Partida Rol por web

Los días pasaron sin incidencias desde lo ocurrido en el cuarto de baño de Myrtle. Pocos supieron lo que había sucedido, a excepción de la mayoría de los alumnos de séptimo curso. Gracias a la actuación de Emily Van Dyck aún no había cundido el pánico en el colegio. 

Las investigaciones que algunos de los estudiantes hicieron a raíz de llevar a Emily a la enfermería, fueron puestas en común para el profesor Pullap y, por ende, para el resto del profesorado. Eileen y Vilma informaron a Anwen, Emily, Max, Tabatha, Kegan y Williams, que Myrtle había visto a alguien en el baño. Pero iba encapuchado y con la capa desabrochada por lo que no pudo fijarse en demasía. Eso sí, percibió que la persona llevaba pantalones. Anwen, Kegan y Williams no descubrieron nada nuevo en referente al atentado; Tabatha se había enterado de milagro y Max igual. Además, Katherine Starks, enviada al aula de Pociones por Anwen Rhys, descubrió que el caldero con la poción de Anwen sobre el fluido explosivo era la única poción que no estaba. Alguien había robado el fluido. La siguiente clase, la de sexto curso, no pudo usar el aula de Pociones después de ellos después del incidente con Williams. 

Los días transcurrieron normales, sin que nada más sucediera. Williams e Ian habían firmado una tregua. Después de que el Gryffindor le ayudara a llegar a la enfermería, Williams le ayudaba con Pociones. Tabatha siguió con su cómoda y habitual rutina, recibiendo correo cada semana. Kegan se centró en el quidditch con más entrenamientos, pasando el tiempo con sus amigos y recibiendo elogios de su club de fans. Emily y Eileen continuaron como siempre. Prácticamente todo el tiempo juntas. Vilma no volvió a ser molestada, de momento por Anna y Cosette. Tampoco es que les diera muchos motivos. Max continuó con su racha de castigos desde el primero del año- el de Anwen- hasta el tercero por travesuras y andar a deshoras fuera de la cama. Por su parte, Anwen continuó con su vida normal. Guardias, clases, estudios, rollos... una vida cómoda propia de alguien de su estatus.

También fue la primera luna llena para Jeremy Morgan. No hubo incidente ninguno y, aunque tuvo que pasar la noche apartado de todos, el profesor Pullap se quedó con él. La poción matalobos había funcionado perfectamente. Eso sí, las secuelas de la transformación hicieron mella durante varios días en el pequeño. Siguiendo con el tema de los licántropos, también tuvo lugar el juicio al señor Morgan. Quedó absuelto y libre, pero bajo la condición de que serían vigilados en cada luna llena y que la poción matalobos sería suministrada por el ministerio.

Y así pasó un mes y llegó el día en que los alumnos extranjeros vendrían a Hogwarts. Era un poco después de la hora de la cena. Gracias a Vilma, Tabatha y sus amigos, los de séptimo y sexto curso tendrían una fiesta de bienvenida para sus nuevos compañeros en aquel año académico. Contaban con el Gran Comedor solo para ellos pues los demás estudiantes ya habían cenado y se habían ido a sus salas comunes antes de que fuera el toque de queda. Los profesores, como era de esperar, también estaban presentes. Había comida, bebida y mucha gente ansiosa y nerviosa por ver a sus nuevos compañeros.

Finalmente, las puertas se abrieron y un pequeño grupo de estudiantes bien vestidos con túnicas grises hicieron aparición. Uno a uno les fueron presentando:

Greenbell:- Bella McAlroy. Dormirá y comerá con Ravenclaw.

Greenbell:- Lucas Riordan. Se acomodará con Hufflepuff.

Greenbell:- Henry Mitchell. Se acomodará con Slytherin.

Greenbell:- Y Adriana Elliot.

Greenbell:- Podéis ir conociéndoos. Pero recordad que en una hora todos a vuestras respectivas salas comunes.

Aunque el curso había empezado muy fuerte (dos explosiones el primer día era raro incluso para Hogwarts), el siguiente mes transcurrió sin incidentes. Mirtle apenas había dado información, pero Anwen había acertado en que había sido su propio fluido explosivo el utilizado en aquel ¿atentado? Se sentía extrañamente indignada por ello y le encantaría encontrar al culpable. Dado lo que había ocurrido era muy probable que fuera un chico de septimo, pero sin más pruebas no había nada que hacer. El último año era duro pero Anwen era aplicada y conseguía llevar las cosas al día sin meterse en problemas, aún con sus correrías nocturnas...

