Partida Rol por web

A mi se me ocurre un uso o dos para ese conjuro, quizá leer tres libros en simultáneo o confundir a alguien para que crea que estás en otro lado y luego arrojarle una lluvia de fuegos artificiales. Jejeje o quizá un pantano portátil de los Weasley. - le respondo a Marty con una sonrisa de complicidad.

Al ver como Tim y Lavinia habían logrado resultados espectaculares, no pude evita felicitarlos a ambos levantando mis pulgares.

¿Deseo? Era más fácil decirlo que hacerlo, no sabían lo difícil que era para mí, lo arriesgado que era. Bueno, tampoco era una novedad que fallase en la magia práctica, mientras suspiro miro hacia los demás a ver cómo lo están haciendo. James había tenido el mismo resultado que yo, por ahora éramos los únicos que habían fallado.

Tim había conseguido convertirla  en un Alcaudon Real, nunca había visto ese pájaro pero era impresionante, el pelirrojo nunca dejaría de sorprenderme. Y Lavinia no se quedaba atrás, había transmutado un pequeño loro de colores vivos, me había dejado con la boca abierta, estaba a punto de acercarme a felicitarla pero estaba todo el mundo ocupado con sus hechizos y no quería meterme por medio, me limito a sonreír desde la distancia.

Luego me giro hacia la copa meditando profundamente si intentarlo de nuevo o no.

Los Hechizos de transformación se seguían mientras el resultado de los primeros se disfrutaba. Equidna miraba a Lavinia pedir perdón por su error al pequeño loro y dijo deslizándose a su lado mientras seguía observando el resultado de los demás.- Ser igual a todos no te hace ser reconocible... sólo es diferente... no inferior...

Parecía que aquel refrán fuera por algo más pero la profesora no tomaba en cuenta ni sus propias palabras mientras observaba como proseguía la clase, en concreto se fijo en Maren como cerraba sus ojos concentrándose y después de unos segundos abría sus ojos a la vez que sus labios para lanzar el hechizo, y al hacerlo en sus pupilas nacía un brillo azabache coronado por un centro dorado... de la varita se despidió un fuerte ímpetu que alzó el velo de las cortinas y al impactar con la copa un sonido lejano parecido a la voz de una lechuza empezaba a llegar... a la vez que la cortina pasaba por delante de la copa, la figura del cristal transmutó en tan sólo un segundo y allí estaba aquella ave nocturna de plumaje oscuro y ojos dorados.

 Extendió sus alas de gran embergadura para estirarse un momento y comenzó a ulular, después se frenó en seco, y miraba a Maren igual que esta miraba al ave. Los ojos de Maren parecían ser simetricos a los de la lechuza adoptando su color dorado y su fondo negro. Por un momento la profesora miro a ambas, y luego de un segundo con una caricia se aproximó a Maren y rozó su mejilla diciendo.- _{Cariño... ha sido espectacular... pero no hacía falta proyectar nada más...} 

 Al toque de la profesora la mirada de Maren volvía a tornarse aguamarina, y la lechuza negra comenzó a acicalarse en el atril sin más. A la vez que la Gryffindors, parecía retirar una sensación de su cabeza sacudiendo su cabeza y peinando luego su pelo hacía atrás.

 Equidna miró a los alumnos y dijo siguiendo el ritmo de explicación de antes.- La lechuza negra... algunos la consideran presagio de desgracias, otros el único mensajero que pase lo que pase llegará...

 Iba a seguir con la lechuza cuando Troy se apresuró en su hechizo, estaba concentrado pero en su mente habría algo más que un ave que transformar, pues la copa fue golpeada por el flujo de energía y tras girar como una loca, salió dispara contra la pared. La profesora tubo que hacer una finta hacía un lado para evitar ser agredida por el objeto volador y dijo.- ¿Knight, seguro que solo pensabas en un ave?

 El siguiente fue Artemis, que tras prepararse lanza el conjuro y esperando que todo salga según su mente podía ver... lanzó el hechizo a la copa, la cuál comenzó a transmutar al igual que el resto, removiendo sus átomos como si se derritiera, y pronto unas alas negras de plumaje sedoso se extendían entre el cristal... el siguiente fue un pico afilado y nacarado en un tenue color gris... pero después.... después nada más...

