Partida Rol por web

La contestación de Lavinia provocó que aguantara una sonrisa. ¡Qué genio que tenía esa chica! Miró a Marcus y le guiñó un ojo cómplice antes de volver a mirarla. 

A alguien le gusta Artemiiiiiiiiiis...

Canturreó para sus adentros mientras recogía la botella y se aseguraba de cerrarla bien.

- ¡Mmmm! ¡Esencia de Lavinia!- bromeó haciendo alusión a la botella que en realidad la chica no había tocado con los labios. Pero daba igual. Estaba contento y feliz.- ¡La guardaré como un tesoro!

Y guardó la botella nuevamente en su mochila, sonriente. 

- Y por si te interesa, yo también tengo buenas ideas.

Por supuesto que no le iba a interesar pero así disfrutaba un rato más de aquello.

- Hey, Artemis. ¿No te parece Lavinia guapa? No sé, con esa luz...- formó un marco con sus dedos pulgar e índice de cada mano y enmarcó a Lavinia entre ellos, estirando los brazos.- Es muy guapa.

El guiño de Troy hace que apenas pueda aguantar la risa, no hace falta ser un genio para adivinar que pensaba mientras miraba a la Slytherin y al Griffindor. Cuando hace la broma de la botella no puedo evitar reirme y seguirle el rollo.
-¡Cuidado, puede ser tóxica!-
Exclamo con mi mejor cara dramática, o a menos lo hago lo mejor que puedo sin reirme.
Sigue hablando y no puedo evitar sonreír abiertamente mientras le sigo el juego a mi amigo.
-Seguro que se ha dado cuenta Troy.- digo mientras le golpeo amistosamente
-Mira como pone la excusa de investigar para estar los dos solos en el lago. Como sabes encontrar los sitios más románticos Artemis- digo sonriendo mientras levanto mi pulgar hacia el Griffindor.

Maren y yo entramos a los exteriores: Lago

Los que allí estaban en algún sector del Lago Negro, pudieron observar a través de un vuelo fugaz a Maren abrazada a la cintura de Ladien, siendo el Slytherin quien la llevaba en su escoba a toda velocidad. Incluso si alguno intentó seguirlos con la mirada, no pudieron, ya que la escoba de Maren era una Saeta de Fuego Suprema y quien la conoce, es consciente de lo rápido que puede volar, siendo una escoba idónea para los buscadores. 

Escucho con calma a Troy mientras pienso cómo reaccionar, es evidente que quiere incomodar a Lavinia y aunque me parece una chica muy linda, no voy a seguirle el juego a Troy.

Sin duda alguna Troy, imagino que debes tener muy buenas ideas, espero que algún día las compartas conmigo así quizá pueda ayudarte a llevarlas a cabo. - respondo ignonorando a posta la última pregunta de Troy intentando conservar la compostura.

¿En serio? Ese es el juego que quieren jugar, pues bien no voy a dejar que incomden a Lavinia con sus bromas.

¿En serio Marcus crees que es tóxica? La verdad no lo había notado a mi me parece una chica muy amable al igual que su prima. ¿No os daís cuenta de lo que están diciendo cierto? - pregunto cruzándome de brazos.

Si piensan que pueden incomodarnos con sus bromas, les recuerdo que estás también afectan a Marty, pues ambas son familia y cuando la familia permanece unida, lo que le afecta a una le afecta a la otra. Bravo Marcus, bravo Troy. Los felicito son muy graciosos, tanto que me parto de risa. - digo con la expresión más cómica que hay.

Lavinia ya que ellos creen que eres tóxica, porque mejor no vamos a la biblioteca a los jardines dónde no puedas intoxicarlos con tu amabilidad. ¿Marty nos acompañas? no vaya a ser que tu también les resultes tóxica. - digo tendiéndole la mano a Marty.

Odio tener que portarme así, pero dado que os quereís pasar de listos, no me dejan opción.