Pero aquel día se salía de la rutina. Iban a llegar los estudiantes de intercambio y desde los profesores habían admitido la petición de varios alumnos de hacer una pequeña fiesta de bienvenida. A Anwen no le pareció mal, aunque ella no podía quedarse mucho rato ya que tenía después clases de refuerzo de DCAO. Igualmente se quedaría todo lo que pudiera para conocer a los nuevos y dar la bienvenida al menos al que estuviera en su Casa.

Los de Ocean...no tenían mal aspecto. Habría que ver como eran en persona. Anwen había estado hablando en la cena con los de su Casa sobre el tema (con Will, Lillian y Roy sobre todo). Cuando la directora terminó y dio comienzo la fiesta Anwen le indicó a Roy que debería acompañarlo a ver al que sería el "nuevo Slytherin". Se preguntaba como habían elegido quien iría a cada Casa.

Todo el mundo sentía curiosidad por los nuevos. Pero las cosas tenían un orden y Anwen como prefecta iba a ser la primera en hablar con Henry Mitchell.

-Henry Mitchell. Bienvenido a Hogwarts. Soy Anwen Rhys, prefecta de Slytherin, la Casa a la que se te ha asignado. Espero que tengas un buen año con nosotros. ¿Qué tal ha ido el viaje?

Los días habían pasado con calma tras los sucesos del primer día, o con toda la calma que podía esperarse para los alumnos de séptimo curso quienes podían escuchar por lo menos cinco veces en cada clase la palabra examen. Hubiera hecho bromas al respecto sino fuera porque sospechaba que Emily estaba desarrollando un tic nervioso cada vez que escuchaba mencionar a los susodichos. O no, tal vez fuera simplemente que esperaba ver cómo su amiga se volvía loca de un momento a otro y por eso empezaba a imaginar cosas.

Fuera como fuera ella estaba mucho más preocupada por otros temas como eran la luna llena y el juicio de su padre. La primera aconteció antes que lo segundo y aunque Eileen se esforzó por mostrarse despreocupada y optimista ante su hermano no pudo evitar volcar todos sus nervios sobre Emily, aunque por suerte para la rubia tuvieron lugar durante aquella única noche en la que incapaz de pegar ojo se la pasó sentada en su cama, abrazándose las piernas y pensando con ansiedad que en aquellos momentos su familia al completo le aullaba a la luna. Por algún motivo aquello resultaba descorazonador.

Sin embargo, cuando ambas habían acudido a ver a Jeremy había actuado como si nada, aunque había dejado los halagos para su amiga mientras ella le hacía comentarios poco amables sobre su aspecto. A aquellas alturas era imposible cambiar su relación por una mucho más cariñosa pero a su modo ambos se querían y ella ejercía de hermana mayor. Sólo esperaba que Jeremy lo supiera.

En cuanto al juicio de su padre salió sorprendentemente bien y aún así no acababa de estar tranquila. Le parecía extraño el modo en que se había resuelto, casi demasiado sencillo, casi demasiado bien, demasiado oportuno. No quería pensar en que la persona que se la había jugado a su padre de ese modo seguía suelta pero inevitablemente había momentos en que aquello se colaba en sus pensamientos. A parte de aquello, no había tenido noticias de su padre excepto las que su madre plasmaba en el pergamino cada vez que les enviaba una carta y le preocupaba que toda aquella experiencia hubiera sido demasiado para él.

Con todo, luchaba por mantener el buen humor porque su estancia en Hogwarts la hacía feliz y porque para alguien como Eileen era mucho más fácil centrarse en lo bueno. Quizás aquello resultaba especialmente fácil porque, en los momentos malos, tenía a Emily a su lado.

Y así, llegó el día del "intercambio", en el algunos habían tenido la brillante idea de montar una fiesta de bienvenida, momento que aprovecharon para presentarles a las nuevas adquisiciones del colegio con la obligación de ser acogedores más que el deseo de serlo.

- No está mal, siempre va bien que haya caras nuevas - murmuró un tanto distraída en general, en el sitio que ocupaba junto a Emily -. ¿Le has echado el ojo a alguno? - bromeó, alzando las cejas un par de veces, antes de resoplar y murmurar algo por lo bajo.