La transformación había acabado dejando una copa con alas que aleteaba sin rumbo, y un pico elegante que al toparse con cualquier obstáculo en su vuelo, empezaba a graznar. La profesora Equidna sonrió y dijo.- Artemis, intenta dejar la posición de conjuro firme hasta el final, o puede que hechizo se corte antes de terminar.

Y en este grupo al terminar estaba Ladien, el cuál con gesto de orgullo y agradecido por un toque de magia de verdad disfrutaba de la clase y aún más de los errores de los demás. Llegó su turno y tras un poco de concentración lanzó las palabras y esperó...

La materia de la copa se disolvió como con el resto, en el atril... pero a diferencia de otros, aquí no nacía pluma o color... si no todo era cenizas... y trozos de carbón. Parecía haber errado, cuando entre terrones de gris color, aparecía un desplumado polluelo, tiritando ante la falta de calor... Sus ojos eran enormes, y guardaban una relajada posición. Abrió el pico un par de veces como el bostezo de un pequeño ante la mañana, y en el último bostezo soltó un grito que desanudo sus pulmones y tras el un pequeño revuelo de humo y calor pareció ser el efecto de un eructo algo distinto al de ese mismo niño cautivador.

Equidna se acercó rápido al atril y al ver lo que pasaba, miró a Ladien y lo llamó mientras invocaba una llama en su mano, y la lanzaba a las cenizas del atril.- Flamate... Chicos, este pequeño es un Ave Fénix... pero que parece que aún no tiene la fuerza suficiente para iniciar su fuego y alimentar su magia interior. Las Aves Fénix necesitan el calor del fuego y las brasas como un pequeño a su madre y su calor... es como si fuera su vientre.

La llama se posó sobre las cenizas y estas comenzaron a arder, y al momento los ojos del pequeño Ave Fénix parecían disfrutar de un lugar plácido en una alegre sonrisa, como quien después de una nevada se abriga en un baño de agua caliente y vapor.

Luego miró al Slytherin y dijo.- Iníciate en cosas sencillas, luego habrá tiempo de demostrar tu valor... aún así bien hecho...

Se alejó pare seguir mirando al resto.

Por un momento tras lanzar el hechizo es como si hubieses estado dentro de aquel animal... Te habías visto desde una altura parecida a la del atril, y sin poder remediarlo te mirabas buscando una explicación.

Pero a pesar de todo tu cuerpo no se movía, seguías parada allí enfrente tuya, con los ojos oscuros y de color ambarado, mientras sentías como ese cuerpo no te obedeciera ya.

Viste acercarse desde ese mismo sitio a la profesor Equidna, y al hacerlo y acariciar tu mejilla, de forma rápida y brusca de nuevo estabas en tu posición natural, y frente tuya, aquel ave, empezaba a actuar en su atril... Una extraña sensación.

La clase transcurría de forma eficiente y práctica, donde cada uno realizaba su propio ejercicio muy concentrado en realizar la transformación. Por un lado Marcus no lo había logrado y poco tardé en dedicarle una sonrisa acompañada de un gesto animado y alegre, depositando un poco de confianza en él a sabiendas de que le costaba mucho todo aquello. Luego, Tim y Lavinia me sorprendieron, al apreciar la belleza de aquellas aves. - Para mi es único y precioso amiga. - simplemente expresé, algo escueta porque no comprendía la actitud que tenía hacia mi.

Siempre me han fascinado los búhos y no por nada, tenía un collar de ello en forma de relicario. De alguna forma muy especial conectaba con aquel animal y fue algo que descubrí al conocer a Uruz. Es el día de hoy que recuerdo aquel paseo en el Callejón Diagon, cuando tenía que comprar mi primera lista de materiales para asistir a Hogwarts y sabía que necesitaba un búho para mi. 

Apenas al pisar aquel misterioso lugar donde el ulular era una deliciosa melodía para mis oídos, busqué con la mirada el sector de las lechuzas e intentaba buscar una para mi, mientras mi madre una adivina innata, me enseñaba a elegirlo. - Debes conectar profundamente a través de la mirada mi querida hija, una vez que logres sentir al búho desde tu corazón te corresponderá. Déjate llevar y lo encontrarás. -tal cual seguí su indicación al pie de cada palabra, buscando con la mirada uno que me cautivara. Y así fue, cuando apenas contemplé sus alas negras abiertas intentando salir de su jaula y al fin supe desde lo más profundo de mi corazón que él sería no sólo mi mascota, sino un compañero más. 

