Partida Rol por web

Con un último esfuerzo Odyr lanzó un puñetazo a la criatura, quien logró evitar el ataque, pero con un ágil movimiento el monje logra conectar una patada lateral con una rapidez sorprendente, esperando que el golpe sea suficiente para acabar con el.

¡Eh! grité al ver cómo mi ropa se consumía. ¡Esa no es manera de seducir a una mujer! Y, cargando de nuevo la ballesta, le disparé a la criatura.

Finalmente Odyr da el último golpe de gracia con una de sus poderosas patadas y pudo ver como el cuerpo quedaba reducido a cenizas.

Ahora tenían total libertad de seguir avanzando por las pasarelas, el problema es que a medida que se adentraban en el lugar, el calor se iba haciendo mayor y quizá podría llegar un momento en el que resultase insorportable. De todas maneras no les quedaba más remedio que seguir avanzando para poder encontrarse con el Guardián del Fuego.

Odyr sacó la poción que le habían dado antes de ingresar y se la bebió sin pensarlo, sus fuerzas se acababn y debería estar en el mejor estado posible antes de enfrentar el último desafío, enfrentar al guardián de aquella abrasadora caverna.

- Falta mucho para el final instructora?  - Agregó Odyr tras haber avanzado por un tiempo y no ver señal alguna.

Todavía nos queda una parte del camino. Mantén los ojos abiertos. Estas criaturas son traicioneras y nos atacarán desde cualquier lugar.

Tal y como había advertido Aerith, según vais andando ella advierte a dos enemigos que hay situados detrás de una roca de magma. Justo cuando están a punto de golpearos, ella te frena en seco haciendo que los dos elementales de fuego que se habían cruzado en vuestro camino fallasen su ataque.

La instructora llevaba razón, mantener los ojos bien abierto siempre podía salvaros de muchos peligros.

Amigos fogosos, se os ven las llamas desde lejos. ¡Cobardes! grité mientras apuntaba y golpeaba con mis virotes a una de esas criaturas.

-Esta vez acabaré con ellos más rápido!- Aseguró Odyr mientras corria hacia uno de los elementales  y lanzaba una patada voladora esperando impactar a la criatura, pero descuidando un poco sus defensas.

Aprovechasteis la ocasión de haber esquivado el ataque de aquellas criaturas de llamas para lanzar un poderoso ataque contra ellas.

Aerith eliminó a gran velocidad a una de aquellas criaturas con tan solo clavarle uno de sus virotes en lo que parecía ser la posición del corazón de un humano cualquiera. En cambio, Odyr dio una gran patada a la criatura ígnea, pero esta vez no tuvo tanta suerte y no acertó.

El elemental devolvió el golpe al combatiente, pero éste lo esquivó con gran soltura.

Levanté la ballesta y disparé, pero el virote se deshizo al golpear contra la criatura de fuego, sin llegar a dañarlo.

Odyr se repuso de su fallido ataque y evitó la arremetida de las criaturas habilmente, giró sobre su eje y propino un par de golpes combinando sus extremidades inferiores y superiores, intentando golpear a una de ellas con el codo y a la otra con una patada lateral.

El virote de Aerith se consumió en cuanto entró en contacto con la criatura de fuego. Apenas logró rozarle cuando esta había quedado reducida a cenizas. Después Odyr volvió a descargar una rápida descarga de golpes, el primero de ellos no logró golpear a su enemigo, pero el siguiente puñetazo hizo que la criatura se desvaneciera en un abrir y cerrar de ojos dejando libre el paso para continuar.

Ahora estaban un paso más cerca de su objetivo final.

No se cómo no te has quemado con esas criaturas dije mientras cogía el puño de Odyr y le miraba. Me lo acerqué a la nariz y lo olisqueé para ver si olía a quemado.

Bah, nada. Venga, tenemos que seguir.

Tiene que ver con la fuerza del golpe, desplazas las llamas y retiras el brazo antes de que te hagan daño.- Odyr se encogió de hombros mientras se le dibujaba una sonrisa en la cara y se dispuso a seguir el camino.

Practicamente os habías adentrado ya hasta el final de la cueva, cuando descubrís que la pasarela se introduce por un nuevo orificio. Cuando lo atravesais dais a un lugar aún más bello que el anterior, pero seguía sin haber ni rastro del guardián.

En aquella nueva cueva había una columna enorme que parecía sujetar la parte superior del lugar. Cuando estabais suficientemente cerca pudisteis sentir como el calor salía de aquel lugar. Y entonces, un nuevo elemental os atacó por la espalda, por suerte había hecho el suficiente ruido como para captar su atención y quizá fuese esos los segundo que necesitabais para reaccionar.

El joven monje escuchó el ruido a tiempo de girarse para enfrentarse a un nuevo elemental igneo. Dio un salto para intentar conectar dos patadas voladoras

Por la espalda es de mala educación dije levantando la ballesta y disparando.

Odyr descubre al elemental que quería atacarle por la espalda y tratando de dar una patada giratoria tropieza y cae al suelo. Después Aerith da un paso hacia atrás para descargar el virote de su ballesta, pero al ver a su alumno tirado, se distrae y no logra acertar en su blanco.

El elemental no puede evitar aprovechar la oportunidad que tiene, ahora que Odyr estaba tumbado decide darle un fuerte golpe ígneo que le deja gravemente herido y en una posición realmente peligrosa. Como aquel elemental le diera un golpe más era muy probable que no sobreviviese a aquel encuentro.