- Tía...creo que Wilson, Stana Wilson, me ha adoptado como su nueva mejor amiga - vale, hacía tiempo que empezaba a tener aquella ligera sospecha pero es que la nota de hacía un rato se lo había confirmado -. Todo porque la ayudé el primer día del colegio a buscar una cosa que se le había perdido. Resulta que es suuuuuper vergonzosa y creo que no tiene amigos... - se llevó la mano a la frente. La compasión y el fastidio se entremezclaban a partes iguales en su expresión, bastante fuera de lugar teniendo en cuenta el ambiente festivo -. Y ahora quiere quedar dentro de media hora para que la ayude en no se qué porque la última vez acepté ayudarla con Encantamientos...Si es que no tenía suficiente con Vilma...

Con todos los nervios que había pasado últimamente no había podido explotar su estratagema de poner celosa a Emily así que ahora iba a probarlo por la vía de la amistad. Al fin y al cabo, aún no había podido tener su "cita" con Kegan y tampoco sabía cómo afrontar aquello. Ponerla celosa con los chicos no s ele iba a dar nada bien.

Habían encontrado a Myrtle, por desgracia ésta tan sólo había visto a un chico encapuchado ¿por qué no me extrañaba? no iba a ser tan fácil averiguar quién había sido... aunque si había robado la poción de An, tenía que ser de Séptimo, el resto no sabía sobre dicha poción. No volvió a pasar nada y no llegamos a saber qué quería, pero bueno, no todos podían decir que habían estado en la cámara de los secretos y que habían abierto la puerta con su ingenio y habilidad.

El mes había pasado como siempre, como todos los años, con una sola diferencia, había estado ayudando a Ian con pociones y me sentía extraño, nos llevábamos "bien", al menos nos controlábamos un poco y no nos insultábamos tanto. Era raro, pero no me disgustaba del todo.

Hoy llegaban los de Oceans y algunos alumnos habían conseguido convencer a los profesores de celebrar una fiesta, yo iba bien vestido y preparado, aunque no era nada nuevo, siempre iba así.

Después de que se acercara la prefecta a saludar, me acerqué yo. Con una gran sonrisa y mucha educación, como me habían enseñado que tenía que ser.

Henry Mitchell, bienvenido y encantado, soy Williams Scott, seremos compañeros de casa, cualquier cosa que necesites no dudes en preguntarme.  Esperé a que Henry me respondiera y me fui a saludar a sus compañeros, que aunque no eran de mi casa, también debía saludar. Eso sí, esperé a que sus respectivos prefectos los saludaran antes.

Bella McAlroy, encantado, Williams Scott, de slyhterin, espero que tu estancia aquí sea agradable.

Lucas Riordan, encantado, Williams Scott, de slytherin ¿qué tal el viaje? espero que bien.

Adriana Elliot, encantando, Williams Scott, de slyhterin , un placer conocerte.

Esto me parecía agotador, suerte que eran sólo cuatro.

A pesar de las emociones del primer día de clase, debido a la explosión en el lavabo de las chicas del segundo piso, y de lo que se había enterado de milagro, el tiempo pasa como siempre. Tratando de llevar las clases al día y estudiando todo lo que puede. Como es obvio, DCAO es lo peor que se ha echado en cara. No consigue hacer nada a derechas. No ha ganado ninguno de los duelos que ha preparado el profesor... y si ha conseguido defenderse, ha sido por pura suerte. 

Pero hay que aceptar que cada uno es bueno en una cosa, y hay gente que es normalilla en todo. Y así pasa el mes. Combina los estudios con los preparativos para la pequeña fiesta de bienvenida. Gracias a dios, a los profesores les parece una buena idea y les dan permiso. Y con la ayuda de unos cuantos Hufflepuff consiguen organizarlo sin ningún permiso.

Y al fin llega el momento. Los profesores les presentan a los nuevos alumnos de intercambio después de la cena. Espera que todos estén contentos con la fiesta... y también espera conocer finalmente a su enigmático compañero de cartas. Espera que se haya traído a Pixie desde Australia ya que la última carta la mandó ella. Sonríe a los chicos que serán sus nuevos compañeros de curso a partir de esta noche.

-Hola a todos. Bienvenidos a Hogwarts. Mi nombre es Tabatha y estoy en Hufflepuff - saluda a los cuantro -. Espero que os guste la pequeña fiesta de bienvenida.

Los días pasaron. Las semanas. La tensión se fue reduciendo hasta que la explosión se convirtió en un recuerdo lejano para la mayorá. Aquellos que menos involucrados estaban parecían ni siquiera recordarla. 