Aquel aire de rebeldía y libertad me identificaba, de alguna forma generaba un pequeño cosquilleo en mi corazón y cuando finalmente posé mis ojos en los suyos, no existió nada más. A partir de ese momento, un lazo de conexión nos unió más allá de todo, su nombre era Uruz por la tempestad que irradiaba su carácter siendo un torbellino difícil de domar. Tanto o más que yo, por esa razón, ahora mismo al cerrar mis ojos y permitirme ser, algo nuevo sucedió. 

El hechizo impactó sobre la copa, de forma imperiosa y avasalladora, arremolinando las cortinas mediante un poder que desconocía que lo tenía. No sólo eso, apenas sucedió la transformación algo en mi cambió y pude notarlo un tanto confusa ya que de repente me veía a mi misma allí de pie observando el resultado de mi propio hechizo. En una primera instancia, la sensación abrumó todos mis sentidos, estaba en el aire a una altura impensada. La visión comenzó a cambiar, descubriendo por unos breves instantes la forma en que los búhos son capaces de mirar y no me asusté, aunque no sabía que hacer en realidad. 

Aquello era muy extraño, confuso pero maravilloso a la vez. Sentir que no podía controlar mi cuerpo, percibiendo un mundo de cosas nuevas por descubrir, era magnífico y quería saber más. Hasta que la Profesora roza con su mano mi mejilla, rompiendo aquella magia para volver a la normalidad. Sacudí mi cabeza, al igual que el búho que tenía delante mío, rememorando aquella conexión que va más allá de una mirada y tras observar el entorno confundida, asentí a las palabras de las profesora con una media sonrisa. 

No pude esbozar palabra alguna, simplemente embelesada me acerqué al búho negro y acaricié sus alas. Más tarde tendría que hablar con la Profesora y preguntarle sobre lo sucedido. Sin embargo, toda aquella magia se disipó cuando escucho un sonido fuerte, era Troy y sus dilemas con la magia. Negando con la cabeza, me acerco a su lado y revuelvo su cabello. - Te lo dije, concéntrate. Eso te pasa por ganarme. - quería picarlo un poco para que no se sienta frustrado. 

El resto de mis compañeros estaban a la espera de sus transformaciones, hasta que Ladien me cautivó profundamente. De su varita emergió aquel hechizo, carbonizando la copa hasta las cenizas. Asombrada por aquel poder, abro mis ojos sorprendida y al descubrir que era un pequeño Fénix, aluciné de la alegría. Las palabras de la Profesora fueron música para mis oídos y al ver como el calor de las llamas le daban vida, me pareció increíble. 

- Es precioso, Ladien. - apenas alcancé a decir, sorprendida al dedicarle una mirada. No quería interrumpir la clase conversando, así que permanecí junto a mi búho negro sin quitar la mirada al Fénix. Completamente fascinada. 

La clase iba transcurriendo y los primeros hechizos empezaban a tener lugar. Nathan estaba rarísimo - ¿Qué le pasa a este capullo? - pensé al escuchar su respuesta, pero lejos de responderle,  me limité a poner cara de decepción y negar con la cabeza volviendo la vista al frente - ¿Más estirado de lo normal? Este es tonto...lo que quiera que le pasara anoche debió de haberle trastocado la cabeza...

Pasé del Slytherin y me centré de nuevo en la clase - No puedo desaprovechar la ocasión de reírme de estos fracasados - pensaba al observar los resultados de los primeros que habían conjurado el hechizo - ¡Joder James! Un Slytherin no puede ser tan inútil - reproché interiormente al ver la copa tambalearse y escuchar las palabras que le dirigió la profesora. Sin embargo, el que me sorprendió totalmente fue Tim - No me imaginaba que este pringado fuera tan bueno... - pensé - ¿Quién lo diría?

