Partida Rol por web

ADIÓS AL HOGAR

4º Día del Sol de Sarenith: Mercado de la Pulga de Goblin (Andoran)

La noche avanza incesante, y tarde o temprano, más o menos bebidos, los valientes jóvenes de Altocerro regresan a sus camastros llenos de renovadas fuerzas por el apoyo recibido. A la mañana siguiente, el gallo les despierta: es la hora de comenzar su viaje de justicia. Es la hora de demostrar que no son unos niños.

En los establos de La Mula Indómita, tal y como se acordó y anunció el Gran Anciano, hay cinco "monturas". Dos caballos de monta ligeros (uno de pelaje blanco y otro moteado con algunas manchas negras), un poni bastante lanudo, y un par de burros. A su lado, el sacerdote Salmar.

El sacerdote Salmar es un hombre de envidiable constitución, como si su madre hubiera sido una osa cavernaria. Es más alto que ninguno de vosotros, y sus músculos son bien fuertes pese a que os dobla la edad. Viste de forma sencilla con una túnica, un cayado, y una tiara con forma de cuernos de ciervo como símbolo de su deidad, Erastil; aunque cabe mencionar que suele ir bastante sucio dadas sus incursiones frecuentes en el bosque para comulgar.

- Buenos días, muchachos -os va saludando a medida que llegáis con su voz grave-. Os presento a Nieve, Manchas, Lanudo, Coces, y Manso -dice refiriéndose a los dos caballos, el poni y los dos burros respectivamente.

La despedida en el cementerio había sido muy sentida, Anea y Baz habían hablado con Gánamar, rogándole que siguiese velando por su hogar, allá donde estuviese en los cielos; que Baz partiría a "desfacer entuertos" como su padre decía que hacían algunos nobles de su tierra natal y que esperaba poder hacerle sentir orgulloso; por último, que aceptase a los pequeños Darel como parte de la familia y les concediese su bendición. La gente de Altocerro está hecha de otro material, y al igual que el poblado deseaba devolver el golpe en lugar de lamentarse, así Anea se levantó con resolución del cementerio y lavó la cara de su hijo con orgullo antes de encaminarse hacia la taberna donde les esperaba el Sacerdote Salmar.

Anea vestía colores oscuros pero los hermanos Darel llevaban consigo un cesto de retales de colores troceados y pétalos para lanzar sobre su nuevo hermano mayor y sus amigos cuando partiesen, Baz llevaba consigo un par de mudas de ropa, la ballesta pesada de su padre, la espada que forjó Fenrir, las raciones para él y Tumbalobos y el símbolo de Erastil luciendo en su pecho. Nada comparado con los equipos de aquellos más preparados que él para estos cometidos.

Al ver al sacerdote Salmar a Baz no le sobrevino la imperiosa necesidad de exhibir sus músculos contra él, como solía hacer antes, el joven tratando de demostrar al viejo las bendiciones de Erastil sobre sí mismo. Aún así se alegró de verle, era alguien muy preciado para él y su madre, y respetado por su padre aunque él dedicase sus rezos a Ábadar.

- Buenos días, venerable Salmar- logró articular Baz antes de cruzar sus brazos con los del sacerdote a modo de efusivo saludo -, veo que son buenas bestias.

Sus ojos se posaron sobre cada una de aquella criaturas de monta y sopesó cual sería aquella que mejor podría cargar con su peso sin suponer una gran dificultad de monta.

Hoid había pasado mala noche, tenso por lo sucedido la noche anterior y nervioso ante el viaje que le esperaba junto a sus compañeros apenas había podido dormir unas pocas horas y ninguna de estas seguida de otra.

Finalmente cansado de dar vueltas abandonó el templo de Salman poco antes de la salida del sol, hablando antes con el cansado acólito que por la noche le había tocado encargarse de vigilar a los enfermos mientras el resto descansaba. Simplemente le pidió que se disculpase ante Salman por su temprana marcha de la casa de Erastil.

Algo entumecido por la falta de sueño llevó a su corcel a la entrada de la Mula la imagen de la aldea casi destruida y que no hubiese nadie por las calles, dada la temprana hora, le perturbaba pero procuró no pensar demasiado en ello. Tras dejar atado al corcel se dirigió al pozo a por agua que cargó hasta los restos del cuartel desprovistos de vida, una vez ahí se desvistió solo para darse cuenta de que había dejado el jabón en el paquete que cargaba el caballo así que tuvo que volverse a vestir antes de volver a por sus cosas. Una vez de vuelta en la posada decidió coger también también otras cosas así que finalmente volvió al abandonado cuartel con el caballo. Una vez ahí se ducho y arreglo como tenia costumbre empleando la punta de su arma para recortarse la barba como hacía cada mañana, luego empezó a ponerse su armadura pero se dio cuenta que tardaría demasiado sin ayuda así que se sacó las piezas que ya se había montado y volvió a vestirse con su túnica antes de orar a Shelyn cuando el sol empezaba a despuntar.

