Partida Rol por web

Entre unas cosas y otras tanto Emily como Eileen solo se volvieron a encontrar, de forma más tranquila, en el dormitorio. Emily acababa de salir de la ducha y Eileen se acababa de terminar de poner el pijama.

Solo Beth quedaba dentro del baño y las demás chicas estaban pasando el rato en la sala común.

Había estado pensando en lo ocurrido toda la tarde, y en las pocas clases que quedaban me había sentado con Marian. No quería saltarle ni a la una ni a la otra de algun modo enfadada, necesitaba calmarme primero y ordenar mis ideas. Pensar en todas las perspectivas, y en las palabras que necesitaban decirse.

La ducha me había ayudado a calmarme definitivamente, y cuándo salí y vi que sólo estaban Eileen y Beth en la habitación, supe que era el momento.

- Tenemos que hablar. - les dije a ambas con calma.

Se había pasado una hora buscándola pero el maldito Hogwarts era capaz de acabar con su paciencia y, sobre todo, de desesperarla. Al final ni ajedrez con Williams ni nada, sólo vagar como alma en pena o algo similar, hasta que la había encontrado en la siguiente clase.

La evitaba. No de una forma malintencionada como hubiera podido hacer otro, pero la ignorancia dolía. Al final había tomado asiento junto a Bella, en el Gran Comedor incluido, guardando las apariencias como sólo pocos sabían, sonriendo cuando tocaba y sin demostrar las ganas que tenía de que, aunque fuera, le dirigiera una mirada o una simple palabra. Un puente al perdón a algo que de inicio no había sentido como culpa.

Al caer la noche, había desistido. Se había puesto el pijama con ganas de hundirse entre las sábanas y dar vueltas hasta caer dormida en algún momento. Y justo cuando estaba destapando la cama, Emily rompió el voto de silencio con aquella típica frase que nunca hubiera esperado de ella.

- Sí, sí, es verdad - sonrío levemente intentando transmitir normalidad a la par que se sentaba -. Tú dirás.

Me acerqué a Eileen y me senté en la cama de enfrente, haciéndole un gesto a Beth para que se unise a Eileen. Cuando lo hizo suspiré.

- Por dónde empezar... - ​era difícil teniendo en cuenta que estaban en distintas páginas. - Esta mañana, tras las cartas, se me ocurrió algo. - le conté a Beth lo mismo que a Eileen tras encontrarme en la biblioteca. - Lo que no te dije entonces, Eileen, es que robé el registro en ese momento. Estuvo toda la mañana en mi mocila. Iba a llevarselo al profesor Pullap antes de comer, por eso te dije que vinieses. No quería ser más específica con tanta gente al rededor, pero suponía que me entenderías perfectamente. Decidiste no venir, a pesar de quejarte que me iba por ahí sin ti, y preferiste ir a jugar al ajedrez. Pero yo no podía ir por el colegio con ese libro en la mochila por mil razone, y el profesor estaba esperándolo, así que no tenía más elección. ¿Y que decides hacer tú? - dije mirando sólo a Eileen en este caso - Mientras juegas al ajedrez mandas un par de escoltas tras de mi. - fruncí los labios. No quería enfadarme, pero me había sentido traicionada. - Porque estás preocupada. Pero ninguna tiene la magnífica idea de hablar, o preguntar,  venir conmigo. Sino qur optáis por espiarme. ¿Cómo se suoine que me tengo que tomar eso? Por que lo que me hizo sentir es que ni confiabais en mí ni estábais preocupadas, sino que simplemente teníais curiosidad por saber qué hacía, y que tal vez sospechábais algo de mí. Me hizo sentirme completamente traicionada.

Me quedé unos segundos en silencio. Tal vez para dejarles asimilar, o tal vez para asimilarlo yo misma.

- Todos cometemos errores, y hacemos cosas estúpidas que sientan mal a quienes nos importan. Así que sé que eso fue solo un error, un malentendido, una estupidez que no pretendía hacer lo que hizo. Y si en algún momento descubro que o fue eso, os mataré a ambas y todos cntentos.