Y como siempre lo mejor se deja para el final, observé atentamente a Lavinia - Ojalá te salga un horrendo bicho, asquerosa sangre sucia... - Pero a mí pesar, la copa se transformó en un pequeño y colorido loro por el cual la profesora no tardó mucho en felicitar a la Slytherin - Pura suerte...Además, es un engendro como tú - pensé divertido al darme cuenta de que le había salido cojo - ¡Bien hecho Lavinia! - la felicité sonriente. Habíamos hecho un trato y tenía que mejorar la imagen que Lavinia tenía de mí.

Luego salimos cuatro más, entre ellos Maren y yo. Realmente estaba algo nervioso, había aspirado alto al intentar convertir la copa en un fénix y una pequeña parte de mí temía que pudiese salir mal. Observé el magnífico búho que había conseguido crear Maren y me fijé en el color de sus ojos al hacerlo - Increíble - murmuré por lo bajo mientras veía eso con mis propios ojos. Sus alas completamente abiertas eran majestuosas - Felicidades Maren. Es genial - le dije en tono cariñoso a Maren - Ladien, no puedes fallar...Si lo haces, Maren y Lavinia no te dejarán tranquilo en lo que queda de curso - pensé justo antes de lanzar el hechizo.

Estaba tan centrado en mi copa que ni me di cuenta de la tremenda pifia que había hecho Artemis. Cuando lo conjuré, todo se convirtió en cenizas, era una imagen lúgubre que en otra situación me hubiese encantado, pero en esta era la representación de mi fracaso - Mierda... - agaché la cabeza defraudado justo antes de darme cuenta de que entre tanto polvo, se escondía un pequeño polluelo de fénix. Mi rostro cambió rápidamente y la alegría me inundó por dentro - ¡GUAU, ES NEGRO! - exclamé en alto orgulloso. Sin embargo, necesitaba las llamas para alimentarse y fue entonces cuando Equidna se acercó para crear una llamarada que calentara al pájaro y explicarnos de qué se trataba. Tras escuchar su explicación, sostuve al polluelo entre mis manos - Juntos avivaremos nuestra llama y nos haremos fuertes - le dije al fénix - Y convertiremos en cenizas a cualquiera que se interponga en nuestro camino - Entonces Maren se acercó. Parecía que le había gustado el resultado de mi hechizo - Muchas gracias - le agradecí sonriente - Tu búho tampoco estaba mal... - bromeé con la Gryffindor. Su resultado había sido fantástico y yo me alegraba mucho de que me hubiese salido también el mío.

Tras el gran logro de Maren y el pequeño sin llamas de Ladien, le llegaba el turno al siguiente grupo.

En este nuevo grupo empezaba la dirección Anne, que nerviosa tras los avances y fracasos del resto, avanzaba hacía el atril de forma solemne aunque no podía evitar que desde atrás se observara como temblaba como un flan. Cogió su varita, enunció el hechizo y suspiro. El rayo ni siquiera llegó hacía la copa, cuando se disipó en el aire como el humo al contacto con un vendaval.

Los ojos de Anne temblaban, derrotada antes de empezar. Y Equidna se fijaba en aquella sensación, llegó hasta la pelirroja y frotó sus brazos para reconfortarla y luego apretó sus manos en su piel, como un abrazo a distancia y le dijo calmada.- Concentración, deseo, imaginación y decisión... siempre están bien... pero antes de nada deberías de creer que eres capaz. Yo sé que lo eres... pero ahora queda que tu lo creas de verdad...

La profesora miró los ojos de Anne y le sonrió, esperando que aquel consejo llegara de verdad y antes de que nadie hiciera leña del árbol caído dijo.- El siguiente.

Nervioso y precipitado llegó Kerry, anunciando el conjuro a la vez que llegaba junto al atril. Muchos pensaban que todo iba a fallar otra vez, pero entonces el rayo llegó a la copa y comenzó a trinar a la vez que empezaba a mutar. La forma de aquella copa, empezaba a redondearse, quedando un cuerpo pequeño y redondeado que despuntaba en dos delgada piernas. Los colores empezaban a mezclarse hasta despuntar en un destello que poco a poco dibujaba un pecho naranja, y un fondo azulado, allí donde sabía Kerry que debía ser gris... Las alas, el pico y la mirada del petirrojo lucían vivas, a la vez que trinaba mirando hacía un lado y hacía otro. Pero su color no era una mera mezcla sino, que al moverse sus plumas azules dejaban ver tras de él como si aún fueran de cristal.

