr vio como uno de los orcos andaba cerca de él, así que le saltó encima y descargó un fuerte puñetazo cargado de una ligera magia ígnea.

Bedric no hizo caso de las palabras de su compañero e hizo muy bien, pues a pesar de la gran herida que tenía en su cuerpo, con un solo gesto logró decapitar al orco contra el que se estaba enfrentando. Su alfanjón acababa de convertirse en un poderoso aliado contra aquellas bestias, eliminado al segundo enemigo.

Finalmente, Aerith apuntó con la ballesta al orco que se le venía encima, encajando así un único virote en pleno corazón.

Después, el orco contra el que estaba enfrentándose Odyr trató de clavarle su alfanjón, pero éste no había sido muy hábil y erró por varios centrímetros el golpe.

Y entonces escuchasteis un grito al otro lado del camino. A varios metros en dirección opuesta a la torre que teníais que proteger, otro grupo de orcos aparecían. Efectivamente, aquello era una guerra y la ciudad estaba asediada por aquellos enemigos. Cuantas más criaturas eliminasen entonces más cerca estarían de la victoria.

Apenas si tenemos tiempo de reponernos del combate cuando nuevos enemigos nos atacan. No hay tiempo que perder, asi que me acerco a Bedric y descargo sobre el mi magia curativa.

-Con esto deberías trinchar mejor a esos malnacidos.-Digo.-Cuando acabe el combate ya me encargaré de tus heridas.

Odyr esquivó el golpe del orco con facilidad, pero el número de enemigos aumentaba y no podía permitir que les superaran. Además no podían entretenerse mucho si querían llegar a su destino cuanto antes.

Con un movimiento lanzó los dos puños llameantes contra su rival

Vi como los enemigos empezaban a aparecer por todas partes. Me acerqué unos pasos hasta el orco que peleaba contra Odyr y disparé

Las heridas del guerrero dejan de sangrar y el dolor remite. Se vuelve hacia Arthas inclinando la cabeza ligeramente.

-Gracias.

Viendo que sus dos lanzas están desperdigadas por el suelo, Bedric decide aprovechar el descanso para fortalecer sus ataques, así que del zurrón que lleva colgado, saca una piedra con un grabado bastante rudimentario sobre ella y pronuncia unas palabras casi instintivas mientras la agita. La piedra se deshace y su puño derecho se recubre de una sustancia de apariencia dura.

Arthas se acercó a su compañero para descargar la energía divina que Kord le había entregado logrando así, que Bedric sanase parte de sus heridas.

A continuación Odyr se centró en eliminar el último orco del primer grupo, dejando al menos aquel flanco despejado y pudiendo hacer frente al nuevo contingente que se les venía encima. Mientras tanto Bedric conjuraba sobre sí mismo un puño de piedra para que se extendiese sobre su mano. Preparándose así, para enfrentarse al enemigo.

Por último, Aerith dio algunos pasos hacia atrás y disparó su ballesta contra el orco que tenía justo en frente, con tan buena puntería que el virote fue a alojarse en pleno cuello y este terminó uniéndose al otro grupo de orcos abatidos.

El orco que venía por la parte de la playa salió corriendo para subir las escaleras y unirse al resto del grupo, mientras que, los demás avanzaban tratando de ensartar con sus jabalinas a vuestra instructora.

Después de acabar con su enemigo, Odyr se dirigió hacia la nueva amenaza. 

Llegó a la altura de la instructora y debido a la distancia que aún les separaba decidió usar su honda

Sumido en la batalla, y deseando demostrar sus capacidades e impresionar a su instructora, Bedric no puede evitar dejar a un lado la prudencia y abalanzarse contra el orco más solitario, blandiendo su alfanjón sobre su cabeza y dejándolo caer con furia sobre su enemigo en cuanto llega a su alcance.