Partida Rol por web

Dalia, la muchacha que se te sube a la cintura con la agilidad de un puma, ríe suavemente y te muerde las orejas de camino hacia la tienda que habéis estado usando para dormir. Como Tristan y Tier estarán de guardia es prácticamente para ti solo y la vas a aprovechar, vaya que sí! Grey se ha perdido de vista, probablemente buscando más comida o algún lío en el que meterse, como buen crío que es. Se te olvida todo entre sus salvajes y tiernos brazos rodeándote y clamando por una noche de sexo desenfrenado, hasta que te parece ver entre la gente que se aparta a vuestro paso una rubia melena trenzada. Es como un breve flash de luz, te deslumbra apenas unos segundos y no llegas a saber que era...

Shade se despide de ti con un saludo de mano y una sonrisa. Se marcha a buen paso solo, ya que Tristan y Tier han cogido la delantera y se han ido con viento fresco, dejándole atrás. Cassandra mastica un trozo de raíz algo sospechosa pero que la mantiene tranquila. Ladea la cabeza cuando te acercas a ella y sonríe abiertamente.

-Me pica todo, pero ¿sabes? Me siento llena de poder, la Diosa fluye por mis venas, esta noche será la Gran Noche, danzaremos y los espíritus nos mostrarán el Camino a seguir...- sonríe de nuevo. Te coge de la mano, está caliente al tacto, nunca sabes cómo consigue estar siempre así, incluso en invierno -Vamos hermana Luna, vamos a hacer grandes cosas y a amar a los Espíritus...- tira de ti hacia el centro del asentamiento, en una dirección que no tienes muy clara -Toma, come- te da un trozo de raíz similar a la suya.

-Estará bien, los demás la mantendrán más o menos a salvo. Además, es una chica dura- se encoge de hombros Tristan. Os situáis en un punto de la línea de árboles, a resguardo, con una lámpara de aceite como única iluminación -Tenemos que mantener la posición por el momento, Tier, si vemos algo sospechoso entonces iremos a por ello- te explica con suma calma y paciencia. La primera ronda se inicia con el sonido de las aves nocturnas y de las hojas meciéndose en el aire y la oscuridad circundante. Va a ser una larga noche, especialmente porque no os podéis quedar dormidos y tampoco abandonar el puesto...

Dalia salta literalmente sobre mis brazos y enrosca sus piernas a mi alrededor, me muerde en las orejas mientras camino con ella a cuestas hasta la tienda que comparto con los otros dos hombres del grupo... y ahora mismo estan de guardia, asi que es toda para mi uso y disfrute y con semejante hembra entre mis brazos pienso disfrutarla a base de bien. Entre giros de cabeza para evitar sus mordiscos y poder propinarle los mios propios, un breve flash cruza mi retina... es unicamente un instante pero creo haber visto una rubia melena trenzada... pero eso es imposible ¿verdad?

Me cruzo de brazos y gruño, frustrado. Odio esperar. Me aburre mortalmente esperar, quietos y sin hacer nada. Para eso ya están los cazadores, gente aburrida y que no les importa esperar horas hasta que la presa está en el saco. Bah. Yo prefiero salir y destrozarlo todo, derribar cada inmundo agujero hasta encontrar comida. Yo meto la mano directamente en el hoyo y arraso.

Miro a Tristán al cabo de tres minutos, después de haber oteado toda la zona y no ver nada.
- Tr-tr-tr-tr... -me desespero y me callo. - Me aburro -Mosqueado por no poder decir su nombre, le doy la espalda. - Shh -Levanto la mano y cierro el puño, bajando un poco el codo en una clara indicación de que se quede quieto. - Ojo.

Me ha parecido ver algo, enfoco más la mirada hacia el lugar que me ha llamado la atención.

- Se te ve grandiosa, de verdad. -La miro de arriba a abajo, orgullosa, y en cuanto me descuido, ya me está arrastrando al centro de todo el jolgorio. Cuando me ofrece aquella raíz, no puedo evitar titubear un poco, pero finalmente decido cogerla y llevármela a la boca.- Espero que la Diosa y el Dios cuiden bien de todos los que han partido. -Aunque mi mente estaba con Shade y Tier.

