Partida Rol por web

Neil llegó con mucho tiempo a la clase. De la que pasó junto al Gran Comedor oyó las voces tranquilas y divertidas de cientos de estudiantes que comían. Él ya estaba algo frustrado por su fallo en el hechizo de adivinación así que subió arrastrando los pies hasta el aula de transformaciones.

Cuando llegó la puerta estaba entreabierta y entró sin llamar, metiendo primero la cabeza para mirar dentro, estaba vacía. Se sentó sobre un nido cerca de la primera fila y ojeó sin mucha gana el ya muy usado libro.

Se levantó de nuevo del nido y echó un vistazo por la clase. Las aulas de Hogwarts eran todas fascianntes, tenían esa mezcla de tienda vintage y casa de abuela despreocupada. Sonrío y toqueteo alguna que otra cosa curioso. A Neil muchas de las cosas le parecían simples adornos o intrumentos obsoletos, posiblemente tuviese razón con algunos, pero había alguno que claramente desprendía poder mágico.

Volvió a su nido cuando oyó que el gentío empezaba a invadir los pasillos. Cuando sus compañeros y la profesora llegaban el ya les esperaba allí sonriente.

¡Anda! ¿Reparo? que útil parece... pensaba para mientras escuchaba la explicación de la profesora.

Neil se puso a trabajar en seguida, pues ya había leído las instrucciones por encima. Rompió todas las ramitas que tenía delante, un par de docenas. Las rompió en dos y tres pedazos, según su tamaño y para experimentar si cada pedazo se unía a su parte original o no.

Volvió a repasar las instrucciones y preparó su varita.
¡Reparo Ramitas! conjuró poniendo cerca de los trozos rotos de ramas la punta de su varita. *

Linc apareció por la clase de transformaciones de los primeros, por no decir que solo estaba Neil por delante suyo "Genial, a los malditos Huffies de nuevo... porquería de alumnos, no debería ni existir esa casa..." Miró a Neil con mala cara y se sentó al final de la clase, apartado de los demás, no le apetecía hablar con nadie y lo había dejado claro en el comedor.

Escuchó a Bastet mientras realizaba ese estúpido conjuro "Si eres un mago bueno de verdad no se te romperá nada... si no es así, sobras en el mundo mágico", pensaba una y otra vez mientras la miraba, pasaron los minutos y se dispuso a hacer los mismos movimientos para sacar ésos puntos, quería acabar ya con esa clase -Reparo ramitas- No puso ese énfasis que había puesto Neil "Será idiota...", hizo el movimiento oportuno y las ramas fueron reparadas perfectamente hasta mostrar una única y grande.

Al acabar apoyó su cabeza contra su puño y miró la rama, estaba claro que no pensaba en éso, pero así se ahorraba mirar al resto de la clase.

Asterope entró en el aula de Transformaciones y vio, con sorpresa, que solo había aún dos personas ahí: Neil y Linc. ¿Qué le pasa hoy a todo el mundo, que está desaparecido? Y ella que pensaba que llegaría tarde. Por un momento, esperaba ver a Kendra en clase, aunque no hubiera pasado a comer. Pero no había ni rastro de la morena.

Su amigo se había sentado al final de la clase. Le saludó con una débil sonrisa. Hola. No parecía querer compañía y Asterope recordó las palabras de Cassius: "Yo... lo dejaría en paz. Si necesita pensar o estar solo, agobiándolo solo conseguirás molestarle". Cassius tiene razón. Si ha estado huyendo del mundo todo el día será por algo. No se sentó a su lado, pero sí que se puso en el suelo delante de él, algo extraño en ella, pues siempre iba a la primera fila. De esa forma, estaba disponible para hablar o por si necesitaba ayuda, pero dejándole su espacio.

Cuando llegó la profesora Bastet, atendió a todas y cada una de sus palabras. Le fascinaba la Transformación, incluso los hechizos más sencillos como el que estaban aprendiendo en ese momento. Le fascinaba tanto que incluso se olvidaba del aspecto gatuno de la profesora y de cuánto le gustaría rascarle detrás de las orejas algún día.

