Partida Rol por web

Al ver la serpiente, saco la varita y apunta hacia una piedra y digo:

¡Avifors! - un segundo basta para que la piedra cambie de forma en un halcón peregrino que se lanzó como un rayo sobre el ofidio con la intención de cogerlo entre sus garras y arrojarlo al lago en dónde no lastimaría a nadie.

«La guerra ha empezado y ya tenemos varias víctimas» pensó Tim cuando comenzó la discusión entre Lavinia y Maren. No le habían extrañado las palabras desagradables intercambiadas con Ladien, pero se suponía que ellas dos eran buenas amigas.

La relación entre el Slytherin y la Gryffindor se había convertido en algo visceral e insano. MacQuoid estaba convirtiendo a su novia en alguien desagradable que, de haber sucedido el año anterior, seguramente habría acabado con todos petrificados y el señor oscuro gobernando.

Pero, cuando parecía que Lavinia iba a ponerle fin a la discusión abandonando el lugar, una serpiente comenzó a acercarsele y a amenazarla visiblemente. Artemis transformó una piedra en águila y trato de evitar lo peor, pero, por si acaso, el joven Downsend decidió intervenir.

Apuntando su varita a la hierba entre su compañera y la serpiente pronunció claramente su hechizo.

-¡Herbivicus!-

Esperaba que creciera rápidamente un árbol que impidiera a la serpiente atacar a la muchacha antes de que esta pudiera reaccionar.

Me doy la vuelta y sigo mi camino cuando la voz de Maren me sorprende. Me giro y la miro con la boca abierta, no puedo creer lo que me dice y como lo dice. ¿Qué has hecho con mi amiga Ladien? ¿Qué has hecho?. -No, la vergüenza la siento yo al haber sido tan idiota como para arriesgar mi vida por ti. Solo me faltó darte mi corazón para que lo pudieras intercambiar por el tuyo si los mortífagos iban a por ti. - me tiembla la voz. Su bienestar ya no es asunto mío, aunque en mi fuero interno sé que Ladien la echará a perder y eso me duele en el alma.

Adiós amiga.- contemplo en sus ojos el último resquicio que queda de la Maren que conocí. Has sido mi mejor amiga y nunca te olvidaré. Derrumbada salgo de allí a paso rápido pero un ruido extraño provoca que me detenga en seco y me pare a escuchar. ¿Qué es eso?. Un sonido parecido al ruido de un cascabel se acerca hasta mi posición, lo escucho cada vez más fuerte. ¿De donde proviene?. Y es entonces cuando escucho las voces de mis compañeros Artemis y Tim conjurando ambos dos hechizos. ¿Pero qué pasa?. Cuando lo quiero ver ya está encima, y el recuerdo de lo que pasó esta noche en Slytherin me ciega los ojos. Una gran serpiente se dirige hacia mi. ¡Piensa estúpida, piensa rápido! ¡Hazla volar, no! ¡Haz que desaparezca, un golpe efectivo!

Saco la varita de mi bolsillo no sé ni como sin que se me caiga al suelo y apunto con ella a la serpiente. O tú o yo. -¡Vipera evanesca!. - si mi concentración no es la necesaria ya puedo despedirme de Hogwarts y quizás también de mi familia.

¿Pero qué estaba pasando ahí? ¿Había hecho eso Maren? ¡¿Pero en qué estaba pensando?! Agradecía su ayuda momentos antes, pero aquel conjuro ponía en peligro la vida de Lavinia. ¡No era para tanto! 

¡UN FILTRO DE AMOR! ¡SIMPLEMENTE UN FILTRO DE AMOR HA OCASIONADO TODA ESTA LOCURA!

Podía estar ofendido con la Slytherin y podrían haberse peleado, pero no podía quedarse quieto viendo aquella escena. Viéndola en peligro. ¡Debía hacer algo!

