Partida Rol por web

Abres la caja rapidamente antes de que nadie pueda ver el nombre que hay en ella. La cerradura electrónica se abre cuando registra tus huellas y la tapa se retira. Dentro del cajón de suministros encuentras un pequeño blaster, una chaqueta de cuero de wampa y lo que es más interesante, un modulo de datos universal. Mientras te pones la chaqueta y guardas el blaster en el bolsillo trasteas con el modulo de datos con tu mano libre. Sonries: ese maldito Hutt no solo ha acertado tu talla si no que además ha cargado las principales rutinas de pirateo de sistemas y droides en el módulo.

Cuando abres la caja descubres que el Hutt ha sido generoso, y aunque estás seguro que se lo cobrará en un futuro, no puedes si no sonreir. No solamente encuentras dentro dos pistolas blaster nuevecitas sino que además descubres un blindado acolchado listo para ser llevado. Aunque no ofrezca la protección superior de otros tipos de armadura propias de los ejercitos regulares es más discreto y podrás llevarlo bajo la gabardina. Sonries maliciosamente imaginando al primer desgraciado que trate de derribarte de un disparo... solo para ver como el blindaje lo absorve.

Acaricié mis labios con la lengua, sonriendo con satisfacción ante lo que veía en el interior del arcón. Sí, el jefe se lo cobraría seguramente, puede que después del trabajito exigiera algún tipo de satisfacción por su generosidad, pero aquello me parecía lo de menos en aquel momento. Tomé uno de aquellos blasters y comprobé que estaba en buen estado. En realidad, parecía recién sacada de la fábrica.

Ya ha dicho que es la piloto, Flarl. -Repliqué al Transdoshano, guardando el blaster y sacando el otro para realizar la misma inspección- No lo habría dicho si fuera incapaz de manejar este cacharro, ¿verdad? -Argumenté, considerándolo más que obvio. Tras un breve escrutinio del arma, lo dejé junto a su pareja, comenzando a desprenderme de mi gabardina, el chaleco y la camisola exterior, quedándome únicamente con la camiseta interior- La pregunta importante es otra. ¿Alguno se está ocultando? -Arrojé como si fuera lo más habitual del mundo. Lo era en mi mundillo, en realidad. Yo mismo era de los que se ganaban la vida buscando a ese tipo de gente, y lo último que quería era perder tiempo y efectivos por un enfrentamiento con colegas del gremio, si podía evitarlo- Si alguien requiere una discreción adicional por estar en alguna lista de busca y captura, que lo diga ahora. Podemos dar ese rodeo por las afueras para evitar miradas indiscretas e inconvenientes molestos. De lo contrario, lo mejor será ir al puerto de la ciudad y llegar cuanto antes, recordemos que esto es una carrera y tenemos competidores... -Comenté extrayendo del arcón la armadura que el gran Turganga el Hutt me cobraría más adelante- Tengo ganas de conocer a ese tal Kay, será divertido... DRK, ¿qué hay de esos archivos de datos?

Fui poniéndome la armadura, ocutándola bajo mis ropas a medida que me las iba poniendo de nuevo. Sería difícil para nadie detectar esa protección bajo mis ropajes, por lo que se llevarían una sorpresa si intentaban una tontería. Me guardé los blasters a ambos lados del interior de mi gabardina, ocultándolos también, y me dirigí al asiento del copiloto, sentándome cómodamente con las botas sobre los paneles que parecían menos importantes, cuidándome de no activar ninguna palanca.

-Vaya, vaya... Parece que me enviaron un regalito directo de las maestranzas de Coruscant- Me hablaba a mi mismo mientras sacaba y pesaba el enorme fusil bláster, mismo modelo que usara durante la guerra, ¿Cuántos mandalorianos cayeron ante mi con una de éstas? Y pensar que ahora estoy técnicamente trabajando para ellos.

No presté mucha atención a la conversación entre Flarl y Greekh puesto que no me importaba quien pilotara en tanto llegáramos cuanto antes. Eso hasta que el devaroniano preguntó algo que me concernía desde hacía un buen tiempo. Con la gran cantidad de cazarrecompensas en competencia, es muy probable que alguno me descubra y me quiera agarrar como un segundo premio. Pero... ¿Serán de fiar estos tipos?. Me giré a mirarlos antes de responder, no tenía mucha más opción que confiar en ellos.

