Partida Rol por web

No lloré delante de Nathan, me aguanté las lágrimas como una campeona. Llorar delante de ellos era darles una satisfacción de victoria que no estaba dispuesta a entregarles tan fácilmente. Tendrían que hacerme algo peor para liberar mi llanto, ese que me afanaba por ocultar para no mostrar mi debilidad, que solo se escuchaba en el baño de las chicas o a ciertas horas de la madrugada en la habitación en compañía de Amelia y Violet.

Había aprendido a tragarme mi orgullo, no era una chivata, y una vez más, lo iba a demostrar cuando el hermano de Nathan apareció de la nada apartándonos el uno del otro pidiéndome explicaciones. -Supongo que a la directora no le hará ninguna gracia mi pataleta, no estará por la labor de atender las razones que tuviera una bruja cualquiera de Slytherin para hacer algo así. Seguro que está muy ocupada. Aceptaré el castigo que tengas que tramitar señor perfecto, digo “Prefecto Greengrass”. – dije con ironía. Menudo inútil…

En ese momento vi como Amelia agitaba su varita y conjuraba un contrahechizo para parar la vomitera de babosas que salía por la boca de Ladien. Gracias por pensar con la cabeza fría y deshacer este entuerto amiga.

Agnes no tardó en llegar dándonos órdenes, como era de esperar, los tenia bien puestos no como el blandengue del hermano de Nathan. No jodas Agnes ¿Tengo que ir de excursión a buscar plantitas y ayudar a elaborar una poción para este cretino?. Pfffff. Bueno, ya la había cagado bastante por hoy, desde luego esta noche iba a pasar a los anales de la historia en mi diario. Cuando llegara a mi habitación escribiría con detalle todo lo que había sucedido para nunca jamás olvidar la primera vez que conjuré un hechizo contra Ladien. Ese pensamiento me saco una dulce sonrisa de los labios. -Por supuesto Agnes, voy a cambiarme, ponerme el calzado adecuado y vuelvo enseguida. Todavia estaba empapada.

Cuando escucho las palabras de Lavinia veo mi oportunidad. Me miro de arriba a abajo para disimular ante Agnes y agarro mi capa con la mano - Sí, mejor yo también voy a cambiarme, que estoy empapado - Digo ya con la boca despejada de babosas aunque aún con malestar de estómago.

Al acabar de hablar, empiezo a caminar detrás de Lavinia llevándome las manos al estómago simulando aguantar el fuerte dolor y una vez estamos fuera del alcance de los demás me paro detrás de Lavinia - Muy divertida tu escenita, ¿verdad? - le digo irónico y con una sonrisa llena de odio en mi boca, aunque ella no pudiera verla. Antes de que pudiera hacer nada, me llevo la mano a mi varita y tras agitarla levemente conjuro el hechizo - ¡Serpensortia! - exclamo antes de que una serpiente surgiera de la punta de mi varita - A ver si ahora eres tan chula - digo riéndome, aunque al hacerlo un pinchazo de dolor en la barriga hace que baje un poco el tono y me lleve una de las manos al estómago. Antes había intentado exagerar un poco, pero aún así el dolor provocado por el hechizo era bastante molesto. Después de unos breves segundos que devuelven mis tripas a la normalidad - Pégale un susto a esa niñata sangre sucia - ordeno a la serpiente en su lengua pársel - pero no le hagas nada por ahora - añado - vamos a hacer que sufra...

Me retiro a mi habitación con una sensación agridulce, por un lado he conseguido poner en su lugar a ese estúpido a base de tragababosas pero por otro sigo indignada. ¿Por qué me callo las injusticias que cometen contra mi los Slytherin? Quizás es porque tengo la esperanza de que algún día me acepten como una más en esta casa. Esta vez he quedado yo como la agresora a ojos del prefecto, cosa que en verdad no me gusta en absoluto pero él se lo ha buscado. Me ha sacado de mis casillas.

