Partida Rol por web

Me había quedado algo rezagada al salir del aula de Transformaciones. Todo lo que había pasado con Artemis, con Adrien... todo demasiado extraño, tanto que había llegado a saturarme un poco. ¿Iban a ser así todos los años? Esperaba, por Merlín, que no. Busqué a Tim al salir de la clase, pero no conseguí encontrarle. Tenía sentido, había tardado una eternidad. Por lo que me dediqué a deambular por ahí, en su busca. 

Algunos alumnos me indicaron que un grupo de alumnos, aparentemente de segundo, habían salido hacia el lago. Esperanzada, ese fue el camino que tomé. Con la agradable sorpresa de encontrar allí a Tim. Eché una pequeña carrera para plantarme a su lado. -¡Por fin te encuentro! -exclamé con una sonrisa. 

-Gracias. – respondo a Artemis con una gran sonrisa. Al tocar su mano para ayudarme a sentarme siento una extraña sensación que me invita a no separarme de su lado. El león se pone rojo cuando acepto y yo no puedo evitar sonreír más fijándome en sus bonitos ojos castaños.

Después escucho al tonto de Troy riendo como una hiena y giro la cabeza frunciendo el ceño. ¿Cuándo es mi cumpleaños? ¿Estará pensando en gastarme una broma? – pienso molesta. Cuando dice aquello de que envolverá una camiseta de Artemis para regalármela ese día, me pongo roja como un tomate. En verdad me estaba gustando mucho estar en compañía de Artemis, demasiado quizás. Pero es que el león me hacía sentir tan bien…

Abro la boca y los ojos por la sorpresa cuando Troy le vuelve a preguntar que le parezco a Artemis y el responde que soy guapa y agradable. -¡ARTEMIS! – pronuncio su nombre emocionada y más sonriente que nunca al escuchar las palabras bonitas que me dedica. El entusiasmo me puede y me abalanzo hacia él abrazándolo con tanta fuerza que lo tiro hacia atrás cayendo los dos juntos sobre el cesped. No paro de reír, me siento en una nube. Quiero darle un beso. Quiero hacerlo. – me quedo contemplando los ojos del león embobada. Finalmente beso su mejilla tomándolo del rostro con amor.

A medida que los dedos de Maren avanzaban lentamente por mi rostro, como si de una estela se tratara, sentí la electricidad que ellos mismos me generaban con su paso. Ladeé mi cara y cerré los ojos para multiplicar el placer que todo aquello me generaba. Disfruté, aunque extraño en mí, de sus dedos enredándose en mi cabello, haciendo que la cabeza se me fuera ligeramente hacia atrás - Me encanta - Ese hormigueo que su tacto me estaba provocando, estaba siendo increíble, único y especial, como si solo ella fuera capaz de causarlo. Fue algo imposible de expresar con palabras, una de esas cosas que hay que vivir para saber lo que es y fue Maren la que lo había hecho posible.

El roce de su lengua contra la mía continuó con el no parar de sensaciones - No pienso volver a besarte de otra manera - pensé a la vez que disfrutaba de ese contacto tan íntimo que hace tan poco habíamos vivido por primera vez y con los ojos aún cerrados, algo dentro de mí hizo que bajara mis manos entrelazadas hasta la parte inferior de sus nalgas y la alzara para dejarla a mi altura.

Cuando su beso cesó, el mismo impulso que me había hecho elevarla, hizo que no tardara ni dos segundos en volver a arrancarle un beso de entre sus labios - Se siente tan bien - En mi pecho sentía como si una carga de cien kilos presionase contra él insaciablemente. El calor, aunque aliviado por el agua, parecía no desaparecer del todo. Sentía mis mejillas ardiendo, encendidas por alguna causa que no lograba llegar a descifrar - Tengo muchísimo calor - pensé comenzando a dar vueltas con Maren aún apoyada entre mis brazos y tras unos segundos de máximo placer, la dejé poco a poco con la espalda contra el suelo, como habíamos quedado en los pasillos del castillo tras las cosquillas.

El agua de la orilla conseguía bañarme la punta de los pies mientras permanecía sobre Maren, con las manos apoyadas en el suelo a ambos lados de su cabeza y mirándola, sonriente, directamente a los ojos, a esos preciosos ojos azules que conseguían enamorarme cada vez más con cada uno de los segundos que pasaba mirándolos - No pensaba que esto fuera tan fuerte - pensé refiriéndome a los sentimientos que sentía por la leona.

