Partida Rol por web

Creo que mi boca se abrió tanto que podría ser yo ya que besase a un dementor.

-Pe.... ¿pero para eso me traen aquí de este modo? ¿Para pedirme un favor? ¿¿Y me dejan en evidencia delante de mis amigos.. y de mis no muy amigos?? -intenté controlarme para no estallar en los mil gritos que podría dedicarle a todos los adultos presentes.

-¡¡No sé cómo me contengo!! Pero sí -me volví hacia Artemis y los demás-.. como recordaréis, el año pasado ya dí muestras de que el estudio de la legeremancia se me daba bastante bien, y por lo visto algo puedo hacer -me volví de nuevo hacia la directora-.. ¡siempre que quede claro que a mí se me pueden pedir las cosas de buen modo, y no trayéndome a rastras por medio colegio!

La miré, lo más enfadada que pude. No quería que las cosas fuesen a más, pero no iba a olvidar este trato fácilmente

Tim no podía dar crédito a todo lo que se decía. Habían tratado a su compañera como una prisionera y ahora le solicitaban su ayuda... El joven Downsend escucho con calma todo lo que se decía, interiorizando aquello que debía conocer. Las cartas podían irse descubriendo, pero estaban en peligro y sus compañeros seguían estando enfrentados entre sí. Tendrían que trabajar en ello, pero primero habría que hablar con Renê, lo sucedido en el invernadero no podía quedar así.

Las explicaciones no eran las suficientes y lo sabía claramente la directora, pero no podía desvelar el porqué de aquella rudez.- Si hay tiempo hablaremos y así lo quieres Marty...

Katelynn miró a Harold y dijo.- Ayuda a sentarse a Gwen y a Vissel en sus asientos... las Legeremantes deben delucidar como empezar y demás... esto es cosa de ellas...

Si alguien quiere quedarse es libre... Y si decide salir... procurad no mencionar este tema en el exterior... Hogwarts tiene más labios y orejas de los que se conecen...

Las peleas se sucedían a cada segundo. Definitivamente, el año anterior había causado estragos entre nosotros. Por lo que a mí respecta, me quedé en silencio. Lo que estaba ocurriendo no me incumbía, ni era momento de abrir otro frente. A este paso, daría igual que el señor tenebroso estuviera volviendo de verdad o no: ya nos encargábamos de tirarnos los trastos a la cabeza los unos a los otros. 

Cuando la Directora habló, no pude evitar sentir un alivio tremendo. No solo resultaba que Marty no había hecho nada malo, sino que lo que querían era pedirle ayuda gracias a su gran talento. Aunque la pobre tenía motivos para estar cabreada: la habían arrastrado como a una delincuente.

Después, la mujer nos invitó a irnos. Pero todo lo que estaba ocurriendo era demasiado interesante. Miré a Tim para saber qué pensaba hacer él pero, por mi parte, la curiosidad podía más que la decencia. 

Finalmente apareció la directora para aclararlo todo, y aunque esperaba que ella supiese que era lo que realmente se proponía Vissel, lo único que hizo fue ensalzar el poder de Marty como legeremante, y que ella y la señora Dunnings se ocuparan del asunto. Incluso me dijo que quizás tuvieran que usar la legeramancia en mí.

Abracé a mi madre antes de que nos separasen y me puse donde estaban el resto en silencio para observar como terminaría este altercado. Me puse junto a Anne y Tim para mirar como hacía Marty su conjuro.

Tim permaneció tranquilo observando lo que sucedía. Fuera lo que fuese lo que les aguardaba en esta demostración él quería estar allí y, además, podría ser de ayuda si alguien salía herido.

En silencio se apoyó contra la pared al lado de Anne y Kerry, haciendo un gesto de paciencia. En ese momento, incluso empezaba a dudar de algunos compañeros del año anterior, pero había que empezar por confiar en alguien y ellos dos le parecían la mejor opción.

Al notar que Kerry se disponía a reunirse con Anne y Tim pensé por unos instantes en acercarme a él y aclarar las cosas, pero algo en mi interior me decía que no era el momento ni el lugar para ello.

Sólo espero que llegado el momento Kerry acepte mis disculpas y comprenda que no actúe con mala intención.

Al escuchar la respuesta de la directora, una sonrisa de victoria se formó en mi cara. El idiota de Flamel había abierto su bocaza demasiado rápido y evidentemente le había salido mal la jugada - Por capullo... - pensé mientras le miraba con esa cara de superioridad que me traía en esos momentos.

La directora nos estaba dando permiso para irnos, aunque parecía que todos se iban a quedar allí pasmados sin hacer nada para ver el espectáculo de Marty - ¿Pero para qué narices nos ha hecho venir a todos entonces? - Cada vez me irritaba más la incompetencia de esa mujer y la mala baba que se traía - Qué ganas de que mi padre haga algo con todo esto - Tenía muchas ganas de contarle todo lo que estaba haciendo esa directora en el colegio y su manera de dirigirlo. Estaba seguro que después de su discursito sobre mí ante todo el colegio, no se pensaría dos veces el ponerla en la puerta de la calle.

Abrazo a Maren a como estaba, acerqué mi boca a su oído para susurrarle algunas palabras. No pintábamos nada allí dentro y no me apetecía quedarme para ver cómo le echaban flores a Dunnings.

- ¡Ey! ¿Hacemos algo? - pregunté a la leona al oído - No me apetece quedarme aquí sin hacer nada con estos panolis - Realmente no sabía que más podía hacer, pero seguro que había algo más interesante que aquello, cualquier cosa. Si conocía a Maren lo suficiente, sabía que como yo estaría deseando largarse cuanto antes de ese cuartucho y dejar a esos críos atrás - No entiendo para qué nos ha traído aquí a todos...para esto... - terminé diciéndole con tono pesado, disconforme con la actitud de la directora.