Cogió las ramitas que tenía delante y las rompió todas. Luego apuntó con su varita y pronunció el hechizo que tantas veces había escuchado lanzar a su madre sobre los vasos que se le rompían casi a diario. Reparo. Sonrió al ver cómo los trozos volvían a unirse como si nunca los hubiera separado su destructora mano humana.

Kendra entró en clase de Transformaciones, dando los últimos bocados a un improvisado sandwich, que fue comiendo de camino a clase. En cuanto entró en la clase, buscó a sus compañeros con la mirada y, en cuanto identificó a Asterope, se acercó a ella, extrañada de que no estuviera con Lincoln quien, por su parte, parecía alicaido y poco receptivo.

Sonrió a Asterope, sin rastro alguno de aquel monumental enfado, dejando su mochila junto a la chica, tomando asiento con ella- ¡Hola! - exclamó, dedicándole una sonrisa radiante y sincera, mientras cogía aire- ¿Que tal fue en el puente? Sentimos no haber ido... Al final Gaby aparecio e Ithan tuvo que enseñarle un conjuro... Pero ha dicho que vendrá a recogernos después para que podamos ir a algun sitio con las gemelas y con Matt, si queréis... - explicó, mucho más parlanchina que de costumbre.

Se giró entonces, al recordar a las gemelas y a Matt y le extrañó no ve a ninguno de los tres aún en clase. Y eso que ella pensaba que llegaba tarde. Bueno, ya hablaria con ellos después. Volvio a girarse entonces hacia Asterope, observándola con cierto aire preocupado- Por cierto.. ¿Que hace ahi Linc? ¿Le ha pasado algo? - le preguntó, justo antes de que la profesora Bastet comenzara aquella clase, y explicara el conjuro.

De entrada, le resulto bastante sencillo. Por eso, cuando vio que Asterope no tenia problemas de ningún tipo para hacerlo asintió, sonriéndole, satisfecha- Bien hecho... - dijo, en voz baja, preparándose para ser ella quien practicara entonces.

Y así, sacó su varita, agitándola con un elegante gesto, imitando perfectamente el gesto de la profesora- Reparo Ramitas. - dijo entonces, apuntando a las ramitas con su varita, viendo como se recomponian ante sus ojos, con una media sonrisa satisfecha.

Y se alegró de ver que, a pesar de todo, no había perdido su talento para la magia. Quizás Ithan llevara razon despues de todo...

Cuando entraron al aula, las niñas ya no llevaban sus trajes especiales de duelo. Habían vuelto a ser dos canicas dentro de una bolsa de tela, donde resultaba difícil diferenciarlas de las de alrededor. Aunque mejor hubiera sido llamarlas dos flores de un jardín, que aunque iguales, seguían siendo dos pimpollos.

Saludaron a los que ya habían llegado, bajo la atenta mirada felina de Basty.

Volvían a coincidir con los Slytherin. De entre las casas de Hogwarts, era de allí de donde creían poder sacar más gente interesante.

Hola, Sirope, saludó Orsolya, mientras Erzsébet se decantaba por un: Hola, Pecosa, haciendo referencia a Kendra. Sonreían, demostrando que no llevaban ninguna mala intención llamándolas de aquella forma.

Aprovechando los últimos minutos antes de empezar la clase, se acercaron a Neil. ¿A donde te fuiste antes?, tomó Erzy la voz cantante. Pensábamos que vendrías con nosotras, comentó dejando entrever algo de decepción. Se alejaron cuando las puertas se cerraron, dando la clase por comenzada. Se sentaron en los nidos más cercanos a la maga gatuna.

¡Reparo! Qué magnífico hechizo. Por fin podrían dejar de echarle las culpas a las gatas o al poltergeist que estaban convencidas que existía en casa. Cada vez resultaba más difícil convencer a Petru que ellas no tenían nada que ver con las cosas que desaparecían. En realidad esas cosas iban directas al cubo de la basura cada vez que se quebraban o se rompía en pedazos... Sin pruebas no había delito.