Y antes de pensar siquiera si era una buena idea y pensando en tan solo la seguridad de Lavinia, salió corriendo para interponerse entre la serpiente y la chica. No sabía si funcionarían los hechizos de sus compañeros, pero su rapidez ya había quedado demostrada. 

Algo parecía cambiar en aquel día... un cariz que poco a poco hacía que la batalla naciese entre los demás... sin miedo del mañana, sin miedo de los sentimientos por los demás... sólo un halo de ira y rencor ajeno a lo demás.

Las miradas desafiaban al resto, mientras los hechizos se lanzaban entre el resto.

Una gran serpiente dispuesta con sus colmillos a ser la primera lanza en quebrar la amistad, y el resto preparando una defensa que les facilitara un ataque más....

Todo listo en el campo de batalla, hasta que el silencio parecía adecuarse de aquella zona, y como si siempre hubieran estado allí, la presencia de Aurelius y Rebecca parecía ahora más presente que nunca en medio de los demás...

La mirada de ambos se tornaba llena de ira, y descontenta con todo lo que estaba pasando allí. Si el castigo hubiera estado en su mano, aquel momento hubiera sido el primero de muchas condenas que recordar...

Sin mover ni un ápice de sus labios, y con la mirada llena de rabia, el Señor Collins, alzó su mano entre todos dispuesto a demostrar su gran habilidad...

La serpiente de Ladien se alzaba en el aire, sus colmillos brillaban en busca de Lavinia, mientras esta esbozaba un hechizo que se alzaba como un látigo rojo, dispuesto a romper la cadena de signos que daban vida al ofidio. 

Las manos de Tim, se delplegaban en el suelo, mientras aún su grito hacía romper el suelo, y elevarse un gran roble en medio de los demás... Una gota de sangre del labio de Artemis caía al suelo... mientras el resto iniciaba otro movimiento más.... Movimientos que nunca llegaron a caer... pues la mano de Collins se frenó en el aire, y con ella todo parecía frenarse como si el tiempo actuase ante él... un hechizo de inmovilidad sin letanía ni legajos en los labios... una mirada severa a cada uno de vosotros, y luego cerrando el puño bajo la mano con un movimiento rápido y enérgico... un movimiento que parecía dispuesto a ordenar cada hechizo capaz de mirar...

La serpiente se estrellaba contra el suelo, hasta que poco a poco se difuminaba en un haz de pequeños vestigios de luz esmeralda.... el lazo rojo, disuelto y aplastado de forma igual.... y el roble obligado a volver a la misma grieta por la que había llegado... mientras el sonido atenazaba el lago.... y a pesar de intentarlo nadie se podía mover de su posición...

Cada uno de los hechizos acababa de desaparecer, cuando Aurelius os miró con desprecio y se volvió con paso raudo hasta el castillo sin girar la cabeza, despreciando a cada uno de los que dejaba a atrás.

Sólo cuando Collins se hubo marchado, aquella sensación de sometimiento desapareció, y tras rozarse la garganta con una suave mano, Rebecca os miró y dijo con aquella voz sin sentimiento, y fría.- No quiero escuchar... ni una palabra...

El comedor os espera, es la hora de almorzar... Agradeced que Collins os viera antes que los demás...

Con un sólo gesto os indicaba la dirección por la que el profesor de Encantamientos había desaparecido hacía el edificio central. 

La profesora de pociones seguía inmovil, esperando que todos saliesen de aquel lugar, en silencio, y sin nada más que acatar lo que se les ordenaba... nada más...

Cuando el tiempo se congela, siento como un escalofrío recorre todo mi cuerpo. A penas unos segundos bastaron para que todo volviera a su estado natural.

A penas una pequeña grieta quedo en el suelo como mudo testigo de lo que había acontecido. La presencia del señor Collins se hizo sentir de inmediato.

Luego cayó el martillo. La orden clara y directa, debíamos marchar al comedor sin replicar y esta vez no sería yo quien lo hiciera. Aunque las líneas ya estaban trazadas y la guerra declarada. No tenía idea de quién había conjurado a la serpiente, pero sí de su intención: ¡Matar!

