Partida Rol por web

- Estoy bien Robert, gracias

Aquello acababa de sonar muy seco, pero había algo que no me gustaba. Puede que solo fuera lo que en las pelis llamaban el "shock post-traumático" pero algo en la mirada de Robert se me hacía siniestro. A pesar de que habíamos conseguido escapar, seguía sintiendo una sensación de peligro ¿Por qué?

Habíais conseguido salir y era hora de tomar importantes decisiones. Se barajan distintas posibilidades: seguir juntos, volver a vuestras casas, se habla de la policía y del peligro que podríais estar corriendo.

Aun que a la distancia en la que estáis no podáis verlo, intuis por las luces y sirenas que se escuchan a solo una manzana de distancia, que la policía no anda lejos. Seguro que también había bomberos y ambulancias.

El peligro por otro lado podía estar acechando en cualquier rincón. Y las dudas y la confusión planeaban por doquier puesto que aún no habíais descubierto nada claro de aquel angustioso incidente.

Formabais un grupo bastante peculiar delante de la boca de aquella alcantarilla y os lo hizo ver una señora de avanzada edad que paseaba un perro diminuto y se os quedó mirando des de la otra acera de la calle

Cuando me volvieron a dejar al suelo, vi que mi mama estaba mirando al hombre del pelo largo. Él era el que había hecho el esfuerzo más heroico al abrir y volver a cerrar la trampilla para protegernos del fuego. Quizás mama no sabía bien como agradecérselo debidamente.

Corrí hacía Ryan y tiré de sus pantalones un par de veces para llamarle la atención

- Eres muy valiente, eh?

Me abracé a su pierna en señal de agradecimiento esperando que me respondiera con alguna señal de afecto también

Los ojos todavía te duelen, igual que al cabeza pero cuando miras a la señora que paseaba el perro te parece que la vista se nubla ligeramente y gradualmente cada vez más.

Empiezas a tener alucinaciones y la figura de aquella mujer se vuelve la de alguno de tus platos favoritos. Tienes mucha hambre, sientes tu estómago pedir sustento y casi parece que tus pies se empiezan a balancear hacía aquella señora y su perro.

Tus ansias van en augmento cada segundo que pasas allí quieto. A pesar de que ya te despediste, Attila te detiene por segunda vez.

Te sientes enojado y susceptible pero sabes que eso es lo que te ocurre cuando llevas mucho tiempo sin meterte nada.

Estas nervioso y ves delante tuyo a Mavis y a Jane, parecen deliciosas.

Podías notar que aquel mono por la droga era distinto, era mas fuerte y se mezclaba con el hambre y las ganas de salir de allí. Sin que venga a cuento de nada, tienes ganas de morder a alguna de aquellas mujeres y que se te olvide todo.

El desconcierto te desborda pero de repente unos tirones en el pantalón te quitan de tu ensimismamiento y la introspección. Debajo tuyo, la niña de color te mira inocente elogiandote o diciendo cualquier tontería. Su olor es igualito que el de un rico asado recién salido del horno.

Aquella interrupción a pesar de ser por parte de una niña pequeña, te hace sentir un arrebato de extrema violencia y deseas morder a la niña o noquearla de una patada.

Las punzadas en tu vientre son dolorosas y sabes que esas punzadas las provoca la proximidad de esa niña. Sientes el hambre.

A ver... bonito... - digo, girándome hacia ese tipo con gafas, en un tono que denota falta de paciencia - Creeme, que me encantaría quedarme . - giro la cabeza hacia Jane y no puedo evitar pasar mi lengua por mis labios de forma un tanto lasciva mientras la miro fijamente - Si vienen a por nosotros, nos cogeran vayamos juntos o separados, ya lo hicieron una vez. Si no aparezco por la comisaría, espero que denunciéis mi desaparición como buenos ciudadanos. Entonces sabréis que ese loco fue a por mí y así lo entretuve para no ir a por vosotros.

Me vuelvo a girar, con un sobreesfuerzo para dejar de mirar a aquella chica, y sin mirar atrás avanzo para irme. Sin embargo, paro un último segundo.

-Si alguien me busca, en especial cualquiera de vosotras dos - señalo a negra y a la tipa que iba enganchada a Robert - Trabajo por las noches en el Bare Asses Club. Y, por cierto... - miro a la asiática - Bien me apostaría un sueldo a que la sala en llamas está donde parece que hay aquel ajetreo enorme. Y ahora sí... Adiós.