Ambas cogieron un manojo de ramas y trataron de romperlo. Tuvieron que devolver al suelo más de la mitad al ser incapaces de quebrarlas todas. Cuando se volvió a ver reducido una segunda vez por flojuchas, ya sí consiguieron formar un montoncito de trocitos de rama.

Practicaron el movimiento y vocalizaron varias veces el conjuro antes de asegurarse que lo tenían correcto.

¡Reparo!, gritaron las gemelas al unísono. El montoncito se deshizo, cada cacho girando y recolocándose en posición antes de empezar a juntarse. Parecía el making-off de las películas muggles de plastilina.

Aiden entró en clase sintiendose todavía culpable por no haber ido a la primera del día. Intentó dejar de pensar en ello y atendió a las explicaciones de la Profesora Bastet. Conocía bastante bien el conjuro Reparo, se lo había visto hacer muchas veces a sus padres. Le vino a la memoria una de las primeras veces que lo vió, cuando tenía 5 años. Su hermano le convenció de que si saltaba desde un árbol con una escoba y deseaba volar, lo conseguiría, así que fué corriendo a intentarlo. Por suerte, no subió muy alto, y pese a que se dió un buen golpe no se romió nada, excepto la escoba. A su madre no le hizo nada de gracia la broma y castigó a su hermana dos semanas enteras. En cuanto comprobó que a Aiden no le había pasado nada, realizó el conjuro para reparar la escoba.

La demostración de la Profesora Bastet hizo que Aiden "regresara" a clase. Cuando llegó su turno partió la ramita en varios trozos y los dejó en frente suya. Entonces sacó su varita, y mientras realizaba el movimiento gritó - ¡Reparo!

La ramita volvío a juntarse en seguida, cosa que no sorprendió a Aiden puesto que era uno de los hechizos que mejor  conocía

Neil suspiró sonoramente. Mientras realizaba el conjuro se había dado cuenta de que no iba a funcionar, hoy tenía la magia apagada. Acaba de darse cuenta de que estaba algo preocupado. Y la preocupación creció al darse cuenta de que había fallado por primera vez en un conjuro, lo peor era que los estúpidos SLytherin lo estaban consiguiendo.

Volvió a suspirar pero no intentó hacer el hechizo de nuevo, un fracaso era suficiente.

Ludmila comenzó a caminar en puntas de pie recogiendo su túnica, entre los manojos de mugre, suciedad y desorden. No podía evitar una mueca de desprecio que hacía al esquivar todas las cosas tiradas en la sala. Con qué finalidad hará esto? Acaso hay algo que se me ha escapado o qué?

Vio a sus compañeros de Slytherin, mientras que saludó brevemente a las gemelas y al resto de los tejones que ya estaban instalados. Se ubicó al lado de las chicas, mientras que escuchaba atenta las explicaciones de la profesora híbrida. Se olvidaba del asco que le producía el lugar, sólo al experimentar con aquellos hechizos que le parecían más que interesantes. 

El "Reparo" ya lo conocía y se sabía los movimientos. Había practicado numerosas veces en su habitación. Tomó unas cuantas ramitas y las partió. Apuntó con su larga varita al conjunto mientras que realizaba una elegante floritura. Reparo con su voz dura, acaramelada. 

Y las ramitas comenzaron a unirse...

Las transformaciones no era lo que más le llamara la atención, él prefería algo de acción, aunque reparar cosas podía ir bien si se era torpe... y Matt no es que fuera un manitas.

Así que cogió unas cuantas ramitas y las hizo pedazos sin contemplación, oyéndose varios "cracks" en el proceso. Cuando apenas superaban un centímetro los trozos los arrojó al suelo, apuntando su varita en esa dirección.

-Reparo ramitas- las palabras le parecían demasiado cursis, pero decidió decirlas como los demás lo hicieron.

Poco a poco los trozos de rama iban ganando consistencia, volviendo a unirse. Seguía convencido de que no era un conjuro poderoso, pero allí estaba para aprender de todo, y lo había conseguido.