Rápidamente me acerco a Lavinia y tras ver que no estuviera herida, le digo: ¿Te importa si te acompaño? 

Tras recibir la respuesta de Lavinia, giro hacia Tim y digo: ¡Gracias! al tiempo que asiento con la cabeza.

Había estado a punto de irme con Troy cuando apareció la serpiente, no estaba seguro de donde había salido pero estaba seguro de qué iba a hacer, y no iba a dejarla.
O al menos esa era mi intención pero cuando llevo mi mano a la varita me quedo petrificado, no me atrevo a lanzar un hechizo ofensivo, no se qué podría provocar.
Por suerte el profesor de encantamientos apareció en el mejor momento, no sabia como habia llegado allí pero no me importaba.
Cuando nos mandan al Comedor doy una palmada en el hombro de Troy para llamar su atención.
-¿Vamos?

Cuando parecía que la disputa se había terminado, un reptil, una serpiente se deslizó sibilosamente hacia el lugar donde estaban todos (excepto Maren y Ladien), al parecer su objetivo era Lavinia.

Y de nuevo del que menos podía imaginarme fue el que más me sorprendió, Tim hizo que creciera un gran árbol y así provocar que la serpiente no realizará el ataque que tenía preparado. Me pare en seco viendo aquel depliege de hechizos y entonces ante nosotros estaban dos de los profesores, de nuevo volvíamos a meternos en otro lío, y nuevamente salimos del paso sin sanción alguna.

Creo que es hora de volver a dentro, dije mirando a Tim, y guiñandole el ojo felicitandole por su encantamiento.

Tim se sintió de repente paralizado, como si todo lo que estaban haciendo no fuera más que un sueño y, cuando menos lo esperaba, uno de los profesores apareció para terminar con el ofidio. Iba a agradecerle el gesto, cuando su mirada de odio se fue posando en cada uno de los que allí estaban.

"¿Por qué?", pensó el joven Downsend. No entendía el motivo de reprobarle su hechizo, cuando lo único que había hecho era intentar proteger a su compañera de una serpiente salida de a saber donde.

Cuando se fue el señor Collins y la profesora les ordeno ir al comedor no pudo más que asentir. Si hubiera dicho algo en ese momento se habría vuelto rojo y quizá, habría dicho algo inapropiado.

Asintió ante las palabras que les decían y acompaño a Anne hacía el comedor mientras meditaba.

La serpiente le había causado demasiadas dudas. Todo lo que sabía de los ofidios le decía que no era posible que uno se escabullera en una reunión y se dirigiera a morder a alguien así por que así. Ese pensamiento le llevaba a la temerosa posibilidad de que alguien hubiera invocado a la serpiente y le diera ordenes de atacar. Pero eso terminaba en algo incluso peor. De los que estaban allí, podrían haber entrado al ataque Troy, Maren y Ladien. No creía que Troy fuera de esa forma, era un bromista pesado, pero no era malvado. Maren... No... Maren no podía ser. Aunque algo había cambiado en ella durante las vacaciones, no creía que pudiera intentar dañar a sangre fría a Lavinia, o quizá intentaba no creerlo. Eso le dejaba a Ladien, en el que más estaba desconfiando esos días. Pero, no... Él parecía tener un tono irónico y amenazante con todos, incluso alguna vez con Maren, pero no pensaba que pudiera llegar a eso. Sólo podía haber sido una coincidencia o, en el peor caso, un nuevo enemigo que se había introducido entre ellos.

Si se acercaran nuevas votaciones...

Y allí estaba de pie junto a Ladien, completamente cegada por algo que afloró en mí de forma natural, lo llevaba en mi sangre y no pude contenerlo pese a los golpes de vara que recibí en mi espalda aquella vez.  Ahora perdida en la inconsciencia del momento mientras me aferraba a la perturbada idea de vengarme, di la directriz después de Ladien siendo los dos quien controlábamos a la serpiente a través del parsel. Dudando de que me hiciera caso realmente por no haberla invocado, hasta que observé como la serpiente clavó sus ojos en mí y obedeció en cuestión de segundos. –Increíble. – pensé al ver su comportamiento.