- ¡Ja! ¡Es que vuelo mucho mejor que tú! Además conozco mi escoba, puedo volar con los ojos cerrados y no caerme. - replico mostrando un halo de orgullo típico de los Gryffindor, además al aspirar en un puesto tan osado como el de Buscador, era evidente que mi dominio con la escoba era muy alto. - Veremos... -  cuestiono con una sola palabra a su comentario de que todo lo hace bien. Aún buscando la forma de aguantar la risa, no me lo imaginaba a Ladien manejando mi bella Saeta. 

Ahora ya acomodada, rodeando con mis brazos la cintura del Slytherin, es cuando se queja y afirma que así no. - No iré sin sostenerlo sobre la escoba... Me caigo apenas despegue. - pensé un tanto preocupada, hasta que observo como levanta su camiseta y mis ojos se abren como platos. - Por Merlín... - suspiré tonta, embobada al ver apenas su espalda y al rozar mi brazo sobre su piel, una sensación me recorrió de pies a cabeza. - ¿Qué me está pasando? Me gusta mucho tocarlo. - confieso entre pensamientos al abrazarlo muy fuerte, perdiéndome en las sensaciones que me generaba aquel contacto. Era la primera vez que acariciaba a un chico debajo de la camiseta. - Y lo lindo que es. - musito sonriendo fascinada y con ganas de continuar probando este tipo de cosas. Era muy impulsiva y muchas veces no tenía freno. 

- No pensaba darte tirones, soy experta en volar a diferencia de ti. - refunfuño al obstentar mi capacidad con la escoba. Y sólo me bastó escuchar el "Vámonos de aquí" para darme cuenta de que en el primer tirón fuerte de velocidad, la escoba le tembló, denotando la falta de costumbre a este tipo de Saetas donde suelen ser muy inestables ya que se han dedicado a darle mayor velocidad y menos precisión. - Sostén firme, no dudes. - aconsejo al pegar mi cuerpo con el suyo, para brindar mayor dinamismo y porque me gustaba sentir al Slytherin tan cerca. - Había que aprovecharse de estas oportunidades. - pensé al rozar con mis manos su abdomen, bastante atlético y parte de su torso. Como estaba entretenido en controlar una escoba imposible para él, no se daba cuenta de estas cosas o si... Quien sabe. 

Una vez recorrimos los pasillos, cada vez más rápido, voy disfrutando la adrenalina de volar. - Inclínate un poco hacia delante, cuánto más lo hagas, mejor será sostener la escoba y podrás aguantar su velocidad. - aconsejo siendo toda una experta, además era divertido picar al Slytherin en algo donde me mostraba superior. Y cuando finalmente salimos del castillo, sonrío maravillada por el paisaje que tenía delante de mis ojos, al surcar los cielos junto a Ladien. - Si, allá vamos. ¡Wowowow! - expreso inundada por la euforia, al soltarme y extender los brazos hacia los costados, aspirando el aire en total libertad. Amaba tanto volar porque me brindaba una libertad que de alguna otra forma jamás podría tener. 

Luego de sobrevolar el lago aferrada a la cintura de Ladien, por debajo de su camiseta, llega el momento crucial para mi. Sabía que el descenso era una de las cuestiones más difíciles de lograr con este tipo de Saeta, era mucha la velocidad que osado decidió manejar, demasiada para alguien que no estaba muy acostumbrado. - No no, déjame... nos vamos a caer. - expreso inquieta en la escoba, con ganas de incorporarme y sentarme adelante para evitar dos cosas: ¡Qué se rompa la escoba! y una fractura, esto último no me importaba tanto. - Ladien... que caemos... te voy a matar. - refunfuño aferrada a su cuerpo como si fuera parte de él, hasta que sucedió y la bronca me inundó.

Rodamos los dos al caer, intenté no soltarme pero estaba sufriendo por la escoba y cuando al fin me detuve, ya con el ceño fruncido aún en el suelo, observo que la escoba estaba bien porque el Slytherin la había revisado. Y justo cuando estaba por matarlo literalmente, es cuando sus labios se encuentran con los míos a través de un beso que me enloqueció. No sólo eso, fue sentir sus manos sobre mi cuerpo y como una descarga eléctrica me sobrepasó de forma placentera, aumentado aquel lado impulsivo que por dentro anidaba. 