Los miedos de la directora cuándo había venido a la enfermería a preguntar por lo ocurrido no parecían irse a cumplir, lo que me relajaba. Nadie parecía tener ningun tipo de Vendetta contra mí. Sin embargo, yo seguía convencida que, tarde o temprano, ocurriría algo de nuevo.

"Las tornas van a cambiar."

Los moratones de mi espalda se curaron tras un par de semanas y si fuese verano podía volver a lucir bikini sin parecer un leopardo. Los primeros días habían sido un poco molestos cuándo la gente me golpeaba sin querer o me apoyaba sin pensar en ello en alguna superficie dura, pero era sólo eso, moratones. Y me recordaban algo muy valioso: estaba viva para contarlo.

Las clases y demás siguieron su curso normal cómo si nada ocurriese, lo que agradecía: necesitaba esas clases, no podía hacerlo todo yo sola. Los profesores parecían divertirse recordándonos lo duros que iban a ser los EXTASIS, lo que hacía que me pusiese nerviosa, por supuesto. Sólo el imaginarme suspender alguna de las asignaturas me causaba pavor. ¿Qué pensaría mi padre si eso ocurriese?

Jeremy pasó su primera luna llena sin contratiempos, pero no se podía decir lo mismo de Eileen. La mayor de los Morgan se pasó la noche en vela, y por ende, yo con ella, abrazándola para intentar hacerle sentir mejor. That's what friends are for.

La mañana siguiente había actuado cómo si nada, metiéndose con su hermano, lo que era gracioso teniendo en cuenta la preocupación del día anterior. Yo intentaba poner humor al asunto, a mi manera, para relajar tanto al uno cómo al otro. 

Cuándo por fin se hizo el juicio de los Morgan y se conoció el resultado, me sentí enormemente aliviada. No sabía si mi padre había tenido algo que ver al final, pero fuera cómo fuere estaban de nuevo en su casa. No había mejores noticias que esas.

Esa noche llegaban los australianos. Los Hufflepuff - por supuesto - habían preparado una fiesta de bienvenida VIP sólo para ellos y los de séptimo, además de los profesores. 

- Lástima que los profesores estén aquí, tendré que cancelar las strippers y los toyboys.  - les comenté a Beth y Eileen mientras esperábamos la llegada de los misteriosos invitados. - Me pregunto de quién ha sido la brillante idea de preparar tanta comida justo después de la cena. A no ser que los nuevos tengan un agujero negro por estómago, los elfos van a llorar esta noche pensando que a nadie le ha gustado su banquete.

Finalmente los nuevos hicieron acto de presencia, y me sorprendí del soso discurso de presentación de la directora. Bueno, del inexistente discurso. Tanta fiesta para eso. Que son australianos, Greenbell, un poco más de entusiasmo para que se sientan en casa.

Observé a los cuatro con detenimiento. La chica que dormiría con nosotras parecía simpática, los chicos, sobretodo el de Slytherin, tenían la típica pinta de australiano de revista, y la chica de Gryffindor parecía poco entusiasmada. Culpa de Greenbell, seguro, la habíamos decepcionado.

Viendo que rápidamente se creó un corro alrededor de los cuatro, no me moví del sitio. Decidí quedarme un rato más charlando con Eileen y Beth hasta que se dispersase un poco el ambiente. Marian era además mejor presentación que la princesas Sarcasmo, Mala hostia e Ironía.

- No está mal, no. Pero no le voy a echar el ojo a nadie, que aún necesito ambos. Y creo que medio colegio lo hará por mí. - ¿Rubios australianos bronceados y sonrientes? Ya podía hacer una lista de pretendientas (y pretendientes). Iba a necesitar varios pergaminos. Y para las chicas más de lo mismo. Un nuevo par de tetas era una gran atracción para las hormonas. - Espero que la nueva compañera de cuarto no sea cómo Cosette, o no la podremos mantener en silencio cómo hasta ahora. Necesitaremos más calmantes.

Me acerqué más a Eileen cuando empezó a hablarme de Stana Wilson. La miré con una ceja enarcada.

- ¿En serio? ¿Y que hace siempre con Kennings y compañía? Así no me extraña que no se le acerque nadie...

Pensé en lo que dijo sobre Vilma, pero algo me decía que esto era distinto.*

- Yo creo que está colada por ti. De verdad de la buena.

