Exteriores de Hogwarts

Después de ir a la biblioteca, Artemis y yo decidimos ir a dar un paseo por el lago y leer más a fondo la información que hemos encontrado sobre el sindicato de los elfos creado por Hermione Granger. ¿Quién puede ser el dueño de la insignia que encontró Artemis? ¿Alguien que tenga un elfo domestico? Tiene que estar concienciado con el tema.

Me siento con Artemis sobre el césped, saco el libro de mi mochila y lo abro. Pronto empiezo a notar el calor del sol de mediodía sobre nuestras cabezas. -Buf, este sol... Aunque las vistas son preciosas. – digo sonriendo pasando después la mano por mi frente, visiblemente acalorada.

-Aquí no pone realmente gran cosa. – empiezo a decir, frunciendo el ceño al no encontrar información relevante sobre lo que estábamos buscando.

Cerca de allí empiezan a llegar compañeros de nuestra clase, entre ellos Troy, Marty y Marcus... a quienes observo hablar a una poca distancia, más frescos que nosotros bajo la sombra de las copas de unos árboles. -¡TROY! - grito al león desde la orilla del lago.

Una verdadera lástima, pensé que podría encontrar las respuestas que buscaba hoy, en fin creo que tendré que buscar a Nick o arriesgarme en la cocina. - comento resignado.

Cuando estoy evaluando mis opciones, Lavi me hace notar que Marcus, Marty y Troy también habían salido a dar una vuelta y aunque no tenía muchas ganas de estar cerca del último de ellos, decidí acompañar a Lavi mientras se reunía con ellos.

En definitiva este año sería muy complicado y no estaba dispuesto a meterme en más broncas intentando hacer amistad con Maren o Troy ni mucho menos con alguien como Ladien.

Las líneasbya habían sido trazadas y no pensaba cruzarlas al menos no sin una buena razón.

Estaba contándoles a sus amigos la última trastada que hizo en casa durante el verano, entre risas, apoyado en su mochila de clase, cuando una voz lejana le llamó. Al mirar en la dirección desde la que la oyó, observó que se trataba de Lavinia con Artemis. No podía evitar pensar que hacían una extraña pareja. Sonrió a su amiga y levantó la mano para saludarla.

- ¡HOLA!- le respondió con simpatía. Pasar tiempo con Marcus y Marty le había despejado el mal humor. Estaba genial eso de tener amigos que le escucharan cuando lo necesitara. 

- ¿Preparados para ver algo gracioso?

Les susurró a sus dos amigos. Al ver a aquella parejita extraña junta, había tenido una buena idea. No sabía aún cómo la llevaría a cabo pero seguro que no resultaba tan difícil. Esperó a que Lavinia y Artemis se acercaran, sonriendo como quien no quiere la cosa.

Estaba escuchando atentamente la historia de Troy cuando llegaron Lavinia y Artemis que estaban tambien e el lago.
-¿Que tal?- los saludo en cuanto llegan a nuestra altura. Las cosas estaban tensas con Artemis, aunque a mi no me caia especialmente mal entendía que esa actitud de niño bueno con todos acabase cansand a más de uno.

Saludo a todos casi sin entusiasmo. Troy parecía de buen humor. Bien por él.

Sin mediar palabras con nadie saco mi copia de "Cinco semanas en Globo" y me pongo a leer en completo silencio, intentando no perder detalle de lo que sucede a mi alrededor.

Había notado la incomodidad de Artemis al acercarnos a nuestros amigos, especialmente a Troy. Por suerte con Marty era imposible que no se llevara bien, mi prima era muy compañera y raras veces se la veía enfadada. Tenía un mejor carácter y su simpatía era arrolladora. Toda una Gryffindor.

Llegamos y entre risas observé como Troy nos saludaba con su energía habitual. –¡Hola Troy!. – sonreí al ver que estaba de mejor humor. Lo que había pasado con Violet en clase me había parecido fuera de lugar, mi amiga había sido muy dura y no había necesidad de pelear con su mellizo delante de todos, aunque por otro lado también pensaba que Troy vivía muy feliz ignorando el drama que tenía Agnes con su varita rota.

A continuación, nos saludó Marcus. -Bien, la primera clase de transformaciones ha sido alucinante. La profesora es tan misteriosa... - comenté risueña. -Me encanta su forma de hablar. – contesté explicándole al Ravenclaw con una sonrisa. Con la cantidad de cosas que me habían pasado esta noche ya no me acordaba de lo bien que me lo pasé con Marcus en el baile. Pero pobre, a él no le había salido bien ningún hechizo. No quería sacarle el tema para frustrarlo así que me limité a explicar a nuestros amigos que hacíamos en el lago. -Estábamos buscando algo de información sobre la plataforma élfica pero nada interesante. – explique encogiéndome de hombros. -¿Lo mejor que podemos hacer es disfrutar del paisaje no Artemis?. – me giré hacia el león y ví como sacaba de su mochila su libro de la vuelta al mundo en ochenta días. -Así nunca vas a hacer amigos. Luego te vas a quejar. - le dije a Artemis con una naturalidad pasmosa. ¿Por qué me preocupo tanto por lo que haga?

La primera clase para Troy había estado en el desastre habitual. ¡Pero no se rendiría! Practicaría duro para demostrar que también podía hacer ese tipo de cosas. Aunque probablemente nunca llegaría a superar a Violet. Entrecerró ligeramente los ojos ante el comentario de Lavinia sobre la búsqueda de más información sobre la P.E.D.D.O, mirando de reojo a Artemis. ¿Por qué tanto empeño en eso?