Avanzo por el pasillo sin tener la mínima idea de que Ladien se ha desviado de la zona de los chicos y me ha seguido silenciosamente por detrás. De repente escucho su voz no muy lejos de mi espalda. Me giro y le dedico una sonrisa obrada contestando a su pregunta: -Si, ha sido divertido verte vomitar babosas. Seguro que te ha quedado un aliento fresco, ideal para besar a Maren. Ojalá ella pudiera ver la basura de tío que eres, te aprovechas de su buen corazón "serrrrrpiente". - hago énfasis en la r como ya venía siendo habitual. Ese era el mote que utilizaba para Ladien.

Y sin que tuviera tiempo ni de alzar mi varita la serpiente conjuró un Serpensortia. Lo miré aterrada sin pestañear. Le había hablado en parsel dándole ordenes que yo no entendía. Maldita sea. Estaba demasiado bloqueada en ese momento para conjurar un hechizo protector.

Retrocedí unos pasos a medida que la serpiente se acercaba a mi mostrándome la lengua y un brillo de odio fulgurante en el interior de sus pequeños ojos negros. Me quedé quieta cuando me alcanzó los pies y empezó a enrollarse por mi pierna derecha. Su piel fría y viscosa me provocó un escalofrío que inició desde la espina dorsal subiendo hasta la nuca. Todo mi cuerpo estaba rígido. -Haz que pare Ladien. Que no suba más.

¿Porqué yo? - Pensó para sí Vulliamy, pero en vez de rechistar tan solo echó un último vistazo al reloj, y con las manos cruzadas frente a su regazo fue frente a Agnes y esperó pacientemente a que sus compañeros estuvieran listos para seguirla, con la cabeza gacha y siempre en último lugar James tan solo musitaba para sí mismo y envidiaba a aquellas babosas que de forma tan discreta habían escapado de la situación.

Cuando vió la varita de Ladien convertirse en una serpiente James abrió los ojos de par en par, no recordaba haber visto aquel conjuro - Ladien, déjalo ya, bastante la estais liando y al final solo conseguireis perder puntos para la casa - Pensó para sí mismo Vulliamy jugueteando con sus dedos frente a sí

Una sonrisa de orgullo y odio entremezclado surge de mis labios cuando escucho a Lavinia pedirme que pare a la serpiente - Sigue subiendo un poco más - le digo en pársel a la serpiente - ¿Asustada? Así aprenderás a tratar a los demás... - me dirijo ahora a Lavinia amenazante - Es la última vez que te advierto - Cuando ya la serpiente está alrededor del pecho de la chica, vuelvo a hablarle - Ya está bien. Bien hecho preciosa, ahora vete - termino de añadir.

No quería que ni Agnes ni el prefecto me cogiera montando semejante numerito, así que antes de que nadie pudiera aparecer le ordeno a la serpiente que se pierda por ahí y me dirijo a mi habitación para cambiarme sin decir nada más a Lavinia. Al poco después aparezco otra vez como si nada en la Sala Común, agarrándome de nuevo la barriga frente a Agnes - Ya estoy listo - le digo a la Slytherin sonriendo. 

No grites Lavinia. La serpiente se sigue enroscando por mi cuerpo, prácticamente está a punto de alcanzarme el cuello y llegar hasta mi cara cuando de repente Ladien, le ordena que no siga subiendo y se marche de allí. Podría haberme asfixiado o picado dejándome todo el veneno en la sangre. ¡Por Merlín mantén la calma y no digas nada!. -Tú ganas Ladien... - digo apenas con un hilo de voz todavía asustada por lo que acaba de ocurrir. No me atrevo a mirarle a los ojos, huyo corriendo como alma que lleva el diablo.

En la intimidad de mi habitación oscura y solitaria es donde me vengo abajo como un castillo frágil de arena y empiezo a llorar desconsolada. Se me caen las lágrimas de pura rabia, miedo e impotencia. Violet no está aquí y Amelia sigue en la sala común limpiando mi estropicio. Ahora me doy cuenta de lo tonta que he sido. Tengo todas las de perder frente a ellos, son más fuertes que yo. Si algún día me pasa algo todo quedará escrito en mi diario. Mis amigas son testigos de mi sufrimiento. Eso era lo único que me consolaba, lo único en lo que podía confiar, que la justicia llegara tarde pero que llegara.