Fui directamente al grano: -Yo si. Han puesto precio a mi cabeza y esa es la razón por la que estoy trabajando para esa babosa espacial- Volví a mirar el rifle y me lo sujeté a la espalda.

El devanoriano me animó a ponernos en marcha en cuanto estuviéramos todos, dispuesta a hacer lo que decía, aunque cuando hizo alusión a no perder su valioso tiempo suspiré.

Tengo la impresión de que esta misión se me va a hacer larga.

Mientras Greekh examinaba ya su caja y yo me acercaba a la mía, nuestros otros dos compañeros entraron y el droide nos ofreció algo más de información, así como las dos opciones con las que contábamos.

Mis ojos se abrieron como platos, emocionada, al ver lo que había dentro de mi caja. Me quité mi vieja chaqueta, poniéndome sobre la camiseta blanca de tirantes aquella chaqueta de cuero de wampa, maldito Hutt, ¡Ha dado en el clavo con la talla! Pero aquello no era lo mejor, guardé el blaster y comencé a trastear con aquel pequeño tesoro. Aquel módulo de datos universal no era cualquier cosa, tenía incluso cargadas las principales rutinas de pirateo.

Vamos a ser muy amigos tú y yo.

Levanté la mirada del aparato cuando Flarl se dirigió a mí, aunque antes de contestarle fue Greekh quien lo hizo. Miré al devanoriano entrecerrando mis ojos, sin estar segura en qué tono le decía eso a nuestro compañero, pero finalmente decidí dejarlo estar. Trataba de buscar un espejo para verme con la cazadora puesta, recolocando esta sobre mis hombros, cuando Greekh me sobresaltó con aquella pregunta.

Tragué saliva, de espaldas a mis compañeros, pero al escuchar que Greekh hablaba de las distintas posibilidades que teníamos de forma tan natural; me giré.

- Preferiría la discreción, si no os supone mayor inconveniente. Pero si preferís ir directos al puerto que así sea, sé a lo que he venido aquí. – miré de reojo al devanoriano, quien nos había recordado que aquello era una carrera.

Al parecer no era la única a quien buscaban, y es que el humano confesó que su cabeza tenía precio. Mientras Greekh preguntaba a DRK por los archivos de datos, me acerqué al droide con el módulo en mis manos, era hora de probarlo.

- Vamos a ver, esto debería funcionar… - musité comenzando a teclear, esperando poder cambiar la programación del DRK-40/50 para que se mostrara más amable y colaborador. 

¡Maldita saco de carne azulada! chilló el robot mientras la twi'lek se le echaba encima con el conector en ristre. Antes de que pudiera darle con su picana electrica la joven enchufó el puerto y tecleó algo en su módulo de datos. Las columnas de cifras y códigos empezaron a llenar la pantalla mientras la luz del sensor del droide cambiaba de roja a azul, luego a verde y de nuevo a azul.

Los esquemas del droide sonda empiezan a descargarse en el módulo de datos de la twi'lek. Y son datos realmente interesanes: al parecer algún propietario anterior del droide cargó en él rutinas de combate y dispone de puntos de ensamblaje para pequeñas armas blaster. Por desgracia mientras la joven está descargando la información y tratando de superar los cortafuegos del sistema del droide activa algún protocolo de seguridad y el droide se apaga.

Sin sus repulsores el droide sonda cae a peso en el suelo. Al cabo de unos segundos se reincia y vuelve a flotar mientras suelta improperios.

¡Malditos sacos de carne! ¡Alejaos de mi! flota de forma amenazante durante unos segundos antes de añadir Si ya has acabado de tus jueguecitos bruja azulada ¡ponte a pilotar antes de que descargue mi furia sobre ti!

 Al parecer el pequeñajo tiene un alto concepto de si mismo.