Marty parecía finalmente aceptar aquello que estaba por hacer.... y se dirigió a la zona donde estaba la Señora Frids, frente a un gran pensadero de piedra.

La atención del resto era mermada, centrando la atención en aquel momento, la gente podía ir o venir... pero la vieja bruja estaba centrada en lo que estaba por ocurrir.

Al acercarse la chica, Helda sonrió con su sonrisa rota, y ese aire de locura que pocos entendían y que era el único estado que podíamos encontrar en ella además de su habitual enfado.- Puedes ayudarte a limpiar tu mente para tomar fuerza en el pensadero... - Miró de reojo como en la mesa sentadas en una silla de alto respaldo estaban Vissel y Gwen... La primera mascullada parecía atenta a todo lo que estaba por pasar, la segunda contrariada y con ganas de acabar de una vez.

Déjame a mi a la madre del chico... entre mentes longevas nos entendemos mejor... Espero que la francesita, se abra y ayude a tu primera intervención oficial...

La vieja bruja fue a girarse cuando se giró intentando tapar su boca y dijo, intentando no ser vista por el resto.- ¿Por qué sabes lo que tienes que hacer... no?

Abrazada a Ladien me siento fuera de lugar en aquella sala y como era de esperar, la propuesta del Slytherin cautiva mis sentidos. Por lo tanto no dudo en ser cortés y despedirme de todos los presentes. - Con Ladien nos retiramos, sepan disculparnos. - enuncio con una sonrisa en mis labios mientras sujeto la mano de mi novio y encaro la puerta para retirarme de allí. 

Al salir hacia los pasillos, disfruto de aquella brisa que sólo te regalan los ventanales del castillo. Ahora esbozando una expresión un tanto traviesa, camino junto a Ladien pensando en lo que podríamos hacer aquí dentro, era muy grande Hogarts y posiblemente un montón de misterios se esconden dentro de cada rincón. 

- No entiendo que cuernos hacíamos allí, sólo viene para salvar a Troy. ¿Qué estabas haciendo con esa escultura? - pregunto al detener mis pasos para luego en puntillas, rodear con mis brazos el cuello del Slytherin sin dejar de mirarlo a los ojos. -¿Ahora te dedicas a crear esas cosas? ¿No eras un mago poderoso? Qué decepción...- intento picarlo, me gustaba fastidiar a Ladien porque era como mi juego favorito. 

Y mientras bromeo un rato con el slytherin en aquella posición, no dudo en apretar su nariz con mis dedos, haciendo alguna que otra travesura para verlo sonreír o reaccionar. Lo conocía y esa era la gracia. 

Con una mirada temerosa, consciente de la responsabilidad que de pronto yace sobre mis hombros, saludo a los amigos que se van, e intento prestar atención a lo que se me pide que haga.

El año pasado pude leer mentes debido a mis estudios sobre el tema.. He leído más desde entonces, pero tengo el inevitable miedo al fracaso. Sin esperarlo, ahora casi todos están pendientes de lo que puedo hacer, y.. Ojalá salga bien.

Cierro los ojos y procuro centrarme en mí misma, olvidándome de lo que me rodea. Respiro profundamente y me preparo para la sesión de legeremancia.

-Cuando quieran, empezamos -y que salga bien mi parte , no podía evitar desear.

Todo estaba dispuesto y era tiempo para empezar.... Helda miro a Marty y ambas asintieron. La primera en comenzar sería la aniana, que sin dudarlo se acerco a la silla donde estaba Gwen. Sacó su larga varita anudada en tonos de roble rojo y cerró la mirada mientras buscaba concentración en su paz interior.... abrió de súbito los ojos y miró con una mirada llena de luz hacía la madre de Kerry. La punta de su varita parecía hervir con la misma luz, y entonces desplegó un destello contra aquella que iba a investigar y la respiración de ambas parecía coordinarse en un suspiro.

Las mentes de ambas se encontraban en un sitio común y entonces las imágenes del pasado de Gwen parecían llegar como flases a Helda, que miraba de un lado a otro buscando orden y sentido a todo lo que se enfrentaba.

A penas todo duraba unos minutos, pero ambas mujeres se disponían al resto muy cansadas, mientras el rostro de Helda se afilaba... ya no estaba tan jovial ni divertida como antes... volvía a su carácter huraño y herático. 

Miró a la directora y dijo a Marty.- Mira a ver que hay dentro de esa... y resolvamos....

No podía despegar mis ojos de mi madre, nunca había visto este tipo de magia y estaba muy expectante de que le iba a ocurrir a mi madre. 

La profesora Helda utilizó su varita para la legermancia, un rayo impacto en mi madre y no se exactamete que paso, pero al finalizar el proceso se les veía muy cansadas a las dos. Yo estaba muy preocupado por mi madre,algo había cambiado pero no sabía el que.

Mama, me decía una y otra vez con la esperanza de que todo saliera bien.

Me concentré como antaño hice, invocado mis poderes legeremantes de allá donde estuviesen dormidos en mi mente. Todo lo que había leído, toda mi capacidad mágica, estaba ahora enfocada a este conjuro, y no quería fallar. Nunca lo había intentado con la intensidad que ahora se me requería, y temía no estar a la altura. 

Apunté con mi varita a Vissel, imitando a mi eventual mentora, y seguí sus pasos, buscando imágenes de su pasado, navegando en sus recuerdos.. No era agradable, pero había que hacerlo.