Agarré una de sus manos colocándola contra mi pecho - No hace falta que te quedes con la boca abierta mirándome, tonta. También puedes tocar - le dije burlón haciendo referencia a la imagen que tuve de ella cuando me estaba desvistiendo. Quería picarla, pero a la vez provocarla. Estaba seguro de que a través de ese contacto, podría sentir mi corazón latiendo tremendamente más rápido de lo normal por ella. La posición era la misma que la de antes de venir al Lago, pero el contacto de nuestros cuerpos desnudos hacía que fuera una infinidad de veces mejor. Permanecía en silencio disfrutando del calor que la Gryffindor me brindaba, calor que se estaba haciendo más y más excesivo - ¿Será por ella? - pero no me importaba, todo lo demás hacía que valiese la pena.

Todo sucedió tan rápido que no tuve tiempo de procesar con exactitu que es lo que estaba pasando. Un segundo estaba conversando con Troy al tiempo que observaba el lago y al siguiente estaba mirando el cielo.

Lavinia estaba a mi lado abrazándome con fuerza, sonriendo y pronunciando mi nombre, luego me beso en la mejilla y los colores se subieron al rsotro con la misma velocidad de rayo, si es que no fue más rápido aún. Mi rostro parecía un tomate.

En ese momento me olvide por completo de Marcus y de Troy, sólo me quede recostado abrazando a Lavinia, por alguna razón que no comprendía del todo a mis trece años, quería que es momento durará por siempre. Sólo rogaba al cielo que nada lo estropeara, mientras concentraba toda mi atención en los ojos de Lavi, perdiendome por completo en sus ojos de color avellana.

Con mucho cariño acaricié su cabello y la besé en la frente, me hubiera gustado hacerlo en los labios, pero desde mi posición eso era imposible.

Disfrutaba cada segundo compartido con Ladien, donde me animaba a ir más allá de todo y siendo una perfecta desconocedora de este tipo de manifestaciones, me dejaba llevar por lo que en verdad sentía. Cada caricia formaba parte de un acorde que anhelaba ser cotidiano, perpetuando mediante un beso aquel sentimiento que no paraba de crecer y manifestarse. Permitiendo que al son de mis latidos, las sensaciones me recorran entera, sintiendo placer y muchas ganas de continuar explorando, conociendo y descubriendo a mi novio, bajo una burbuja de encuentros plagados de amor y ternura. 

Mi mente se encontraba silenciada y mis sentidos muy agudizados, donde el sabor de sus labios resultaba ser adictivo y muy dulce al gusto. Al igual que su aroma tan propio de su piel, impregnaba la mía como un fiel recuerdo de este encuentro, que apasionado por momentos, jamás dejó de ser inocente y bello a la vez. Permitiendo que en mis pensamientos, los diálogos fluyan como el agua de un cántaro. - Me encanta besar tus labios. - confieso al perderme en su mirada, mientras Ladien cerraba sus ojos al disfrutar de mis caricias, era precioso generar este tipo de cosas en él, siendo un motivo más que fidedigno alimentar esta relación a través del tiempo.

Y sin querer separarme de sus labios, subo a sus brazos bajo un halo de felicidad que jamás tuve en mi vida, donde rogaba interiormente detener el tiempo para quedarme a su lado y no volver a la tediosa normalidad, que tanto nos distanciaba a veces. Al margen de aquel pensamiento realista, estaba sumergida en un mar de sentimientos, donde me sentía muy unida a Ladien y sin poder evitarlo, los impulsos afloraban como si nada, doblegando mi raciocinio al olvidarme de siquiera pensar. 

Por esa razón, aquel lado apasionado que había nacido desde lo más profundo de mi corazón, se manifestó naturalmente al incrementar el cariz de los besos, que sin querer se tornaban muy intensos. No sólo por los movimientos de mis labios, que al profesar su amor por el Slytherin, me otorgaban un millar de sensaciones abruptas, calurosas y palcenteras. Mi lengua avasallaba dulcemente, dejando a un costado la ingenuidad, mientras experimentaba a través de aquel acto de amor lo que surgía de mi. 

Incluso al estar sobre el suelo, sintiendo todo su cuerpo sobre el mío, cerré mis ojos para volar junto a Ladien perdidos en lo que nos pasaba. Y cuando finalmente rompió su silencio, acaricié su torso tímidamente, explorando aquel tacto primigenio para mi. Sólo que esa misma acción, me llevó a otra que sin pensarlo demasiado lo propuse, al tomar la mano del Slytherin y colocarla sobre mi torso. - Tú también puedes tocar... - dije haciendo una clara alusión a mis pechos, no de forma directa pero si lo estaba induciendo a ello. 

Aprendía a través de estos dulces momentos y cada paso que dábamos sentía que nos unía mucho más. No necesitaba las palabras para disfrutar de este mágico instante, simplemente cerré mis ojos y disfruté de sus caricias, que muy parecidas a las mías sobre su cuerpo, me enseñaban a quererlo cada vez más. Sellando a través de un beso, esta unión verdadera, pese al calor agobiante y la inquietud física que me daba sentir su cuerpo pegado al mío. No me fastidiaba, en realidad me gustaba demasiado, pero no comprendía del todo lo que sucedía en mi. 