Saqué de mi caja una vibroespada, nada mal, no estaba nada mal. El color me gustaba y la empuñadura se adaptaba muy bien a mi garra. Mientras examinaba la hoja de mi nueva adquisición el tal Greekh me recalcó que ya había dicho que podía pilotar aquella nave, no le contesté simplemente le miré, volví a mirar a mi espada, de nuevo lo miré a el pero esta vez con una sonrisa. Siguió hablando y preguntó si alguno de nosotros estaba buscado, y resultaba que los otros dos miembros del grupo sí lo estaban.

- Entonces no hay nada mas que discutir, iremos discretamente, no queremos llamar la atención nada mas aterrizar.

Después de eso Ryloth se puso a toquetear el droide, parecía que aquel pedazo de chatarra podría sernos útil en batalla y todo. Sin embargo, no consiguió reprogramarlo.

- Una pena, si no tuvieras que pilotar podrías dedicarle más tiempo a reprogramarlo. Deberíamos darnos prisa, como bien a dicho el de las pistolitas, es una carrera. Ya intentarás poner al droide de nuestra parte más adelante. -  Apunté al droide con mi vibroespada y le amenacé - Antes de desatar ninguna furia dejaras de ser un droide para ser dos mitades. ¿Entiendes?

El droide sonda retrocede aparentemente espantado cuando el transdoshiano sacude su vibroespada.

¡Tranquilidad sacos de carne! suelta con su chillona vocecita ¡Destruirme sería ...ilógico! Poseo mucha información que os puede ser util ¿Sabíais que inicialmente el Frente de Liberación Manteliano se formó para resistir al gobierno local que aceptó someterse al Imperio Sith? El general Chasoon Cleto recibió montones de créditos de la República y hechó a los simpatizantes Sith del planeta. Pero luego ¡trató de echar tambien a la República! ¡Con las armas que estos le habían comprado! El droide suelta una risilla metálica ¿Veis? ¡Soy muy util!

Vaya, vaya, vaya...

Sonreí de medio lado cuando el humano admitió tener un precio sobre su cabeza barbuda. Aún más aumentó mi diversión al saber que también la Twi\'lek se ocultaba de algo o de alguien. La ironía estaba servida: un cazarrecompensas, teniendo que compartir equipo con dos presas potenciales. Turganga el Hutt debía haberse reído de lo lindo al crear aquel equipo.

Bueno, quizás sea buen momento para poner las cartas sobre la mesa. -Dije con maliciosa expresión- Mi oficio es el de cazarrecompensas. Eso significa, queridos compañeros, que puede que en un futuro más o menos lejano tenga que poner un blaster en vuestra cabeza, o vuestra cabeza en una neverita de transporte. -Me encogí de hombros- Sí, Cal, "intentarlo", ahórrame el comentario... -Me adelante a la típica respuesta que casi todos daban ante afirmaciones como aquella- Pero ahora mismo estamos en el mismo equipo. Eso significa que me necesitáis para completar la misión de Turganga, y yo prefiero que sigamos siendo cuatro porque no me gusta jugar en desventaja. Así que, al menos hasta que terminemos con éxito esta misión, olvidad mi oficio y yo olvidaré vuestro precio. ¿Os parece bien?

A mí, al menos, me parecía más que justo. Pero no sabía por qué mucha gente se tomaba a mal aquel tipo de explicaciones obvias acerca de lo peligroso que era el mundo. ¡Claro que los cazaría si pagaban bien! Pero en otro momento, después de completar la cacería. Hasta entonces, estarían a salvo. Deberían estar agradecidos por ello.

Eché un vistazo de medio lado a los dos machotes que teníamos detrás. El humano había encontrado un buen fusil en su arcón. Un fusil, arma de gran alcance. Supuse que sería un buen tirador. Habría que valorar emplearle como francotirador, apoyo a distancia y artillero. Por su parte, el Transdoshano había sacado una ¿vibroespada? Eso le situaba en el extremo contrario, combatiente cuerpo a cuerpo, avanzada o guardaespaldas. ¿Qué había de la Twi\'lek? Ni siquiera le había visto ningún arma, sino que parecía algún tipo de experta en tecnología. ¿Sabotaje? Sonaba bien, ese tipo de recursos podían ser de mucha utilidad...

De hecho, parece que intentó reprogramar al droide flotante, aunque algo debió salir mal porque el cacharro se terminó cabreando. Había sido un buen intento, aunque esperaba que su efectividad fuera mejor cuando realmente dependiéramos de ello.

