Partida Rol por web

Lorayne estaba regresando junto con M4R14 hacia el puesto del Mando del Ventura. Habían pasado por la enfermería de camino y había realizado una pequeña sesión para estabilizar a la Exploradora, aun se sorprendía de que con ese tipo de cuidados su cuerpo augmentico pudiera seguir operando y no tener que precisar de un Tecnosacerdote. La Archimilitante se dijo que debían reunir mejores instrumentos si las situaciones así seguían provocándose, la enfermería estaba bien pero precisaban de mejores aparatos y material en caso de más accidentes.

Al alcanzar el puesto de mando se cuadro y comento.

- Lamento la tardanza señor, el asunto del motor de plasma esta solucionado, hemos retrasado nuestra llegada por una asistencia regular a la enfermería. – comenta la Archimilitante. - ¿Qué novedades tenemos?

Nathin observó con una ceja alzada la intervención del Navegante.- Vaya, eso ha sido ominoso. - Se acarició la barba.- ¿Se detecta alguna emanación de radio u otro método de comunicación de larga distancia emergiendo del asentamiento en el satélite? ¿Existe la posibilidad de comunicarnos con ellos sin tener que exponer naves de desembarco? - preguntó al oficial de comunicaciones y al augur. Inclinado sobre los escáneres, se volvió para saludar a la archimilitante. - Ah, Lorayne, un placer tenerla de vuelta. Estamos elucubrando la información que hemos recogido sobre el cuerpo oscuro y determinando nuestro siguiente paso.

Se detectan señales de radio de baja intensidad, seguramente producidas por algún artefacto de fabricación casera. No podemos recibir la señal, los augurios han sido dañados.

El oficial consultó los últimos pergaminos recibidos.

Estamos medio ciegos y completamente sordos, senescal.

     - Habrá que hacerlo a la manera difícil... Dijo el capitán al escuchar los problemas de comunicaciones de su nave. - Me acercaré en una cañonera para negociar con los habitantes de esa luna y te quiero conmigo, Nathin. Solo nos acompañará una escuadra de marinos. 

     Media hora mas tarde, la cañonera 02 abandonaba el hangar de la Ventura Soberana en dirección a la luna. El propio Sarvus la guiaba en su acercamiento a la atmósfera del cuerpo celeste, mientras a su espalda sus tres consejeros de mayor confianza permanecían bien sujetos por los arneses de seguridad. Estaba decidido a desentrañar el misterio del planeta artificial y la extraña fuerza que les anclaba a la zona y para ello quería escuchar lo que los "nativos" pudiesen contarle. La destartalada flota de las inmediaciones no parecía presentar ninguna amenaza para su poderosa nave, lo que le daba al menos a primera vista una posición de fuerza en una posible negociación. 

     - No buscamos una confrontación sino información y posible ayuda para salir de aquí. Toda la fuerza que necesitamos mostrar es la de nuestra nave. Eso les disuadirá de hacer nada estúpido, espero. Parecía confiado. Juntos se habían enfrentado a todo tipo de aventuras y habían salido triunfantes. Ésta no sería la excepción.

En un lugar oscuro
Una tierra hostil

Lo más sorprendente era que su cúter artillado no se veía afectado de ningún modo por la presencia de aquella fortaleza negra. El Ventura Soberana debía compensar constantemente su influencia gravitatoria con el timón, pero no la lanzadera. Otro de los misterios de aquel sistema.

Aparte de la fortaleza y la Estrella Umbra había otros cuerpos planetarios en el sistema. Un gigante gaseoso, una luna colonizada que lo orbitaba y un pequeño y estéril planeta en el extremo más alejado, más allá sólo un cinturón de asteroides. La Luna Sin Nombre era su destino. Presentaba un extenso y destartalado conjunto de construcciones improvisadas, demasiado desorganizada y caótica para llamarlo ciudad, demasiado extenso para ser un campamento de refugiados. Se asemejaba a un poblado chavolista surgido en la periferia de una ciudad. Era muy dudoso que la atmósfera fuese respirable por completo y las capas exteriores de los módulos-hogar presentaban congelación.

A la altura de la colonia, y a unos treinta metros sobre ella, se dieron cuenta de había tres zonas de aterrizaje ocupadas por naves de carga, más una cuarta vacía por el momento, como si les estuvieran esperando. Pero lo cierto es que para recibirles sólo había dos mujeres cubiertas de grasa negruzca con toscos respiradores, demasiado humildes para ser relevantes. Con aspecto de curiosas, más que de comité de bienvenida.