- Promete que esto lo haremos siempre, así juntos. - comento al fijar la mirada en sus ojos azules al sostener su rostro con dulzura, mientras su mirada me envolvía por completo. - Me puedes Ladien, mucho... - confieso en absoluto silencio, completamente enamorada. 

¡Y eso era lo que llevaba buscando desde hacía un rato! Troy no podía sentirse más satisfecho. Mientras esos dos hacían su escenita amorosa, corrió a coger los tres diablillos que ya antes les había ofrecido Artemis. Total, no le hacían falta para ponerse como un tomate y desde luego que le vendrían genial en un futuro. Eso sí, le tendió uno a Marcus.

- Toma tío, te lo mereces.- comentó riendo. Marcus había sido un grandísimo compañero en aquella idea que había tenido.- Las manos donde pueda verlas, Artemis.

Y justo estaba diciendo eso cuando va su compañero de Gryffindor y le planta un beso en la frente a Lavinia. ¡¿QUÉ?! No pudo evitarlo de nuevo y estalló en carcajadas. 

- ¡JAJAJAJA! ¿Aún no quieres ir al lago a lavarte, Lavinia?-  Y continuó riendo a más no poder, retorciéndose de risa al lado de su amigo. 

Tim saludó sonriente a su compañera de casa en cuanto llegó.

- Lo conseguí... - dijo casi sin creérselo. De una semilla de calabaza había creado una calabaza entera en apenas unos minutos. No creía que eso pudiera salvar el hambre en el mundo, al fin y al cabo era muy agotador y no sabía que tal saldría con algo más grande. Pero todo era un comienzo.

- Ojala nos sea útil. - terminó pensativo.

La risa no paraba de brotar, veia a Lavinia y a Artemis por el suelo y no podia parar de reir. Me apoyo en mi compañero mientras cojo el diablillo que me ofrece sin dejar de reir.

-¡Guau! Tranquilos tortolitos, que estamos delante.- digo sin dejar de reir. Me acerco a mi compañero y le susurro:

-Este Artemis no pierde un segundo.- antes de seguir riendo ante la escena que presenciabamos.

Poco a poco las voces de Marcus y Troy llegan a mi rompiendo mi idilio, la verdad no entendi nada de lo que decían, ni me importaba en ese momento.

Sólo quería que guardaran silencio para poder disfrutar un poco más del momento, pero como sabía que eso no iba a suceder, decidí que debía incorporarme, aún contra mi voluntad.

Lavi. ¿Te parece bien si nos sentamos? - pregunto sin dejar de abrazarla.

Incorporándome hasta quedar sentado sobre Maren, con las rodillas apoyadas en el suelo a ambos lados de su cintura, sentía como si todo a nuestro alrededor hubiese desaparecido. En ese momento, la leona era lo único que existía para mí, lo verdaderamente real. Mi vista no llegaba más allá de sus ojos, de su cuerpo...y mis manos no sentían otro tacto que no fuera el de su piel.

Por primera vez en mucho tiempo, disfrutábamos de un momento para nosotros, un momento en el que conseguimos hacer que el amor reinara y el cariño que ambos sentimos por el otro, saliese triunfante alzando la cabeza orgulloso de lo que había conseguido. La inocencia que compartíamos iba quedando atrás, y juntos avanzábamos hacia una fase superior, en la que la pasión se hacia más presente, más palpable, más de todo. Nuestros sentimientos quedaron a la luz y ahora más que nunca estaba seguro de lo que sentía por la Gryffindor - No voy a dejarte escapar jamás - pensé en clara alusión a Adrien. Estaba completamente seguro de que después de este día estaríamos más unidos.

Recorrí su torso intentando rozar su piel lo mínimamente posible, dejando la mayor distancia que fuese capaz entre ella y mis dedos. Quería devolverle ese gesto que antes me había provocado, esa sensación de placer electrificado a través de mi tacto. Fui llevando mi mano cada vez más arriba, pasando por sus senos más lentamente y observando atento cada milímetro de su cuerpo recorrido por mi trazo. Elevé mis ojos hasta los suyos para observar a Maren - ¿Te está gustando? - Quería ver su cara, sus gestos. Quería notar cualquier atisbo de que estaba disfrutando de aquello casi tanto como yo.

Finalmente, me aparté de nuevo de encima de ella, quedando otra vez a su lado con la misma postura que había optado antes de entrar al agua, apoyando mi cabeza en mi mano para que mi mirada quedase perfectamente alineada con la suya - Siempre. Juntos - respondía en un susurro cariñoso haciendo énfasis en el tiempo en el que soltaba cada palabra. Estaba deleitándome con ella, mirándola con una sonrisa que me llegaba de oreja a oreja y es que no podía ser más feliz en este momento.