- Es solo una plataforma de defensa de los derechos élficos. ¿Por qué os interesa tanto?- quería proteger a su amigo y desde luego que no permitiría que nadie se acercara a él más de lo necesario. ¡Podría meterse en algún lío! Se fijó entonces, en que Lavinia parecía bastante acalorada* a causa de haber estado paseando por allí bajo el sol de septiembre. ¡Aún hacía calor!- Hey, Lavinia. Toma, parece que tienes sed.- sacó de su mochila una botellita tintada de azul y se la ofreció. ¡Le encantaban esas botellas azules en vez de transparente! Hacía parecer que el agua era del color del mar- Si no te importa que haya chupado yo antes, claro.

Al escuchar el comentario de Lavi guardo el libro en el bolsillo.

Tienes razón, el día está estupendo. - le respondo a Lavinia. - En realidad hasta provoca nadar en el lago, si no fuera porque sé lo peligroso que es, quizá lo haría. - comento sonriendo.

Luego escucho el comentario de Troy sobre la P.E.D.D.O. y me sorprende que le importe tan poco, por lo que decido responderle con tranquilidad.

La verdad Troy, me importa mucho una organización que defiende los derechos de aquellos que son maltratados sin razón. Hay muchos magos que maltratan a los elfos y eso no está bien. 

En fin, es sólo mi punto de vista. Alguna vez un hombre sabio dijo "Sed voz, de los que no tienen voz". Lo sé suena idealista, pero así soy yo.

Vamos hombre, no se trata de exigir la libertad de los elfos o algo así, se que a ellos les gusta servir, sólo de mejorar sus condiciones de vida. Al menos así lo veo yo.

Intento no parecer decepcionado cuando Lavinia menciona la clase de transformaciones, había sido un fracaso estrepitoso en mis dos intentos y no quería hablar de ello. Por eso se lo agradezco mentalmente cuando cambia de tema, diga lo que diga Ladien es una buena chica. Escucho atentamente la conversación sobre la P.E.D.D.O. mientras repasó mentalmente lo que se de ella, es más bien poco la verdad aunque mi abuelo tenía elfo domestico mi padre nunca ha querido uno. 

Artemis parece muy motivado con el tema, por lo que sabía la condición de estos elfos había mejorado mucho en los últimos años, no era necesario ponerse tan idealista con este tema. Prefiero no hablar del tema, no quiero enemistarme tan pronto con Artemis. Prefiero mantenerme en silencio por ahora.

- ¿Y cómo sabes cómo están? ¿Tienes amigos elfos?- le preguntó, sentado y con el brazo apoyado en la pierna doblada. Le daba la sensación de que Artemis no sabía muy bien de lo que hablaba. Probablemente en algún libro de esos miles que parecía leer había leído algo sobre los elfos y sus condiciones en el pasado. Pero ya no era así.- Y los elfos hoy en día sí tienen voz. Lo dices como si quisieras ser el líder del ejército élfico- bromeó, sonriendo. No le gustaba que se empeñara con aquello. Era divertido imaginarse a Artemis como líder revolucionario mago de elfos domésticos.

Menos mal que me ha hecho caso. Está bien leer, pero no cuando hay personas a tu alrededor con las que puedes hablar.

Sonrío a Artemis. -Si, a mi también me encantaría nadar. Era verdad que uno de mis deportes muggles favoritos era la natación. Si el deporte estrella de los magos no fuera el Quidditch sino éste, estaría encantada de tirarme literalmente al agua patos cada dos por tres.

Desvío la mirada y presto atención a Troy, después de que este me ofrece un poco de agua. Si no te importa que haya chupado yo antes, claro. Que asco.- pienso mentalmente cuando me imagino a Troy babeando el borde de la botella azul que me está ofreciendo con la mano. Pero es que tengo mucho calor. Estoy seca. Debería haber pasado por el comedor antes de venir al lago. Agh, da igual.

Para una vez que se muestra amable no voy a rechazar su agua. -Gracias. – sonrío y cojo la botella, abro el tapón y sin acercar mi boca a donde Troy ha morreado bebo a una corta distancia mientras echo la cabeza hacia atrás y observo con los ojos abiertos el cielo azul y despejado. Troy y Artemis no tardan en ponerse a discutir sobre los elfos domésticos. ¿Otra vez? – pienso mirando a Artemis fijamente.

Tras unos segundos… ¿Por qué tienen que ponerse a discutir como niños?. -Oye Troy. Algunos tienen buenas ideas y ganas de ayudar, no sé que te crees, parece que siempre tengas que echar por tierra a Artemis. No hace falta tener un elfo doméstico en casa para empatizar con sus problemas. A continuación, miro otra vez al león, observando sus ojos fijamente con una extraña expresión. Es tan bueno y atento. ¿Por qué los demás no pueden verlo igual que yo?. -Toma tu botella, bocazas.

Al ver la reacción de Lavi, me siento muy agradecido con ella y aunque una parte de mi quiere mediar entre Troy y Lavinia, prefiero esperar a ver que es lo que él le responde.

Mientras Lavi le devuelve su botella aTroy, empiezo a divagar con la idea de dirigir un ejército de elfos, quienes pese a no parecer muy intimidantes, son bastante poderosos, lo suficiente como para realizar encantamientos complicados sin necesidad de varita.