Me cambié rápidamente de ropa y zapatos e intenté serenarme. Respira hondo... después me lavé repetidas veces la cara. Tenía los ojos y la cara roja por la llorera, no podía salir así pero si tardaba más de la cuenta iba a cabrear a Agnes y bastante benevolente había sido conmigo. Rebusqué con las manos temblando y cogí el estuche de maquillaje de Violet ya que yo no gastaba productos de ese tipo. Me maquillé como buenamente pude para tener un mejor aspecto y que no se me notara nada. Volví hacia el salón mirando hacia el suelo, poniéndome en la fila detrás de James al que agarré de forma instintiva la parte inferior de su camisa. Estaba muerta de miedo.

En la fila Lavinia se puso a la cola - Oh cielos cuanto odio tener a alguien detrás- Vulliamy cerró los ojos y hizo ademán de echarse a un lado pero Lavinia le seguía por lo que James entendió que no pasaría delante. Sintió que tiraba de la camisa, colgando, como circulando a remolque en fila india como los pequeños muggle - ¿qué le pasa? -

James se giró y la miró a los ojos, su rostro parcialmente incompleto por el tupido flequillo de Vulliamy, le sonrió pero ella llevaba la vista en el suelo como un pecador frente a un juicio auror. - La fuerza no lo es todo, también hay que tener clase - James no se detuvo sonriente, girado hacia su compañera le levantó la barbilla para poder asegurarse que se mantenía con la cabeza alta.

Quería preguntarle qué le pasaba. Solo había sido una discusión tonta ¿Pero y si sus compañeros o Agnes le escuchaban? Oh sentir que le miraban... terrorífico, así que desestimó la idea. Con un último asentimiento a Lavi continuó el camino que Agnes marcaba, aunque con un escalofrío por la espalda - Por Merlín como odio tener a alguien detrás -
 

Poco después de haber apuntado a Lavinia con mi varita apareció mi hermano para separarnos e intentar arreglar la situación, aunque no fue muy útil. Fue Amelia la que realizó el contrahechizo y Agnes la que nos puso en marcha para ir a destilar algunos ingredientes que ayudarían a nuestro compañero. El enfado que tenía encima fue desapareciendo poco a poco con la imagen de mi hermano siendo mangoneado por la mayor de los Knight.

-Después dicen que eres el orgullo de la familia... -Dije sonriendo levemente.

Por su parte, Ladien y Lavinia dejaron la Sala Común para dirigirse a las habitaciones y cambiarse de ropa. -Espera... Ladien, Lavinia... ¿Solos...? -Sabía perfectamente que mi amigo iba a tomarse la venganza por su parte, pero no sabía que los mayores eran tan imbéciles como para no darse cuenta. Para cuando miré hacia ellos, la varita de Ladien ya estaba escupiendo una serpiente, que se perdió tras la pared de los pasillos que llevaban a las habitaciones, sin dejar ver como continuaba la escena. Solté una pequeña carcajada y me dirigí a los otros, no quería que estropeasen la pequeña sorpresita a nuestra compañera.

-Bueno, bueno... ¿a dónde vamos a ir? -Dije con un tono risueño. -Estoy cansado, espero que no muy lejos...  -Y mientras hablaba me puse al lado de Agnes y James, esperando nuevas órdenes.

Ambos volvieron poco después y se unieron a nosotros. Ladien parecía contento, pero no pude notar nada raro en Lavinia. Me acerqué al chico y le susurré al oído entre risas _{-¿Qué has hecho, colgao?} -Después miré hacia Lavinia y vi como James intentaba animarla o algo así. Les dediqué mi más profunda expresión de desprecio y volví a centrar la atención en Ladien.

Parece que se me notaba demasiado mi alegría, pues nada más llegar a la fila junto al resto, Nathan supo enseguida que algo había pasado entre los dos. Cambié rápidamente la cara para no levantar sospecha, aunque no pude aguantar la carcajada al contestar al Slytherin - ^{_{Solo le he enseñado con quien no debe meterse -}} le susurro a Nathan en el oído algo risueño - ^{_{Ya te contaré jajaja}}

Me costaba horrores aguantarme la cara de felicidad. Cada vez que pienso en ese momento la sonrisa me surge casi instantáneamente, nunca olvidaré las palabras de Lavinia: "Tú ganas". Me sentía rebosante de orgullo por lo que había pasado, había ganado y tanto ella como yo siempre lo recordaríamos. Además, la cara de esa estúpida ahora mismo hacía que me sintiera todavía mejor...Con la cabeza gacha, llena de miedo, se había colocado en el último puesto sin mencionar palabra, incluso había agarrado a James por la espalda - Vaya dos... - pienso divertido -  James, no te juntes con esa...Hasta tú vales más - La próxima vez no pararé tan pronto, espero que haya aprendido que hay personas con las que no debe jugar.