Ahora dejándome llevar por sus movimientos queda mi cuerpo sobre el suyo, sintiendo una mano sobre mi cuello y la otra acariciando mi espalda. En cambio las mías sujetaron su rostro con ímpetu y al sentir como la lengua de Ladien buscaba la mía, no lo pensé demasiado al sumergirme en aquel apasionado beso. Que comenzó suave, despacio, hasta que mis impulsos me llevaron a darle una intensidad que desconocía haberla tenido en mi. Permitiendo que nuestros besos comiencen a ser más efusivos, intensos y desenfrenados, donde nuestras lenguas danzaban inexpertas aprendiendo a conocerse simultáneamente. No podía pensar y de repente tenía mucho calor, tampoco era muy consciente a que se debía el aumento de temperatura, sin embargo allí quedé, entremezclando mis dedos en su cabello a modo de caricias pero sin separar mis labios de los suyos. 

Despertando un lado desconocido, un sentimiento más profundo, donde no existía nada alrededor, sólo Ladien y yo. 

Miro a Troy de costado enarcando una ceja. Ya has hecho el chiste del día, vete por ahí a explotar la clase de pociones. – pienso agriamente. No me gusta que los chicos me vacilen y se rían de mí utilizando la ironía igual que hace Ladien. -Muy gracioso, ¿sabes qué? He podido captar tu esencia de león en el agua. ¿Qué has comido Troy? – comento haciéndole burla, en verdad el agua no sabía a nada raro.

Pero mi enfado se esfuma de repente cambiando la expresión de mi rostro. Preocupación y curiosidad se reflejan en él cuando Troy se pone a bromear y le pregunta a Artemis si me ve guapa. Contengo la respiración y trago saliva mirando al león. ¿Qué pensará de mi? ¿Me verá bonita? – los nervios me pueden en ese momento. El corazón me late muy rápido esperando una respuesta de Artemis.

¡Cállate Troy! – pensé poniéndome roja. Fijé la mirada de nuevo en Artemis, quedándome prendada de sus ojos hasta que el comentario de Marcus me sacó de mi ensueño felino. -¿Qué? ¿Qué yo soy tóxica?. – le contesto de malas formas al Ravenclaw. -¿Pues sabes lo que eres tu? – me encamino a Marcus. –¡Un tonto que no es capaz de convertir una copa en ave ni al segundo intento! – le hago un gesto de desprecio con la mano cerca de su cara como si fuera una macarra del Bronx.

-Artemis. – me giro hacia él indignada por el comportamiento que están teniendo estos dos estúpidos conmigo. –No quiero irme, son ellos los que me están ofendiendo. El lago es grande, podemos seguir aquí juntos. – expreso más calmada con esa idea. Artemis eres mi héroe.

Tienes razón Lavi. - respondo con una sonrisa al notar que Marcus y Troy fallaron en su objetivo.

¿Gustas sentarte? Pérmiteme ayudarte por favor - digo tendiéndole la mano, para ayudarla a tomar asiento.

Cuando Lavinia acepta mi ofrecimiento, se me suben levemente los colores al rostro.

Luego me siento a su lado, decidido a ignorar por completo cualquier comentario malicioso de Troy o Marcus.

El joven Tim se apartó un poco para practicar sus hechizos. Cuando vio a la pareja en la escoba les saludo casi sin interés, aunque ya habían pasado. Cada vez le caía peor Ladien, a pesar de que el año anterior incluso lo habría defendido.

Buscó algunas semillas por el suelo mientras leía un libro de herbología y cuando encontró una que le gustaba decidió plantarla y echarle un poco de agua. Quería intentar el hechizo que ya había probado en casa con bastante éxito.

