Partida Rol por web

 Primero Cass. Luego Sam. Aunque con una intenciones un poco diferentes. Sabiendo como conducía Cassandra el profesor se sentía suficientemente seguro en un coche como aquel, habían llegado lejos, y aunque su estado de animo no fuera el mejor confiaba plenamente en ella. Él había salido mal parado, no tanto como otros del grupo que conformaban cuando se encontraron. 

 Prácticamente ya se lo había hecho saber. Eran como su familia, y aunque era loable, lo de Sam atentaba en contra de la libertad y los principios de Vincent. Tal vez muchos allí estuvieran aplaudiendo y babeando ante la dulce idea de que ellos se muriesen y así les diesen una oportunidad. En una sociedad así, el profesor no podía aportar nada. Seguir al coronel era tentador, transformar su forma de pensar, aportar algo a la comunidad, pero con gente tan metida en su culo que no se sabía donde acababa el cuerpo del coronel y empezaba el suyo, cualquier esperanza de un mundo mejor, si era a solas, no resultaba alentadora.

 Se montó en el coche, justo detrás.

 - Si vamos a suicidarnos prefiero que conduzca Cass. 

 No te ofendas. - una broma con el semblante tan serio y pálido como una lápida. Después referiría una oración casi poética a Sam, una que debía reconocer, pues ella misma le había comparado como una personalidad sacada de esa misma tinta, de esa misma pluma - "Desta misma suerte, Amadís fue el norte, el lucero, el sol de los valientes y enamorados caballeros, a quien debemos de imitar todos aquellos que debajo de la bandera de amor y de la caballería militamos."

 Entonces dio un golpecito al asiento delantero con la diestra y se acomodó en el propio dispuesto a partir.

 - Aunque no estaría de más llevarnos algo de utilidad, no sea que vayamos y después de todo lo logremos.

 Pide lo que consideres a cambio, mi seguridad está con vosotras.

 Renegó del pacto que sopesaba la pelirroja. Allí había más huevos que en todos los de la camioneta roja y el camión militar. Algo que, Vincent, ya sabía, solía costar la vida. Pero, ahora que habían perdido la seguridad efímera y abandonado la falsa ilusión de que controlaban algo, ahora que de poco servía insultar o golpear con el yugo del báculo con falacias como veneno en las lenguas viperinas, entonces, sólo restaba vivir, y la muerte nunca fue un obstáculo para la vida sólo el final merecido de las experiencias adquiridas.

 - Hace ya tiempo que un viejo indio clamaba un grito de guerra que vendría muy bien en una situación como esta. La repetiré. "Hoy es un buen día para morir." - podría haber añadido ese "Hoka Hey!" pero no tenía ánimos de hacer el indio, y nunca mejor dicho. Tampoco de explicar el ideal romántico que sustentaban aquellas palabras, ese romanticismo que, en su especialidad, poco tenía que ver con el amor romántico del que había bebido la sociedad hasta el hartazgo con millones de canales, tanto literarios, como audiovisuales. La situación era la misma que aquel pueblo sioux amenazado por el pueblo blanco, hoy, se encontraban en la misma situación. El contexto había cambiado tanto...y sin embargo, la historia seguía siendo un reflejo de lo que eramos hoy en día.

 Jamás podría acompañar a los necios con los que quería enviarle Sam, porque no hay más necio que aquel que no quiere aprender, que cree tener las respuestas. Ah, pero para necios, para necio estaba él.

 - Estamos contigo. - añadió a las amenazas de Cass.

 Un señuelo con varias personas era más creíble para cualquiera, si tenían tecnología para eso, podrían comprobar que no iba uno solo, serían un mejor objetivo. Era algo bueno, pero malo a la vez, como el yogulado.

Etain observa como varias personas se dirigen hacia el coche, que aunque no parece el vehículo mas seguro, al menos seria rápido, por lo que decide aproximarse antes de que se completen las plazas como había sucedido con la camioneta. Sin embargo cuando llega hasta allí es testigo de una discusión entre los presentes.

Con ciertas dudas permanece junto al vehículo esperando a que aclaren cual sera finalmente su destino, si escapar con él o usarlo como cebo, cuando de sus labios salieron palabras antes de darse cuenta de que se estaba metiendo donde no la llamaban.

- Ni siquiera es seguro que funcione usar el coche como señuelo... - dice con voz suave y un ligero acento irlandés - si la nave decide no perseguirlo y esperar al grueso del grupo, lo único que habremos perdido es tiempo y no sabemos cuando podrían venir mas bichos a por nosotros, creo que...

