Partida Rol por web

Todo iba bien hasta que al dar con aquel claro en el bosque nos vimos sorprendidos por una ráfaga láser. Se trataba de cuatro guerrilleros que nos habían confundido con espías republicanos, lo cual no era de extrañar al habernos metido en una zona en guerra.

Flarl ya se encontraba acercándose a ellos cuando logré reaccionar, aproximándome yo también para poder atacar. Aquello no era precisamente lo mío, pero tampoco podía quedarme quieta, al menos no de momento.

Disparé al guerrillero más hacia la izquierda cuando conseguí acercarme lo estrictamente necesario, saltando entonces hacia un lateral, tratando de cubrirme.

Viendose superados por la feroz reacción de lo que suponían una presa facil los tres guerrilleros supervivientes tratan de ponerse a cubierto tras los troncos de los arboles. Una vez resguardados vuelven a abrir fuego con la esperanza de contener vuestro raudo contrataque.

Los disparos demuestran que se trata de hombres que no es la primera vez que tienen un blaster entre las manos y vuelan raudos hacia Flarl y Saenia, los dos mas cercanos, y Greekh quien con su armadura es el enemigo más notable.

¡Acabad con ellos! grita el que parece estar al mando.

-¡Dejen vivo al de más a la izquierda! ¡Yo me encargo del resto!- Todo sucedió demasiado rápido, la edad ya estaba comenzando a hacer mella en mi y eso fue lo único a lo que pude reaccionar. Por suerte no se les ocurrió darme a mi. Levanté el rifle y, al ser éste automático, decido responder el fuego contra los dos de en medio.

La rafaga de disparos del fusil de Calron hicieron saltar por los aires astillas de madera y hojas abrasadas pero su falta de costumbre con el arma que empleaba hizo que la rafaga de disparos no lograse alcanzar a ninguno de los tres guerrilleros que permanecían a cubierto tras los troncos.

Todo el asalto me había pillado completamente desprevenido, tanto que los disparos habían comenzado a pasar a mi lado antes incluso de lograr sostener mis blasters como era menester. De hecho, uno de ellos impactó en mi hombro, haciéndome retroceder un par de pasos por el impacto mientras maldecía para mis adentros.

Dejar uno vivo, sí, eso parece una buena idea... -Mascullé ante las palabras de Cal, quien hacía resonar su fusil con un gran estruendo. Me dispuse a accionar la pestaña con la que cambiar mis blasters a modo aturdidor, pero entonces vi que el humano no había logrado ni por el forro cumplir con la arte que él mismo se había asignado- ...pero quizás más tarde.

Dejé mis armas en modo letal y, mostrando mis dientes en una mueca feroz, comencé a correr en dirección a los soldados, acortando la distancia que nos separaba hasta situarme más o menos a la misma distancia que Ryloth. Entonces me arrojé a un lado buscando la cobertura de otro árbol, tras rodar por el suelo, realicé un disparo antes de ocultarme del todo.

El certero disparo del cazarrecompensas acabó con otro de los guerrilleros del FLM quien cometió el error de asomarse durante una fracción de segundo fuera de su cobertura y acabó encajando un disparo de blaster en pleno rostro. Sin un sonido el pobre cayó hacia atras sobre la hojarasca que cubría el suelo del bosque.

El primero cayó fácilmente, lo atravesé con mi espada de arriba a abajo sin que le diera tiempo a decir ni una sola palabra. A partir de ahí hubo un intercambio de disparos entre mis compañeros y nuestros enemigos. Uno de los guerrilleros me apuntaba a mi expresamente y consiguió darme, estaba demasiado cerca, a esa distancia no podía fallar. Pero igual que él, yo tampoco. Quedaban solamente dos de los suyos con vida, uno muy tocado y escuché que Cal quería hacer prisioneros, así que me dirigí al que quedaba intacto.

Esta vez llegué a su lado dando un salto y con la vibroespada agarrada por mis dos manos por encima de mi cabeza. Poco podía hacer ese guerrillero ya.

Me giré e intenté agarrar al guerrillero que quedaba intentando cogerlo por la espalda inmovilizándolo.

Flarl saltó con rapidez sobre otro de los guerrilleros y atacandolo con su espada logró acabar con el de un solo golpe. Realmente los mercenarios habían logrado girar las tornas con rapidez en esta emboscada y el cazador se había convertido en presa.

Mis compañeros estaban dando cuenta de lo que sabían hacer, provocando que esbozara media sonrisa mientras me asomaba por la cobertura. Puede que no fueran los hombres más amigables del universo, pero parecían cumplir con su cometido.