Cuando acabó de rezar por los heridos y para que la diosa les protegiese a todos en el viaje que tenían delante aprovechó para practicar un poco con la espada antes de volver a la mula y darle los buenos días a Salman y sus compañeros de viaje.

-Saludos amigos, triste mañana para un viaje pero debemos partir cuanto antes no os parece? Luego se acercó a las monturas que había traído Salman y mientras cargaba a Manso con los petates que portaba su corcel antes de ajustar la silla de Brincos comentó -Buen mulo si señor, Salman nos has proporcionado una gran ayuda, en especial a mi por darme cobijo esta noche en la casa de Erastil Le dijo agradecido al clérigo antes de mirar a sus compañeros - Listos para partir? a no, antes necesito ponerme la armadura claro Bromeó para relajar un poco la mañana -Rouben me puedes hacer el favor de echarme una mano? Le dijo al joven mientras la desempacaba. Una vez con su armadura puesta le agradeció su asistencia y subió a Brincos, Hoid no era un gran ginete pero era capaz de montar sin ayuda gracias a haberse caido en más de una ocasión practicando -Ahora si verdad, nos vamos?

La noche anterior habia sido imposible, Rouben paso largo tiempo pensando, y mas todavia discutiendo con su hermana sobre las decisiones y actos futuros que sobrevendrian, no tenia todas las respuestas, pero tampoco podia echarse atras, la suya era una decision tomada, solo necesitaba reducir los efectos colaterales. Enfadada y confundida por las decisiones de su "impulsivo hermano menor" como solia repetir en discuciones, reclamos, sollozos y suplicas, intentaba buscar una manera de convencerle de cambiar sus ideas para que recapacitara, pero fue imposible, su cabeza dura, podria haber cortado un roble de 100 años antes de que se mellara un pelo, fue imposible. Rouben solo se aseguro que las dudas esten surcadas, dejando que el tiempo demuestre mejor sus decisiones, nada podia hacer, para tranquilizar a su hermana, solo prometerle que regresaria, y de que las cosias cambiarian para cuando regrese. Pocas horas de sueño fueron destinadas esa noche, la habitacion donde habian descansado en la parte trasera de la cabaña se tornaba enorme de a momentos, y durante otros se tornaba asfixiantemente pequeña, cuando ya no la soporto mas, se levanto y se dirigio al salon de la taberna con sus cosas.

Por la mañana, su mochila era grande para lo que llevaba, nunca habia dejado Altocerro, todo parecia mucho y poco a la vez, la cargó con lo que le parecio indispensable, sobre el final, añadio un barra de jabon, envuelta en una tela, una camisa de repuesto y las raciones que Otto habia preparado cuidadosamente, la comida seca era rara para el, pues siempre la habia dispensado, pero nunca llevado el mismo. Por último, tomo el odre con la pocion sanadora en su interior, le cogio una tira alrededor y le puso cual morral para que colgarada entre su chaleco y su camisa, de esa manera siempre podria tenerla a mano.

Al salir por la puerta principal, el alba era rojo todavia, la salida de la taberna daba al este, por lo que le tomo unos segundos acomodar la vista al brillo matutino. Noto las presencias de Salmar y Baz, las cuales eran dificiles de ocultar, los saludo mientras se acercaba a ellos, luego a Hoid al cual ayudo inmediatamente a prepararse, sobre el borde norte de la taberna hay un alero que servia de establo, alli conservaba a Catarina, una yegua de pies ligero que le habia comprado por una pocas monedas a un artista frustrado 2 primaveras atras, era baja y rapida, aptitudes que le gustaban a Rouben. La ensillo y preparo en silencio, acaricio su crin, despues tomo las albardas y preparo uno de los mulos, Coces y dejo algunas de sus posesiones sobre el, ató el bodado de Coces a la silla de Catalina, tomo las amarras de su yegua y se acerco al resto del grupo, se sintio bien con el mismo. Estaba listo.

Duric se levantó antes del amanecer, sin hacer mucho ruido para no despertar a sus padres que estaban agotados, se acicaló, vistió y cargó su mochila a la espalda preparado para partir.