En cuanto fue consciente de lo que estaba haciendo, se ruborizó visiblemente, tras parpadear dio un paso a un lado mostrándose visiblemente a avergonzada, aunque sin alejarse del vehículo.

- Perdón... no quería inmiscuirme...

Miraría a la chica, no conocía su nombre -También tienes derecho a opinar, y no pienso matarnos, tengo solo dos personas con vida, que me importen, haré todo para mantenerlas con vida- Luego clavaría la mirada en Samantha- Dame, mis llaves o te juro por David que te las sacare a las malas y te meteré en la cajuela- Era una amenaza clara, esperaba que se la creyera porque dudaba mucho poder hacerle daño- Y la chica tiene razón estamos perdiendo tiempo, mucho tiempo valioso... en cualquier momento pueden estar aquí, así que por favor, las llaves y arriba del coche el que quiera partir, como para ayer...- "Si hubiera sido ayer, David estaría vivo" 

Con las vendas que me pone Jon enseguida para de salir la sangre, por lo que se ve eran más que nada unos cortes, como eran encima de la cabeza me habían nublado ligeramente la visión pero una vez vendados me encontraba bastante bien.

La partida de Jon hacia el coche del coronel me pilló un poco de sorpresa pero desde el encuentro con la asiática ya no era él mismo. El asombro aumentó aún más al ver a Lau largarse a por una moto, ¡pero bueno!. Por otro lado agradecí la presencia de Austin, al que sonreí ligeramente al verle aparecer.

En cualquier caso, no íbamos a esperar más, busqué las llaves del vehículo y sin más dilación, la metí en el contacto, agarraos les dije mientras comenzaba a apretar el acelerador para salir de ahí a toda prisa. Objetivo final Filadelfia, objetivo inicial actual, salir de allí con vida.

Tras alejarme un momento, vuelvo a la camioneta para ver que Tim se ha puesto al volante y Jon ya se ha subido con el Coronel. No tardo nada en colocarme detrás para encontrarme a Austin de copiloto y a la chica hija de Hank agazapada detrás. *espera un momento,... Lau?..-  el ruido de una moto arrancando me hace girar la cabeza, y mirar con cara de pasmo al loco que cada día que pasaba sabía menos quien era.

Entonces Tim arranca.  De camino a salir vivos de aquí... hacia Filadelfia. Aprovecho para volver a colocarme el casco y el chaleco... nunca se sabe. Iría recargando el arma a medida que vayamos saliendo de aquí. 

*Por dios, que esa maldita nave se estrelle o pase de largo como tantas veces han hecho... - recé para mis adentros...
 

— ¡ Lin aún sigue ahí ! — exclamo en el interior del vehículo cuando Tim pone el motor en marcha. He visto a Lau subirse a la moto, a Jon irse con el coronel, comandante o lo que sea. Pero Lin no se ha movido, y entonces veo que donde estaban sus padres ahora hay una masa sanguinolienta de carne y vísceras.
— ¡ Tenemos que ir a por ella ! ¡ No podemos dejarla ahí ! — añado bien consciente de todo lo que hemos pasado con ella, de que nos ha traicionado y disfrutado con ello, y que probablemente ella nos abandonase para sobrevivir, pero nosotros no somos así, o al menos yo no soy así. No puedo dejar atrás a alguien que conozco, y más cuando acaba de pasarle algo así.
— Nosotros no somos así. Nosotros no traicionamos. Nosotros no abandonamos a nadie, ¿ verdad ? — añado por último intentando calar, fundamentalmente en el conductor, que es, junto comigo, el que más recelo tiene en ella.

En medio de aquel caos, las dos chicas discutieron para ver quien realizaría la locura de convertirse en cebo. Mientras, la camioneta roja se largó y los ojos del cámara la siguieron. Resopló con verdadero hastío y con un giro brusco de muñeca el motor fue apagado. Con pasos fuertes, y también rápidos el chico, con evidente expresión enfurecida, se acercó al dichoso coche que sin duda, vio mejores tiempos.

¿Se puede saber qué cojones estáis haciendo? – Les dijo al grupo claramente cabreado. – Se acerca la puta nave, así que meteós en el puto coche. – Añadió en tono imperativo, y cada vez más cabreado. El rojo empezó a predominar en la cara del joven. – Tú y tú. – Señaló a la pelirroja, Samantha, y a la otra chica cuyo nombre ni recordó, ni le importó en aquel momento. -  Meteos de una jodida vez. YA.  – La mano del chico apuntó al vehículo.