Las manos de Ladien comenzaban a surcar senderos que jamás fueron transitados, multiplicando las sensaciones que en mi cuerpo se gestaban y deseosas de manifestarse allí estaban, a través de suaves suspiros o una dulce sonrisa que tímida por defecto, denotaba el amor que sentía por el Slytherin. 

Aquello resultaba ser mágico, perfecto y especial, donde nuestras miradas se conectaban en un sinfín de nuevas emociones, dispuestas a ser descubiertas. Y gracias a que dimos el primer paso, afianzamos esta unión que hace meses se forjó, disipando todas mis dudas al borrar de mi mente los sucesos anteriores, donde las discusiones hacían mella y la rabia nos lideraba. 

Una vez que Ladien se recuesta a mi lado, acaricio su rostro con dulzura. - Me ha encantado. ¿A ti? - pregunta un tanto tímida y al besar tus labios, se incorpora mientras te tironea de la mano. - Vamos, quiero que hagamos algo. - afirmo con una sonrisa divertida, mientras voy por la ropa y la escoba. - ¿Qué esperas? ¡Espabila! - grito entre risas al colocarme la falda, para luego abrochar la camisa. Volvía a ser la misma Maren de siempre, impulsiva, inquieta y portadora de una alegría tan intensa, capaz de avasallar con su mera presencia. 

Ya completamente vestida y por más que la ropa interior se encontraba mojada al humedecer la camisa, no me importó al subir a su escoba. -¡Quiero volar!- pienso al contemplar la saeta con cariño. Desde ya no iba a hacerlo de una forma convencional, sino que a través de un pequeño trote, salté y emprendí el vuelo automáticamente, siendo tan natural para mi aquello. - ¡Genial! - grito con alegría al dar una rápida vuelta, se notaba que la velocidad y el riesgo era lo mío. 

- Ahora paso por ti, deberás subir en marcha y como TODO lo haces bien, dudo que te cueste. -  lo pico en cuanto me acerco a su lado, observo como extiende su brazo para subir y a través de un fuerte impulso, tironeo para que salte y quede arriba de la escoba. - Abrázame fuerte, esto será algo... veloz. - sugiero al permitir que coloques tus manos debajo de la camisa. - Eso, sin tirones que me desconcentra. - bromeo al sentir el calor de sus manos en mi panza. Me gustaba aquel contacto. - Debes pegarte a mi, ser uno, eso nos permitirá volar más rápido. Si me recuesto, tú también. ¿Vale? Ah... no te hagas pis encima. - termino por decir al soltar una carcajada, me sentía superior allí dueña de la escoba con tanta habilidad para mostrar. 

Finalmente saco de un bolsillo oculto de la falda, una pequeña bola dorada, sabías que era una Snitch y también estabas al tanto de que quien me la había regalado, era mi Padre, la primera que atrapó siendo buscador de Slytherin. - Quiero que conozcas mi mundo, lo que amo y lo que me da felicidad. -  expreso al soltar la bola dorada que al desplegar sus alas, en un comienzo juguetea con nosotros, luego se retira a toda velocidad, anunciando el momento de atraparla. 

-¡A por ella! - grito con fuerza mientras me afianzo a la escoba e inicio la persecución. 

- No ha estado mal - dije con tono burlón para picar a la leona, aunque la sonrisa estúpida que tenía, seguía sin desaparecerme de la cara - ¿El qué? - pregunté algo perezoso dejándome caer totalmente sobre la hierba y echando mi cabeza hacia atrás. Observé cómo Maren se vestía desde allí, tumbado y con una imagen de ella a la inversa - ¿Qué querrá enseñarme? Con lo bien que estábamos aquí... - Había sido un buen rato y me apetecía quedarme a su lado, mirándola a los ojos, en silencio, simplemente disfrutando el uno del otro - Ya vooooy - respondí desganado ante su llamada - ¡Qué prisas! 

Comencé a vestirme apurado por la presión de Maren. Tenía la ropa interior aún mojada - No pienso empaparme los pantalones... - Odio llevar la ropa mojada, me parece de lo más incómodo del mundo, así que me puse de espaldas a la leona - No mires - dije bajándome los calzoncillos con los pantalones ya en la mano para tardar lo mínimo posible. Una vez estuve ya con los pantalones puestos, volví a mirar a Maren y empecé a abrocharme los botones de la camisa como si nada.