 Equida sonrió al ver que pese a todo lo había conseguido y dijo al ver la forma, tamaño y trino del animal.- Un precioso petirrojo, aunque el cristal debería de haberse eliminado de su forma animal...

 Miró a Kerry y dijo.- Dedica un poco más de tiempo a la concentración con tu ímpetu y decisión, no tendrás problemas... ya verás...

 Como siendo aceptado pese a su peculiar plumaje, el animal trino de forma larga y armónica agitando aquella mancha anaranjada en su pecho, como respondiendo ante el triunfo de su conversor.

 Era el momento de proseguir, y en ese momento Marty parecía indecisa, luego la imagen se dibujo en sus ojos y respiró tranquila ante aquella imagen que se prolongaba en su mente.

 Extendió su mano y lanzó el hechizo evocando aquel recuerdo en su hogar, un recuerdo que la hacía sentirse bien, tranquila y sin temor.

El rayo de su varita llegó a la copa de forma multicolor, y tranquilo, sin velocidad... y al instante el cristal parecía estallar... en una explosión que solo desataba un soplido de plumas a su alrededor... y tras ese enjambre nudoso y suave aparecía aquel ave tranquila de blanco plumaje y sedoso entre los demás. Parecía una simple paloma, pero sus ojos eran serenos mientras su arrullo parecía serenar el silbido de los demás. Totalmente blanca sin una mancha en sus plumas que apreciar.

Las plumas de su cola, parecían más largas y rizadas de lo normal, como si del final de un vestido de gala pareciera disfrutar, una bella hembra dispuesta para exhibirse ante los demás.

Una simple paloma que alzó el vuelo de forma grácil y glamurosa, mientras volaba por el aula la profesora alzó uno de sus dedos para captar la atención del ave y esta se posó sobre la mano de Equidna, y tras unos segundo sonrió y luego miró a Marty y la dejó volver a volar y dijo, prosiguiendo la explicación que seguía como en los demás.- La paloma es un ave de mensajes que siempre volverá allí donde sienta que esta su hogar...

Son delicadas, y necesitan de cariño para encontrar y ubicar su hogar... -. Había que seguir con el resto así que Equina calló mientras la paloma parecía llegar hasta Marty y entonces parecía ser el turno de Adrien

Adrien miró a Equidna como pidiendo permiso, y luego miro a la copa, recordó algo que le hacía sonreír y luego cerró los ojos y al momento los abrió a la vez que espetaba el hechizo, mantenía el brazo tendido. Pero en medio del hechizo pareció recibir alguna sacudida o algo que le impedía seguir....

Su brazo temblaba, pero pese a ello, Adrien seguía concentrado en seguir... hasta que un gota de sangre empezó a resbalar desde uno de los orificios de su nariz. Equidna lo paró inmediatamente y lo miró con reproche y dijo mirando al resto.- Quiero que os esforcéis... pero si sentís que algo impide vuestra conjuración, no sigáis... intentar dominar ese contraefecto puede haceros mucho mal.

Limpio la sangre de Adrien y lo miró cabreada, luego miró al resto aún con ese reproche en los ojos y dijo.- A que esperáis.. seguid... -. La dulzura de Equidna parecía haberse volatilizado por un momento, e incluso alguien podría decir que su pelo lacio se erizó...

Al momento que la paloma se posaba sobre Equidna de alguna manera en tu mente escuchabas la voz de Equida.- Es perfecta... 

Luego la mirada rápida de Equida sobrevoló hasta ti, y con los ojos abiertos de sorpresa seguía hablando con los labios cerrados en tu mente.- Espera... ¿Eres tú, Marty...?... ¿Qué haces aquí...?. ¿Cómo has...?

Y antes de seguir se zafó de la paloma y su voz dejo de escucharse dentro de ti... Para luego comenzar con la explicación.

Las palabras de Ladien lograron que un intenso rubor decore mis mejillas, me gustaba mucho esos gestos por parte del Slytherin y disfrutaba al ver su potencial como mago. Si fue capaz de lanzar un hechizo a los árboles y luego estos destruir un invernadero, eso era lo suficientemente grande para alguien de nuestra edad y no había pasado desapercibido. 

Además pensó en un fénix y transformó su copa en ello, podía ser un polluelo pero al fin de cuentas cumplía con su objetivo. Estaba admirada de su potencial, se me notaba en el rostro. Solo que algo me quitó de aquellos pensamientos y fue Adrien. 