Me levanté y fui hacia la puerta de la habitación, para asegurarme que aún no venía nadie. Volví a la cama y volví a sentarme. 

- El profesor Pullap necesita ayuda con los ataques y las amenazas. Como Auror sabe lo que se hace, pero no puede hacerlo solo. Y me ha preguntado en quien confío, esas sois vosotras. Si aceptais, claro está.  No sé si está todo claro.

Había veces que mantener una simple sonrisa en el rostro era difícil pero a aquellas alturas se había convertido en una tarea tan titánica que, en algún momento del monólogo de Emily, la dejó por imposible y permitió que su rostro reflejara sólo una seriedad inusitada en ella.

Se miró los puños cerrados sobre el regazo, sintiendo cómo la sangre le hervía y le subía a borbotones hasta hacer enrojecer su piel blanca, dejando de lado la culpa que los demás le habían hecho sentir y que había logrado que dejara de lado su enfado inicial, que ahora volvía a ella.

Que injusto. Tremendamente injusto. Ella no le había dicho a Beth que la siguiera, le había dicho que la acompañara, era la otra la que se había tomado la libertad de hacer aquello de modo que no era precisamente culpa suya. Pero aún así, no le daba la gana revelar aquello porque Emily se había dedicado a culparla sin saberlo. En lugar de pedirle explicaciones de buenas a primeras había enviado a un mensajero, una Beth llorosa. Tampoco quiso decir acerca de que, fuera lo que fuera que le hubiera dicho a la chica, si había logrado dejar a Beth con los sentimientos a flor de piel se había pasado. No, aquello atentaría directamente contra el orgullo de su extraña compañera de casa y no era lo que pretendía. Y, por supuesto, que no había habido partida con Williams. Aquella acusación le escocía particularmente. El chico se lo había pedido, no había querido dejarle colgado a pesar de que no era lo que le apetecía en aquel momento, pero cuando todo el mundo le había insistido que fuera detrás de su amiga a pedirle perdón ella lo había hecho, había cancelado el plan y se había marchado para toparse con que, claramente, Emily no quería estar con ella.

La insistencia de los demás, sus propias preocupaciones, la forma de ignorarla de Emily, todo eso la había llenado de culpa, aplacando el enfado. Pero ahora simplemente volvía a estar molesta y sin poder decir palabra. Y lo peor era que en parte no podía dejar de entender el enfado de su amiga pero aún así aquella no era la manera.

Así que por todo eso, al final lo único que hizo fue elevar el pulgar en señal de conformidad para acabar estirándose en su cama, de espaldas, sin importarle la presencia de Beth en la misma.

- Me parece bien, cuenta conmigo.

No importaba lo que dijera Bella, aquello era imposible. Eileen llevaba perdonándole desplantes aquel día a la mínima que Emily le sonreía porque no podía evitarlo, no quería estar enfadada con ella, no podía estarlo. Pero ahora ella llegaba totalmente ofendida sin darse cuenta de que sus palabras y su actitud dolían.

No podía huir, no podía esconderse. Compartían las veinticuatro horas de sus días en Hogwarts así que tenía que seguir aguantando una acometida tras otra porque la quería, porque en el fondo sabía que aquello no sucedería si no estuviera enamorada de ella. No se enfadaría tanto, no estaría paranoica, no estaría celosa, no estaría nerviosa con cada pequeña cosa que sucediera alrededor de Emily.

Una parte de ella empezaba a pensar que ojalá nunca se hubiera enamorado de ella y no porque Emily no mereciera aquel amor, sino porque por cada cosa buena aparecían tres de malas y aquella zozobra emocional en la que se hallaba sumida no era fácil.

Ojalá la amara del mismo como que Eileen lo hacía. Ojalá aquello acabara bien y valiera la pena porque la persona en la que ella misma se convertía estando enamorada no le estaba gustando un pelo.