- _{¡Herbivicus!} - Pronunció mientras apuntaba su varita hacía donde había enterrado la semilla. Una luz impactó sobre el lugar y un brote verde comenzó a crecer. Sin embargo, el joven Downsend no parecía contento así que volvió a agitar la varita, concentrándose con más fuerza y conjurando el hechizo de una forma más clara. - ¡Herbivicus! -

En está ocasión el brote verde comenzó a crecer y formarse rápidamente, poco a poco fue volviéndose naranja y sus raíces se fueron extendiendo más. Un brillo cegador rodeo su cuerpo y, cuando ceso, una calabaza enorme se encontraba en su lugar.

Troy estaba a punto de llorar de risa. Miró a Marcus ante las palabras de Artemis, con sus "bravo" y que eran muy graciosos. ¡Si él supiera lo graciosos que eran! No aguantó más las ganas de reir y tras pasarle un brazo por los hombros a su amigo Ravenclaw empezó a reír a carcajadas. Artemis no entendía nada. ¿Marty enfadarse con ellos? 

- ¡Te puedo asegurar que lo que siente Lavinia no es lo mismo que siente Marty ahora mismo!- y siguió riendo, divertidísimo por la situación. 

Además, ¿decir que Lavinia era guapa era meterse con ella? ¡Más bien todo lo contrario! Ni siquiera había usado los chistes de albañil que su padre alguna vez le había contado. Vio cómo su compañero de habitación le hacía sitio a su lado. ¡¿En serio?! La situación se volvía aún más divertida.

- Las manos donde pueda verlas, Artemis.- volvió a bromear una vez más.- ¿Cuándo es tu cumpleaños, Lav?- le dijo entonces.- Podría envolver una camiseta de Artemis para ti.

Troy ¿Quieres dejarlo ya por la paz? - insisto con seriedad, mientras me ruborizo.

¡Vamos hombre! Es evidente que sólo buscas incomodarnos. Y Marcus, yo no necesito buscar ninguna excusa para invitar a Lavinia a salir. - agrego con seriedad.

¿Si en verdad les digo lo que pienso sobre Lavi nos dejaran en paz? ¿O van a continuar con esto? - pregunto al tiempo que meto la mano en mi bolsillo izquierdo y saco unos diablillos de pimienta.

Al menos si no conseguía que dejen de molestar podría lanzar un poco de fuego por la boca para que tengan otra cosa de que hablar.

El comentario de Lavinia habia ido a hacer daño, por un segundo me quita la sonrisa de los labios, volviendo a llevarme al aula al momento en que tenia la copa enfrente mia y no hacia mas que fallar el conjuro. Por suerte la contestación de Troy y la reacción de Artemis bastan para devolverme a la realidad.
El griffindor estab tomándose esto realmente en serio. No estaba seguro de si sacaba los diabillos como amenaza o como distraccion, pero era gracioso.
Esta vez no intento disimular la risa y me apoyo en el hombro de mi amigo mientras estallo en carcajadas.
-¡Cuidado Troy, tiene diabillos y parece dispuesto a usarlos!- complemento mi broma con un intento de esconderme detrás de mi amigo.
-Bueno, tranquilo tigre que no paras. ¿Marty y Lavinia a la vez? Tendremos que avisar al resto de chicas de que no caigan en tus redes. ¡Deja algo para los demás!- le digo al griffindor sin ocultar mi risa.

Por unos momentos sentí que desaparecía el mundo a nuestro alrededor. Con los ojos cerrados disfruté al máximo de la nuevas sensaciones que aquel beso me estaba brindando. El cosquilleo de su lengua contra la mía hizo que me estremeciera un par de veces por el placer que me provocaba y que apretara a Maren cada vez más fuerte contra mi cuerpo.

Tras unos cuantos segundos que me parecieron una vida, despegué mi cara de la suya bajando la mano que tenía en su cuello junto a la otra en su espalda - ¿Te ha gustado el paseo? - pregunto algo pícaro por el momento que acabábamos de compartir y algo irónico por mi leve incidente con la escoba. Con una mano revoloteando su espalda y la otra posada sobre la parte baja de su cintura, casi sobre su trasero, contemplé los ojos de la leona perdido en un mar de sensaciones.