Cuando me terminé de vestir por completo, me di cuenta de que Maren estaba sobre su escoba ya en el aire - ¿Pero a dónde va? ¿Piensa dejarme aquí ahora? - pensé bastante sorprendido por lo que acaba de pasar, sin embargo, veo que empieza a dar la vuelta - ¡Está loca! - exclamé para mis adentros cuando escuché lo que quería que hiciera - Nos vamos a caer... - Pero sabía que no iba a parar hasta que hiciera lo que quería, así que accedí estirando mi mano para subirme con su ayuda a la escoba - ¿Te diviertes? - Estaba sacándole el máximo partido a su destreza con la escoba. No paraba de picarme. La abracé debajo de la camisa para poder volar - Prefiero ser yo el que vaya delante, pero bueno... - Quería ser bueno con Maren, estábamos pasando un rato increíble y no iba a fastidiarlo ahora, pero de ser otra persona, nunca me hubiese subido de paquete a una escoba.

Sentí su calor en mis manos y acaricié sutilmente su piel bajo la camisa. Sabía que Maren estaba imitando adrede lo que yo había hecho antes - Le gustó - pensé riéndome en la escoba, pero al escuchar su comentario callé de golpe. Me zarandeé en ella levemente para desestabilizarla sin caernos - Cuidado, que te caes - solté algo picado - Tranquila, que si lo sigues haciendo así de mal, yo puedo tomarte el relevo - ¿Hacerme pis? Pfff

Mis ojos siguieron su mano cuando se la llevó al bolsillo y vi cómo se sacaba la snitch de su padre del bolsillo. Mis ojos se abrieron como platos ante ese hecho. Sabía que era algo muy importante para Maren y también que su mayor sueño era ser buscadora de Gryffindor. Observé a aquella vola revolotear a nuestro alrededor pensativo. Aunque simple, aprecié ese gesto con mucha estima, Maren me estaba enseñando una parte de ella, de su historia.

La agarré con más fuerza por la emoción que me producía que estuviera haciendo aquello. Solté una gran carcajada al despegar veloces tras la dorada y el ímpetu que ponía la leona - ¡Yo la atraparé! - La emoción me invadió y dejé atrás cualquier cosa que hubiese pasado antes. En un segundo se me había olvidado que iba de paquete con Maren, no me importaba, solo quería disfrutar con ella de la gran oportunidad que me estaba tendiendo.

Siendo uno en la escoba incremento la velocidad con intenciones de sacar el máximo posible a mis habilidades en vuelo, si quería ser una buscadora debía desarrollar el máximo potencial, practicando de cualquier forma y asumiendo todos los riesgos. - Obvio que me divierto.-  respondo al esbozar una sonrisa mientras realizo una curva alrededor de los árboles con intenciones de tomar el camino hacia el lago y surcarlo. 

Centrada en mantener el equilibrio perfecto, siento el tacto de sus manos en mi piel y no puedo evitar pensar mal por la bonita sensación que me genera. - Ni se te ocurra subirlas, ahora no. - advierto pendiente a la snitch, por si aparecía de nuevo, solía escurrirse muy fácilmente. Manteniendo la velocidad, aunque la incrementaba un poco a medida que transcurrían los minutos, era muy osada. Hasta que de repente se hace el listo mi novio, al moverse y por defecto pierdo el equilibrio por poco tiempo. -¡Ains! ¡Que te mato! - refunfuño al sujetar con fuerza la saeta mientras lograba recuperar la dirección. Perdiendo de vista la snitch. -Arggggggggg que me desconcentra. - me quejo al negar con mi cabeza. 

- No te hagas el listo, soy mejor que tú en esto. - replico entre risas, lo estaba disfrutando pese a picarlo un rato. Y por su noble acto de osadía, me inclino un poco más sobre la escoba para aumentar la velocidad, siendo muy consciente de que podía tornarse muy inestable si la exigía. Sin embargo no me importó, un hermoso paisaje se mostraba delante de nuestros ojos, era el Lago Negro y las montañas de fondo. Disminuí la velocidad para incorporarme y quedar más abrazada a Ladien mientras el asombro se adueñó de mi persona. 

- Es hermoso este lugar...  Tenemos que volar de noche, seguro tiene su encanto. ¿No? - comento al señalar con una de mis manos las aves, los árboles, el brillo del Lago, las montañas, siendo todo ese escenario tan perfecto como nuestra relación. Y tras unos segundos, perdida en la belleza del paisaje, giro un poco sobre mi con intenciones de besar a Ladien en sus labios. Aquel beso no fue menos apasionado que los anteriores, pero si muy especial, estábamos volando y era lo que amaba hacer. Por ello, con una mano sujetaba el mango de la escoba y con la otra acariciaba su rostro, mientras mi boca jugaba con la suya, embelleciendo el momento. 

El andar de la escoba era suave y delicado, estábamos sobrevolando el Lago Negro de forma tranquila. Hasta que entre beso y beso, la snitch aparece juguetona entre los dos. - ¡Vamos por ella! - expreso al soltarme de sus labios de forma rápida mientras sujeto con fuerza la escoba, decidida a lograrlo. Otra vez tocaba sumirse en mi locura, a toda velocidad, brindando una dosis extra de adrenalina. 