Lo cierto era que llevaba alucinando desde que llegó a aquel castillo. Por supuesto, su colegio no estaba nada mal, ¡pero éste era gigantesco! Henry miraba todo con disimulo. Agradecía que la directora no les hubiera dado un gran discurso a sus alumnos. Personalmente él no quería aparentar cosas que no era y desde luego él no era de gran importancia. ¿Que era buen alumno y se había ganado el derecho a viajar hasta allí? Sí. Pero nada más.

Se fijó en la mesa de los alumnos que a partir de ese momento serían sus compañeros. En un principio no tuvo ningún problema aunque no los conocía aún. Por suerte, fue él el primero al que le vinieron a dar la bienvenida. ¡Y qué chica! Era guapísima, con una figura increíble y una seguridad imponente. A su lado ellos quedaban muy por debajo. Sonrió, agradecido, y le dio dos besos antes de que Anwen pudiera siquiera preverlo:

- Hola. Muchas gracias, Anwen. El viaje no ha estado mal. Un poco cansado, pero solo en la zona en que no podíamos aparecernos. Espero que nos llevemos bien. Como prefecta, ¿te importaría ayudarme un poco aunque sea la primera semana? No me gusta estar perdido.

Roy había observado desde atrás la conversación, molesto por esas confianzas que el tipo ese se traía con Anwen. Pero no interrumpió, pues entonces mostraría que le importaba cómo alguien pudiera estar flirteando con su conquista más importante.

Henry le dio un apretón de manos a Williams, agradecido por el saludo. Y los otros tres hicieron lo mismo. Eso sí, estaban un poco apabullados por tanta educación. No parecían acostumbrados a ser el centro de atención. ¿O simplemente es que disimulaban?

Bella fue la que más abiertamente sonrió a Williams y la que se sintió más cómoda:

- Gracias, Williams. Soy Bella, aunque ya lo sabes. Tenéis un castillo increíble. He leído mucho acerca de él y estoy deseando recorrerlo y empezar las clases. No sé cómo serán aquí, pero seguro que muy interesantes. ¿Soléis cenar tan tarde?

De pronto un montón de chicas se le habían acercado para darle la bienvenida. Cosette, Anna, Lilian, Andrea, Mary, Sarah*... ¡no se estaba enterando de nada! ¡Era complicado aprenderse todos los nombres si todas le hablaban a la vez! Por suerte, la lechuza que le había seguido hasta el vestíbulo apareció volando y se posó en una chica al fondo que justo estaba saludándolos a todos a la vez. Se la quedó mirando, ignorando las voces que le venían a la vez y estrechando la mano a un tal Williams que acababa de saludarle.

- Disculpad.

Se abrió camino entre el grupo de chicas, que le siguieron con la mirada. Solo paró hasta llegar ante la chica sobre la que Pixie se había posado y le tendió la mano con amabilidad:

- T de Tabatha, ¿eh?- comentó. Él era bastante más alto que ella por lo que miraba hacia abajo- Lucas.

Muchas cosas habían pasado, pero ya quedaban en el pasado y el retomar su vida de siempre había dejado ese evento en un segundo plano y  aunque pensaba en ello de vez en cuando, preocuparse por su último año de estudios y entrenar se había vuelto más importante.

Lo que si lo mantuvo en alerta fue la primera luna de Jeremy, no por miedo ni nada por el estilo, si no que con el tiempo había cogido cariño al muchacho y estaba preocupado por él, por lo que tras eso procuró pasar con él tiempo de vez en cuando para animarle, no quería que lo discriminasen y que su vida en el colegio, fuesen lo que tenían que ser, siete grandes años.

Y el tiempo avanzó y llegó el día en el que llegaron los estudiantes de intercambio. Tras su casi ausente presentación, Kegan se acercó con Isaac, Mia y Teagan a saludar a Adriana.

- ¡Bienvenida a nuestra casa! - dijo Kegan mientras la saludaba sonrientemente - Yo soy Kegan - se presentó el último - y somos algunos miembros del equipo de quidditch, espero que te sientas como en casa y si necesitas algo, puedes contar con nosotros.

Mientras se presentaban, intentaba molestar a Isaac un poco de forma divertida.

A media que pasaba el tiempo se fue presentando al resto de recién llegados, mientras bromeaba con la gente que se iba cruzando mientras visitaban las mesas de otras familias, aunque su visita más corta y con menos bromas fue en la zona de los Slytherin, aunque con el revuelo de gente yendo de un lugar a otro, tampoco fue algo que destacase.

-L de Lucas, ¿eh? - le responde con la misma tónica.