Había estado callada todo el rato, escuchando las palabras de Emily. Le parecían injustas de algún modo pues solo había querido protegerla. ¡Solo habían querido lo mejor para ella! Eso sí, no podía evitar repetirse en su cabeza una y otra vez que, aunque Eileen le había pedido que fuera con Emily y que ello había desencadenado todo aquello, lo cierto es que todo había sido culpa suya. Miró a Eileen de reojo, a su lado. Parecía a punto de estallar, pero Beth no alcanzaba a comprender para qué lado. 

- No fue culpa de Eileen.- se atrevió a decir. Sí. Es verdad. Emily les estaba proponiendo unirse a un grupo de investigación privilegiado, lo que querría decir que o bien ella confiaba ciegamente en ellas o que al menos no había puesto pegas si Pullap lo había propuesto. Pero necesitaba aclarar aquello. No podía soportar causar dolor en nadie. Emily podía conocer el por qué de la obsesión de Beth por apartarse de la gente. Emily sabía por qué Beth tendía a estar sola. La culpabilidad y el miedo a ser responsable la conducían siempre al camino de la soledad- Solo me dijo que fuera contigo,  pero yo...- tragó saliva.- Yo me empeñé en no unirme a ti y solo vigilar que estuvieras bien. Me... me equivoqué... no culpes a Eileen.

Quería tratar aquel asunto antes de dar una respuesta a la proposición. Sentía que debía solucionar el enfado de las dos chicas, que se perdonaran sin rencor, antes de dar una respuesta. Dependía de lo que sucediera a continuación para dar una respuesta.

No me pasó desapercibido el hecho de que Eileen estaba a punto de explotar, y menos aún el hecho de que no dijese nada ni a mi explicación de porque había estado enfadada ni a mi "disculpa-borrón-y-cuenta-nueva-confesión-de-confianza". Se tumbó en la cama cómo si la cosa no fuese con ella, obviamente evitando el confrontamiento. Beth explicó entonces que había sido su culpa, un error de juicio que había complicado lo que probablemente habría sido una buena tarde si no hubiese ocurrido eso. 

 Suspiré. Beth solía evitar demasiado contacto con la gente por cosas así, lo sabía, y sabía que se iba a culpar muchísimo por esto. No era mi intención. Había necesitado la tarde para recomponerme de lo que me había heco sentir traicionada, pero tras sopesarlo todo había optado por escuchar al corazón. Eso me decía que todo había sido un cúmulo de malas decisiones que no pretendían hacer daño a nadie, y también me decía que las dos chicas frente a mí eran mis mejores amigas y las únicas a las que confiaría mi vida. Por es había querido explicame, y por eso había dicho que todos cometíamos errores y no pasaba nada. No pretendía que se discupasen por un error, sólo quería demostra que cnfiaba en ellas  me importaban.

Me levanté y le di un abrazo a Beth.

- La próxima vez puedes llamarme por el pasillo, idiota. - le dije, desde el cariño.

Me separé de ella y miré a Eileen, cabreada.  Me estiré para colocar ambros brazos a sus lados, obligándole a mirarme quisiese o no.

- Al parecer saqué conclusiones de un malentendido, y eso creó más malentendidos. - aunque eso seguía sin cambiar el hecho de que todo había empezado cuándo optó por irse con Will tras echarme bronca por no inluirle en mis "misiones", yo debería haber ido a hablar con ella antes. Pero había necesitado calmarme, y estudiar la situación. Eran Ravenclaws, ellas también lo hacían. Si se ponía en mi posición, viendo la situación tal y cómo yo la había vivido, entendería porque me había sentido tan dolida cuando las dos personas en las que confaba más y más me importaban rompían esa confianza. Y yo ahora que sabía su parte me ponía en su lugar y entendía que me debía haber visto cómo la idiota que era toda la tarde, sin hablarle aparentemente sin razón alguna, y que estuviese cabreada. - ​Prometo ser mejor amiga si me perdonas.

No dijo nada ante las palabras de Beth y no porque no agradeciera aquella confesión sino porque seguía empeñada en mantenerse al margen, que la dejaran en paz por aquella noche para afrontar todo desde la renovada óptica de la mañana siguiente.