Al pasar por el cementerio allí estaba Baz y Aena, Duric se acercó silenciosa y lentamente para darles el pésame, le dijo a Aena que su madre Erika estaba allí para ayudarle en lo que necesitase. Esperó unos minutos y con el mismo paso silencioso se marchó hacia la taberna para reunirse con sus compañeros.

Al llegar saludo inclinando la cabeza al Sacerdote Salmar, descargó su mochila de la espalda y espero en silencio a que los demás compañeros llegasen.

Por cierto hablando de mulas y asnos.. leí en el PRD de paizo, en un post de moderador" que para calcular la capacidad de carga de una mula hay que calculas su fuerza como si fuese un advanced heavy horse (vamos un caballo con +8 a fuerza) y para los asnos como un advanced pony

Correcto

Nauge sigue sin aparecer, y a Salmar parece inquietarle un poco este hecho.

- Es posible que se le hayan pegado las sábanas. Tal vez deberiáis ir a su cabaña a arrojarle un poco de agua fría en la cocotera -recomendó el clérigo a medida que acababáis los preparativos de las monturas.

Una vez estáis preparados para partir a lo que podría ser vuestra gloria o vuestra muerte, Salman os dedica unas oraciones rápidas rogando que la protección de Erastil y todo dios amigo de la bondad caiga sobre vosotros guiando vuestros pasos y vuestra espada con sabiduría. Tras esto, podéis marchar bajo la mirada de aprobación de los primeros aldeanos que ya salen de sus casas. Sus rostros se inclinan diciendo "sí" con la cabeza o directamente lanzándoos un aplauso o comentario de ánimo. Esta experiencia, sin duda, va a cambiar vuestras vidas.

Al pie de la entrada de Altocerro, una ladera de suave descenso conduce a la planicie y más allá al bosque, aunque pequeñas arboledas rodean el cerro sobre el que se aposenta la aldea. Algunas granjas se diseminan por el paisaje, y entre esas pequeñas arboledas ricas en caza se encuentra la cabaña de Nauge. Quizá alguno de vosotros haya estado previamente por ahí o sepa como llegar.

Por otro lado, está el rastro de los asaltantes orcos. Las huellas de los huargos son un poco complicadas de distinguir, pero el rastro de la carreta se muestra algo más marcado en el suelo. La CD de supervivencia para las huellas de los huargos es 15, mientras que la del rastro del carro es 10. Seguir el rastro reduce a la mitad vuestra velocidad, salvo que se aplique un -5 a la prueba para moverse a velocidad normal o un -20 para moverse al doble de velocidad. Si optáis por escoger 10 en la prueba directamente, vuestra velocidad de movimiento será la mitad de la mitad (12 pies a caballo, aproximadamente; 7 pies los asnos).

¿Iréis a por vuestro compañero?

Hoid mira a sus compañeros una vez más antes de partir y es entonces cuando su corta mente se da cuenta de su error, algunos de ellos apenas si llevan armadura y otros como Baz estan completamente carentes de estas. Incluso él sabe que por vaientes que sean sus amigos el valor no para las hachas orcas y sin algo que les proteja un poco solo seran mas victimas de los piel verde y cualquier plan que tengan resultará infructuoso asi que decide bajar de Brincos justo antes de iniciar la marcha y los mira con cara de preocupación

-Santa Shelyn muchachos! Que os pasa por la cabeza, en especial a ti Baz! vamos a enfrentarnos a orcos armados, ARMADOS! grita al giganton con la misma voz intimidante que suele emplear cuando le da sus charlas sobre la bebida Ya estais bajado de las monturas y corriendo a la herreria a ver si tenemos suerte y Fenrir esta despierto para hecharnos una mano con lo que tenga ya forjado que si es necesario vendere mi espada para que lleves algo mejor que esa tunica. Luego mira al sorprendido Salman que no contaba con la parada. -Lo siento amigo pero comprenderas que partir así es un suicidio, podrias vigilar las monturas un poco más Dicho eso entrega su preciada espada larga a Baz junto a un puñado de monedas, todo lo que lleva -Yo ire a por el dormilon de Nuage no podemos prescindir de ningún rastreador dice antes de salir corriendo lo más rapido que puede con su armadura.

Baz mira con pena a su amigo, la única armadura de su tamaño la confeccionó su madre con pesadas tiras de cuero añadidas a su peto de carpintero, todo doblada y empacada con el resto de sus mudas de ropa. Sin embargo, en lugar de devolverle el griterío como habría hecho de estar borracho apretó los dientes y asintió.