DRK, cuentas con archivos de datos acerca de mí, ¿verdad? Pues analiza estas variables... -Dije pacientemente- En base a mi personalidad e historial, y teniendo en cuenta que a ellos los necesito para completar la misión y a ti no, en caso de que intentases descargar tu furia sobre ella ¿qué calculas que haría yo? -Sonreí, mostrando mi brillante dentadura y una maligna mirada clavada en aquel droide- Y mientras lo calculas, insisto: ¿y esos archivos...? -Le recordé, acomodándome en mi asiento- Ryloth, preciosa, ¿nos vamos ya?

El droide parecía acojonado, si es que su programación permitía algo así, especialmente por la proximidad de aquella vibroespada. ¡Qué diantres! Yo también lo estaría, aunque sin duda disimularía mejor. Al menos demostró cierta inteligencia, sacando a relucir la información con que contaba. Aunque su pequeña lección de historia me dejó pensativo unos instantes, la verdad era que no encontraba una utilidad real a todo aquello, de modo que me quedé en silencio, esperando a que nos pusiéramos en marcha.

-Comentarios omitidos, Greekh-Le dije al devaroniano, ya nos las arreglaríamos después de la cacería-Olvídate del análisis DRK, es inútil sin saber a qué fuerzas nos enfrentamos y ya nos las arreglamos nosotros con nuestras profesiones, que ya van pareciendo obvias con lo que hemos visto hasta ahora- Le dije a la chatarra contradiciendo la orden de Greekh. 

-Por cierto- Antes de que nadie respondiera le dije al resto -Como te habrás dado cuenta, daré mi potencial como francotirador o fuego pesado. Ustedes vayan al encuentro del contacto, yo podría quedarme de guardia en un tejado o ventanal frente a la cantina esperando actividad sospechosa-. 

-Entonces, chatarra voladora...- continúo mientras coloco el rifle entre mis brazos y me giro a DRK-...¿Cómo ha ido el conflicto hasta ahora? ¿Ord City está en manos del Frente o de la República? ¿Y el historial del general?- 

Mientras Flarl se mostraba de acuerdo con dar aquel rodeo, Greekh aprovechaba la situación para amenazarnos a Carl y a mí. Entrecerré mis ojos mientras soltaba su discurso, sonriendo con malicia cuando acabó de hablar.

- ¿Has terminado? Porque me parece que olvidas algo, listillo. – dije con chulería. – Si salimos victoriosos pasaremos mucho más tiempo juntos, y si no superamos la misión… Bueno, ya sabes lo que pasa entonces. – expliqué recordando que la alternativa a la gloria y la formación de aquella rama de clanes era la muerte.

Al tratar de reprogramar el droide, algo salió mal, muy mal. Logré descargar algunas cosas interesantes, pero no conseguí lo que pretendía. El droide se desplomó de repente, aunque no tardó en volver a encenderse, mostrándose tan insolente o más que antes.

- Está cosa es insoportable… - murmuré llevándome una mano a la frente, después de que el robot me amenazara.

Tanto el transdoshano como el devaroniano salieron en mi defensa, y si bien no conocía las motivaciones de uno de ellos, claras estaban las del otro, que hasta había contemplado matarme cuando aquello acabara.

- Gracias, Flarl. Y sí, creo que intentaré más tarde que esa cosa se relaje. – dije a mi compañero antes de dirigirme al asiento del piloto. – Me refiero al droide, no hablaba de ti. – dije a Greekh burlona, tomando asiento. – Nos vamos ya, sí, pero quita tus pies de ahí. Ya has dejado claro que eres un tipo duro, puedes dejar de joderme. – dije molesta, susurrándole aquella última parte mientras le miraba de reojo, antes de ponerme manos a la obra.

Mientras activaba lo necesario, escuché a Carl hacer una propuesta sobre cómo actuar cuando llegáramos a nuestro destino, antes de ponerse a hablar nuevamente con aquella chatarra. Quizás tuviera suerte y le sacara algún dato útil.