Escuchó cómo Emily se aproximaba y hablaba con Beth, quedándose rígida esperando que el momento pasara. Posiblemente por ello no estuvo preparada para el nuevo peso que se instauró en su cama y los brazos que la cogieron, obligándola a girarse a pesar de las pocas ganas que tenía ella de hacerlo.

- Déjame, idiota - se revolvió para que no lograra cumplir con su propósito pero al final Emily resultó más fuerte. Cuando por fin logró que la mirara, Eileen tenía los ojos llenos de lágrimas -. Idiota, eres una idiota. Te perdono. Idiota - se giró de nuevo en cuanto pudo, intentando evitar echarse a llorar. Maldita sensiblería.

Sabía que debería perderle perdón también y posiblemente explicarse pero no podía, tenía las palabras atravesadas en la garganta.

Sonreí cuándo Eileen se dio la vuelta. No era que me riese de ella, si no que me alegraba de lo que decía. 

- ​Escúrrete un poco para allí. - le pedí a Eileen mientras me acurrucaba detrás de ella y la empujaba hacia una punta de la cama. Las camas eran pequeñas para tres, pero aún así le señalé a Beth el trocito libre para que se uniese. - Así, cucharacuchara. 

Me quedé unos segundos en silencio.

- Perdón por haceros llorar, en el pasado, ahora o el futuro. A veces soy una idiota, y no es necesario que lo corroboréis, gracias. Y perdón por todo lo que venga si aceptáis ayudar al profesor Pullap junto a mí, pero quiero protegeros y si no paramos esto antes de que vaya a peor, no sé si podré. Y sé que con vuestra ayuda tendremos más posibilidades. ¿Me ayudaréis?

Aliviada. Así se sintió cuando por fin las dos entraron en razón y se perdonaron. No le gustaba tampoco eso de tirarse con ellas en la cama. Beth se ponía incómoda con bastante poco. Pero ahora no quería apartarse. Además, Emily hablaba tan bajo en esos momentos que no habría podido escucharla de no ser porque estaban cerca:

- Ayudaré en lo que pueda.- aceptó finalmente Beth. Y queriendo destensar el ambiente, intentó bromear.- Además el profesor Pullap está muy bueno. 

Maldita, maldita, Emily y su poder de convicción. Siempre lograba arreglarlo todo con una sonrisa y una muestra de humor, debía ser la única persona en la faz de la tierra que lograba que los demás se ablandaran sólo con eso pero lo cierto es que al parecer funcionaba, por lo menos con Beth y con ella.

Rezongó un poco aunque le hizo caso, acercándose a la pared todo lo que podía mientras Emily volvía a pedirles ayuda sólo que esta vez de un modo que animó a Beth a aceptar e incluso a bromear. Ella, por su parte, ya había aceptado antes aunque viendo cómo el ambiente empezaba a recuperar la normalidad acabó por decir con un toque de humor reticente:

- Ah bien, como Pullap está bueno tendremos que aceptar.

Ambas aceptaban, tanto las disculpas como la misión. El día cerraba bien, por suerte.

- No tenéis nada que hacer si yo entro en la competición, ¿lo sabéis? Soy tan irresistible que me estáis "sandwicheando" hasta vosotras.  - dije agitando un poco las caderas de lado a lado de manera estúpida, justo antes de ponerme a reir.

- ¿Estropeo el momento si me pongo seria para decir que hablemos de lo que el profesor quiere, con más detalles? - añadí después, cambiando el tono.

Sonrió, divertida ante las respuestas de sus amigas. Lo cierto es que tenía suerte de contar con ellas. Muchas otras personas simplemente la trataban de rara y se alejaban de ella al mismo tiempo que Beth se alejaba del mundo. Pero Emily y Eileen siempre habían estado ahí y, por suerte, sabía que continuarían.

- Venga. Estoy intrigada. ¿Qué quiere?

Apoyó la cabeza en la mano, alzándose para poder mirar a Emily cuando hablara.

