Partida Rol por web

El profesor Isaak salió al jardín y se apoyó en la barandilla.

Buscaba un lugar desde donde mirar al horizonte. Varias horas escribiendo en su laptop habían sido más que suficientes para que tuviera que llevarse dos dedos al entrecejo con intención de bajar su dolor de cabeza.

Hace poco tiempo consiguió una mezcla de hierbas que bajaba la tensión frontal-parietal, estado de pesadez y dolor de cabeza. Precisamente sacó una bolsa que contenía dicha mezcla, la introdujo en su pipa y la encendió. De dicha mezcla emana una cantidad de humo excesiva con olor a menta.

Fizban camina por el sendero de piedras que conduce hacia el centro del jardín dando saltitos con una mano se sujeta el bombim mientras con la otra sostiene su bastón, un antigualla con la cabeza de un lobo grabada en el pomo, en aquella ocasión le ha dado por pisar tan sólo las piedras de color blanco, lo que supone en determinados tramos una verdadera incomodidad ya que le obliga a dar saltos más largos.

Pero el verdadero problema llega cuando de repente se terminan todas las piedras blancas... Entonces decide coger la última piedra blanca que acaba de pisar y colocarla para hacerse su propio camino, deja el bastón en el suelo y se pone a tirar de la losa.

 MMMMMMMMMMMMñññññññññññññññññññññññppppppppppppppppppppppppfffffffffffffffffffffffffffffuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu...!!!!!!- el rostro del curtido explorador se torna rojo cual tomate y viendo que sus escuálidos brazos no son capaces de mover un milímetro la piedra, decide recoger su bastón quitarse el polvo de la levita con toda dignidad y llegar a la conclusión de que cualquier terreno que pise en aquella ocasión será válido.

Llega junto al profesor Isaak:

- Muy buenas profe- lo saluda atusándose los bigotes y con sonrisa triunfal- creo que quería hablar con usted...- se pone a pensar arrugando el ceño como queriéndose acordar de algo importante- me ha desaparecido un libro... - termina recordando ampliando su sonrisa- yo pensaba que no tenían patas pero con la de cosas raras que hay por ahí, lo mismo han desarrollado una nueva capacidad... aunque ya puestos también podían autoleerse ellos mismos para ahorrarnos el trabajo de tener que empelar nuestras valiosas energías en leerlos... ¡He tenido una idea magnífica,- sonrió con sus violetas ojos mirando cada uno para un lado- Voy a patentarlo!

Sin dar tiempo a que su colega conteste vuelve a añadir mirándolo a los ojos con gesto distinto, la mirada del profesor se torna azul a la misma vez que un brillo de inteligencia le otorga una nueva luz al extraño explorador.

- ¿No me pregunta que libro estoy buscando profesor?- incluso su voz ha cambiado.

Apoyado en la barandilla, el profesor Isaak contempla la hazaña de su colega Fizban a lo lejos. Se le queda mirando, pensando... qué habrá hecho ese hombre para mantenerse tan agil y con tantas ganas de aventura a pesar de su edad.  Dió un par de caladas a  su pipa, haciendo que saliera aún más humo mentolado... para finalmente decretar que el profesor que estaba tratando de mover aquellas piedras blancas pesadísimas era un ser peculiar.

- Sabía que pasaría por aquí, buenas tardes - inclina levemente la cabeza a modo de saludo cuando el profesor se coloca junto a él. Escucha atentamente sus palabras... con el ceño un poco fruncido con afán de enterderle (todo un reto), hasta que concluye con la frase "¿No me pregunta que libro estoy buscando profesor?" ...

- claro, por supuesto. ¿de qué libro se trata? - responde rápidamente, cómo de improvisto mientras sus ojos volvían a mirar hacia el horizonte. Su mente estaba en otro sitio... trataba de imaginarse libros con patas... fíjate si el profesor de parapsicología habrá visto cosas extrañas en su vida... pero hasta el momento jamás había visto un libro que andase... levitar sí.

- El Necronomicón- sonrie con inteligencia- confio en que nuestras actividades escolares no nos desvíen de nuestra principal misión. Llevo mucho tiempo sin aniquilar a ningún demonio importante, espero conservar la suficiente cordura para cumplir con el objetivo. Si ese libro cae donde no tiene que hacerlo, una locura mayor que la mía, se cebara en este mundo.

- Mis esperanzas de encontrar el libro son cada vez menores. Si tras años de búsqueda contando con su gran experiencia como exlorador no han dado su fruto... me temo que debe de encontrarse más lejos de nuestros lindes de búsqueda. Pese a todo, sigo trabajando en ello. Una de las habitaciones selladas de mi "despacho" está dedicada a ello, y creo que pronto podré esclarecer o al menos ganar algo de ventaja. Es una amenza terrible la que se cierne sobre nosotros si ese libro es sacado del lugar donde se encuentra sin realizar el ritual necesario.

Cambiando de tema - Fizban, tengo aquí preparado los materiales para realizar un hechizo que antaño utilizábamos para divertirnos, y no, no hablo de portales de teletransporte.  Isaak sacó un frasco con un líquido brillante de su chaqueta (éter), y unas runas del bolsillo trasero de su pantalón. - ¿Te acuerdas?

