Partida Rol por web

Odyr se movió para rodear a la bestia. Cuanto menos espacios le dejaran para maniobrar mejor para ellos.

Cuando estuvo en su posición golpeó con sus dos puños la dura piel del animal.

Cuando se acercaba al animal para asestarle un golpe, tropezó, y el tropiezo le costó caro. Tendida en el suelo vio como el jabalí la embestía. Gritó de dolor cuando el cuerno le atravesó el abdomen.

Quiso levantarse para quitarse de su camino, pero no podía. Aerith fue en su ayuda y Gala agradeció enormemente que se acercara a socorrerla arriesgando su propia vida.

-Gracias -susurró.

Aerith se lanzó rápidamente a curar las heridas de Gala y la dejó como nueva. Mientras tanto Bedric conjuró un orbe mágico que lanzó e impactó sobre la cabeza del jabalí. Odyr mientras tanto aprovechó para flanquearle junto con la ayuda de su compañero. Así fue como logró encajarle un buen puñetazo, justo en los cuartos traseros.

Gala aprovechó su tiempo para cubrirse y ponerse de nuevo en pie, y entonces el jabalí cambió de objetivo y esta vez descargó sus colmillos contra el más estático de todos, Arthas, y aún así logró esquivarlo. Estaba claro que la suerte estaba siempre de su lado.

Después del éxito que ha tenido con el conjuro, Bedric vuelve a avanzar, tratando de encadenar el paso hacia el jabalí con un tajo de arriba abajo al cuello de la bestia.
 

Odyr sonrió cuando aquel golpe hizo mella en el monstruo. Confiado volvió a moverse para dejar otra vez al enorme animal entre él y otro compañero pero su movimiento fue torpe y lento e hizo que fallara sus golpes.

Una vez Gala recuperada, era el momento de volver al combate. En el fondo le daba pena acabar con la criatura, pero estaba convencida de que, por mucho que hablaran, no iba a encontrar la manera de persuadir a la criatura para que les dejase marchar en paz.

Bien, un par de chuletas de jabalí nunca están de más.

Gala se encontraba mucho mejor después de que Aerith la hubiese curado, por lo que se abalanzó de nuevo hacia el jabalí con las dos espadas listas para intentar abrirse paso entre la dura piel de la bestia.

Bedric decidió golpear en el cuello a la bestia, y así lo consiguió. El tajo fue bastante brutal logrando así que la criatura empezara a perder muchísima sangre.

Ver tanta sangre hizo que Odyr se mareara y cayera al suelo. Había sido una imagen un poco desagradable y el monje no estaba preparado para verla.

Después actuaron las chicas sin mucho éxito, estaban viendo sufrir mucho a la bestia y en el fondo de su ser sintieron que no era necesario hacerla tanto daño, así que sus golpes no lograron ni tan siquiera impactar en su objetivo.

A pesar de que Odyr estaba en el suelo, el jabalí siguió obcecado en golpear a Arthas, lo veía un enemigo débil e indefenso, hasta tal punto que le hincó sus cuernos en lo más profundo de su estómago. El pobre hombre vomitó sangre y también se mareó. Un impacto idéntico a ese, y Arthas no volvería jamás a ayudar a Gala a cumplir su misión.

¡Bedric, Gala! Acabad con el jabalí gritó, mientras salía corriendo hasta Arthas. ¿Cuándo se había convertido ella en la curandera del grupo? Bueno, para algo tenía su magia blanca...

Y así, llegó hasta el joven que se desangraba, saltando y esquivando a unos y otros. Se arrodilló a su lado y volvió a pedir a su dios que le concediera el poder para curar a su alumno.
 

Bedric asiente con la cabeza y mantiene su posición, tratando de repetir su éxito anterior. Pero la abundante sangre que sale de la herida de la criatura hace que sea más complicado acertar en un punto débil, por lo que su arma vuelve a ser incapaz de penetrar la dura piel de la bestia.