Le puso los ojos en blanco a la pared cuando Emily empezó a menearse de lado a lado aduciendo a su sex appeale, que en movimientos como ese estaba totalmente ausente.

- Mujer, si lo seduces con esos movimientos nada que hacer, está claro... - otro atisbo de humor reticente. Aún no se sentía con ganas de bromear así que surgían en un tono enfurruñado. No tardó en ir al grano, lo cuál en aquel momento era un respiro para sus emociones -. Venga, desembucha.

Me incorporé y fui a sentarme a la altura de sus pies, cruzando las piernas, para darles espacio para incorporarse. Era extraño ponerse a hablar de algo así tal y cómo estábamos tumbadas.

- El profesor sospecha de que el culpable, o culpables, es algun alumno casi seguro de nuestro curso. Yo también. Además, y esto tal vez aparezca dentro de unos días en la prensa aunque no estoy segura de ello, también están llegando amenazas al ministerio. Esto me lo ha dicho mi padre. Eso quiere decir, deduzco, que quien sea no está solo aquí y la amenaza es mayor que un par de ataques entre alumnos celoso. El profesor Pullap cree que será más fácil descubrir algo para nosotras. Los alumnos hablan, fanfarronean o hacen cosas raras cuando no hay profesores cerca. Del registro de alumnos han salido un par de cosas interesantes. El profesor nos dejará estudiarlo a nosotras también por si vemos algo que no cuadre, pero de momento hay una persona a la que tenemos que echarle un ojo: Marcus. Al parecer es hijo de muggles, pero sus padres lo abandonaron cuando aún era pequeño por ser mago. Seguramente eso no lo sabe nadie, si no no estaría en el grupo de Kennings. Lo que probablemente crea un motivo bastante factible: rodeado de gente que nace y crece rodeaba de magia y es un orgullo para sus padres, mientras que él fue repudiado por ello. 

Les dejé sopesar las palabras. Beth lo conocía igual que yo desde hacía muchos años así que tal vez se planteba lo mismo que yo hice cuando me enteré: ¿Si le hubiésemos tratado de otro modo de pequeño, habría sido distinto? Además, en el fondo, era una historia que daba pena si eras empático, te hacía sentir lástima por Marcus.

- Luego... hay otra cosa que no es petición del profesor, sino idea mía, y que nos podría ayudar. Si consiguiésemos algo de veritaserum... - miré a Eileen - No sé lo difícil que es de hacer la poción o conseguir los ingredientes, pero tú eres la única aquí con posibilidades. La otra opción... Bueno, Anwen tiene dos dosis, si aún no las ha usado. No quiero meterla en esto, lo que quiere decir que solo hay una manera de conseguir su veritaserum... - dejé caer sin terminar la frase. Había pensado incluso en cómo hacerlo, pero si ellas se negaban en redondo...

El tema se estaba poniendo serio así que hizo un esfuerzo por dejar su actitud infantil a un lado y sentarse, apoyando parte de su espalda y de su cabeza en el frío cristal de la ventada, con las piernas encogidas contra su pecho y sin perderse palabra de lo que en aquel momento les contaba Emily, que sin duda le había dado a todo aquello la debida importancia que ella no había sabido darle, a pesar de recibir una nota.

- Aunque Sleigh sea un cabronazo de mierda - no, Eileen no sentía empatía alguna por alguien que se había procurado la fama que tenía. Fueran cuales fueran sus orígenes, no había luchado contra ellos -, no me parece que cuadre con el perfil. Él se ha buscado su sitio, debe odiar ser sangre sucia, dudo que intente pisotear a los sangre limpia porque es lo que querría ser. No sé, que sí, que podría querer eliminar al objetivo de su envidia pero no me cuadra, me parece un trepas que se alimentará de el poder y la fama de sus amigos y punto. Aunque estoy de acuerdo con que le echemos un ojo - las siguientes palabras, mencionando el Veritaserum, le hicieron torcer el gesto -. Estoy segura de que puedo conseguir hacer Veritaserum aunque quizás me cueste un poco y sino siempre le puedo pedir a mi madre que me envíe. Pero tía, a Rhys no. En serio, me dan miedo tus pensamientos. Como me digas que pensabas tomarte multijugos para transformarte en Kennings, liarte con ella y quitarle la poción...tienes pésimo gusto con las mujeres - esbozó el primer atisbo de sonrisa antes de ponerse seria de nuevo -. Vamos a tener que vigilar en momentos claves como partidos de Hogwarts, fines de semana y la excursión a Hogsmeade, seguro que van a aprovechar la oportunidad. Quizás deberíamos escoger unos cuantos sospechosos y decidir a quién sigue cada una.