Agarró las runas con fuerza, dijo unas palabras en un idioma arcano y le lanzó el contenido del frasco al profesor Fizban. Un aura vaporosa comenzó a cubrir el cuerpo del profesor de exploración primero por los pies, hasta que le cubrió por completo. El profesor Isaak no quitó en ningún momento la sonrisa nostálgica.

Llegando casi arrastrado por Nina hacia el Instituto, nos acercamos poco a poco, por la zona de los jardines, mientras divisaba una figura familiar a lo lejos, que parecia estar fumando algo...

¿Sera él?

El profesor Isaak, comenzó a advertir la presencia de extraños... _{Será mejor que cambiemos de tema} - Le dijo a su acompañante.

- Querido colega, usted si que sabe como tratar a un amigo- dijo sonriente con los ojos violetas brillándole sin cesar. A continuación toma impulso y sale disparado contra un enorme muro de piedra, lo atraviesa como si fuera de mantequilla dejando una estela de humo a su paso, gritando- ¡SOY EL REY DEL MUNDO! 

Es un personaje muy extraño...

-Chicos... sé que estáis ahí. ¿Sabéis que es peligroso salir del instituto?... no deberíais salir, y menos sólos siendo vuestro primer año...  ¿Cuál es el motivo? - Les dirigió unas frases con afán amistoso a los chicos... esperando colaboración.

Participante.

La arquitectura estilo oriental del jardín le llamaba mucho la atención al joven israelita, que nunca había visto nada parecido más que en fotografías. Caminaba curioseando entre las enredaderas y los árboles tan gruesos que él hubiera podido acomodarse de pie fácilmente dentro del tronco. En eso estaba, con la cabeza distraída, cuando escuchó una voz de tonos bajos y entonación amistosa.
"Quién ha..." se preguntó el muchacho, mirando a su alrededor sin alcanzar a ver a nadie. Tuvo un presentimiento avanzó un par de pasos y torció en una esquina. Ahí estaba una figura alta, elegante y con ojos brillantes. -Curiosa habilidad. ¿Cómo me ha notado?- preguntó mientras se acercaba con las manos en los bolsillos de la gabardina. 

Isaak, no dejó de mirar al horizonte.

- Saludos sr. Melamed.  Cada uno de nosotros tenémos un campo energético, un halo al rededor de nuestro cuerpo al que en parapsicología denominamos el aura; nos da mucha información sobre las personas dependiendo del color, la intensidad... , hasta tal punto que yo las utilizo para..."notaros e identificaros cuando directamente no os veo". Y déjeme que le diga una cosa, usted tiene un aura celeste... enorme, mucho más grande que el aura común de las personas.

Efectivamente, el profesor era capaz de ver y notar el aura de las personas. De hecho... en el horizonte llevaba tiempo oteando a dos personas, una con un aura rojiza y a otra con el aura violeta oscuro.

- Sois un grupo muy interesante. Hacía tiempo que no me encontraba con chicos con tanto potencial. Le dió un par de caladas a su pipa, desprendiendo una humareda mentolada. Cuénteme sr. Melamed, ¿qué tal se está adaptando al centro? ¿Es cómo pensaba...?

¿Esa voz...? Se quedó mirando al hombre mientras se llevaba la mano a la cabeza, medio confusa y medio aliviada... Lo último que quería era otro ser imaginario en su cabeza, pero este parecía no ser el caso. Nina todavía estaba en su modo "psicópata-agresivo", el cual, gracias a su instinto de supervivencia, sabía que aquellos esqueletos no eran tan inútiles como lo hacían creer... No le gustaría que se manifestase en su totalidad delante de Ryu.

Volviendo a la realidad, Nina se dio cuenta de que aún tenía el cuchillo en su mano. Se lo lo llevó a la espalda, pues nunca se sabe...

Está aterdeciendo y cada vez se veía menos. Se levantó una pequeña brisa, de las que te inducen a ponerte una rebeca si vas con manga corta. La pipa del profesor Isaak cada vez echaba menos humo.

- Me hubiera gustado tener un momento para hablar con mis nuevos alumnos y conocerles mejor; pero imagino que habrá tiempo de sobra durante el curso - pensó el profesor de parapsicología.

Era el momento de volver al interior del edificio. Quizás antes de que se vayan a los dormitorios nos volvemos a encontrar en alguna otra sala común. Lentamente apagó y vació la pipa por la barandilla, y volvió a apoyarse durante unos minutos por si alguno de sus alumnos tenía algo que comentarle mientras lanzaba una última ojeada a los lindes del bosque.
Efectivamente, le pareció ver algo... el aura de otra persona. Cerró los ojos y se concentró.

El profesor lo ignoró olímpicamente. ¿Quizá no lo había escuchado? Era poco probable, pero el viento arreciaba y bien podría haberse llevado sus palabras lejos de los oídos del hombre de cabello cano. Continuó acercándose, tratando de cubrirse bien del vendaval con su abrigo negro. El atardecer pintaba el cielo de tonos rojizos y las nubes respondían con ese color violeta como de asfixia.
-¿Profesor?- aventuró a decir, con un volumen más alto, cuando estuvo a escasos tres o cuatro pasos de distancia. -¿Se encuentra bien? Comienza a hacer frío, ¿puedo acompañarlo hasta el Instituto?- No dudaba de su salud y fortaleza, pero verlo con los ojos cerrados, tan concentrado y recargado en la barandilla lo hacían suponer muchas cosas.