Y ya no giro la cabeza aunque me llamen. De hecho, acelero el paso. Tengo prisa por llegar a mi casa...

Mientras estrechaba la mano de Richard el mundo se hizo muy pequeño y oscuro, tan reducido como la pequeña escena que estábamos protagonizando alrededor de la boca de alcantarilla. En ese escenario había actores y marionetas. Las marionetas eran débiles, imperfectas, pero no parecían tener consciencia de su propia existencia (o más bien, inexistencia). Por el contrario, los actores parecían vigorosos, superiores, pero a la vez oscuros y enigmáticos. No tenían bien aprendido su papel, actuaban de manera errática, como quién se mete en el papel de otro que le hace sentir incómodo. Todos ellos interpretaban aquella especie de farsa que a punto había estado de terminar en tragedia.

Me quedé mirando fijamente a Richard, con la mirada perdida, reflexionando... todos aquellos estímulos me abrumaban... Él no pareció darse cuenta y simplemente me soltó la mano cuando quiso, se veía que le había entrado prisa. No era mi intención retenerle, pero no me gustó un pelo lo que dido después.

- Hey! Tranquilos los dos - dije poniéndome entre Richard y el chico de las gafas - Quizás sea buena idea que nos marchemos de aquí.

Pero el carácter de aquel tipo musculoso comenzó a aflorar en ese instante, cuando se sintió fuera de sus ataduras, cuando se sintió seguro, cuando creyó que tenía el control de situación. En lugar de marcharse sin más, como daba a entender que quería hacer, se cuidó mucho de dejar claras sus intenciones... Jamás lo reconoceré en público pero aquel gesto con la boca y esa mirada lasciva me provocaron un ataque de celos, no porque pensara que Jane se sentiría atraido por aquel imbécil, sino porque ella era mi chica y no consentía que ningún gilipollas le insinuara ese tipo de cosas. A pesar de todo, conseguí templar mi temperamento y le contesté con calma, aunque cortante.

- Si, será mejor que te vayas - le dije mientras le miraba con los ojos entrecerrados

Con el brazo derecho empujé delicadamente a Jane para que se colocará detrás de mi, quería protegerla por lo que pudiera pasar. Pero aquel chupapollas tenía ganas de juerga, y no contento con lo que había hecho quiso dejar claras sus malditas intenciones... Aquello fue lo que definitivamente me sacó de mis casillas.

- Eh! Cierra tu maldita boca, gilipollas - le dije visiblemente cabreado, y tras un silencio que duro unos milisegundos lo dije - ¡VETE!

Aquella palabra no tenía nada de especial, pero estaba tan cabreado que me salió de dentro. Mi voz sonó autoritaria y a la vez aterradora, como si le diera una orden a un perro.

Mis ojos no dejan de dolerme. Apenas si veo más que un contorno de figuras borrosas gritando. Cada vez se nubla más mi vista. De mi boca escapa un gruñido apenas inteligible, casi como la queja de un animal herido.

Parece ser que al tal Richard no le ha gustado mi idea... si llego a saber que me iba a joder los ojos por un tipo así... lo dejo andando a tientas entre la mierda de las cloacas.

-Dios... no veo nada.-Susurro en tono apenas audible.-Mierda...- De pronto, un par de figuras desconocidas aparecen en escena. Mi visión se aclara un instante, pero de repente me juega una mala pasada. Donde había una mujer paseando a un perro, hay dos enormes chuletones caminando por la calle. Entonces, por un instante, vuelvo a sentir el hambre. Mi estómago ruge pidiendo alimento, me siento desfallecer, y es en ese momento cuando mis pies comienzan a moverse casi solos hacia la mujer y su perro.

- Dije que no me toquen !!! – estalló de repente el sujeto del pelo desordenado, mientras se despegaba del tierno abrazo de la niña con un violento puntapie - ¿¿¿Acaso no lo ven??? ¿¿¿ No se dan cuenta de esta puta mierda ???

El sujeto seguía arrodillado en el suelo, con sus facciones desencajadas y su mirada perdida que iba de un lado a otro. Apelmazadas matas de cabello rojizo le caían sobre el rostro, otorgándole una imagen particularmente desesperada.

- Me… me hicieron algo ahí dentro… - dijo con voz trémula, que se fue convirtiendo poco a poco en un susurro casi inaudible – No está bien… todo… todo distinto…

Con un gesto casi inconciente, el perturbado joven se llevó las manos al rostro y comenzó a masajearse violentamente las sienes. Mientras lo hacía, los sucios mechones de pelo se enredaban entre sus dedos, y debía tironear de ellos para liberarlos.