Sin embargo, no se me puede notar demasiado lo contento que estoy, así que me vuelvo a llevar la mano al estómago y pongo cara de dolor. Espero poder volver pronto a las habitaciones, no podré aguantar mucho más las formas y me muero de ganas por contarle a Nathan lo que ha pasado - Cómo me voy a reír... - ¿Vamos Agnes? No me encuentro del todo bien...aún me duele un poco la barriga.

Agnes esperó a que llegaran todos... Nathan ni se movió de su lado, James intentó ponerse el último sin lograrlo, y luego llegaron Ladien y posteriormente una derrotada Lavinia.

La chica de séptimo miró a Lavinia comprendiendo lo que ocultaba el maquillaje. Se acercó a ella y le dijo aprentando su dedo contra su hombro.- ... mañana hablaremos seriamente tu y yo...

Nathan parecía muy vivaracho con la situación a lo que Agnes lo miró con cierto aire de fuego y dijo.- No encuentro otro sitio mejor que el bosque oscuro para encontrar Musgoduende y Raíces de Ópalo... No te quejes, coge tu varita y abre camino...

Vamos...

Estaba ordenando cuando Ladien se quejó, me giré y dije con una falsa sonrisa.- Ya vamos... no quisiera hacerte tardar...

Algo raro se escuchó en el aire a nuestro alrededor cuando la Directora dio órdenes de recoger a Agnes y llevarla a la enfermería. Recuérdele, que a los muertos nadie va a engañar... ¿Qué ha querido decir con eso?. Fruncí el ceño.

¡Pues claro! ¿En que estábamos pensando? Unos niños intentando engañar a la Directora de Hogwarts. Estaba versada en el arte de la adivinación... Ahora si que hemos causado una buena impresión por lo menos hasta quinto curso. En el fondo no creía que lo de los muertos hiciera referencia a nuestra mentira, pero me autoengañé. Katelynn siempre hablaba de una forma muy tétrica. Miré a Nathan primero, pues él es el que había iniciado esta mentira, y después a Ladien quien hizo la bola más grande. Finalmente, yo también reconocí mis culpas. Asentí al profesor Horacio. _{-Si, profesor…} - mi voz sonó débil y cansada. -Vamos. – dije mirando a James. -Después de ti. Mis miedos habían vuelto de repente. Sin Agnes a nuestro lado ya no era tan valiente para afrontar a Ladien. Volví a posicionarme detrás de James y lo agarré del brazo, el tobillo me seguía doliendo. Necesitaba apoyarme en alguien y no se lo iba a pedir a Ladien...

Salimos juntos del invernadero con cuidado de no pisar ningún cristal. Nos dirigimos hacia nuestra sala común cruzando la zona de los invernaderos en dirección a la entrada principal del castillo. Seguro que el conserje estará despierto merodeando por la puerta. -Te agradezco que no hayas dicho nada James. Te habrías metido en problemas. Nuestros asuntos son… nuestros. – miré de reojo a Ladien y Nathan. Aunque estaba un poco enfadada con James por no haberme ayudado en el bosque oscuro, él era lo más parecido que tenía a un amigo en Slytherin. Muchas preguntas me rondaban por la mente, ¿Qué le había pasado de verdad a Nathan? ¿Qué era esa respiración que escuchamos en el invernadero? Sobre el resto de comportamientos extraños de mis compañeros decidí no darle más vueltas. Estaba claro que me habían ayudado por conveniencia, para poder echarme en cara que les debía un favor. Imbéciles... Nada bueno podía salir de ellos, nada.

La profesora escrutó a los allí presentes y levantó la sábana de la mentira. James no se hubiera imaginado nunca tamaña desconfianza en los alumnos de Hogwarts pero a partir de ahora podía estar bien justificada. Buscó la mirada de algún profesor en la que apoyarse para pedir que llevaran a su compañera también a la enfermería pero no la encontró, cuando se torció el tobillo y Agnes se afanó a mandar a James a abrir paso no tuvo tiempo de hacer nada.