Le estrecha la mano cuando de la tiende. Sonríe un poco nerviosa por tener delante a la persona con la que lleva carteándose tanto tiempo. Es bastante más alto que ella, aunque muchos lo son, y muy guapo. Debe de ser algo genético con los australianos o algo así. O eso, o siempre eligen a los más guapos para salir en las pelis e ir de intercambio. O será que les da más el sol que a ellos y el tono bronceado les hace más guapos. 

Y también ha pasado de todos los demás solo para ir a saludarla. Así que sí... está nerviosa, un poco.

-Al fin nos conocemos. ¿Cómo ha ido el viaje? ¿Muy largo? ¿Cansado? ¿Quieres algo de beber? 

Era perfecto todo, la fiesta estaba genial ¡Nos había quedado de perlas! Quizás la comida sobraba un poco, si mi estómago estaba lleno, el de casi todos lo estaría. Aún así cojo cosas apetecibles para incitar a la gente a hacerlo.

Los bienvenidos no estaban del todo mal, al menos el chico que compartía sala común con nosotros era muy guapo. No tanto como Max, obviamente. Nunca tanto como Max. Me acerco a él y Tabatha, que estaban hablando.

- Bienvenido a Hogwart ¿A que es una pasada? Me presento, me llamo Vilma Williams, estaremos juntos en Hufflepuff, junto a Taby. - Si no hubiera sido así, hubiese notado que interrumpía algo, pero esas cosas me pasaban desapercibidas. Además, ya que Anna y Cosette no me molestaban últimamente y este había pasado de ellas ¿Por qué no arriesgar y saludarle? Sería genialísimo si a mi si que me hace caso y a ellas no. Así que le extiendo la mano, todo muy formalito.

Al ver que había acertado, sonrió algo más relajado. Tampoco quería parecer un acosador o algo por el estilo, por lo que de momento se centró en mantener su mirada en la de ella y no fijarse en más cosas. ¿Era como la había imaginado?

- El viaje bien. Estoy acostumbrado a viajar mucho así que... solo se ha hecho largo por la intriga.- comentó sin problemas- Y he aprovechado para engordar a tu lechuza. Ya sabes, como venganza a lo que engordas a la mía.- bromeó. Asintió a lo de la bebida.- La verdad es que tengo sed, sí. ¿Qué tal tú? ¿Mucho revuelo por...?

Se vieron interrumpidos por una chica muy simpática. Lo cierto es que Lucas no se esperaba aquella interrupción pero al ver que por lo visto era cercana a Tabatha- ¿Taby?- decidió no ser descortés. Le estrechó la mano y le sonrió con amabilidad:

- Encantado. Soy Lucas. Así que... voy a estar en vuestra casa.

No tenía ni idea de cómo se dividían allí. Sí, sabía que había cuatro casas, pero en Oceans en algunas casas dormían chicos con chicas por falta de habitaciones libres. Pero cualquiera preguntaba aquello. Miró a Tabatha nuevamente, sin saber si comentar algo más o simplemente quedarse callado.

La chica se quedó bastante parada una vez les dejaron a su libre albedrío. Sabía a qué casa tenía que ir, pero no tenía ni idea de quién pertenecía a ella. La gente empezaba a conocerse y todos parecían bastante amables. Ese Williams parecía el embajador con tanto saludo diplomático. 

Por suerte el chico rubio que parecía el hermano de Lucas, apareció con un grupito de gente, para presentarse. Kegan. Era buena para los nombres y según fue escuchándolos se quedó con sus caras. Ya no los olvidaría. No sabía muy bien de qué hablar, así que dio las gracias. Pero una palabra melló en ella:

- ¿Has dicho quidditch? Yo juego al quidditch. ¿Tenéis campo aquí? ¡Me gustaría verlo!

-Ya veo... tendré que hacerla volar a Australia para que adelgace... ida y vuelta - lo dice en broma.

Vilma llega en ese momento y sonríe.

-Vilma será también compañera tuya. Estamos en Hufflepuff. Espero que te lo pases bien y te guste nuestra casa. Por cierto, si quieres, mañana puedo mostrarte el colegio y explicarte un poco como funciona.

Le acompaña hasta la mesa donde está la comida y la bebida. Le indica a Vilma que venga también para que no se quede sola. Le pasa la especialidad de los elfos domésticos del castillo.

-Y... ¿el tiempo? Seguro que echas de menos todo el sol que tienes en Australia. Aquí tenemos un día de sol y un mes de nubes...