- Aaahhh… - gritó entre dientes – Y encima ese puto hambre !!!

Richard parece que decide irse cuando Robert visiblemente ofendido por sus últimos comentarios a Jane demuestra su enfado gritandole. Sin embargo, el primero esta vez no parece detenerse y se pierde entre callejones*

Pero antes de que el silencio conquiste el espacio, Ryan Blake se echa a gritar cayendo al suelo de rodillas. Suzy asustada por la reacción frunce el ceño y empieza a dar pasos hacia atrás con unos ojos como platos, sin entender aquella reacción.

Toda la atención se centra en Ryan y nadie se percata de que Attila empieza a camina hacia un lado de la calle; la señora que paseaba el perro, asustada por los gritos aprisó la marcha y ahora acababa de doblar la esquina**

Paso tras paso, me voy acercando a la mujer. Se aleja del grupo en cuanto escucha los gritos y dobla la esquina. Algo en mi interior reacciona. No sé exactamente lo que es, pero me recorre una sensación extraña. Es casi como si me hubiesen quitado la comida de la mesa y no hubiera probado un bocado. Comienzo a acelerar el paso.

Mi cuerpo me resulta extraño, es como si fuera capaz de manejarse solo. Algo en mi interior sabe lo que debo hacer, algo guía mis actos, no sé cómo ni por qué.-¿Qué cojones está pasando?-Pienso entre asustado y alucinado.-¿Es acaso la droga de las jeringuillas?- Sin ser plenamente consciente, sigo a la mujer cada vez más deprisa. Los pasos se van alargando, van siendo cada vez más rápidos. Cuando me doy cuenta, estoy a poca distancia detrás de ella, y entonces, incapaz de contenerme, cedo al impulso que me sacude desde dentro.

Ese gilipoyas de Richard me había cabreado un montón ¿quién se creía que era? Me alegré de verle desaparecer entre las sombras aunque me quedé con ganas de decirle un par de cosas más. Tan atento estuve a toda esa mierda que ni siquiera me di cuenta de que el chaval de las gafas se había ido también... quizás había llegado la hora de que cada uno volviese a lo suyo. Después de todo tanto Jane como yo estábamos bien y lo que más me apetecía era volver a casa, tumbarme y comer algo, y olvidarme de este asunto lo antes posible.

De repente el chico que había abierto la trampilla protagonizó una escena de histeria como no había visto nunca, y la pobre niña no tenía la culpa. Aquel chico si que estaba alterado, todo aquello le había afectado mucho más que a mi, o eso parecía. En cuanto la niña volvió junto a su madre pensé en intervenir, pero ¿qué podía decirle yo? además no tenía la culpa de haberse visto involucrado en aquel secuestro con toda aquella gente que no conocía.

" Esto es de locos -pensé-"

Pero precisamente aquel pensamiento fue lo que me hizo recuperar la cordura de algún modo... lo mejor era dejar en paz a aquella gente y no hacer más preguntas... dejarlo estar sería lo mejor.

- Yo ya no doy más de mi... necesito descansar y... - y comer, si, pero preferí no mencionarlo - Aunque el chico de las gafas ya se ha marchado creo que seguiré su idea y os daré mi teléfono... bueno, por si averiguais algo relacionado con esto... claro, que no sé si tendreis dónde apuntarlo - era poco probable - Mi número es el 555-478394, y mi nombre es Robert Atkinson... supongo que podeis buscarlo en la guía telefónica - no pude evitar sonreir ante lo cómico de aquella situación - Cuidaos - me giré después hacia Jane - ¿Nos vamos?

Juntos de nuevo nos adentramos en las sombras tomando una dirección arbitraria, estaba oscuro en todas partes y a mi me daba igual, sólo quería alejarme de aquella gente y de aquel lugar... sólo descansar...

  Ahney escucha lo que dicen el resto de sus "compañeros" antes de abandonar el lugar, aún mareada. Con es extraña sensación en el estógamo. Como si tuviese, mucha hambre.

  Mientras intenta dirigir sus pasos hacia las sirenas de bomberos. Una parte dentro de ella quiere al menos ver el edificio por fuera dónde se han despertado. A ver si puede reconocer algo o entender un poco de todo lo que ha pasado...