Con mi cuerpo pegado al de Maren y mis manos acariciando su abdomen, disfruto del vuelo junto a la leona que empezaba a aumentar la velocidad tras la Snitch. Echo a reír ante su comentario - Intentaré mantenerlas quietas. Si te portas bien las iré subiendo poco a poco - bromeé poniendo un tono de voz sugerente. La idea de ir más arriba no se me había pasado por la cabeza, aunque ahora que lo había dicho, la simple idea de hacerlo para picarla me tentaba demasiado - Sería gracioso jajaja- pensé divertido, pero mejor sería que las tuviese en su sitio o saldríamos volando pero sin escoba.

Las carcajadas vuelven a salir de mí al desestabilizarse un poco por mi sacudida - ¿Me vas a matar? - susurré provocativo en su oído - ¿Entonces quién te haría sentir así? - pregunté de la misma forma mientras acariciaba uno de sus costados y con la otra mano empezaba a subir de su ombligo sin llegar a tocar sus pechos. La idea de desconcentrar a Maren me divertía. Estaba disfrutando de ese momento juntos como nadie, pero no quería que fuera algo tan serio, sino una cosa más nuestra, más como antes.

Maren aumentó más aún la velocidad de la escoba - Hay que admitir que no lo hace mal - Me quedé embelesado por el paisaje. Desde allí arriba todo era fascinante. La imagen gobernada por el azul del cielo y el lago, el verde de los bosques, adornada en su conjunto por diferentes criaturas o volar entre los árboles a esa velocidad... era simplemente increíble - Serás una gran buscadora - dije un tanto cariñoso. Estaba seguro de que la leona tenía grandes aptitudes para el Quidditch y no veía por qué no decírselo, algo tan importante para ella también lo es para mí.

Una vez disminuimos la velocidad, parecía como si todo fuera paz y tranquilidad. Seguía perdido en el paisaje, contento de estar allí con Maren y sin responder a su pregunta todavía, correspondí su beso tiernamente, disfrutando de cada segundo que permanecían juntos nuestros labios. Rodeé con mi mano aún más a Maren, apretándola contra mí un poco más fuerte en aquel beso y cuando finalmente nuestros labios quedaron libres de nuevo, dije - Repetiría esto todos los días, siempre que sea contigo - contestando así a la pregunta de antes. La leona estaba sacando el lado más tonto de mí y aunque empezaba a darme cuenta de lo ñoño que estaba siendo, no me importaba. No me avergüenzo de lo que siento por ella, ni de poder sacar lo mejor de mí junto a alguien.

Sin embargo, de pronto la acción volvió a imponerse. Teníamos la snitch justo delante de nuestras narices, así que Maren aceleró todo lo que pudo para cogerla - ¡Vamos Maren, ya casi la tienes! - grité animando a la Gryffindor para que la alcanzara - ¿Confías en mí? - Se me había ocurrido una locura probablemente, pero estaba seguro de que seríamos capaces de lograrlo - ¡Levanta! - exclamé a la leona para que se pusiera de pie en su escoba - Yo mantendré el rumbo y la velocidad de la escoba, tú coge la snitch, buscadora - alenté a Maren. Esa bolita dorada había sido un regalo de su padre. Representa el deseo de Maren por convertirse en buscadora y su amor hacia el Quidditch. Tenía que ser ella la que la atrapara, pero no podía hacerlo de una forma corriente, tenía que ser especial, tenía que ser algo que ni ella ni yo olvidásemos nunca. Quería devolverle el favor que la leona me había hecho permitiéndome compartir este momento con ella.

Mantenía mi mente y toda la concentración en aquella bola dorada que osaba jugar conmigo, poniendo a prueba todos mis sentidos, salvo que era imposible teniendo a Ladien tan cerca. - Merlín... es inevitable... me puede. - pienso al escuchar su voz en un susurro que mi inquieta y logra que desestabilice la escoba en cuestión de segundos. - No las subas... - sentencio entre risas, el cosquilleo me recorría entera y no lo soportaría. 

-Shhhh...-  intento silenciar sus palabras al apretar su mano, que traviesa comenzaba su ascenso desde el ombligo. -  Me desconcentras mucho, eso no vale... - confieso al girar un poco para dedicarle una mirada asesina, era graciosa porque de real nada tenía. -Y si, morirás... te haré sufrir mucho. - pienso al sujetar con ambas manos la escoba y sentir como la piel se me erizaba, no podía con ello y eso que amaba volar, pero al parecer Ladien cumplía con su cometido en todo momento. - Quiero besarte. - murmuro al ladear mi cabeza, buscando la forma de concentrarme en la snitch y no en él. 