Anwen nunca le había caído bien. Siempre tan perfecta, tan tranquila y tan segura de sí misma. La prefecta perfecta. Beth no soportaba cómo trataba a la gente y la importancia que se daba con las cosas, como el día en que ganó el veritasserum.

- A mí me habría encantado que lográsemos quitarle el Veritasserum.- comentó, exponiendo sus pensamientos.- Pero si Eileen cree que puede conseguirlo...- menos divertido, desde luego- Pero dudo que tu madre te envíe algo como eso. Te hará millones de preguntas sobre para qué lo quieres, en qué lío te has metido, etc.

Después reflexionó sobre los posibles objetivos de investigación, pero no tenía nada claro así que esperó a que sus amigas hablaran.

Lo que decía Eileen tenía cierto sentido, pero también le veía un fallo. Marcus no bebía del poder de nadie ni trepaba en él, o al menos no le había visto hacerlo nunca en estos años. Sea cómo fuere era el primer sospechoso y mientras estuviésemos deacuerdo en que teníamos que vigilarle, no había problemas. Bufé y me reí con cierto nerviosismo ante lo que dijo Eileen.

- ​​Pfff. No... La poción multijugos nos costaría tal vez más, y se tarda meses en pepararla... - pero sus tiros no iban mal encaminados - Pero el chico nuevo, se nota que le gusta y está en Slytherin, y él aún no sabe cómo van las cosas aquí. Parece flirtear tanto con ella como con Vilma. Bella está ya en nuestra secta, así que tal vez... Tal vez podríamos convencer al nuevo. Decirle que es algun tipo de reto, o broma, y no decirle que es veritaserum por supuest. Tal vez él podría conseguirlo para nosotras... O distraer lo suficiente a Anwen.

No me parecía una idea tan descabellada, y teníamos la oportunidad si lo hacíamos cuant antes. El chico no parecía extremadamente brillante, y si Bella nos ayudaba, creía que aceptaría.  Escuché las ideas de Eileen, y asentí. 

- Podemos ir mañana a ver al profesor Pullap, y revisar el registro. Por lo que vi en la biblioteca hay mucha más información de lo que esperarías... - pensé en lo que había visto de Kegan. No me parecía justo que yo supiese esto y Kegan no. - ¿Sabes si Kegan recibió una nota? - tras lo leído mi intuición decía que sí. - En el registro pone quien es su madre... -le expliqué a Eileen.

El tema del Veritaserum parecía atragantárseles, desde luego resultando ser algo bastante peliagudo. No le había molestado en su momento perderse aquel premio pero ahora parecía que iba a tener que valorar más aquel tipo de oportunidades como maravillosas y únicas. Respecto a su madre, ella pensaba que no tendría demasiados problemas en convencerla, el problema sería la estricta vigilancia ministerial a la que estaban sometidos. Seguramente aquello sí supondría un problema.

- Puede. Tendremos que pensar en algo - aplazó ese momento porque la verdad era que no tenía la más remota idea de cómo distraer a Anwen lo suficiente como para sustraerle la poción. Fue entonces cuando Emily mencionó la nota de Kegan, recordándolo -. Ah, sí, de hecho cuando te encontramos en la biblioteca te íbamos a buscar para ver si podíamos descubrir algo del tema. Él confía en mí porque los dos encontramos a Wilson desmayada, ambos acompañados, así que sabe que yo no he sido y yo sé que él no ha sido. ¿Qué pasa con su madre?