No pensé en las consecuencias, simplemente me dejé llevar por este halo sombrío que poco a poco cubría cada vestigio de luz que en mi alma habitaba. Ya no era la misma y a pesar de que las palabras de Adrien surgían en mi mente: No más oscuridad Maren, no más… - poco fue el caso que hice aquel llamado fidedigno de salvación.  El velo ya cubría mis ojos y al margen de observar el despliegue de hechizos lanzados hacia la serpiente, sólo me paralizó el Encantamiento del Profesor.

Momento en el cual caigo en la realidad y al escuchar su orden, asiento sin soltar al Slytherin permaneciendo unida a él. –Nunca tenía que haber bajado, nunca… ¿Por qué lo hicimos Ladien? Ya no tiene arreglo esto. – murmuré preocupada, había sido una simple broma y todo se fue demasiado lejos. No estaba arrepentida, aún perduraba el amargo sabor de la ira y la tristeza entremezclada.

Ahora mirando a mi novio expreso algo entre susurros y  tras apretar ligeramente su mano como un apoyo incondicional decido irme con él, no quería estar allí ni ver la cara de todos. Ahora me esperaba la comida y luego los sermones de la Directora, sólo rogaba que mi Madre a través de sus visiones no descubra esto, una semana de golpes no sería nada a lo que podría venir si lo sabe. 

- Tenemos que hablar... No sabía que hablas Parsel como yo, ahora nos hemos ganado el odio de todos. -   susurré atenta a lo acontecido y tras acercarme nuevamente pronuncio. - Me encantó conocer tu mundo. -  confieso al esbozar una media sonrisa. 

¿Pero qué estaba pasando ahí? ¿Había hecho eso Maren? ¡¿Pero en qué estaba pensando?! Agradecía su ayuda momentos antes, pero aquel conjuro ponía en peligro la vida de Lavinia. ¡No era para tanto! 

¡UN FILTRO DE AMOR! ¡SIMPLEMENTE UN FILTRO DE AMOR HA OCASIONADO TODA ESTA LOCURA!

Podía estar ofendido con la Slytherin y podrían haberse peleado, pero no podía quedarse quieto viendo aquella escena. Viéndola en peligro. ¡Debía hacer algo!

Y antes de pensar siquiera si era una buena idea y pensando en tan solo la seguridad de Lavinia, salió corriendo para interponerse entre la serpiente y la chica. No sabía si funcionarían los hechizos de sus compañeros, pero su rapidez ya había quedado demostrada. 

Y entonces, justo cuando estaba en pleno aire en plancha, notó cómo se quedaba suspendido en el aire. No podía mover ni un músculo, ahí, entre Lavinia y encarando esa asquerosa serpiente que le miraba con sed de sangre mientras él la encaraba con terror en la mirada. 

No supo cuánto tiempo estuvo así pero fue consciente de todo lo que fue sucediendo. Una vez desaparecida la serpiente, también desapareció el conjuro inmovilizador, así que cayó al suelo de costado y de forma algo brusca.

- ¡Ouch!

Y el profesor se fue y parecía que todo volvía a la normalidad; sin embargo, estaba seguro de que nada sería lo mismo entre las personas que habían pasado ese rato en el lago. Se levantó, escupiendo hierba, disimulando su movimiento y su posterior caída y se unió a Marcus que le dio una palmada en el hombro.

- Sí. Será mejor que vayamos.-y comenzó a caminar al lado de su amigo, olvidando su anterior e imprudente movimiento lo antes posible.- Por cierto, ¿tienes aún ese diablillo? ¿Qué podríamos hacer con él?

