Partida Rol por web

Amber estaba acabando de atender una herida en la pierna de la chica pelirroja que habéis visto hace un momento cuando al escuchar a Emma lo deja todo y se acerca corriendo.

La chica, alertada por Emma, llega a la carrera y deja la mochila con sus cosas junto al crío. Le abre el cuello de la camisa y lo coloca en posición fetal, de lado. Le abre los ojos, intentando examinarle las pupilas pero la sustancia negra que se mueve por los ojos del crío la deja atónita.  

Em…   vale, vale. No es epilepsia – Murmura para sí misma mientras busca un fármaco concreto en su mochila sin embargo no llega a sacar la medicina en cuestión pues el niño cierra los ojos y deja de convulsionar. Sus bracitos caen flácidos a ambos lados del cuerpo.

Amber, aterrada, acerca la oreja al pecho del niño para comprobar si tiene pulso. En ese momento los ojos del niño se abren de golpe, completamente negros. En un movimiento tan rápido que apenas os da tiempo a seguirlo el niño agarra una tijeras de la mochila que usa la universitaria y la apuñala en el cuello. Un chorro de sangre brota del cuello de la universitaria que intenta gritar pero solo emite un gorgoteo agónico.

Amber cae al suelo mientras trata de contener inútilmente el flujo de sangre que brota de la yugular a ritmo de los latidos del corazón, cada vez más débiles. En los aterrorizados ojos de la joven universitaria aparecen lágrimas, sabiéndose muerta.

El niño se levanta tinto de sangre, tijeras en mano, mirando a su alrededor, examinándoos sin pestañear.  

Escucho con atención el intercambio entre Vincent y Austin, me pongo la mano en la boca para tapármela ligeramente aunque no puedo evitar ocultar una sonrisa detrás... que dura poco.

Pero este Vincent... ¿De qué va? ¿Alguien le entiendo? - no puedo evitar pensar que el rollo que nos está soltando me recuerda al profesor McNuggels del instituto, ahora empieza Austin ¿Pero de qué cojones está hablando? ¿El juego de Ender? ¿En serio?, y de nuevo responde Vincent – me paso la mano por la cara cuando empieza con su largo discurso, exasperado.

Por suerte interviene la mujer pelirroja para hablar claro, me viene bien su explicación porque no sé muy bien lo que ha pasado en la gran manzana. Tras concluir me queda todavía más claro que ir allí es un suicidio.

Una vez hemos intervenido todos es el coronel quien lo hace, me giro en su dirección, fiuuuu, me alegro de no ser yo el que recibe el rapapolvo - al coronel no le tiembla el pulso, me alegro porque hace diez minutos que conozco a Vincent y ya me ha cargado.

Interviene el profesor Zimmerman con el que no había intercambiado demasiadas palabras, sin embargo sí recuerdo lo que apuntó Samantha. Asiento con la cabeza varias veces. Tamborileo con los dedos sobre mi pierna, pienso a ver qué puedo decir pero me interrumpe de nuevo el otro profesor, cuanto profesorcillo - me da que es de esos que piensa que son la ostia por haber ido a la universidad.

Me meso un poco la mal peinada barba según veo, hay que enfrentarse a un mínimo de dos cosas, un posible invierno nuclear y unos alíen que según las palabras de Samantha nos superan en número, capacidad y ya saben que fuisteis por las alcantarillas, levanto las dos manos como haciendo la forma de una nave que se desplaza, para atraer una nave supongo que habría que hacer algo gordo, no creo que tirándole una piedra o unos tiritos la atraigamos, me mantengo en mi idea de recluirnos y hacer una misión con cierta periodicidad, quizá mensual, de exploración para ver cómo está todo fuera. Si va a haber un invierno nuclear nos enteraremos pronto, si los alíen tienen capacidad de revertir contaminación radiactiva no veo qué podemos hacer contra ellos nosotros solamente con lo que tenemos aquí. Me muestro bastante desanimado con la situación.

Etain tardo unos segundos en vestirse y salir de la zona habilitada como hospital en pos de Amber y la otra joven que había acudido en su busca. No tarda en llegar hasta un chico que parece estar sufriendo un ataque y varias personas alrededor.

Sin embargo la sorpresa la golpea cuando el chiquillo se incorpora y acuchilla a la joven doctora consiguiendo que la sangre brote a borbotones del cuello.

- ¡¡No - grita aterrorizada al ver lo que acaba de ocurrir -!!