Sin pensarlo demasiado, me alejo de mi atril corriendo hasta donde se encontraba el Ravenclaw. Saco de mi túnica un pañuelo con las iniciales bordadas para dárselo por si las dudas, así la Profesora no se veía en la obligación de limpiarlo y tratarlo como a un bebé. - Descuida, no es nada malo. A mi se me pusieron los ojos raros y sentí que era el búho, son cosas que pasan. Tal vez,  la próxima me salen plumas. - intento quitar el momento incómodo, buscando la manera de que se divierta con esto y no lo pase mal. - Ya me verás una mañana con pico de búho paseando por los pasillos. Seré muy bonita. - expreso entre risas, de solo imaginarlo no podía contenerme. Aunque sabia que estábamos en clase y no quería arruinar nada, por eso bajé la mirada y continúe. 

- Si quieres volver a intentarlo estaré a tu lado... O podemos hacerlo juntos. Verás que puede salir algo genial. - no quería que se notara la preocupación que tenía, simplemente lo motivaba a que lo hiciera de nuevo porque sabía que podía con ello, pese a su estado. 

Luego de ver los éxitos de Tim y Lavinia me sentí muy motivado,  más aún con el resultado de Maren, pero cuando llegó mi turno algo salió terriblemente mal, pues donde debía haber un halcón sólo había una copa con alas.

¿Es en serio? Una copa con alas y pico. ¿Qué fallo? - me pregunto mientras intento revisar mentalmente mi trabajo, pero finalmente es la profesora quién me hace percatarme de mi error. 

¿Cómo es posible que sea tan torpe? Dejé el hechizo a medias. La próxima saldrá  mejor. - pienso mientras tomo asiento.

Luego viene el turno de Ladien quien logró transformar la copa en un fénix. - Genial, primero se carga un invernadero completo y ahora transforma la copa en un fénix. Sin duda es hábil. 

Luego veo el petirojo de Kerry y la paloma de Marty y empiezo a sentirme algo molesto conmigo mismo por mi fracaso

Sin embargo, todo cambia cuando llega el turno de Adrien, pues al parecer, se exigió demasiado y empezó a sangrarle la nariz, lo que cabreo a la profesora Joice, quién de forma ruda nos instó a seguir con la clase. 

Bueno, al menospodría practicar el hechizo hasta lograrlo, así que me pongo a ello.

Adrien medio obnubilado miraba como llegaba hasta él, la profesora Equidna y Maren. Y ante las palabras de Maren quiso agradecer con algo de picaresca.- Peno no habíamos quedado en que el pájaro era yo y tu la chica león... - Luego tomó aire mientras le ayudaba a incorporarse y le decía.- Eso no lo voy a dudar...

Maren se ofrecía para apoyarme en mi hechizo y miré a Ladien de medio lado y le dije.- Lo intentaré yo... 

Miré los logros y aprietos de mis compañeros y enarqué una ceja al ver la sangre salir de la nariz de Adrien, por un momento estuve parado, pero la voz de Equidna me sobresaltó y como si fuera el fuego de una corta mecha, no dudé en girarme e invocar aquel hechizo, algo pequeño, y emplumado.... esperaba que aquello en lo que pensaba estuviera bien.- Avio Verto...

Estaba seguro de que lo iba a conseguir, hasta ahora Ravenclaw no había denotado su inteligencia e intuición, pero para eso estaba yo....

Ya quedaban pocos por iniciar el hechizo, pero entre los nuestros, Lavinia y Ladien habían brillado entre los demás.

Me acerqué a Lavinia, y le guiñé un ojo, luego le di un beso en la mejilla. Sabía que llevaba un día bastante duro, para incluso superar la media a la hora de conjurar.

Deseame suerte... - Dije con media sonrisa, antes de girarme y con voz ahora firme ordené extendiendo mi mano frente a la copa.- Avio Verto...

En cuanto ayudé al Ravenclaw a incorporarse, aproveché para decir unas palabras por lo bajo y más cercano a su oído. - Esta noche, en la Torre de Astronomía. Te espero luego de la cena. - susurro mediante una sonrisa y actúo como si nada, teníamos una promesa juntos y no pensaba dejarla a un costado.