- Ve a por Nuage, Hoid, y no te preocupes, no hará falta vender tu espada.

Los ojos hundidos, tez cetrina y arranque de humor mostraban la falta de sueño que cargaba Hoid sobre sus hombros, quizás abrumado por la preocupación de ser el único con entrenamiento marcial que llevaba a una panda de tarados al matadero.

Baz besó a Anea en la mejilla y ella le despidió con la mano a medida que se alejaba para correr a la herrería.

-Insisto Baz, no la empleré ya que le hice la promesa a Fenrir de acabar con los orcos con el arma que el forjó que ademas es de bastante más calidad, cojela y vendela las armaduras pueden ser caras Dijo el miliciano en ultima estancia antes de salir corriendo

Preocupado por la falta de equipamiento de tus compañeros -cosa previsible dado que la mayoría son simples aldeanos-, les mandas a la herrería de los Krastang rezando a Shelyn que tengan algo por ahí que los orcos hayan despreciado (pues eres consciente de que hasta una armadura de cuero no se hace en un día). Mientras tanto, tú te diriges a buscar a Nauge con la sospecha del sacerdote de que estará dormido. Tal vez el vivir alejado de la sociedad ha hecho que tenga sus propios horarios, hecho que podría ser un percance para la aventura.

Bajas veloz la ladera de Altocerro y te adentras en una de las arboledas cercanas. Sabes que la cabaña del muchacho está por esa zona, en parte porque es la tarea de un guardia tener controlado donde está todo. Te adentras en el bosquejo: la distancia entre los árboles es amplia, la luz entra con facilidad y no hay dificultad en galopar por él. Poco a poco, los árboles cada vez estrechan más sus proximidades a medida que llegas hacia el epicentro, esperando no tardar mucho más en dar con la casa de Nauge. Repentinamente, te percatas de una cabañita a varios metros.

Hoid afina sus sentidos al acercarse a la cabaña y desacelera el paso mientras saca su nueva espada corta, con la importancia de la misión que iban a emprender no era normal que el cazador se retrasase por muy ermitaño que este fuese, algo podria estar pasando y de seguro nada bueno.

La cabaña ha sufrido las inclemencias del tiempo, pero se mantiene firme. La vegetación ha enmarañado parte del extremo este de la construcción, sobretodo por enredaderas. Luce un pequeño porche con una silla fuera, una pila de madera cortada, y poco más destacable. No se escucha nada más que los sonidos propios del bosque, pero... Si te paras un momento a fijarte, parece que hay algo pequeño con forme de humanoide pegado al cristal de una de las ventas, mirando dentro de la cabaña.

Hoid pone su escudo en alto se acerca sin preocuparse por el ruido que pueda hacer mientras procura no perder de vista a la criatura, cuando esta se percata de su existencia Hoid le saluda de manera intimidante -Quien va? que o quien eres? identificate en nombre de la guardai de Altocerro

El ser que cada vez distingues más claramente se gira de repente quedando suspendida de un piececito en el alfeizar, con un brazo en jarra y el otro poniendo pose de "silencio" con su dedito frente a su boquita. Se trata de una especie de hada seguramente, eso es todo lo que podrías decir de su especie. Sus ojos son enormes y saltones, igual de grandes que su enorme sonrisa a la que le falta un diente. Su cabeza es proporcionalmente más grande que su femenino cuerpo, cual viste con hojas y elementos naturales. Al cinto lleva una espada tan diminuta que podrías confundirla con una aguja de coser. 

- ¡Ssshh! -sisea. La frente se la surca una gotita de sudor, parece sutilmente intimidada aunque desprenda una actitud indiferente y risueña-. Qué los vas a espantar...

En ese momento, puedes escuchar claramente ciertos sonidos que no te son indiferentes a tu edad: "sí, sí, sigue, por favor, por los dioses, sigue" a través de la ventana.

Hoid sin guardar el arma o el escudo se acerca a la criatura agachado para que no le vean por la ventana, desconocedor de la edad o la naturaleza de esta se sienta a su lado con recelo y luego observa lo que ya se temía que estaba pasando -Seran! y yo precupado se le escapa al ver a la pareja retozar -Eso no es amor, es lujuria! comenta en voz baja mientras intenta tapar la vista de la pequeña hada -Anda pequeña sal de aqui esto no es algo para niños ademas no esta bien, voy a darles una lección tras eso da un par de golpes en la ventana y se levanta para que la pareja se de cuenta que les estan observando a la espera de que se cubran un poco avergonzados.