James caminaba despacio, un pie tras otro con el brazo en arco como buen caballerito inglés para que Lavinia pudiera sujetarse y caminar con toda la dignidad que el malgastado tobillo pudiera permitirle. Avanzó callado y cabizbajo, escuchó a Lavinia al salir del invernadero. El ulular del viento en la noche se carcajeaba de ellos.

Entraron en el castillo y bajaron las escaleras hacia las mazmorras, tras algunos húmedos pasillos en los que cuadros de marco mohoso reían mezquinos llegaron a la sala común. James ayudó a Lavinia a sentarse en un sillón, y sacando su varita volvió a intentar el hechizo que intentara en el invernadero apoyándola sobre su tobillo - Episkey - dijo con la intención de reducir su inflamación y dejarla en óptimas condiciones para subir al despacho de la directora mañana.

No hizo más mención, eran sus asuntos y Lavinia le había dejado claro que no se metiera. - ¿Tú estás bien N-nathan? - Preguntó tímido cuando sus otros dos compañeros pasaron por la sala común.

La varita de James exhaló un pequeño torrente dorado, que al llegar al tobillo de Lavinia, produjo un leve frescor, pero el dolor seguía estando ahí.

Ambos se miraron, cuando del pasillo del dormitorio de las chicas llegaba Violet con el pelo recogido y algo alborotado, señalando con su dedo silencio. Se acercó a vosotros y con su varita plateada y un ligero movimiento de mano, entonó de nuevo el conjuro que acababa de intentar James.- Episkey... -. El mismo torrente dorado salió, pero esta vez al conectar con la piel parecía extenderse como un ungüento por ella. Os miro con media sonrisa y dijo.- ¿Por qué habéis tardado tanto...? ¿Habéis escuchado los ruidos de afuera?. Me tenían nerviosa de saber que os podía pasar algo... - La voz de la chica se freno mientras miraba al profesor Lorens que esperaba a que Nathan y Ladien entraran. Violet no sabía si había hablado de más... pero una pregunta llego sola a sus labios.- ¿Y Agnes... ? ¿Por qué mi hermana no vuelve con todos vosotros...? ¿La han castigado...?.- Miró a cada uno de sus compañeros como exigiendo una respuesta que le gustara y rápido.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo al sentir ese sonido al lado de mi oído - ¿Qué ha sido eso? - pensé tornando mi cara en un gesto extrañó mientras vi cómo le cambiaba el color de ojos a la directora - ¿A los muertos nadie va a engañar? ¿Qué muertos? - no entendía las palabras de la directora - ¿De qué habla? - Todos los profesores empezaron a tomar rumbo, con gesto de aparente enfado y un toque de frialdad, todos comenzaron a moverse y fue entonces cuando el profesor Lorens puso un poco de claridad a todo aquello - ¡Hostia, que es adivina! - Ya no me acordaba de la capacidad de la directora de Hogwarts - Ladien eres un capullo...

Empecé a caminar cabizbajo junto al resto. La imagen que había formado de mí la había destruido en un segundo - Bueno Ladien, tranquilo. Cualquier niño dice alguna mentirijilla de vez en cuando, por eso no van a dejar de verte como un niño bueno - me intentaba convencer a mí mismo de que no había acabado con esa perfección que me caracteriza.

Una vez llegamos a la Sala Común sin Agnes, que había ido a la enfermería, todos parecían preocupados por el tobillo de la asquerosa sangre sucia, ni cuenta me había dado...ya tengo suficientes cosas en las que pensar para preocuparme por esa idiota. Incluso Violet apareció cuando el hechizo de James resultó fallido. Yo, en cambio, me mantuve al margen y callado, intentando no llamar mucho la atención. Lo sucedido con la directora me dejó tocado, no tendría que haberla cagado de esa forma, pero lo hecho, hecho está. Aún así, no estaba de humor ni siquiera para devolvérsela a Lavinia, ni siquiera para insultarla, así que me limité a contestar a Violet - A tu hermana la han llevado a la enfermería. Un hechizo le salió mal - le dije fríamente antes de empezar a andar hacia el sofá de la sala común y sentarme apartado del resto con la mirada perdida.