Odyr rodó por el suelo para separarse de la bestia y poder levantarse sin problemas.

La piedad se apoderó momentáneamente de ella, pero al ver como la bestia hundía sus colmillos en el estómago de Arthas decidió que no había lugar para la misericordia, por lo que se abalanzó de nuevo hacia su objetivo.

Aerith salió corriendo para ayudar a Arthas, cuyo destino empezaba a estar más que sentenciado. Aun así, la instructora convocó a su dios para regenerar las heridas de su alumno. Mientras tanto el resto hacían lo imposible por dañar al jabalí, cuya piel era más dura de lo que parecía, tanto que no lograban atravesarla con sus armas.

El jabalí volvió a acometer contra Arthas, no le importaba que Aerith estuviera a su lado curándole, él estaba dispuesto a acabar con él, aunque Aerith fue capaz de protegerle y evitar que le volvieran a herir.

La situación parece desesperada. Arthas sangra brutalmente y el jabalí sigue empeñado en atacarle. Y, para colmo, la impenetrable piel del animal impide que sus ataques tengan éxito. La cabeza de Bedric da vueltas con la adrenalina del combate. Un escalofrío le recorre la piel cuando recuerda el poder eléctrico de su guardián. Invocarle sigue resultándole molesto; toda su vida ha temido los rayos, identificándolos con los ataques de un dios malvado. Y ahora... parece que, otra vez, es la única forma de seguir adelante. Se concentra y llama mentalmente a su compañero.

¿Tesla?

Mientras Arthas apenas se podia mover ya y Aerith le ayudaba Gala se lanzó de nuevo contra el animal, si no lo mataban rápido acabaría con Arthas o con alguno de ellos.

Aerith no podía seguir curando a Arthas en esas condiciones. El jabalí dañaba más rápido de lo que ella podía curar. Sólo había una solución, aunque pudiese suponer la muerte del guerrero caído. Tenían que acabar entre todos con el jabalí.

¡Rodeadle, acabemos con él! dirigió al grupo, olvidándose por un momento que ella estaba allí de acompañante y consejera, no de líder. Pero algo tenía que hacer, así que dio un paso atrás y apuntó a la criatura con su ballesta.

El monje se movió un poco, lo suficiente para dejar al enorme bicho entre él y uno de sus compañeros, así tendría problemas en elegir a quien atacar.

Golpeó con fuerza, pero la dura piel del bicho parecía ser más resistente que sus manos. Sus nudillos comenzaron a sangrar ligeramente.

Al verme apoyado por mis compañeros y casi vencido por el jabalí, intento golpear a la defensiva al animal mientras espero que los ataques de los demás basten para derribarlo.

-Adelante.-Pienso en voz alta lanzando el tajo contra aquel ser.-Si nos lo cargamos comeremos como dioses.

Bedric decidió conjurar a su guardián para que fuera en su ayuda, mientras que el resto continuaba empeñado en herir la dura y tosca piel del paquidermo. El cielo se nubló por completo y en un haz de rayos, lluvia y luz, salió Tesla dispuesto a ayudar a los aventureros.

El resto no tuvo ningún éxito en sus ataques, a excepción de Arthas que gracias a que Aerith le había sanado las graves heridas que tenía, fue capaz de encajar un duro golpe que congeló parte de su piel. Gala también logró hacerle un pequeño corte aunque resultaba insignificante comparado con el poder de su enemigo.

La bestia volvió a arremeter contra Arthas pero logró bloquear sus grandes colmillos para que no le provocaran más daño.

La joven volvió a lanzarse contra su adversario, a pesar de que sus ataques parecían no tener mucho efecto. Deseó poder tener ella también un Guardián para así poder invocarlo.

A pesar de que el animal tenía una impresionante resistencia, Gala no se encontraba desanimada si no con mayor determinación para conseguir su objetivo.