Una nueva clase de transformación con la mujer gato. ¿Era acaso una gata que se había transformado en mujer, quedándose sin batería la varita a mitad de conjuro? ¿O era una mujer a la que le gustaban mucho los gatos, pero no lo suficiente como para ser una de ellos? Si la gente normal podía pedirle al cirujano que les “gatificara”, y había visto varios de esos paseando tan tranquilos por Londres, una maga podía quererlo también, y utilizar la magia para lograrlo.

A pesar del nombre de la clase, este conjuro tampoco iba exactamente de transformar nada. Algo más cercano estaba que el alohomora, pero no lo suficiente. Maxwell entendía que transformar implicaba que un objeto se convertía en otro; lo mismo con personas o animales, suponía. Hacer un mueble con las ramitas era transformarlas, como lo era también hacer que la madera se convirtiera en metal. Arreglarlas era otra cosa; era más como reproducir hacia atrás un trozo de la realidad.

Pero no preguntó nada al respecto. Preguntar a un profesor era una gilipollez, porque nunca respondían una mierda que fuera comprensible. En absoluto. Se limitó a partir un montón de palos, agarrar la varita como si fuera un manojo de apio, mirar muy mal a los pedazos, y pronunciar el conjuro:

—Reparo —dijo, y algunas de las ramas se volvieron a unir. El resto, inmunes a la magia, o a la capacidad de intimidación de la mirada de Maxwell, se quedaron como estaban, quebradas.

Cuando Árpád llegó a clase sintió emociones encontradas respecto a compartirla con los Slytherin. Algunos le caían bien, como Asterope. Sin embargo otros...

Al entrar saludó con la mano a los que estaban - que al parecer eran ya todos menos él - y buscó un sitio libre que estuviera cerca de la profesora. No podía permitirse fallar este conjuro también. Puso toda la atención posible a la explicación, y le llamó la atención como la mujer-gato rompió las ramas usando las patas.

Luego, cuando llegó su turno de practicar, cogió algunas ramitas y, tras partirlas, las apuntó con la varita, decidido a concentrarse antes de hacer su primer intento.

- ¡Reparo! - Dijo entonces con decisión, esperando ver cómo se unían igual que las de sus compañeros.

¡Genial! Otro resultado satisfactorio, pensó alegremente. Mientras miraba fascinada los papeles de la profesora volar hasta la puerta detrás de ella, Asterope guardó sus cosas en la mochila. Al mismo tiempo hablaba con Kendra. ¡Buen trabajo! Pues qué pena que no vinierais, lo pasamos muy bien. No hemos hablado de quedar, pero se lo podemos preguntar ahora a ver qué dicen. Miró a Matt y a las gemelas, que habían sido todo un descubrimiento de ese día. Ahora más que nunca quería conservar la buena relación que, según le habían comentado, había habido hasta entonces entre las dos casa. En la medida que fuera posible, claro. Les hizo un gesto con la mano a los tres y otro a Árpád, al que también conocía un poco, para que se acercaran a hablar.

Giró la cabeza y vio a Linc detrás de ella. Aunque también había conseguido el hechizo, seguía con la misma cara. Volvió a hablar a Kendra. No sé qué le pasa, le dijo recordando que había preguntado por él al comienzo de la clase. Pero Cassius me ha recomendado que le deje tranquilo, así que eso haré. No pensaba volver a preguntarle cuál era su problema, pero se volvió para darle la enhorabuena por el trabajo. ¡Lo has hecho genial, Linc! Ya te dije que lo de la otra vez fue solo mala suerte.

Felicitó también a Ludmila y a Aiden, que habían logrado realizar el hechizo. Sin embargo, Anthony volvía a brillar por su ausencia. Asterope ya pensaba que no tenía remedio y que lo único que hacía día tras día era entorpecer al resto. Ludmila, tú has estado ahora con Anthony. ¿Sabes por qué no ha venido? No era la primera clase a la que faltaba y ya tenía muchos hechizos que recuperar. La profesora había dicho que podía repetir esa asignatura. Y, al paso que iba, no sería la única.