     El capitán guió el cutter en su maniobra de aterrizaje. Con cuidado desplegó los patines de soporte y lo hizo posarse sobre la plataforma vacía. Una vez todos estubieron listos con sus respiradores colocados y las armas preparadas, la rampa frontal se abrió y por ella descendieron en perfecta formación Sarvus en vanguardia, sus tres consejeros detrás y la escuadra de guardia de honor, mas por mostrar estatus que por precaución, cerrando la comitiva formando de a dos. Le gustaba causar buena impresión allá donde iba y demostrar que era alguien importante, ya que eso le ayudaba en las negociaciones y a la hora de recibir respeto. Por mucho que aquella chusma que se encontraba ante él no fuese digna de aquel despliegue, la costumbre hacía que lo cumpliese como un ritual mas.

     Antes de pronunciarse esperó a la reacción de aquellas dos mujeres.

Las dos mujeres se acercaron a los recién llegados, temerosas y, primero, bajaron la cabeza, para después, arrodillarse. Ese tipo de trato hacia Sarvus señalaba que estaban acostumbradas a postrarse ante algún tipo de líder, por lo que ese poblado superviviente tenía algún tipo de protogobierno. Alguien con quien tratar directamente, eso hizo sonreir a Task.

Lo malo llegó cuando las mujeres hablaron, en un deformado y corrupto gótico vulgar difícil de entender.

Si me lo permití' seño' o poemos llevah ante Martek, nostro caudillo. Tos estamos mu contento de questés aquí.

     - Adelante. Dijo Sarvus reprimiendo una sonrisa. - Estoy deseando verle...

Nathin mantuvo una pose marcial, un paso por detrás y a la derecha de su capitán. Al aterrizar, escaneó el entorno con la mirada, un barrido lento y en apariencia desganado para el observador casual, mientras intentaba granjear información de los habitantes de esta colonia mediante detalles de la construcción y arquitectura de la zona de aterrizaje y la observación de las figuras humanas que se movían por el entorno. Dejó que su capitán hablase de momento; Nathin sabía que Task prefería la aproximación directa y tratar estos temas en persona. Ya adoptaría su papel de valedor y embajador cuando este rol diese más gravitas al capitán.

El personal de Ventura Soberana avanzó por las destartaladas calles del asentamiento. Dejaron atrás al piloto con el guncutter e iniciaron un peregrinaje hasta Martek. Poco a poco fueron apareciendo las masas del lugar, gente humilde e ignorante, poco más que carroñeros. Las dos mujeres con las que habían hablado al principio se vanagloriaban de ser ellas las primeras en haber encontrado a los señores de la gran nave. La muchedumbre siguió sus pasos con sumo interés.

Quien más atención despertaba era M4R14, muchos ojos estaban fijos en él. Le señalaban constantemente e intentaban tocar su cuerpo, los soldados de la Casa Task se lo impedían.

Más extraño aún fue la presencia de mutantes, primero fueron dos, aislados, pero poco a poco su número fue aumentando. Sus cuerpos eran extraños, había quienes tenían la piel a tiras, quien su cabeza se había tornado en la de una bestia o les había aparecido una xenoextremidad adicional. Ojos brillantes, garras, dientes, narices invertidas. Todo un elenco de mutaciones asquerosas.

Tras su pseudodesfile llegaron hasta un conjunto de módulos de alguna nave comercial, arrancados del casco y trasladados hasta la luna. Había un pictograma muy repetido un punto morado sobre un fondo negro, al igual que la estrella del cielo.

En su interior les esperaba un hombre fuerte, de unos cuarenta años, con larga barba rubia y pelo igual de largo, con armadura de acero de aspecto primitivo con algunas joyas de oro y cristal acompañado de un séquito de guerreros con el aspecto de haber salido de un pozo de gladiador, sus lugartenientes.

No abundaban las armas de proyectiles, algunos rifles láser y fusiles automáticos, pero en general armas de acero de cuerpo a cuerpo.

Hacía mucho que la fortaleza no traía naves perdidas. ¿Han muerto muchos de los vuestros?

Diplomacia, nula.

     Sarvus se mostró impertérrito. - Si. Contestó sin mas rebajando sus modales a los de su interlocutor. - Aunque hemos conseguido estabilizar nuestra nave. A su mente vino el problema de las mutaciones que se habían producido entre su propia tripulación. ¿Habrían padecido éstos desdichados el mismo destino o quizás sería por otra razón? Sus ganas de abandonar aquel sistema maldito aumentaron de repente. Cuanto antes mejor. - ¿Eres el líder de ésta gente? Queremos información. Quizás podamos vernos mutuamente beneficiados.