Sí hay sitio para mí bien, iré con vosotros si queréis, si no, ya me buscaré la vida. – Resopló antes de perder los dichosos estribos. - Pero dejar de estar perdiendo el tiempo de esta forma, porque en breve la tendremos encima y entonces no servirá de nada. – Sin corte, abrió una de las puertas. – Venga, meteros ya y dejar de discutir. Larguémos de aquí y ya pensaremos que hacer. Al menos estaremos juntos.

En un momento, su vista se fijó en la camioneta roja cada vez más lejana por cada segundo que pasaba. Y se cuestionó si tenía que haber ido con ellos. Sin embargo, tarde para replanteárselo. Demasiado tarde. Quizás no los vería de nuevo.

Tenía que haberles pedido perdón. ¿Habrá otra oportunidad? – Masculló para sí con la mirada en el vehículo rojo, aunque fue perfectamente audible para el grupo cercano del coche. Resopló de nuevo. - ¿Vamos? – Insistió de nuevo apurando al resto, y esperó a las dos chicas antes de subirse él.

Al entrar en el centro comercial en busca de Rebecca me quedo mirando buscándola con la mirada. No respiro tranquila hasta encontrar a la hija de Hank en la camioneta roja.

Menos mal. – Digo aliviada al ver que está viva – ¿Estás bien? – Le pregunto mirándola de pies a cabeza. - Si te llega a pasar algo tu padre me corre a capones. -Se me hace raro hablarle paternalmente a alguien que tiene más o menos mi misma edad, aunque si de madurez se trata le gano de calle.

Cuando todos entran me quedo escuchando al coronel, ajena al hecho de que mis padres han fallecido en el exterior, hasta que el militar da la orden de irnos

¿Dónde se han metido? Pienso buscando a mis padres cuando todo el mundo empieza a subir a los vehículos. – Joder. Siempre van a su bola. Ya verás cómo me quedo sin coche por su culpa.

Al final, viendo que nos vamos lo dejo dando por sentado que deben de estar en alguno de los camiones, y vuelvo hacia la camioneta, pero ya está llena.

-Joder. Joder. – Apremiada por las circunstancias voy buscando un vehículo en el que subirme hasta darme cuenta de que hay un todoterreno de los militares muriéndose de risa. Me subo al todoterreno sin dudar ni un instante. – Hank nunca me dejaba conducir- Pienso emocionada mientras arranco y meto primera rascando marcha. -Let´s rock!

Al ver a la momia, la tatuada, la zanahoria recién llegada y el profesor brasa peleándose por meterse en un coche de dudosa fiabilidad me acerco a ellos con el todoterreno. Dando algunos acelerones y frenazos.   

-Esa chatarra se cae a trozos ¿No preferís subir aquí? Tiene una ventanita en el techo.

Al escuchar la respuesta de la mujer pelirroja el coronel la mira con renovado respeto. Sin duda no esperaba aquella respuesta.

-Sea - Dice, accediendo a que una sola persona se sacrifique por el bien del grupo pero casi al instante aquello se convierte en un jaleo, todos quieren ir en ese vehículo y al final el coche que debía de hacer de señuelo es de los más llenos.

El militar hace un gesto de negación con la cabeza cambiando rápidamente de opinión. -Volvemos al plan original. Saldremos todos a la vez. Buena suerte -Os desea dando dos palmadas en el techo del todoterreno para indicarle a Chapman que arranque.

Las granadas de humo son lanzadas y en unos segundos toda la zona alrededor del centro comercial está cubierta por una densa niebla que se va extendiendo por las calles en ruinas. Los vehículos van saliendo unos tras otros dispersándose en distintas direcciones.

Trato de rebatir a los demás pero cuando escucho al militar mi gesto se vuelve hosco al ver como entre unos y otros han arruinado la oportunidad de hacer lo correcto.

 Coñe ¿Quién os ha pedido que os entrometáis? - Les recrimino enfadada, hasta el cabeza cuadrada del coronel había entrado en razón. Es lógico. ¿Por qué deben morir cuatro si basta con uno?  

Me entran ganas de insultarles y hacerles ver lo ridículo de esta discusión pero viendo que ya no tengo opción de salirme con la mía al final bufo de mal humor y devuelvo las llaves del coche a Cass de mala gana.

Hay que irse y la irrupción de la china en la escena me viene de perlas, pues ahora mismo no me apetece compañía. Más bien incluso me vendría bien tener alguien con quien desahogarme   -Tira  Chun-li -Le digo mientras ocupo el asiento de copiloto y cierro con un portazo. -Vámonos.