"Vamos Marcus, solo concéntrate, tienes que desearlo de verdad"

Intento convencerme mentalmente de que debo realizar el hechizo, no debería pasar nada, una simple transmutación no debería salir demasiado mal, no podía prender fuego al aula solo con una copa. Me doy unas palmadas en la cara para concentrarme y saco mi varita mientras me concentro en un gorrión, me imaginé a mi copa transformándose en el pájaro mientras repetía el hechizo con decisión.

-AVIÓ AVERTO

Violet era la única que falta por aquel hechizo... estaba ausente, aunque intentaba guardar la compostura. Ni siquiera mezclaba la mirada con su mellizo.

Esperó su último turno, y una vez allí, sin remedio, extendió su brazo y dijo con voz casi inaudible.- Avio... Verto...

Una lágrima surcaba su mejilla que ella rápidamente impedía salir, y limpiaba con su brazo, y mientras lo hacía esperaba una resolución.

Mientras practico nuevamente el hechizo observo a la hermana de Troy quién parece estar bastante triste. 

Quizá debería hablar con ella y con Troy después de clase. - pienso mientras trato de concentrarme de nuevo en el hechizo.

El último grupo de alumnos estaba por iniciarse en la conjuración de aquellas aves, a través de una receptáculo de cristal. Un grupo ampliamente Slytherin, y entre ellos Austin.

El primero en proyectar su hechizo fue Nathan, que tras pedir consejo sin respuesta a Lavinia extendía su mano, y una sonrisa parecía nacer en sus labios, esperando poder dar ejemplo con aquello que estaba por conjurar. 

La copa se impregnó de aquel rayo, y poco a poco, sus átomos fueron tomando un oscuro y opaco color, que parecía tildar de secretos o miedos ese mismo atril que empezaba a ser su reino entre los demás.

 Poco a poco las plumas se van diferenciando en una escala verde que poco a poco se van oscureciendo, entorno a donde debería estar su cabeza. Parecía estar dormido en medio de aquella oscuridad que sus plumas disponían entre los demás. 

 Un cuerpo pequeño y de gran color, que poco a poco se apagaba en color, era una viva imagen del reflejo que el techo de la sala común de los Slytherin representaba en el suelo, gracias al agua del Lago Negro y el brillo del sol.

 Y entonces sacó la cabeza de aquel sueño, desenfundando su alargado y estilado pico, que al igual que su testa era de un negro superior, excepto sus ojos que parecían relucir, un gris mate como una mirada muerta capaz de miraros a todos sin ser observado ni encontrado en su reflejo.

Equidna miro a Nathan y luego dijo.- Aunque de colores oscuros, su especie es claro... un Colibrí de Ojos Sellados... El velo de sus ojos, le sirve para evadir sus huidas sin dar pistas de dirección, a la vez que lo proveen de vista en la noche para sacar nectar de los flores de oscura floración.

Nathan estaba orgulloso de haber podido plasmar el color y dijo incrédulo ante la explicación.- Has visto Ladien... un Ave Slytherin en todo su esplendor...

Mientras Nathan se sorprendía de su propio logro, Austin lanzaba su hechizo encontrando en su copa, a diferencia del anterior hechizo un fulgor azul... Unos trazos de cristal que poco a poco se estiraban dejando una figura delgada y alargada con precisión... y como si fuera agua, poco a poco entre ondas cada parte se iba llenando de color.

Ante vosotros, un ave de color blanco, negro y azul, que se alzaba con elegancia mientras su mirada precisa parecía hacer una reverencia ante su conjurador.

Extendía sus alas, mientras las limpiaba, a la vez que demostraba la gran gama de azules que poco a poco se difuminaba en su pequeño tamaño.

Su sonido era dulce, como una flauta, y Equidna dijo identificando su posición, y elevando una ceja como si de repente la clase hubiera pasado a ser una lucha por encontrar el símbolismo mejor de cada casa.- Un Arrendajo Azul, conocido como el Archimaestre, por su conocimiento del medio natural, y usar plantas e insectos a su mano para ayudar en los problemas de los poyuelos no alados, hasta su madurez.

Austin asintió ante la explicación y miro a Kerry y alzó su pulgar en señal de unión, Ravenclaw empezaba a remontar...

