Partida Rol por web

Jaizzme frunce el ceño y guarda el ticket en el bolsillo de su pantalón, dejando los abrigos encima de la mesa. Tras echar un último vistazo a la acogedora sala, continúa explorando la enorme casa por el único camino posible sin retroceder sobre sus pasos.

Las fotos no tienen mensaje alguno en su reverso, pero las guardas en el bolsillo de la chaqueta ordenadamente para evitar arrugarlas. En los cajones y armarios de la habitación hay un espeso olor dulzón que averiguas que sale de saquitos bordados, rellenos con hierbas del campo. Por lo demás, ropa interior bien ordenada pero que debe llevar mucho tiempo sin tocar. Un frasco de Floyd. Un rosario en la mesilla de noche de ella. Una cuerda de esparto, gruesa y con un par de nudos, de tres o cuatro palmos de longitud, en la mesilla de él.

Debajo de la cama sólo hay pelusa. Mucha pelusa.

Tras comprobar que el ticket tiene arrancado el trozo exacto que indica que fue utilizado, Jaizzme entra en la sala contigua, una cocina pequeña pero bien organizada. A la derecha hay una pila y un horno de leña reconvertido para aceptar el gas propano de alguna caldera que debe haber en el exterior de la casa. A la izquierda, un armario con gran fondo, lleno de estantes con conservas y cajas de galletas o carne seca. Todo parece haber sido comprado en los meses anteriores a la desaparición de los hermanos. Está claro que no planeaban un viaje largo, si almacenaban tanta comida.

Jaizzme examina atentamente el lugar y, extrañamente, no le parece en absoluto sorprendente la cantidad de comida que había quedado en la despensa. La gente no desaparece así, por las buenas...

Tratando de atar algunos cabos que son más bien palos de ciego, examina el horno, en busca de alguna posible fuga de la caldera y se dirige hacia la despensa, movido por un impulso más curioso que práctico.

La despensa está bien surtida y en apariencia nada más. Ves un buen montón de comida sin gluten, lo cual te indica algo sobre la salud de alguno de los habitantes de la casa.

Jaizzme toma nota mentalmente de la más que probable enfermedad de uno de los hermanos y continúa explorando la enorme casa, deseoso de encontrar más información que poder contrastar con su compañero.

Accedes a un segundo comedor enorme, con algunas paredes acristaladas para permitir que entre la luz del exterior, cosa que sin duda sirve para convertir este espacio mixto en una agradable salón de verano. Imaginas.. sí, imaginas las cenas de tardías en esta casa, a la luz de la luna que entrase por las ventanas.. debía ser bonito.

En medio de la sala hay un arcón enorme que parece algo fuera de lugar. Anticuado y descolocado, parece como si alguien fuera a usarlo como maleta y se hubiera arrepentido en el último momento. Te dispones a acercarte a él ¡cuando escuchas un sonido que te deja helado! ¡Una risa! ¡Una risa infantil! Dura sólo un segundo y parece provenir ¿del pasillo, a tu izquierda quizá?

Me guardo también la soga. A saber qué hacía con una soga...
Empiezo a notarme cansado, pero sigo adelante. Me paso el pañuelo por la cabeza...

¿Quién anda ahí? -pregunta Jaizzme, sobresaltado, mientras escucha en silencio mirando a todas partes, hasta que finalmente opta por sacudir la cabeza. Deben de haber sido imaginaciones mías...

Aún un tanto paranoico, el músico novel se acerca al arcón para examinar su contenido. ¿Qué coño pinta esto aquí?

El arcón tiene una cerradura anticuada.. y cerrada. Qué inoportuno.

Parece que esta habitación esconde aún un secreto más: sobre el armario, cubierto de polvo hay un libro. Sus hojas están arrugadas por el tiempo y la portada apenas se recoboce. Pero está claro lo que es, un libro religioso y muy usado. Varios párrafos están subrayados con tinta descolorida, todos ellos referidos a penitencias y castigos, a oraciones en las que uno se acusa ante dio.

Me guardo el libro también. Sigo hasta el fondo de la habitación una vez estoy seguro de que lo he revisado todo. Allí se abre otra puerta, la abro, y sigo mi investigación.

A través de las puertas endebles (de hecho, necesitarían alguna reparación) accedes a un vestidor, quizá el único que hayas visto en tu vida.. no, crees haber visto alguno antes, aunque no sabes dónde. Tu trabajo te ha reportado amistades pudientes.

Otra puerta entreabierta da paso al baño, aunque antes revisas las vestimentas. Estos armarios están impecablemente ordenados y bien surtidos. La ropa parece pertenecer a un hombre ya a una mujer, siendo ropa clásica, elegante, incluso hay un visón. Todo parece llevar sin tocar desde la marcha de los hermanos y no hay huecos que te hagan pensar que falta algo.

Jaizzme observa la madera del arcón en busca de alguna zona que esté venida a menos por la humedad o que tenga un pequeño agujero en el que poder hacer palanca para acceder al contenido que atesora, pero no lo encuentra. En un intento un tanto desesperado, le da una fuerte patada para intentar destrozarlo, pero sólo obtiene un fuerte dolor que le hace tener que sujetarse la pierna mientras da ridículos saltitos.

- Ya vendré por ti, ya...-dice, mientras se apoya sobre una de las paredes y se encamina hacia la siguiente sala- ¿Andrés? ¿Estás por ahí?

Ropa elegante... hasta pieles. Y un cuarto exclusivamente para vestirse... mucho dinero, y clase. O eso parece. Cada vez estoy más convencido de que esta zona es la de los padres de los hermanos. Los niños de las fotos deben ser ellos.

Una puerta más, el baño... entro en él, y... echo un rápido vistazo hacia el vestidor. Ajusto la puerta, y... bueno, después de todo es lógico. Descargo mi vientre, me siento mal ya hace un buen rato. Maldita celiasis. Diarrea, claro... Por lo menos me siento algo más aliviado...

Y prosigo con mi exploración. Veamos qué clase de potingues guardan los viejos en su botiquín... y en los armarios y cajones.

Nadie responde a tu llamada, aunque sí escuchas tirar de la cadena del retrete en la planta de arriba. El dolor del pie va remitiendo hasta que por fin te atreves a apoyarlo de nuevo para andar.

Los medicamentos del cuarto de baño y las cremas y colonias te hacen pensar en una familia poco dada a presumir y con numerosas enfermedades. Encuentras antiácidos, potentes analgésicos, anti-inflamatorios de tres tipos, anti-estamínicos.. además de algunas medicinas, qué curioso, que llevan marcado el símbolo de "sin gluten".

Vamos, también es casualidad, algún celíaco en la casa...

Por lo demás, nada que me llame la atención. Tomo buena nota mental del arsenal para celíacos, por si necesito algo, y sigo adelante.

Siguiente estancia...

Vuelves atrás, al no haber más salida en el baño que las ventanas, cruzas de nuevo hacia el pasillo y al cuarto de baño que hay justo frente a la escalera. De hecho, ni siquiera es un baño, sólo un simple retrete. Este parece poco utilizado o vaciado. Parece que los hermanos sí se llevaron lo que de útil podía haber en este.