Sin apenas pararse a pensar mas de un segundo corre hacia Amber y quitándose el pañuelo que lleva lo presiona contra el cuello de esta, intentando detener la hemorragia como puede. No es hasta un segundo mas tarde cuando se da cuenta de que la cálida sangre empapa la prenda y cubre su mano, lo que le provoca una sensación de angustia que a duras penas logra controlar.

Con lagrimas en los ojos alza la mirada pidiendo ayuda a voz en grito sin percatarse siquiera de que el niño sigue allí armado con la tijera.

Hacía tiempo que no dormía tan bien, con la seguridad de un gran grupo y sabiendome protegida por soldados. Los días de dormir por ahí con un ojo abierto han pasado. Desde que llegamos estoy vengándome de tantos días de penurias a base de no pegar palo al agua, a fin de cuentas, somos los héroes que trajimos las medicinas. Eso tiene que contar para algo ¿no?  

Ya hace varias horas que ha amanecido cuando aparezco yo por ahí restregándome los ojos para quitarme una legaña y con una caraja matutina de considerables proporciones. Me quedo mirando al grupo de gente apiñada armando algo de alboroto y me acerco a ver que pasa.     

Ay la puta – Exclamo dando un brinco al ver que lo que parecía ser un niño enfermo acaba convirtiéndose en un niño asesino sacado de alguna peli de terror. No conozco de nada a la chica doctora, pero hasta a mi me da pena verla desangrarse así. Encima no era mucho mayor que yo.

En un gesto involuntario mi mano se dirige a la espalda para agarrar la katana hasta recordar que lo la tengo. -Estúpido coronel y sus estúpidas normas- Pienso mientras veo como una chica pelirroja a la que acabo de ver llegar hace un ratito trata de evitar que la doctora muera.

Con eso solo conseguirá que la mate a ella también- Pienso sin comprender que puede motivar a cometer un acto tan suicida.  Miro a mi alrededor. - Que mal, que mal, que mal. ¿Dónde están los militares cuando se les necesita?

Al ver al pequeño quedar quito me había costado no ponerme a llorar, había parado muy repentinamente y recordaba hablar del virus con Julia.

Retrocedería tan rápido como podía arrastrándome hacía atrás y parándome de manera torpe, o conseguía algo de distancia entre el niño y yo o acabaría muerta "Joder, por favor no.." Nerviosa y asustada buscaría algo para defenderme, lo que fuera, no quería golpear a un niño pero ya no creía que fuera el mismo niño que estaba jugando hacia nada "¿Que esta pasando? Es solo un crío como carajos vamos a detenerlo" Trataría de mantener la vista en el niño, había sobrevivido a la boca del lobo, no me podía rendir ahora mucho menos morir, si no tenía de otra me iba a defender con todo, una parte de mi esperaba que alguien hiciera suficiente ruido para que los otros escucharán 

-AMBER!! - grito horrorizada al ver al niño loco de ojos negros clavarle las tijeras y quedarse de pié como un robot. *esto NO ES NORMAL, esos ojos no son normales!! AMBER ESTÁ MURIENDO!! - giro alrededor viendo como todos están como paralizados. *Tenemos que avisar a los militares!! - LAU!! - grito su nombre tratando de sacarlo de su estado de shock - QUE ALGUIEN LE QUITE ESAS TIJERAS!! - entonces miro hacia el edificio de la reunión, y salgo disparada hacia allí para buscar a algún guardia o a interrumpir la reunión si hiciera falta para alertar a todo el mundo. *oh dios Amber no...

Me quedo sorprendido por la respuesta prepotente de Vincent, así que simplemente levanto una ceja y me vuelvo hacia McKnigth y Zimmermann esperando sus respuestas.

— Estoy de acuerdo en que no vienen por recursos. Los inorgánicos están por todas partes en la galaxia, y los recursos orgánicos... no tendría sentido los tsunamis que provocaron, así que paree evidente que su intención es aprovechar la situación y temperatura de nuestro planeta... Aunque he de decir que me preocupa la diversidad genética que hemos observado en ellos. Yo no descartaría que su intención sea hacer algo con nosotros como especie, pero por ahora tenemos que centrarnos en probabilidades, y el profesor ha dicho lo más lógico.

Suspiro y me junto mis manos frente a mi pecho.

— Bien, entonces tenemos por una parte el problema de un invierno nuclear al que, si bien nosotros podríamos llegar a sobrevivir si conseguimos tener suerte, nuestros descendientes no lo harán, por lo que nuestra especie estaría condenada. Nuestra única opción es que los alienígenas combatan ese fenómeno para conseguir que el planeta no deje de ser habitable, y para ello hay que asumir que necesitarán tiempo. Así que creo que ahora mismo su presencia nos conviene, sobre todo si miran por el planeta y no por nosotros.