Subiría nuevamente al coche del lado del conductor y cerraría la puerta con un fuerte golpe, estaba molesta- ¿Que como nos hemos podido meter? ¡Es tan cabezota! Lau y como sea que te llames, si vienen con nosotros tienen 2 minutos exactos para subirse, y 1 para opinar por donde nos vamos- Si definitivamente estaba enojada, y esperaba que Vincent no al defendiera, o decidiera irse con ella "Deberías volver a ser la de antes, la que no quería a nadie" Este día, estaba resultando la mayor clase de tortura, primero había perdido a David y luego Samantha quería hacer una misión suicida, entre oleadas de depresión y lagrimas, venían otras de ira y rencor, si no había perdido la cabeza pasaría pronto y esperaba poder haber sacado a todos del peligro antes de eso

Etain se sobresaltó con los golpes de las puertas al cerrarse, y aunque dudó un segundo, en cuanto escucho el ultimátum de la conductora se subió rápidamente al asiento trasero del coche, poniéndose el cinturón al imaginar que aquello iba a ser bastante peligroso.

- Me llamo Etain - dice colocando la mochila a sus pies -, y creo que si hay una nave que puede perseguirnos, la mejor manera de evitarla es circulando entre los edificios mas altos hasta que nos pierda de vista...

No habría dado su opinión por voluntad propia en un ambiente tan tenso como el que había en ese momento dentro del vehículo, pero las palabras de la chica tatuada había provocado una respuesta inmediata por su parte.

Emma pregunta por Lau, quien, al igual que Jon no parece él mismo, pues se muestra aún más taciturno y enfadado que de costumbre, sin dirigirse al reportero y deseoso por largarse de ahí. No en vano sale pitando por una moto.

Las palabras del informático interrumpen mi breve pensamiento, le echo un vistazo por el retrovisor, chasqueo la lengua, no tengo ningún interés en que la asiática venga con nosotros, eso lo tengo claro.

Él parece presionarme para que piense que dejarla está mal, pero hace mucho tiempo que crucé esa línea con ella. Ha hecho daño más allá de lo pensable a mis compañeros, que son unos capullos, pero son mis capullos. Ese extraño comportamiento de Jon y Lau es culpa totalmente de la asiática. Niego con la cabeza.

Lo siento – murmuro entre dientes observando a Austin. Después compruebo que la psicópata se sube a un vehículo por su cuenta y con un gesto de la cabeza señalo en esa dirección, no te preocupes por ella, sabe desenvolverse y… ella no se preocuparía por ti. Ella no es de “nosotros” – concluyo la frase intentando usar el mismo lenguaje que él, sin duda este breve diálogo puede marcar distancia entre él y yo. En ese instante me acuerdo de la hija de Hank, que va también en el vehículo, la miro a los ojos pero enseguida desvío la mirada, es más fácil si no les ves pienso, en cuanto estuvimos al lado del tipo del puro mostró su arrepentimiento aunque desde luego es tan culpable como ella, tu padre no es así – me dirijo a la chica con una frase lacónica, pensará que soy un imbécil pero no sabe nada de lo ocurrido.

El humo empieza a extenderse rápidamente y todos los vehículos arrancan, yo mantenía pisado el pedal del freno, cuando los vehículos se mueven comento a mis compañeros, creo que entre los edificios podemos despistar a la nave, el bosque queda muy lejos y no sé si el vehículo aguantaría el trayecto intacto, la autopista queda descartada, aguardo unos instantes a que intervengan el resto de ocupantes y después meto la marcha directa para a continuación soltar el freno y pisar el acelerador, agarraos.

Entró en escena, a lomos del cacharro más grande y lento youtu, la asiática. O también la pechugas. Lau se limitó a levantar una ceja. Meterse en el de lejos, el más visible no es que le motivó en exceso. En cambio la pelirroja optó por ello, al menos agradeció que la estúpida trifulca llena de heroísmo terminó por de una santa y puta vez. La otra chica también se adentró, así que ni se lo tuvo que pensar. - Me sobra. - Añadió ya dentro del coche tras un cerrar la puerta en uno de los sitios libres, lo que sumó uno más, él, en lugar de la mujer que prefirió irse con la china, ¿o japo? Le dio igual en aquel momento.

La chica de pelo llamativo se presentó, además de también aportó su postura. - Estoy de acuerdo con cisne. - Comentó el chico de forma breve a la vez que se puso el dichoso cinturón. Una ostia a buena velocidad podría resultar tan mortal como lanzarse desde un décimo piso por lo menos. - La autovía es rápida, llegaremos en nada, pero estaremos vendidos. Y con este buga, ir campo a través es una puta locura. Así que eso. Usemos los edificios. Es lo más sensato- - Añadió más que suficiente, y le dio la razón a la chica de nombre Etain.