Todavía estaba inquieto por lo que acababa de experimentar. El corazón me latía a cien por hora y una sonrisa estúpida parecía permanente en mi cara - Yo lo he disfrutado al máximo - confieso cariñosamente apartándole la coleta hacia un lado - Ojalá pudiéramos hacer esto cada día - Era algo nuevo para mí y a la vez, algo que había descubierto que quería que dejara de serlo, que se convirtiera en costumbre y experimentar esa sensación tan plácida a diario - Me gustas mucho - susurré cerca de su oído por la corta distancia que nos separaba.

Pronto, no sé si por el sol o por la situación, parecía que la temperatura crecía cada vez más - Pff que calor me está dando - Pensé llevando mis ojos al cielo despejado que me recordaba a los preciosos ojos de la chica que tenía allí delante. Aparté a Maren de encima mío dándole la vuelta y dejándola a mi lado, apoyando el codo en el suelo y sosteniendo mi cabeza con esa mano, mirándola fijamente a la cara.

Pasé mi mano alrededor de su cintura - Que bien que nos hayan dejado tiempo para hacer lo que quisiéramos - No pensaba que después de clase nos dejaran a nuestras anchas por el castillo, sino que tendríamos que acudir a más y más clases - Quizá el incidente del invernadero ha tenido algo que ver - Sería una clase menos que tenemos y por lo tanto un hueco que queda libre - Hace un día estupendo - La belleza no solo de nuestros alrededores, sino de la Gryffindor tumbada ante mis ojos tan radiante como siempre me cautivaba totalmente - Aunque hace demasiado calor...

Me pongo en pie tras unos segundos en silencio y con cara de "se me ha ocurrido algo estupendo" - ¡Tengo una idea! - Una vez levantado, tendí mi mano a Maren - Acompáñame - le dije para arrastrarla hasta el lago desde que me cogiera - Vamos a darnos un baño. Hace mucho calor - le dije animado. Me apetecía mucho pasar tiempo con ella y hacer cosas que de costumbre no teníamos la posibilidad de hacer - Hay que aprovechar - La ilusión de pasar un rato con ella me consumía por dentro.

Las nuevas sensaciones me recorrían todo el cuerpo, como si estuviera bajo el efecto de un hechizo, solo que era agradable, tierno e incluso adictivo, donde los besos compartidos se tornaban cada vez más dulces e intensos.

De momento me dejaba llevar, aprendiendo a besar de esta forma, saboreando de alguna forma a Ladien y comenzaba a darme cuenta lo mucho que me gustaba estar así con él. Adoraba esa libertad de cerrar mis ojos y sentir su calor, como así también su perfume e incluso sus caricias en mi cuerpo, brindándome una sensación de cariño, amor y protección. 

Quería detener el tiempo para estar con él de esta forma, al olvidarme de estudiar,  de mis amigos o las pruebas de Quidditch. Simplemente los dos aquí mismo, sin discusiones pero cada vez más juntos, sintiendo todo esto en mi interior,  disfrutándolo cada vez más y recordando que tan solo un muffliato en el medio del caos, nos terminó uniendo.

- Me encanta todo esto. - pensé al acariciar su rostro en silencio, contemplando sus ojos azules, perdiéndome en su mirada al punto de descubrir lo bonito que se sentía querer a alguien de esta forma. No sabía como manejarlo, ni siquiera como actuar, el cosquilleo en todo mi cuerpo continuaba y algunos chispazos más fuertes,  sentía cuando regresaba mis labios a los suyos a través de un beso. Estaba realmente en las nubes y no quería bajarme de allí. 

Hasta que su voz rompe aquel silencio entre beso y beso, le dedico una mirada atontada ya que no podía pensar y cuando me recuesta en el suelo, suspiro feliz, permitiendo que en mi rostro una sonrisa se dibuje de alegría. 