M4R14 estaba acostumbrada a ser el centro de atención cuando visitaban los mundos menos civilizados del Imperio a fin de cuentas, pocas eran las posibilidades de ver a un auténtico tecnosacerdote del culto del Dios-Máquina en persona por esos lares.

Estaba claro que el mundo, o al menos la zona en la que se encontraban, poseía niveles de radiación alta, ya fuese de manera natural o por cualquiera de las diversas formas en las que podía aparecer artificialmente. Los sujetos que tenía delante era una variopinta colección de mutantes dignos de estudio. La genética no era una de las ramas de estudio en las que destacaba pero si es cierto que tenía curiosidad por ella y la encantaría poder examinar a semejantes individuos.

Lorayne había estado vigilando su avance con suma cautela. Parecía que hay había mutantes y lo que es peor en un numero bastante alto. Sus fuerzas de seguridad debían estar atentas y dispuestas a todo en caso de verse envueltos en unas emboscadas. A pesar de todo ello, su cautela no disminuyo al alcanzar el lugar donde estaba el líder de aquellos.

Espero a ver que sucedía de la reunión pero no permitió que sus hombres se despistaran, mientras vigilaran todos los ángulos posibles, espero a ver que más se hablaba entre Lord Task y Martek.

Aquí somos todos iguales, -habló mientras un collar de cristal y oro le tintineaba en el cuello- una gran familia. Líder, no, no. Soy como un...gran guerrero. Esta gente cuenta conmigo para que les proteja.

¿Estabilizar? ¿Estabilizar quiere decir que dispara?

Invitó a Karl a salir por una puerta lateral que daba a una especie de balcón con vistas al suburbio que habitaban.

Hablemos, señor del cielo, ven conmigo.

     - Entiendo... dijo Sarvus sin entender nada. ¿No era el líder? Esperaba sinceramente que aquel individuo no le estubiese haciendo perder el tiempo. - Las armas están operativas si. Todas ellas. Contestó a la pregunta del hombre mientras lo seguía de ceca.

En un lugar oscuro
Los supervivientes de Martek, y la Hermandad

Las vistas desde el balcón no eran muy agradables, pero daban a entender que aquel conglomera basurero estaba bajo el dominio de aquel balcón. Un balcón construido con chapas y remaches que se tambaleaban al paso de los dos hombres. La luz de la estrella Umbra iluminada la colonia de la Luna Sin Nombre. Decenas de miles de personas vivían hacinadas en aquel lugar. Unos pocos privilegiados llevaban aparatos respiradores, la mayoría tenía que contentarse con los bajos niveles de oxígeno que unos inadecuadamente atendidos generadores atmosféricos mantenían.

Has caído del cielo, jefe de nave. Cada vez resulta más difícil mantener la paz entre mi gente y mis mutantes           -hablaba de ambos bandos como si fueran de su propiedad-. Los años de ayuda mutua han quedado atrás. Los mutantes pronto superarán en número a los puros y entonces tendremos un problema. Uno grave.

Su piel blanca tenuemente iluminada por la luz violeta le hacía parecer el chamán de laguna tribu primitiva, similitudes había, desde luego. El hombre dejó su gran hacha apoyada en las chapas que hacían de balcón. Clanc sonó el metal contra el metal. Mirando de reojo, Sarvus podía ver a sus consejeros y a los "nobles" locales observando la escena.

Esa fortaleza es algo muy oscuro, como ya sabrás. Durante muchas generaciones ha atraído a naves hasta aquí y nunca ha dejado escapar a ninguna. Hubo una nave lo bastante poderosa que le hizo frente, durante tres soles luchó contra la fortaleza, sin recibir ningún ataque de represalia, pero no logró hacerle daño. Ni el más mínimo.

El hombre, excepcionalmente alto, bajó la vista hasta Sarvus, sonriendo.

No te recomiendo que hagas lo mismo. Cuando la capitana decidió que era inútil luchar contra la fortaleza intentó huir atravesando el campo. No sé qué pasó, pero ahora la nave es media nave. Eso tampoco te lo recomiendo.

Volvió a sonrerir.

Sé cómo salir de aquí, pero hasta ahora no podíamos hacerlo. Si tus cañones pueden hacer daño, mucho daño. Todos podríamos salir de aquí. Si tú quisi...

Un tumulto surgió bajo el balcón cuando un numeroso grupo de personas se acercó a la "residencia" de Martek. Abriéndose paso a empujones.

Maldito hijo de puta...