Kendra también comenzó a recoger sus cosas, asintiendo a Asterope, con una sonrisa- Gracias, tu tambien lo has hecho genial... Lo cierto es que estoy bastante contenta con lo que hemos hecho todos. Si no fuera por Anthony... - se quejó, al ver que habia vuelto a dejarlos tirados. Sumó aquello a la miradita de clase de duelo y negó. Comenzaba a hartarse de aquel comportamiento, de que intentara hacerla sentirse culpable y responsable de algo de lo que ella no tenía culpa. Y aquella actitud no ayudaba mucho a que las cosas mejoraran. - Por suerte, Ludmila ha vuelto a brillar. Bien hecho, rubia. , le dijo, dedicandole una media sonrisa sincera, acompañada de un guiño, a su amiga.

Después cogio su mochila, e indicó a Asterope que la siguiera- Ven, vamos a hablar con ellos. - dijo entonces, acercándose al grupo de Hufflepuff, aun con la sonrisa en los labios. Y asintio, al comentario sobre Lincoln- Dejale un poco de espacio, si... Aunque, si te digo la verdad, creo que precisamente tú eres la única que puede animarlo un poco más... - le dijo, con un guiño, solo para ella, mientras se paraba delante de las gemelas y los demás chicos de Hufflepuff- Hola E. , hola O. Y hola chicos... - dijo a todos, bastante animada, amable ante todo- Al final no pudimos ir al puente, chicas... Gaby aparecio por clase de duelo e Ithan tuvo que quedarse a enseñarlo un conjuro... Y ya... no nos dio tiempo a ir... - se disculpo, antes de nada, torciendo ligeramente la sonrisa en sus labios.- Pero Ithan me ha dicho que vendria ahora a recogernos, por si queríais que fuéramos todos juntos a algun sitio... - dijo, abarcando con su mirada tambien al resto de Huffies, incluyéndolos en aquella propuesta. -Aun hay tiempo hasta la hora de cenar... -añadio, con la mejor de sus sonrisas, esperando una respuesta de los tejones- ¿Qué os parece?

Otro conjuro más conseguido. Hasta ahora las gemelas tenían una eficacia del 87.5% en cuanto a aprendizaje de hechizos en la primera clase. Era un porcentaje bajo, sobre todo para unas crías que siempre solían estar en el percentil 99, solo superadas por ellas mismas. A veces Erzy era la mejor y otras Orsi. Pero desde que habían llegado a Hogwarts, habían visto que las varitas de cada alumno tenía mucho que ver y que ellas tendrían que solucionar con ingenio lo que a otros les venía de forma natural gracias a una madera de endrino o de cerezo.

Chocaron palmas cuando recibieron puntos y se acercaron a Neil y Árpád. Esta noche en la sala común os podemos ayudar con el alohomortia y el repartius, se ofreció Orsolya riéndose y pronunciando mal el nombre de los conjuros aposta.

Podéis practicarlos vosotros y si veis que tenéis problemas os ayudamos nosotras, se metió Erzsébet, tras darle un codazo a Orsi por haber dicho mal los hechizos. Tampoco podían pedirles que las esperaran hasta la noche, cuando podían practicar por su cuenta o encontrar otros ayudantes -no tan geniales, eso sí-

En esas estaban cuando Kendra y Asterope se acercaron. Las gemelas ya se habían guardado las varitas y se habían colocado las mochilillas. Era curioso ver como aún con el uniforme de colegio, tenían pinta de aventureras, unas auténticas mini Freya Stark y Nellie Bly.

No pasa nada, desestimó Erzsébet con la mano. No te perdiste gran cosa, sonrió a Kendra. Lo decía con convencimiento. La pregunta era si la pequeña era buena mentirosa o si realmente creía que lo ocurrido por la mañana era algo que no merecía la pena recordar.

Ahora no podemos, ya tenemos obligaciones, lo sentimos, se disculpó Orsolya por ambas. Nos vemos luego, ¿sí? Y con esa despedida, las crías salieron corriendo para quitarse de en medio la recuperación de Adivinaición de Erzsébet.