Llegamos a la sala común y ayudada por James me senté en uno de los sillones. Mi cara de dolor por culpa de la inflamación del tobillo alertó a éste, quien sacó su varita para conjurar un hechizo que aliviara mi malestar. Funcionó en parte y se redujo la inflamación, pero fue Violet, mi amiga la que consiguió que el dolor desapareciera por completo lanzando de nuevo el mismo hechizo. -Gracias… – suspiré y mostré una gran sonrisa dejándome caer hacia atrás sobre el respaldo del sillón. Estaba cansada de peleas, necesitaba darme un baño, ponerme el pijama y meterme en la cama. Mañana sería un día muy movido pero Violet estaba inquieta por no ver a Agnes con nosotros y al parecer, el gran ruido de los cristales explotando en el invernadero había resonado llegando hasta el último rincón de Hogwarts.

-¿Si los hemos escuchado? – le respondí a mi amiga con ironía cuando preguntó por los estruendos. -Estábamos en uno de los invernaderos cuando ha pasado todo y ha llegado la comitiva de profesores. Esto ha empezado por culpa de… - iba a ocultarlo pero ya después de la mentira a la Directora me parecía ridículo no contar la verdad. Violet sabía que mis problemas con Ladien y Nathan venían desde primer curso. -Tu hermana está en la enfermería por mi culpa. – me mostré sinceramente apenada por ello. -Cuando he llegado del baile, ese inútil – dije señalando a Ladien... -ha empezado a meterse conmigo como de costumbre. No me apetecía tragar como una idiota, ya veía cómo iba a ser mi segundo curso si me quedaba sin hacer nada. Así que conjuré un tragababosas contra él. Nathan se puso a gritar histérico como un cerdo y avisó a su hermano el Prefecto. OHHHHH. – levanté los brazos de forma teatral. Chivato. Lo miré de reojo. -Tu hermana quiso arreglarlo y nos mandó para el bosque oscuro a buscar hierbas para curar a ese imbécil. Yo habría dejado que Ladien tirara el hígado por la boca.

Lorens aún estaba en la puerta de las mazmorras cuando Lavinia soltó todo aquello. Cerró la puerta con algo de tiento y fue hasta donde hablaban los alumnos y dijo señalando a los cuatro principales recien venidos del invernadero, pero también a Violet.- No espero de vosotros lealtad... pero si algo más de astucia...

Vuestra ambición os hará retar todo cuanto esté a vuestro lado, pero recordad al menos nuestro himno...- Y acto seguido comenzó a recitar mientras iba de rostro en rostro de los alumnos.- 

«Con orgullo acepto:
Defender con honor mi casa,
ser leal a mis prefectos y obedecer a mis maestros
y nuestro jefe de casa.
Slytherin ganará la copa de las casa.
Y de ira llenarán a todos los demás.
Jamás debo olvidar que estoy en la mejor casa,
porque en nuestra casa solo entran grandes magos,
astutos e ingeniosos,
orgullosos porque ha sido fundada
en la lengua pársel 
¡Slytherin!»

Frenó unos segundo como si aquello hiciese que el himno calase más y luego dijo.- Sed ingeniosos y usas vuestras tretas para con los demás... encontrad alianzas dentro de la casa e intentad que las flaquezas no se sepan por los demás.- Se acercó a Violet y poniendo una mano en el hombro de esta digo con cierta sonrisa.- Agnes hizo lo posible por que vuestros juegos de niños no se descubrieran entre los demás... observad y pensad... y seguro vuestros actos... serán más certeros a la hora de actuar.

Soltó a Violet y dijo mientras se iba hacía la puerta.- Un último consejo... sabed cuando vuestras mentiras os pueden traicionar.... sobretodo con una adivina que tratar.

Una sonrisa algo forzada y la puerta se cerraba tras de él...

Violet iba a responder a Lavinia cuando esta confesó, pero entonces la voz del profesor y tras ella aquel apretón antes de alejarse con aquel reconocimiento hacia su hermana. Tubo una sonrisa triste y miró a Lavinia y dijo.- Espero que mañana esté mejor... Buenas noches...