Un latido se te mete en la cabeza, un latido que no puedes sacar y retumba con cada paso que te acerca a aquella mujer. Ya estás cerca, muy cerca. Quieres resistirte pero no puedes; inconscientemente sabes lo que va a ocurrir y te resistes a que pase, pero cuanto mas te resistes más fuerte se hace tu deseo de tocarla. La mujer aprisa la marcha pero estas demasiado cerca. Se voltea a ver de quien son los pasos que la siguen y entonces pierdes todo control.

Una serie de flashes se suceden ante tus ojos:

piel, ropas rasgandose ...sangre... ojos llenos de pánico, una arteria se perfora  ...sangre... un mechón de pelo se arranca entre tus dedos con un sonido seco ...sangre... oscuridad.

Cuando logras parpadear, te encuentras tirado en el suelo bajo una farola que proyecta un charco de luz encima tuyo. Tus manos están manchadas por completo y hay salpicaduras de un negro-carmesí en tus gafas y por todos lados. En tu regazo el diminuto perro lanza aullidos agudos lloriqueando. Su pelaje esta empapado en sangre y a penas se mueve. Si giras la cabeza ves el cadáver destrozado por completo de la señora mayor. Tiene cortes en todo el cuerpo y las ropas echas girones, su cabeza presenta una contusión enorme que por fuerza tubo que matarla.

Ya no sientes aquella extrema sensación de hambre, no desapareció pero sin duda la aliviaste.

Cojo a Suzy en brazos algo alejada del grupo en el que están hablando; a mi también me había asustado el ataque de ansiedad de Ryan. Aun que no lo culpaba, todos allí abajo habíamos soportado una cantidad de estrés muy superior a lo que estamos acostumbrados.

Sin embargo sería mejor para nuestra seguridad no acercarse mucho a él.

- Me pondré en contacto con usted señor Atkinson, supongo que tendremos que tramitar una denuncia como dijo el otro chico. Pero yo solo quiero irme a casa ahora. Disculpenme. Adios.

Después de todo me da un poco de pena escabullirme de la situación problemática pero no puedo arriesgarme a que le pase nada a Suzy, solo quiero encerrarme en casa y dormir.

Me giré y di unas zancadas corriendo hasta girar la calle que bajaba

Os marcháis junto a Jane, durante todo el trayecto hasta vuestra casa te parece notar que tu vecina esta algo distante; quizás por el shock de las emociones vividas o quizás solo sea una impresión equivocada.

Ninguno de los dos habla demasiado y cuando llegáis a vuestra casa, ella se despide levantando la mano tímidamente y dándote las gracias por todo.

En tu piso todo está como lo habías dejado; la nevera esta llena pero sientes que si comes algo vas a vomitar y a pesar de ello sigues teniendo hambre.

Todos se despiden y tu haces lo mismo. Sin embargo, tu te encaminas hacia la zona de los hechos.

El ruido se intensifica a medida que te acercas y cuando consigues llegar al final de la calle ves el panorama. Hay 2 coches de policía, una ambulancia y un camión de bomberos. La zona está completamente acordonada y la calle cortada.

Hay bastantes viandantes observando; la policía toma nota a uno de ellos al otro lado del cordón mientras los bomberos se mueven rápidamente luchando contra las llamas que empiezan a extinguirse con sus mangueras.

A medida que caminas por las calles oscura en busca de tu camello, empiezas a sentir nauseas y mareos. Eso te había ocurrido alguna vez que habías estado unos días sin tomar nada. Y aquel hambre no se te quitaba de la cabeza.

Finalmente encuentras al maleante en su esquina habitual; éste insiste en que tienes mal aspecto, pero acepta tu dinero y te da un par de gramos. 

Un latido se te mete en las sienes, un latido que no puedes sacar y sientes que empiezas a alucinar. No aguantas y tratas de meterte un tiro allí mismo, en medio de la calle. Tal y como esnifas aquella pequeña dosis, empiezas a toser compulsivamente; sientes un fuerte quemazón en las fosas nasales y escupes. No habías podido consumir aquello, era como si tu cuerpo lo rechazara.

La cólera te llena y pierdes el control; una serie de flashes se suceden ante tus ojos.

piel, ropas rasgandose ...sangre... ojos llenos de pánico, una arteria se perfora  ...sangre... un mechón de pelo se arranca entre tus dedos con un sonido seco ...sangre... oscuridad.

Cuando logras parpadear, te encuentras tirado en el suelo contra la pared del callejón. Borbotones de una sangre negra cubren tu cara, tu ropa y tus manos. ¿Qué ha pasado?

La cabeza del cadaver del camello reposa en tu regazo, esta frío y tu hambre ya no se siente tan fuerte como antes. Te notas colocado.