-Me encantó el paseo, aunque luego te enseño a volar en mi escoba. Me lo debes. - respondo a través de un gesto fingido de enojo, para luego acercarme a sus labios y besarlo con cariño. - Yo también quiero hacer esto cada día, en realidad me gustaría pasar más tiempo contigo. Es lindo estar así... Se siente genial. - comento un tanto avergonzada, Ladien no me quitaba la mirada y el mero hecho de confesar lo que deseo junto a él, encendía mis mejillas.

Además de tener un calor que no me lo quitaba con nada, no comprendía el motivo de sentirme así luego de besarnos de una forma diferente. Igualmente no podía controlarlo, me gustaba todo aquello y siempre querré más. 

Y justo cuando me encontraba apunto de decir algo, escucho aquel susurro a modo de confesión, bajé la mirada denotando timidez y al posar mis ojos en los suyos de nuevo, una sonrisa diferente surgió. - Te quiero, Ladien. -confieso perdiéndome por completo en aquel sentimiento, fidedigno, desconocido, pero lo suficientemente fuerte como para poder decirlo desde lo más profundo de mi corazón. 

Luego de haber soltado aquello, reacciono nerviosa e intento adaptarme a su conversación. -Puff estas re tonta Maren por él. -refunfuño buscando la forma de recuperar mi estado normal y no quedar como una boba enamorada del Slytherin. 

- Si, tenemos horas libres para poder molestarte un rato, puedo revolver tu cabello sin que nadie se interponga. - lo pico ya contenta, incluso me atrevo a pellizcar su nariz suavemente. A modo de cariño pero ya de mi estilo, aunque disfrutaba sus caricias en la espalda o en mi cintura. 

Finalmente asiento cuando hace referencia al día lindo y me incorporo con su ayuda del suelo. La idea de ir al Lago a darnos un baño me parecía estupenda y de paso me quitaba este calor que no mermaba. - ¿Serán por los besos? - me pregunto al ser arrastrada por Ladien hacia la orilla. 

-¡Detente!  No voy a meterme con el uniforme al agua, tenemos que quitarnos la ropa. -comento al soltar su mano mientras me desprendo la camisa, sin vergüenza ya que íbamos al agua. Luego desabrocho la falda para deslizarla por mis piernas, también los zapatos y las medias. -Vamos, no sé que esperas. ¿Querés estar todo el día mojado después? - pregunto entre risas y cuando finalmente quedé en ropa interior (que es muy parecido a un bikini) corro rápidamente hacia el lago para zambullirme.

Tras unos segundos debajo del agua, salgo de ella y aliento a Ladien para que se una a mi. Ya tenía el cabello empapado sobre mi cuerpo, la ropa interior goteaba por todos lados. - ¡Está muy buena!  Ven o te tiro yo. -lo pico mientras desde la orilla ya fuera del agua lo espero. Mis piernas largas y flacas, eran un poco graciosas, no me importaba. Lo estaba pasando genial. 

¿Sabes algo curioso sobre los diablillos de pimienta Marcus? Pican como el infierno. Te propongo algo. Si  soy capaz de comer tres de ellos al mismo tiempo sin escupir fuego por la boca, me dejarán en paz el resto del día, de lo contrario tendrán algo más que hablar. 

¿Qué dicen aceptan?

- ¡Oh, no! ¡Será una granada picante!

Continuó con la broma que Marcus había comenzado, haciendo como que se tapaba la cabeza, aterrorizado, antes de continuar riendo, divertidísimo.

Ante la mención de su amigo Ravenclaw de Marty, la miró y le guiñó un ojo, divertido. Ella sabía de su sentido del humor y no se enfadaría, porque hasta sabía que en un futuro más cercano de lo que nadie podría esperarse, Lavinia perseguiría a Troy por todo el castillo y finalmente reirían juntos. 

Alzó las cejas ante la propuesta de Artemis y después miró a Marcus, mordiéndose el labio inferior y negando con la cabeza.