Justo antes de salir por la puerta, las pequeñas se giraron e impacientemente con un -Maaaat-, alargando la "a" en exceso, esperaron a que el chico se diera prisa por seguirlas. Era el único otro H-Tejón que tenía la recuperación y por la mañana ya le habían ayudado a aprenderlo.

Cuando Astererope miró a Matthew éste se encogió de hombros, como si la cosa no fuese mucho con él. En realidad, así era, pues eran las gemelas las que conocían los secretos de Howarts y él solo tenía la suerte de haberlas seguido esa mañana al igual que hizo Asterope.

Además, había una recuperación y el chico quería zanjar todos sus temas pendientes, cosa que no estaba haciendo mal, cada vez eran más los conjuros que conocía.

-Lo siento, Asterope, tendrá que ser en otra ocasión- en realidad lo lamentaba, lo había pasado muy bien y le apetecía repetirlo- pero tengo que recuperar el leg magiem.

Aiden había conseguido sacar el hechizo, aunque esta vez no se alegró tanto como otras veces ya que lo conocía bien y no lo consideraba un mérito. Después de recoger sus cosas, se acercó donde estaban sus compañeros para felicitarles - Buen trabajo, sobre tu Ludmila.

Linc suspiró cuando la profesora decidió marcharse "No entiendo como una gata nos ha podido dar clase de nuevo... enserio, me quejaré a mi padre y que el ministerio haga algo con este colegio..." Se mantuvo callado un buen rato y con la cabeza apoyada sobre la mano derecha "Todos los Slytherins lo habían conseguido, sin duda eso nos iba a dar ventaja en la copa, solo espero que los Ravenclaw hayan tenido problemas contra los Gryffindor" Se le escapó una pequeña mueca y volvió a la seriedad.

Acto seguido Asterope se le giró, no le apetecía hablar con nadie, pero Aste le sacó una pequeña sonrisa "Está claro que solo intenta animarme, le seguiré el juego, a ver si se calma" -Sí y... tu también lo has hecho muy bien, en realidad todo Slytherin lo ha hecho bien, pero Ludmilla, hoy es tu día, de eso no hay duda... en duelo y aquí has conseguido dos puntuaciones altas, bien hecho- Cuando se pusieron a hablar de Anthony Linc ya estaba recogiendo para marcharse disimuladamente, pero no pudo evitar meterse en medio -Ludmilla, si no hablas tu con él- Se había dado cuenta de que pasaban bastante tiempo juntos -Lo haré yo, y no va a ser bonito entonces- Con cara de autentico cabreo con Anthony, Linc acabó por recoger las cosas y largarse, no sin antes pasar por al lado de Asterope y susurrarle -Deja de preocuparte, son cosas mías tranquila, disfruta de la hora libre ésta y nos vemos en el comedor- Le sonrió falsamente para que Aste dejara de preocuparse tanto y se dirigió al al Bosque Negro sin decírselo a nadie.

Kendra torció el gesto, al ver que las gemelas y Mat tenían que marcharse- Vaya... que mala suerte. Bueno, no hay problema. Luego nos vemos, sí. Que tengáis suerte. - les deseó la chica, con una pequeña sonrisa algo deslucida por el chasco de no poder ir con ellos a algún lugar divertido.

Se volvió entonces hacia Asterope, coincidiendo con el momento en el que Linc salía de la clase. Frunció ligeramente el ceño, con aire preocupado, y dejo escapar un pequeño suspiro. Es posible que, después, intentara hablar con él. Por mucho que se metiera con él y por mucho que se picaran, era su amigo, y no le gustaba verlo así.

Aún así, acabó por dirigirse a Asterope de nuevo, con una media sonrisa- Bueno, esperemos a Ithan de todas formas y ya vemos a dónde vamos. -y su mirada se dirigió entonces a Ludmila y a Aiden, y después a los huffies restantes, esperando saber si ellos se apuntarían o no- ¿Vosotros que vaís a hacer? ¿Os venis entonces?