Se dio la vuelta y fue hasta la zona de los dormitorios, y antes de entrar miro a los chicos y a Lavinia, miró sus manos y mordiendo sus uñas, entro para descansar...

James bajó la cabeza, y se fue a los dormitorios. Dudaba que Ladien o Nathan necesitaran algo de él, especialmente éste último quien le había ignorado desde... bueno, en realidad como todo el mundo hacía, así que se deslizó sin aviso por las escaleras, recorrió las cuatro puertas con la punta de los dedos de su mano y llegó al pomo de la quinta que abrió para entrar en su habitación. Una litera baja junto a la ventana era la suya. Colocó la varita en la mochila y preparó los libros para mañana. Ya habían trasnochado bastante así que cuanto antes conciliara el sueño, menos cansado estaría en las clases del día siguientezzz..zZzZ

Es increíble cómo esa asquerosa hija de muggles consigue sacarme de quicio cada vez que abre su enorme bocaza para seguir diciendo imbecilidades. Escuché el discurso de esa estúpida en su totalidad, desde el sillón, sin desviar mi mirada de la nada e ignorándola por completo. El mejor desprecio es no hacer aprecio o eso dicen, así que simplemente pasé de Lavinia hasta que el profesor Lorens entró en escena.

Sus palabras sí que llamaron mi atención fuertemente y tras escucharlo recitar el himno de Slytherin lo entendí todo... - Astucia...cierto - pensé con los ojos clavados en él pero sumergido en mis pensamientos. Al irse, los primeros alumnos empezaron a marcharse a sus habitciones, James y Violet ya habían dejado la sala común cuando me levanté del sillón y caminé hacia Lavinia.

- Has escuchado, ¿no? - me dirigí a la sangre sucia - La forma del profesor Setzer en recitar el himno debería de haber significado algo para ti si de verdad eres una Slytherin - digo con algo de desprecio. En ese momento me doy cuenta del tono de mi voz y lo cambio a uno neutro - Como el profesor ha dicho, tenemos que quedar bien, no podemos manchar la imagen de la mejor casa de Hogwarts, así que lo mejor será dejarse de chorradas a partir de ahora - le declaro a mi desafortunadamente compañera de casa - ¿Enterramos el hacha? - acabo diciéndole a la Slytherin.

La clave de cualquier plan es la paciencia, nada se consigue corriendo...Lavinia es una cría todavía, no sabe cómo van las cosas en el mundo mágico, así que puedo irme ganando su confianza poco a poco. Además, Maren puede ayudar en eso, que sea su amiga y ella mi novia es un punto a mi favor para acercarme más a esa asquerosa, repugnante y estúpida sangre sucia hasta que llegue el día en el que pueda cobrarme por todo lo imbécil que ha sido.

-Violet... - alargué el brazo, quise reconfortarla pero no me moví del sillón sino que mi cara mostró la decepción que sentía conmigo misma. Lo siento... Quise explicarle al profesor Lorens lo que había ocurrido de verdad, porque no era solo que Ladien me hubiera amenazado e insultado esta noche, el problema entre nosotros era mucho mayor, pero su canto al himno de nuestra casa me hizo reflexionar. Astucia. Yo tenía ya un objetivo, darle a Ladien donde más le doliera (Maren), y si para ello tenía que tragarme mi orgullo y ser falsa con él lo sería. Me ganaría su confianza dándole la mía.

La serpiente se digirigió a mi, y tratando de no perder nuevamente los nervios con él respondí: -Significa mucho. Esta es mi casa desde el día que puse el pie en ella... No me interesa que por nuestras disputas perdamos la copa de la casa. Así que me parece bien... el hacha queda enterrada. - sonreí a Ladien forzándome a parecer simpática. -Os veré mañana. - me levanté del sillón perfectamente con el tobillo curado. Ya era hora de meterme en la cama. Seguí mi camino hacia los pasillos intentando mantener la calma y no venirme abajo por el episodio vivido con el serpensortia de Ladien. Tienes un objetivo, destrozarle el corazón. - sonreí con una calmada sonrisa de maldad que en ese momento, era todo consuelo cuanto tenía para reunir fuerzas y soportar mi estadía en Hogwarts.