Lo bueno es que tras un breve periodo de búsqueda, se estaba quedando quieto y con ello la velocidad se mantenía bastante estable, denotando un buen manejo de la escoba. - Gracias, no es difícil... Sólo es ser un poco arriesgado. - respondo al brindar una caricia en su mano, dulce pero muy sentida. Me alegraba saber que mi novio estaría apoyándome en este sueño, de ser la Buscadora de Gryffindor. 

Y como era de esperar, la magia se interpone ante nosotros a través de un beso que me conmovió por completo. Adoraba sentir sus labios sobre los míos, era simplemente maravilloso y especial. Nada podía hacerme más feliz que estar cobijada entre sus brazos y sentir que todo podía ser más lindo si juntos permanecíamos. Pero como era de esperar, aquella bola dorada capta mi atención y ante la sugerencia de Ladien, no lo pienso demasiado. 

- Mantén la velocidad, confío en ti. - respondo al besar sus labios mientras voy subiendo una pierna y luego la otra. - Esto es una locura, me encanta. - confieso al estar de pie con su ayuda, sosteniéndome apenas de su hombro manteniendo mis piernas abiertas, que gracias al viento hacía que sobrevuele la falda. Sin detenerme en ese detalle, ahora atenta a la snitch, con una mano libre adquiero una postura cómoda al flexionar apenas mi rodillas para mantener el equilibrio, denotando unas claras intenciones de atraparla. - Un poco más... Intenta darle velocidad. - expreso al calcular la distancia, sin quitar la mirada a la bola que revoloteaba alrededor. 

- Casi... - afirmo al trastabillar un poco. - Ainss.. - pronuncio abriendo mis ojos un tanto preocupada, no deseaba caer al agua pero mi equilibrio mermaba por momentos. Sabía que Ladien estaba haciendo un esfuerzo enorme al mantener la inestabilidad que la misma escoba nos ofrecía. Hasta que finalmente y sin pensarlo demasiado, estiro un poco mi brazo hasta coger la snitch de forma precisa, sólo que ese movimiento en si, logra que resbale de la escoba rápidamente. - ¡Ladien! - grito al caer de la misma deseando que el Slytherin, baje en picada y pueda sujetarme en pleno vuelo, sino el Lago negro en toda su profundidad me estaría esperando con sus brazos abiertos. 

Confiaba en su capacidad y sabía que podía lograrlo... 

Mi sonrisa crece a medida que Maren se va levantando en la escoba y acaba convirtiéndose en carcajada ante su confesión - Sin locuras todo sería muy aburrido - mantuve el ritmo para que pudiera terminar de incorporarse. Cualquier gesto podría hacer que se cayera, así que simplemente permanecí quieto para que se ayudara todo lo que necesitara al ponerse de pie.

Una vez ya estuvo en posición y avisándome de ello, incliné el cuerpo hacia delante sujetando la escoba firmemente - Esta vez no me vacilas - Y  impulso cada vez aquella saeta notando la velocidad en el rostro. Ver la imagen de Maren, de pie y con la mano estirada casi rozando la snitch me produjo una felicidad increíble y un nerviosismo descomunal, quería que la atrapara. Aumenté aún un poco más la velocidad de la escoba, ya casi estábamos - Te falta poco Maren, sigue así - la animé. Estaba tan emocionado yo como ella - Esto va alucinantemente rápido... - pensé ahora llevando mis ojos hacia mis manos que firmes agarraban la madera para no salir despedidos y soltando un gesto de duda ante tanta velocidad.

Estaba tan eufórico ante todas esas emociones: la velocidad que llevaba, Maren de pie en la escoba, lo que eso significaba para ella...todo, que ni siquiera me di cuenta del desliz que tuvo allí subida. Mis ojos se abrieron por completo y mi cara irradiaba felicidad al ver a Maren atrapar aquella bola dorada con sus manos - ¡MUY BIEN! - exclamé, pero pronto la expresión de mi rostro se tornó más preocupada. Seguía con los ojos como platos, pero esta vez por ver a la leona caer en picado de la escoba - ¡Maren!

Tan pronto como me di cuenta de lo que había sucedido, cambié el rumbo bruscamente de la marcha. Sentí una enorme sacudida al hacerlo, como si me dieran un golpe seco y súper fuerte - ¡Esta vez no! - No podía fallar, ya no era un juego. Maren estaba en peligro, iba a caer de no se cuántos metros de altura y si no la cogía en vuelo...no quería pensar ni lo que podría suceder - Si no lo haces por mí, hazlo por ella - le susurré a la escoba como si pudiera entenderme. 