Con tan solo uno de ellos en pie, aquel que no había logrado derribar, me dispuse a volver a dispararle; aunque no con la intención de acabar con él. Calron había propuesto interrogarlo, y cambié el modo de mi arma a aturdidora, queriendo dejarle inconsciente para inmobilizarlo con mayor facilidad. Sin embargo, algo no salió bien.

El disparo de Saenia falló su objetivo y el guerrillero restante permaneció a cubierto tras el tronco del arbol debatiendose entre arrojar el arma y huir o salir a tiros de esta peligrosa situación en la que se encontraba.

Finalmente desesperado arroja su fusil y echa a correr tratando de internarse en el bosquecillo esperando que la menguante luz del atardecer le permita poner distancia entre él y estos enemigos mortiferos que han diezmado su grupo.

-¡Carajo!- ¡¿Cómo le fallo?!. Alcancé a mascullar al ver el como mi fallo garrafal. Al menos mis compañeros abatieron rápidamente a dos de los soldados restantes, pero Saenia no pudo aturdir al siguiente. De repente, el último en pie decidió huir del lugar. Esta es mi oportunidad.

Cambié el modo del rifle a aturdir, le apunté y disparé.

El disparo de Calron volvió a salir deviado dejando marcas de quemado en varios troncos mientras el guerrillero superviviente, indemne del ataque, echaba a correr con más fuerzas aun.

Estaba claro que aquella pequeña escaramuza se tornaba rápidamente a nuestro favor. La superioridad era manifiesta, algo que quedó claro en poco tiempo hasta para el último de aquellos alfeñiques. Pero el muy bastardo trataba de huir, y aquello no nos convenía. Podría dar aviso a otros y complicarnos la existencia, de modo que al ver el nefasto disparo de nuestro "francotirador", me encontré ante una pequeña disyuntiva.

¿Tratar de apretarle, o asegurar que no huyera?

Alcé una de mis armas tras decidirme y cambiar el modo de disparo, y apunté de costado, cerrando uno de mis ojos. Tomé aire, lo mantuve en el interior de mi pecho, y antes de liberarlo, disparé. Había que jugársela.

El guerrillero fue alcanzado por el disparo del cazarrecompensas en mitad de la espalda. Soltó un grito que rapidamente se apagó en un gorgojeo y cayó de bruces en el suelo del bosque retorciendose entre espasmos provocados por las descargas resultantes del disparo aturdidor de Greekh. Tras unos segundos de convulsiones quedó inconsciente entre la hojarasca y el bosque recupero el silencio solo roto por el trinar de algunos pajaros y el murmullo del arroyo.

Después de que le dispararan absolutamente todos mis compañeros, el último guerrillero finalmente cayó. Había sido una batalla sencilla, al menos por mi parte. Dos guerrilleros caídos gracias a mi vibroespada, ojala hubieran sido igual de efectivos mis compañeros.

-Ahí tenéis a vuestro rehén, espero que no os cueste tanto interrogarlo como abatirlo. Yo me dedicaré a investigar que tienen estos cadáveres de utilidad.

Dicho esto me dirigí hacía los cuerpos muertos y comencé a escudriñarlos en busca de algo valioso, o que nos fuera de utilidad para la misión.

Verle caer al suelo me produjo una sensación tan placentera que mi lengua afloró para acariciar mis sonrientes labios. Sacudí ambos costados de mi gabardina, echándola hacia atrás, y con un rápido gesto hice girar mis blaster entre mis manos hasta hacerlos entrar en sus fundas.

Ah, pero ¿ha costado? -Bromeé mirándole con malica- Yo no he fallado un disparo, no como nuestro francotirador. ¿Por qué te buscan, Cal? ¿Un antiguo patrón insatisfecho con tus servicios? -Pregunté antes de echarme a reír ligeramente, buscando únicamente provocar un poco al excesivamente serio hombre de armas- Bah, no te enfades, solo es una broma. A todos el mundo puede pasarle, supongo, pero deberías revisar el arma, no sea que te hayan dado una chatarra mal ajustada. -Me giré hacia la Twi'lek, mirándola de arriba a abajo con descaro mientras pasaba a su lado- ¿La suerte del principiante, preciosa? Porque no ya estado mal, nada mal... -Le dije guiñándole un ojo- Revisad los cadáveres y asegurad el perímetro, tengo trabajo. -Anuncié haciendo crujir mis nudillos antes de alcanzar al soldado inconsciente. Había que revisar que no llevase ningún arma escondida, ningún comunicador ni otros cachivaches que pudiera utilizar al despertar. Y quitarle el casco, claro, y las gafas. Quería mirarle a los ojos al interrogarle...