Sin parar después de esto llegó el turno de Amelia, que lanzó su hechizo con decisión, y transformó de forma rápida su copa en un este oscuro que parecía esferado sobre el atril. Poco a poco esa esfera oscura se iba tiñendo de un gris azulón, y finalmente deslizó un plumaje posterior creando una cola de gran extensión.

 Sólo la cabeza de aquel ave conservó el negro anterior, así como su pupila en medio de un claro azul.

 El pajaro de pequeño tamaño miraba nerviosa y comenzó a replicar de forma metálica antes de volar de su atril y llegar hasta Amelia y rozar su pico contra su hombro como si fuera una piedra de afilar.

 Equidna lo miro deleitada por unos segundo y luego siguió con la correspondiente explicación.- La Grajilla de Oriente, es un córvido de extraño color... se camufla entre el resto, y gracias a eso se aprovecha alimentándose de huevos y alimentos que pertenecen a los demás. Se la conoce como La Princesa del Ladrón.

Amelia solo había pensado en un cuervo, pero aquella transformación era mucho mejor... acarició con un dedo al ave mientras se sentía satisfecha, mientras esperaba el resultado de su amiga, que era la única que quedaba por intentarlo al menos la primera vez...

Violet, lanzó su hechizo sin fuerza, incluso limpiando una lágrima fugada, y al hacerlo... el cristal de la copa no transmutó, solo cambio de forma, adoptando la de un cisne, que a pesar de contener todas sus formas no tenía vida, o al menos eso parecía, pues ante un destello, parecía escurrir una pequeña gota de un lagrimal.

Equidna se acercó a Violet y cogiéndola por los hombros le dijo.- No dejes que tus sentimientos manchen un hechizo que podría ser superior, deja que esos mismos sentimientos te hagan fuerte para encontrar más magia en tu interior.

Equidna miró la ventana orientándose por la hora y dijo.- Aún hay tiempo si alguno de los que no lo lograsteis queréis mejorar... Después de que todos lo consigáis, pasaremos a lo fácil, volver cada cosa a su verdad.

Se apartó un poco y esperó a ver quien parecía dispuesto a volver a empezar, y rápidos empezaron Marcus y Artemis en aquella dirección.

Sonrío de forma cómplice al susurrar unas palabras en el oido de Adrien y no dudo en responder a su picaresco comentario. - Creo que el sombrero se equivocó con los dos, tu tenias que haber estado en Gryffindor y yo en Ravenclaw. Ya ves, me convierto en un ave fácilmente. - estaba de broma, me gustaba mucho ver al Ravenclaw de esa forma porque parecía que todo volvía a la normalidad.

Solo que un intenso rubor surgió en mis mejillas,  ante su respuesta sobre el pico y lo bonita que me vería así. Algo que no pude simular  y por defecto bajo la mirada. 

Luego Adrien se prepara para lanzar el hechizo y al seguir su mirada y ver que se posa en Ladien, niego con mi cabeza mientras espero a ver que surge. 

Tenía que ir a volar un rato. 

Miré asombrada los logros de mis compañeros. Otros no habíamos tenido la concentración necesaria. Por suerte, la profesora nos dejó intentarlo de nuevo. Esta vez traté de sosegarme. Ya no tenía que salir a un altar delante de todos, y eso me tranquilizaba. En lugar de lanzar el hechizo al tuntún, me paré un momento a pensar, a tratar de sentir la magia dentro de mí. Las palabras de Equidna Joice sonaban en mi cabeza. Concentración y deseo, hechas. Ahora falta la imaginación...

Cerré los ojos y traté de visualizar un pájaro. El primero que se me vino a la cabeza fue un piquituerto escocés, un pajarillo pequeño que solo puede encontrarse en Escocia. Cuando era pequeña (y no tan pequeña) podía verlos cuando salía a pasear con mi madre; de hecho, ella a veces me decía que nos parecíamos, debido al color rojo tan intenso de su plumaje y a su pequeña estatura. Si había algún ave que despertara emociones en mí, desde luego era esa. 

Vale. Ahora falta la decisión. Volví a abrir los ojos, fijando la mirada en la copa delante de mí. Con todo lo anterior en mente, hice el movimiento con la varita y volví a conjurar el hechizo. -¡Avio verto!