Incliné mi cuerpo completamente sobre ella, tocando con mi torso su madera y logrando así una velocidad desmesurada con aquella escoba. Sentí cómo vibraba incluso más fuerte de cómo lo hizo en los pasillos del castillo y es que esta vez, la velocidad que estaba soportando era muchísimo mayor. Recordé lo que Maren me había dicho y agarré muy fuerte la escoba, no podía dejar que se desestabilizara y una vez pasé a la leona, tiré bruscamente de la punta para que se parara de golpe - ¡vamos Ladien, esta vez lo tienes que hacer bien! - El último aterrizaje no había resultado muy bien, pero no había tiempo para la duda, así que me mantuve constante en el tirón hasta que quedé sostenido en el aire - ¡Sí joder! Lo conseguí - Había logrado parar aquella velocidad. Sentía la adrenalina corriendo por mis venas, el corazón se me iba a salir del pecho y la respiración no podía ser más agitada, pero aún quedaba lo más importante.

Empecé ascender para coger a la leona, si me quedaba allí parado el choque sería muy brusco dado a la velocidad que ella estaba cogiendo - Lo estás haciendo muy bien - volví a decirle a la escoba soltando ahora las manos y preparándome para coger a Maren. Fue entonces cuando finalmente, cayó sobre mí de golpe, haciendo que la escoba bajara un tanto pero supe cómo controlarle - Al fin le cojo el tranquillo a esto - Tenía a Maren entre mis brazos. Me imaginaba que la sensación que debía de tener en su cuerpo era de todo menos buena, así que la apreté contra mí para transmitirle seguridad - Te dije que confiaras en mí - bromeé para quitarle hierro al asunto, al menos así volvería a reírse - A veces es una suerte que seas una enana, ¿eh? - La altura era algo con que me gustaba picarla, era bastante más grande que ella y en este caso, eso había sido de gran ayuda. Le di un gran abrazo y dejando las bromas ya aparte, la apreté con todas mis fuerzas para resguardarla en mi calor - Ya estás a salvo preciosa - le dije cariñosamente y llevando mi mano a la suya, se la abrí para dejar ver aquella pelotita dorada que sin escapatoria, agitaba sus alas entre los dedos de Maren - Lo has conseguido. Vas a ser la mejor de todas - Y sin dar tiempo a más, volví a juntar mis labios contra los suyos en un apasionado beso. No podía estar más alegre de que no le hubiese pasado nada... - No sé que habría hecho sin ti - pensé mientras mi lengua jugaba con la suya.

De repente todo se volvía más oscuro, incierto, donde el miedo comenzaba a doblegar mi valentía, aquel coraje capaz de arrasar con todo. Ya no podía ver nada, sólo la distancia que me separaba de Ladien y como todos mis recuerdos, ahora presentes estaban en mi mente. 

El primer beso a través de aquel muffliato cuando tapaba mi rostro con la capucha, las miradas, nuestras manos enlazadas y las discusiones. Aquello era Ladien, mi novio, con quien decidí estar... Pero bajo un halo sombrío, aparece alguien más y me inunda, es Adrien a través de sus caricias, que imperceptibles ante el resto eran muy sentidas para mi. Lo sucedido en le baño, lo fuerte que había sido y la confusión una vez transcurrido.

Hasta que de repente, todo se vuelve oscuro e incierto mientras caía de forma abrupta, abrazándome al miedo y sin soltarlo, cierro mis ojos esperando a que suceda lo peor. No quería morir, confiaba en Ladien a pesar de saber que en un simple parpadeo podía perder todo. Y gracias a la habilidad de mi novio, finalmente caigo en sus brazos y siento como la escoba desciende rápidamente, salvo que fue controlada por el Slytherin. 

- Ya... - expreso al rodear con mis brazos su cintura, aún buscaba la forma de quitarme el miedo, pero no por ello dejo de sonreír. - Gracias. -  me limito a decir al perderme en su mirada, contenta por estar allí cobijada por su calor y mientras Ladien abre mi mano, observo con alegría a la snitch que guardaba sus alas. - Espero que si, tú deberías presentarte para algún puesto. Es increíble como manejas la escoba. - lo halago con dulzura. 

Y sin mediar ninguna palabra más, sus labios se encuentran con los míos a través de un beso tan sentido y tierno, donde nuestros sentimientos se unen en un solo. Dejando atrás todo, el pasado y lo que sucedió en él, forjando un eterno presente de amor incondicional al jugar con nuestras lenguas, envueltos en una inocente pasión. Las palabras sobraban y las caricias se acentuaban mientras el vuelo era tranquilo. 

Abro los ojos como platos cuando todo se precipita de nuevo. Troy y Marcus consiguieron que Artemis y mi prima se lancen un poco más en su relación.. ¡Qué fuerte!

Miro a Lavi en silencio, y sonriente le guiño un ojo. Artemis sin duda era un chico estupendo, y hacían buena pareja.

Sentí unas irreprimibles ganas de saltar por la orilla del lago gritando YUJUUUUUUUU, pero intenté ahorrármelas, por el bien de la recién creada pareja y su vergüenza ajena.