La twi'lek pulsa los distintos botones de la consola de mandos. Tras una primera ronda de instrucciones la nave no parece reaccionar pero tras introducir de nuevo los comandos logra que se cierren las puertas y se pongan en marcha los propulsores. La nave abandona el hangar de carga y saliis a la atomosfera superior de Ord Martell.

Tras cruzar una gruesa capa de nuves podeis avistar desde vuestra posición privilegiada parte de la geografía del hemisferio. Este consta de un par de continentes principales y varias cadenas de pequeñas islas que lo rodean. En el extremo septentrional veis brillar la extensión de Ord City. Corregiis el rumbo para dirigiros hacia las afueras de la ciudad y evitar el espacio puerto. 

Gracias a la pericia de la twi'lek podeis sobrevolar el paisaje hasta aterrizar a apenas unos kilometros de las afueras de la ciudad. El paisaje está formado por colinas suaves cubiertas por una vegetación escasa y algunos pequeños bosquecillos. Ya durante vuestro vuelo habeis podido ver varias granjas quemadas y señales de lucha armada. El lugar del aterrizaje es la cima de una de esas colinas, podeis ver a vuestros pies una pequeña carretera que parece ir en la dirección de Ord Martell, aunque como aun quedan varias horas de luz bien podríais avanzar campo a través.

Los sensores de la nave indican que la temperatura es de unos veinticinco grados y que el aire es respirable sin necesidad de equipos de supervivencia.

El droide sonda no puede resistirse y acaba ignorando la orden de Calron y soltando algunos datos más con su irritante voz metálica.

En estos momentos Ord City se encuentra en manos del gobierno de unidad apoyado por la República. Esta ha destinado varios cientos de "asesores" sobre el terreno para luchar contra el FLM. El general por su parte está escondido en alguna de las islas y desde ahí coordina toda la lucha armada logrando que el poder del gobierno fuera de las ciudades sea muy escaso. La campiña y las islas están plagadas de rebeldes y como consecuencia también de controles militares. Chasoon Cleto es muy popular entre el pueblo mantelliano, pero la presencia de la Armada Republicana y sus malas relaciones con los Sith le impiden obtener las armas suficientes para ir más allá de la guerra de guerrillas. Aun así es un táctico y estratega brillante y ha conseguido tener en jaque a las fuerzas gubernamentales y a sus aliados republicanos.

Flota en estos momentos hasta quedar junto a la twi'lek y observar el paisaje

Según mis cálculos deberíais tener unas posibilidades del 62% de llegar vivos a Ord City.

-No me digas las probabilidades, chatarra parlanchina. Una última pregunta, DRK, ¿estás programado para ir con nosotros o te quedas a cuidar la nave?- Le respondo mientras vuelvo a dar una última revisión al fusil.

-Según veo, es probable que nos topemos con una célula del Frente en el camino, podríamos aprovechar de interrogar a un par de rebeldes antes de llegar al contacto de la cantina.-Me coloco junto al panel para abrir la compuerta de salida mientras añado - Información para ingresar clandestinamente a la ciudad e información del general es lo que necesitamos, ¿listos para salir o hay que hacerle más interrogatorios al droide?- 

Otro día más en la trinchera contra los corruptos de la República... ¿Será realmente necesario asesinar a éste general?, la duda emergió en mi mente pero la desvanecí inmediatamente, solo son negocios.

Responder a la twi'lek habría sido una estupidez, y yo no acostumbraba a someterlas. Al menos, a no ser que fueran realmente necesarias y me reportasen un beneficio a la altura. No era el caso. Les había dicho aquello para que las posibles suspicacias quedasen a un lado y no entorpecieran, así que si quería asumir que íbamos a ser una gran familia feliz tras superar aquella cacería ¿de qué servía contradecirla? Que siguiera creyendo que fundar un clan me interesaba. Que siguiera creyendo que, de hacerlo, contaría con ellos. Hasta bajé los pies del panel de mandos de la nave, dedicándole una sonrisa divertida.

Cal no tardó tampoco en dejar claro que mis suposiciones, obviamente, eran correctas. Hasta hizo una proposición que no me disgustó en absoluto.