- Si no te los he conseguido meter yo en la boca para que eches fuego durante horas no tiene gracia, tío.- comentó, negándose a un trato tan absurdo. Al menos había pensado que les retaría o algo, pero ni por esas. Solo había que ver lo mal negociante que había sido con Aaron la noche anterior. ¡Pedir dos cervezas de mantequilla!- Sigue leyéndole a Lavinia con tu dulce voz. ¡Mira cómo te mira! Está deseosa. No os cortéis por nosotros...- y señaló tanto a Marcus a su lado como a Marty, la observadora.- Pero antes, sí, contesta qué es lo que piensas sobre Lavinia. A lo mejor me convences y todo.

Muy bien, si en verdad os interesa tanto... - respondo antes de inhalar profundamente para mantener ña calma.

Aunque apenas la conozco, en verdad me parece una chica linda y bastante agradable. Es dulce y amable. En verdad quiero ser  su amigo y llegar a conocerla mejor, si es que ella me lo permite. - digo ruborizándome un poco.

Así que os agradeceré ya corten con las bromas y tratemos de llevarnos bien. Tengan les regalo los diablillos, sólo tengo tres, los estaba guardando para una broma, pero no creo que los use, no se me dan muy bien.

Por favor Lavi, no te molestes conmigo, en verdad odiaría que te alejes por culpa de esto. - pienso mientras mi corazón se acelera.

Asentí cariñosamente ante la propuesta de enseñarme a montar en su escoba, sujetándome aún la cabeza con la mano y mirándola directamente a los ojos - No me importa qué hagamos, solo me apetece hacer cosas contigo...cualquiera - Estábamos pasando por un momento cargado de amor entre ambos. Su "te quiero" consiguió hacer que mi sonrisa se hiciera aún más grande y que mi cara se tornara un poco estúpida y alelada - Ladien, ¡por Merlín! - Maren conseguía hechizarme incluso sin utilizar su varita.

Me giro quedando tumbado sobre el suelo, con los manos entrelazados detrás de la nuca y mirando hacia el cielo - Yo me interpondré - dije ladeando la cabeza en su dirección - No me hace falta nadie más - añadí en un tono un tanto chulo para devolverle la broma a la leona - Ya viste antes que acabo ganando yo..."perdón, perdón" - terminé en un tono burlón para buscarle las cosquillas a Maren, pero esta vez metafóricamente hablando y acabé por soltar una gran carcajada manteniendo de nuevo la vista sobre aquel azul que nos cubría.

Entonces, me levanté y la arrastré corriendo hasta la orilla, donde me paró en seco - ¿Te pensabas que me iba a meter con ropa? - Ni loco soportaba el roce de la ropa mojada contra mi piel - Que asco - Obviamente no me pensaba meter así, tonta - Empecé a desvestirme para entrar al agua, pero Maren fue más rápida que yo. Me quedé a mitad, perplejo por lo que estaba viendo.

La imagen de Maren entrando al Lago en ropa interior se quedó grabada en mi retina. Observé el cuerpo de la Gryffindor a medida que se adentraba en el agua, sus curvas eran bastante más marcadas de lo que el uniforme dejaba apreciar normalmente. Es preciosa a simple vista, eso no cabe duda, pero estaba descubriendo partes de su cuerpo que la hacen aún más bella y que a la vez, despiertan en mí la curiosidad por conocerla en su totalidad y recorrer con mis dedos esos arcos que formaban su figura.

Vi cómo se sumergía finalmente bajo el agua y acabé por desvestirme completamente, quedando tan solo con mis calzoncillos que me cubrían hasta la mitad de los muslos y dejaban el resto de mi cuerpo a plena luz - Ya voy - grité desde la orilla - Está muy bien - Su ropa interior mojada dejaba un poco menos a la imaginación. Ahora más ajustada, dejaba apreciar aún mejor todas sus curvas, en especial sus pechos - Merlín ayúdame... - Me sentí orgulloso de estar con ella. No solo era lista y divertida, sino que era la chica más guapa de todas y era mía, así que con esa sonrisa de atontado, empecé a adentrarme en el Lago.