La que se había liado era pequeña. Gritos, amistades rotas, serpientes atacando a Lavinia... seguro que los institutos muggles no funcionan así. No ofrecen un abanico de emociones tan amplio como Hogwarts. Por suerte, el profesor Collins intervino antes de que pasara nada grave; antes, incluso, de que a muchos de nosotros nos diera tiempo a reaccionar como es debido. Pero la sensación que me dejó la mirada del profesor fue bastante desagradable. Ahora resulta que tendremos todos la culpa. Si lo sé me quedo en la clase acariciando al gato. 

Pero tampoco era momento para eso. Ahora teníamos que ir al comedor, así que salí junto con Tim y Kerry, para no quedarme rezagada esta vez. -Vaya mañanita, ¿eh? -comenté para evitar un silencio incómodo. Aunque tampoco me apetecía hablar de todo lo que había sucedido en el lago. -Vuestros pájaros han sido muy bonitos. 

La tensión que estaba viviendo era máxima. No sabía si el conjuro iba a funcionar, no sabía si iba a vivir o morir. Un mordisco venenoso de aquella serpiente podía precipitarlo todo, mi marcha definitiva de Hogwarts, el acarreo forzado de secuelas físicas y psicológicas muy difíciles de borrar y lo peor, la muerte si el veneno se extendía rápido y me provocaba alguna infección irrevocable.

No era creyente, mis padres no lo eran. Simplemente pronuncie el hechizo creyendo y deseando que cumpliera su misión. Entonces vi aparecer de la nada a Troy corriendo hacia donde estaba para interponerse entre la serpiente y yo. Me quedé paralizada con los ojos muy abiertos observando la rapidez con la que el león corría. ¡Estaba loco, quería ser el quien recibiera el mordisco por mi!. ¿Pero por qué? No tuve tiempo de reaccionar, tampoco pensar y decirle que se quedara en donde estaba. Los ojos de Troy reflejaban un brillo de miedo que nunca olvidaría.

Y el tiempo se paralizó y con él todos los movimientos de los allí presentes, el lazo rojo que iba directo hacia la serpiente se difuminó en el aire, siendo el profesor Collins el encargado de hacerla desaparecer. Un gran roble conjurado por Tim creció de la hierba, pero no así el halcón que conjuró Artemis. Durante esos pocos segundos la mirada del profesor se clavó en todos nosotros como la hoja fría y despiadada de un cuchillo desgarrándonos con su desprecio. Al igual que la profesora Rebecca que nos obligó a guardar silencio y dirigirnos todos hacia el comedor. Estaban decepcionados con nosotros, pero esta guerra no era responsabilidad nuestra. La había empezado solo una persona, la misma que anoche me amenazó con un serpensortia y casi hace derrumbar un invernadero. Ladien. – miré al Slytherin con desprecio y a Maren con lástima.

El tiempo regresó y cuando todos nos hubimos "descongelado" observé con preocupación cómo Troy se precipitaba hacia el suelo. ¡Troy! –el león puso los brazos en cruz para taparse la cara, eso por suerte le resguardó de un golpe directo pero su gesto de dolor al caer fue muy amargo. Su actitud me descolocó, se había reído de mi dándome un filtro de amor y ahora arriesgaba su vida por mi. ¿Quién podía entenderlo?

Rápidamente Artemis se acercó para preguntarme si estaba herida. Negué con la cabeza. Estaba asustada eso si, todavía en estado de shock. ¡Ladien había intentado matarme! Un ligero temblor sacudía mi mano derecha, la misma con la que empuñaba firme e instintivamente la varita. -¿Eh? – respondí confusa. -Si, vamos. – dije extendiendo la mano mirando a mi prima Marty.

Tras ver que Lavinia estaba bien, me giro hacia Troy y le ofrezco mi mano para ayudarlo a ponerse en pie.

- Lo siento, en verdad lo siento y gracias. - digo con sinceridad, en realidad, después de lo que él acababa de hacer, lo del filtro de amor ya no parecía grave.

Luego acompaño a Lavinia al comedor