A pesar de tu distracción en forma de curvas despampanantes enroscadas a tu cuerpo, consigues vislumbrar el pelo rubio y su propietaria. Cabello claro, largo y ligeramente trenzado, cayendo por su espalda, cubierta con un peto y prendas de color verde oscuro, es imposible que no la reconozcas o la olvides, es Ella, la jefa de los cazadores de la tribu de los Cuchillos Largos, Ylliria.

Se para delante de ti, a pocos metros. Sus ojos de color azul claro se clavan por unos segundos en los tuyos. Su sonrisa se tuerce cínicamente. Apoya su mano derecha en el pomo de una de sus armas, un cuchillo largo. Te ha reconocido.

-Vaya, vaya, mira qué ha traído el gato...

Has notado como algo movía unas hojas, el crack casi silencioso de una rama... Para cualquier otro no serían más que ruido blanco procedente del bosque, nada que distinguir del resto de sonidos procedentes de la noche, pero tú no eres cualquiera. Tal vez no seas el tipo más listo del lugar, ni el más habilidoso, pero tus sentidos están perfectamente orquestados con la naturaleza. Alguien o algo se acerca muy sigilosamente, como un animal al acecho. Todavía no ha llegado donde estáis vosotros, pero no le faltará mucho. Está a pocos metros en diagonal, pasadas las dos primeras líneas de árboles.

Tristan se queda tenso cuando haces la señal con la mano. Tapa la lámpara de aceite con un trapo para que dejéis de ser un blanco fácil. Te hace una seña con la mano para indicarte que tú vayas por el flanco izquierdo.

Entonces llega Shade algo tardíamente. Os mira en silencio y con un gesto de la cabeza y una indicación de manos indica que irá por un camino más tortuoso como avanzadilla. Tristan va a ir por el flanco derecho.

El flashazo rubio se vuelve esta vez real y hago que Dalia se baje de encima mio en el acto. Mis ojos no pueden mas que observar y deleitarse con la belleza de la mujer que tengo ante mi... Ylliria, es imposible olvidarla no solo por su belleza sino tambien por la mirada asesina que me atraviesa, si fuera un pusilanime estaria acojonado pero hace mucho que aprendi a no temer a la muerte, no la deseo y no la espero a cada esquina pero cuando tenga que venir estare preparado... sin embargo dudo que Ylliria este pensando solo en matarme, la tortura que seria capaz de provocarme sin embargo seguro que me hace desear tal fin.

Clavo mis ojos en los suyos como ella hace con lo mios, aun a pesar de lo ocurrido es probablemente la unica mujer que ha llegado a entenderme y eso es algo que no puedo olvidar... el resto bueno, probablemente si. Las palabras que usa son claramente ofensivas y directas... me considera SU presa, eso esta claro. Ya sabes lo que dicen, si el gato no es capaz de cazar al raton tal vez haya que echarle una mano. Perfecto Kahn, simplemente perfecto... tu cabreala, cabreada esta mas guapa sin duda, sus ojos adquieren un brillo por el cual seria capaz de morir pero ciertamente no eran las mejores palabras. No se que narices me pasa con esta mujer, pero consigue hacerme hablar mas de la cuenta y por norma general siempre de manera que ella acaba cabreada... y ahora mismo eso no es bueno para mi salud, asi que consigo retener esas palabras en mis pensamientos justo a tiempo porque los tenia en la punta de la lengua. Muestro una sincera sonrisa ante ella mientras me permito observar cada detalle de su cuerpo con totla descaro. - Cuanto tiempo Ylliria, no se como lo haces pero cada vez que nos encontramos estas mas guapa... -  El tono de mi voz es sincero mientras estudio si hay mas miembros de su clan cerca apoyandola y deslizando mi mano para que este mas cerca de mi propio filo... solo por si acaso.