Entré corriendo hasta sumergirme, sobrepasando a Maren que había salido para recibirme. Al salir del agua, me peiné el pelo hacia atrás con una de mis manos, dejando casi intacto el peinado que solía llevar de costumbre y acercándome a la leona como si esta vez ella fuera la presa, empecé a salpicarla de un modo juguetón - ¿A qué esperas tú ahora? ¡Vamos! - Seguí avanzando hasta donde estaba para agarrarla fuerte entre mis brazos al llegar y dando varias vueltas abrazado a ella, hacer que ambos acabáramos juntos dentro del agua.

Y mientras esperaba que se quitara la ropa recuerdo la puya que me había soltado cuando estábamos en el suelo. - Serás... Me haces cosas a propósito para luego recordarme todo el tiempo eso... Lo mismo haré contigo y la caída con la escoba. ¡Soy superior a ti! lalala. - comento entre risas mientras hago un bailoteo tonto a modo de burla, tal vez chorreando agua y con la ropa interior pegada al cuerpo hacía un poco el ridículo, daba igual. Tenía que devolver la maldad. 

Sin embargo, cuando termina de desvestirse y puedo contemplar con mis ojos su cuerpo sin ropa, abro la boca sorprendida. - Es perfecto. -musité en silencio bastante asombrada, no sólo era muy alto sino que estaba muy bien físicamente. - Oh, ya veo. El Señor "pijo" no puede ensuciarse. - replico entre risas, para luego sacar la lengua a modo de burla. Tenía un tiempo considerable hasta que se una conmigo en el lago y por ello lo picaría hasta saciar mi nivel de maldad del día. 

- ¡Te espero! - respondo a su "Ya Voy" vislumbrando en mi rostro la ansiedad de sumergirnos los dos en el agua. Sólo que pasa de mi para zambullirse y salpicarme de pies a cabezas. - Ohh. -  comento al intentar secarme los ojos, que llenos de agua no me permitían ver y justo en ese momento es cuando Ladien me sujeta entre sus brazos para adentrarme en el lago un poco más profundo. Sin dudarlo, rodeo con mis brazos su cuello y al girar detengo la mirada en sus ojos sonriendo, aunque el contacto de su cuerpo con el mío, me generaba un montón de sensaciones desconocidas. 

- Si me acostumbras a estar en tus brazos te lo pediré todo el tiempo. - afirmo al sonreír de una forma especial, me gustaba saborear la sensación de ser tan pequeña y manejable para él. Incluso desde aquella altura, estando tan cerca de su rostro, me pierdo en su mirada por milésima vez, no podía evitarlo porque a través de ella descubría un montón de sentimientos que me mataban por dentro. - Estoy comenzando a quererte, Ladien. No puedo evitarlo. - pienso al mantener esa corta cercanía mientras una marea de impulsos intentan gobernar mis actos. 

Y como era de esperar, no pude controlarlos al dejarme llevar por completo. Una de mis manos se deslizaba por su rostro a modo de dulce caricia, disfrutaba de aquello y no podía detenerme. En cambio la otra se entremezclaba con su pelo, que ahora húmedo pero peinado, le daba ese toque especial, logrando que se vea más bonito. Y ahora mis labios, deseosos por besar los suyos, no lo pensaron demasiado hasta seguir el camino de su encuentro, donde a través de un beso la magia comenzó a surgir. 

De nuevo aquella sensación me inundó, al sentir su lengua una vez más a través de un roce suave pero muy intenso. Mis manos, inquietas mantenían las caricias que fueron indicadas por mis propios impulsos, no me interesaba nada más en ese momento y en verdad buscaba dejarle una parte de mis sentimientos, en aquel acto dulce de amor. No puedo saber cuanto duró, simplemente sé que fue perfecto y al terminar, mi respiración se entrecortó mientras que mis latidos acelerados marcaban un ritmo desconocido para mi. 

Y desde allí presa ante su hipnótica mirada, un sentimiento compartido y el contacto de nuestros cuerpos, me dejé llevar como una pluma impulsada por el viento. Eternizando el tiempo, guardando este maravilloso momento en el cajón de mis recuerdos, al enlazar mi corazón al suyo sin esbozar una palabra, sólo a través de un beso.