Los ojos del chico revisaron el cielo desde el interior del dañado vehículo con ciertas reservas de que saldrían, los cuatro, indemne de aquella situación. Tantas ocasiones que la muerte le ha acechado, también a los suyos. Hasta el momento, tuvo suerte. Pero tarde o temprano, se acabaría. Así que a las bravas. - Pero es tu coche, y tú mandas. - Le dijo a la cabreada conductora. - Si salimos de esta, habrá que buscar otra puta botella. Te hace falta. Y a mí también. - ¿Y a quién no?

De todos modos, Sam, hizo exactamente lo mismo que había hecho el cámara, separarse de los más allegados por así decirlo. Seguramente se preguntó el chico si sus otros dos compañeros se habrían enfadado por eso. Aunque aquello le restó importancia, principalmente porque se habían convertido en un cervatillo indefenso, frente a un tigre. El juego del gato y el ratón.

-Edificios serán- Me abrocharía el cinturón y saldría a buena velocidad del lugar con suerte, no seríamos nosotros los que tendrían la atención alien.

-La botella será nuestra prioridad una vez que estemos a salvo, y lamento si estoy un poco grosera, realmente no soy así, pero en este momento prefiero serlo, la alternativa no es valida hasta que tenga vuestros traseros a salvo- Miraría por el retrovisor brevemente a Vincent, la partida de Sam en otro coche era algo que no esperaba de ella, no tenía idea como lo había tomado el ni a cual de las dos prefería vigilar si a mi, o a Sam, que ahora quería hacer sacrificios suicidas "Y pensar que siempre le recriminaba eso a David" 

¿Quieres que te corte la cabeza? – Le respondo a la mujerona pelirroja fingiendo estar cabreada, realmente no me ha molestado que me llame Chun Li.  En su ignorancia del idioma posiblemente no sepa que lo que me ha dicho es algo muy bonito.

Me llamo Lin. L - I - N.  Bosque de Jade en tu idioma, mala puta. – Añado para demostrarle mi dominio del inglés. Finalizadas las presentaciones meto primera, rascando marcha otra vez mientras acelero para salir.  

Al pasar por la salida y ver tres cadáveres una lúgubre idea toma forma en mi mente al unir dos hechos aparentemente inconexos. -No pueden ser ellos- Pienso mirando por el retrovisor sintiendo de repente un nudo en el estómago. Estoy a punto de dar un frenazo y bajar a examinar los cuerpos pero unos disparos de la nave me obligan a centrarme en lo que estoy haciendo. -Van en algún camión. – Pienso tratando de auto convencerme y pisando a fondo.

Los vehículos empiezan a escapar en todas direcciones, la cobertura del humo os da algo de tiempo mientras la nave sobrevuela la ciudad trazando círculos, esperando unos refuerzos no deberían tardar mucho en llegar.

Cuando la desbandada de vehículos surge entre el humo la nave opta por perseguir al grupo más numeroso.

Tim conduce hacia el norte buscando la cobertura de los edificios más altos, por desgracia no es único que piensa lo mismo que él. Cassandra, conduciendo el Chevrolet no tarda en adelantaros, podéis ver al camión cargado con la comida tras vosotros y algunas motos ligeras siguiendo la misma ruta. La aglomeración de vehículos que ha optado por la ruta norte es claramente superior atrayendo la atención de la nave y permitiendo que el coronel, Jon, Lin y Sam entre muchos otros puedan escapar de la ratonera a través de otras rutas.

La nave inclina el morro disparando sobre vuestra columna mientras callejeáis temerariamente evadiendo los ataques de la nave y tratando de despistarla.

Cass conduce hacia el norte buscando la cobertura de los edificios más altos, por desgracia no es único que piensa lo mismo que ella. El veloz Chevrolet no tarda en adelantar a la camioneta que conduce Tim y al camión cargado con la comida, incluso a algunas motos ligeras que siguen la misma ruta que vosotros. La aglomeración de vehículos que ha optado por la ruta norte atrae la atención de la nave que se centra en perseguiros a vosotros, permitiendo que el coronel, Jon, Lin y Sam entre muchos otros puedan escapar de la ratonera siguiendo otras rutas distinta a la vuestra.

La nave inclina el morro disparando sobre vuestra columna mientras callejeáis temerariamente evadiendo los ataques de la nave y tratando de despistarla.