-Por supuesto que lo harán, siempre lo hacen- responde ésta a tu petición de protección divina de tus compañeros que están de guardia. Alegremente Cassandra te va conduciendo más y más, medio danzando y canturreando, hacia la tienda de los rituales. El calor de la hoguera principal y el olor de la grasa, chorreando del venado asándose, inundan tus fosas nasales. La raíz que te metes en la boca está suave al tacto y en cuanto lo empiezas a masticar, una sustancia dulce y melosa invade tu paladar. El sabor es agradable así que tus sospechas se disipan por el momento. De reojo ves a Khan, con una serpiente de carne y hueso enroscada a su alrededor haciendo un duelo de miradas con una rubia imponente y muy bien armada.

Pienso en lanzar mi lanza hacia la posición del intruso, pero no sería la primera vez que por hacer eso algún aliado sale herido, por lo que acepto el plan de Tristán y me deslizo por el flanco izquierdo, moviéndome de manera que sólo pise terreno blando que no haga ruido y agazapándome para ser menos visible. No es que sea un experto en sigilo, la verdad, pero haber sobrevivido en el bosque tanto tiempo solo no es porque sí, algo he aprendido. Al fin y al cabo, es como cazar a un animal. Vale, sí, la fuerza bruta es necesaria, pero a veces para poder partirle el cuello a una presa, te tienes que acercar con cuidado.

Desenvaino el cuchillo de caza, ya que para un ataque de este calibre es mejor algo rápido que no un arma tan pesada como un Hacha de combate.

Dalia se marcha refunfuñando, de muy mal humor, que ya la vendrías a buscar ya y entonces te darías con el canto de una piedra porque ni en broma... Y de esa guisa desaparece entre las sombras del campamento. Seguramente hará muy afortunado a alguien esta noche pero no serás tú, no esta vez.

Como respuesta a tu comentario, Ylliria te mira con sumo desprecio y su mano se cierra con fuerza sobre el pomo de su arma. Respira hondo, como tratando de recuperar el control sobre sí misma para no lanzarse sobre tu cuello. Y no precisamente para hacerte lametones cariñosos que digamos.

-Y tú cada vez más cubierto de mierda de oso, debería hacerte un favor y ordenarle a mis hombres que te lancen al lago antes de que el olor nos mate a todos- sonríe cínicamente. Su odio es totalmente visceral y muy grande, tan grande como la montaña de los Hombres de la Montaña. O más.

Dalia se va... en cierta manera me apena, esa mujer tiene sus encantos y aun mas en la cama pero lo mejor para ella es alejarse de Ylliria y de mi ahora mismo o podria salir lastimada. Una pena que esta noche no sea yo al que colme de atenciones. La mirada de Ylliria no tiene nada de amable, rezuma odio y desprecio en cantidades capaces de matar a cualquier hombre de las Tribus... su mano aferra con fuerza su cuchillo y noto como intenta tranquilizarse para no degollarme aqui mismo.

Abro ligeramente los ojos ante su comentario y levanto uno de mis brazos para acto seguido hacer como que me huelo, despues de eso la miro como si no hubiera roto un plato. - Vaya, tienes razon... que descuido por mi parte. ¿Te apetece pues acompañarme a darme un baño? - Tras estas palabras me acerco a ella, quedandome unicamente a un par de metros de ella y enseñando mis manos para que quede claro que no intentare nada con la jefa de su Clan. - Prometo hacerte un buen masaje... durante el tiempo que tu quieras - Mis palabras son apenas un susurro, destinado a sus oidos. No hay lujuria ni lascivia en mias palabras.

Genial Khan, Dalia se larga de tu lado y tu automaticamente piensas en volver a la cama con la primera que te encuentras y no una cualquiera no... Ylliria, probablemente la mejor mujer con la que has estado y la que te odia mas profundamente que ninguna... una que no dudara en decorar su tienda con tu piel. Aun asi y con todo eso no puedo dejar de jugar... esa mujer me tiene loco y el odio que me tiene unicamente puede provenir de un sentimiento similar... se que nunca lo sabre, ella no volvera a dejarme acercarme tanto... la jodi y no hay vuelta atras... aun asi tenerla tan cerca hace que mi sentido de la autoconservacion se vaya al garate y no puedo dejar de querer jugar con ella, a sabiendas de que el mas minimo fallo y estare muerto.