Ese es un buen plan, Cal. Supongo, Flarl, que querrás usar esa vibroespada a corta distancia, así que quédate cerca mío y cúbreme la espalda. Yo hablaré, se me da bien sacar información. -Expliqué, divertido, haciendo sonar mis nudillos- Supongo que tendremos comunicadores por ahí, ¿no? De lo contrario, deberíamos apañar unos.

La twi'lek comenzó a pulsar botones y palancas, movimientos fluidos en los que me estuve fijando porque, por desgracia, no había aprendido a pilotar. No había tenido tiempo. Desvié mis ojos a su rostro al ver que se quedaba quieta esperando mientras nada sucedía, y me percaté de que algo había fallado, porque comenzó de nuevo todo el proceso. O no era tan buena piloto como decía, o la lanzadera era un cacharro de mierda que nos habían colado de mala manera.

Finalmente, logramos despegar, recorriendo la distancia hasta el planeta en relativamente poco tiempo. Llegué a la conclusión de que el problema era la nave, ya que la piloto daba buena cuenta de su pericia.

¿Sesenta y dos por ciento? ¡Pan comido! -Afirmé poniéndome en pie, estirándome como si acabase de echar una siesta- Tus preguntas me parecen suficientes, Cal. No creo que necesitemos más. El contacto nos dirá más. Lo único... DRK, si te quedas en la nave necesito saber si puedes pilotarla de forma automática, y si podemos comunicarnos contigo a distancia. Por si necesitamos salir de la ciudad por patas. Y si vienes con nosotros, si estás programado para ofrecer apoyo de algún tipo, más allá de tu... -Sonreí de medio lado- ...excelsa sabiduría.

Y aún no habíamos salido de la nave. Nos quedaba un buen trecho hasta la ciudad, por territorio hostil. No iba a ser ningún paseo. No sólo podíamos encontrarnos con células del Frente, también con controles gubernamentales. Toda una fiesta...

El droide después de ver mi espada de cerca comenzó a hablar y a soltar información para así demostrar que era útil, bueno, discutible. El tal Greekh resultó ser un cazarrecompensas y resultaba que mis otros dos compañeros tenían recompensa, una situación mas bien interesante, verlo desde fuera la hacía incluso cómica, esperaba que no influyera para nada en la misión y mis compañeros fueran profesionales.

Mohamed por fin dijo algo interesante. El se quedaría cubriéndonos la espalda, y según el Devoraniano yo pondría la cara mientras él hablaba. Bueno, supongo que para eso me habían contratado a mí y no a otro.

Ryloth se puso a toquetear la nave y ya estábamos todos dispuestos a despegar. No pasó nada, me la quedé mirando, parecía algo nerviosa pero al final consiguió arrancar y salimos hacia nuestro destino.

- Anda que vaya piloto nos hemos buscado...

Llegamos al planeta y vimos una carretera, cogí mis cosas y me dispuse a caminar por la carretera dirección a la ciudad, pero recordé que teníamos dos fugitivos.

- Supongo que habrá que ir a escondidas, ¿no? Salgamos lo antes posible, ya nos estáis retardando demasiado.

Miré alrededor e incluso olfateé un poco buscando alguna pista, algún camino oculto o incluso algún rastro de vida.

El droide sonda procedió a responder las preguntas de los miembros del equipo

Estaba originalmente programado para permanecer en la nave en el supuesto en que llegasen al espaciopuerto de Ord City. En la situación actual quedo a la espera de nuevas instrucciones aunque os recuerdo que soy una máquina de matar altamente eficiente dice la voz metálica del robot mientras despliega de nuevo su pequeña picana eléctrica La ciudad de Ord City no dispone de ningún muro defensivo por lo que si lograis superar los controles en las vias de acceso podriaís entrar sin problema. La manera de hacerlo lo dejo a vuestra perversa imaginación biologica: soborno, engaño ¡violencia! y suelta otra de sus maníacas risotadas.

En cuanto al general no poseo datos sobre su ubicación pero de su historial puedo deciros que es un varón humanos de ciencuenta y cuatro años. En el pasado fue miembro de las fuerzas especiales martelianas por lo que posee ciertas habilidades de combate. Se espera en cualquier caso que esté protegido por las fuerzas de elite del FLM.