Me tomo un par de segundos para pensar.

— Huir y escondernos temporalmente opino que no merece la pena, podríamos sobrevivir unos años, pero no más, y creo que tenemos que ser algo más ambicioso. Ahora mismo el peligro más inminente al que podemos enfrentarnos es que los alienígenas estén experimentando con nosotros. Podrían encontrar puntos débiles que desconozcamos, o incluso utilizarnos en nuestra propia contra. Opino que nuestro objetivo principal debería ser desbaratar esos planes, y si la ciudad está protegida por esos engendros mecánicos, debemos pensar cómo poder atravesar sus líneas.

— Como bien ha dicho, somos el ejército, por muy civiles que fuésemos algunos hasta hace unos meses, por lo que creo que todos deberíamos aprender a dejar de comportarnos como civiles y pasar a ser soldados, y si por ahora no somos suficientes como para poder atravesar esa línea de Behemonts, deberíamos buscar apoyos mientras que seguimos investigando su tecnología para buscar puntos débiles.

Estaba tan cerca que apenas consigo reaccionar cuando la sangre de Amber me salpica -¿Pero que…  ? -Farfullo sin acabar de creerme lo que acaba de pasar.  

Me quedo en shoc, con la mirada perdida en el charco de sangre que se va formando junto a la doctora. Esos niños vinieron con nosotros desde Nueva York, nosotros los trajimos y ahora Amber está desangrándose. No fue la decisión más inteligente, menos sin haberles echado un vistazo. ¿Quien iba a pensar que algo así podría pasar? ¿Qué pasará con ellos ahora?

NO es momento David- Me digo a mi mismo- El niño sigue siendo un peligro. -Constatar esta verdad me hace salir del letargo.  

Viendo que sigue con las tijeras en las manos me acerco a él para desarmarlo. Soy mucho más grande y fuerte que él, o lo era, no sé si esa cosa negra de su mirada le dará nuevas fuerzas. Espero que no. Por si a acaso me acerco con precaución, cuando estoy cerca de él me lanzo buscando inmovilizarle la mano en la que sujeta las tijeras, golpeándole si fuera necesario para desarmarle.  

Una situación delicada sucedió ante el atónito joven. La doctora, que no era más que una chica, quizás ligeramente mayor que él, acabó desangrada sin que nadie, ni nada no fuese capaz de impedirlo. Del cuello no paró de brotar de sangre caliente, manchando su indumentaria, además del suelo. Ocurrió tan rápido que  el cuerpo de Lau no le obedeció, pero cómo diablos iba hacerlo si ni su mente pudo ser capaz de asimilar.

La amenaza se materializó en el crío que yació en el suelo con unas tijeras en su mano, las mismas manchadas con la sangre de Amber. A pesar de que sus ojos no perdieron detalle, a su cerebro no le fue posible comprender qué había ocurrido con aquel moco de, unos, doce años.  A su lado, y en su rango de peligro, la chica que vio entrar antes de pelo naranja, rojo, cobrizo, le dio igual en aquel instante.

Mierda, mierda, joder. – Masculló nervioso en un intento de salir de aquella parálisis. Entonces la voz de Emma le devolvió a la realidad de nuevo cuando le gritó su nombre. El mecánico se le adelantó, pero al ser una amenaza no le dejaría solo. Había que detenerlo, desarmarlo, inmovilizarlo, lo que fuese antes de que sesgara otra vida.

Apártate joder, es peligroso. Apártate, maldita sea. – Le dijo a la chica que intentó, en vano, salvar a la médica. Y su cuerpo se movió como un resurto, por fin su cuerpo le obedeció. Fue detrás del mecánico cuyo nombre ni recordó, ni le importó en aquel instante.

Entre los dos…joder . – Le dijo al otro chico.  – Hay que sujetarle. – Y fue más sencillo decirlo que hacerlo, pero declaró su intención. Dos adultos, un crío con tijeras. Un puto crío tal vez controlado por un más puto alien. “Ay va la ostia, la ostia puta, o la puta ostia.”

“¿Por qué? ¿por qué tienen que pasar estas mierdas? No es justo. No es justo ostias. Es un maldito crío.” – Una parte de su cerebro, la más humana, le gritó que era un niño, alguien indefenso quizás no consciente de sus actos, y por ende, inocente. La otra, su lado de superviviente, le martilleó que si no hacía nada, otra persona moriría.

Me quedo mirando a Vincent y le dedico un gesto de impotencia. Me recuerda a cierta mujer que lo intentó con similares ideales, se enfrentó al coronel y recibió similar rapapolvo. ¿Qué esperabas? Son militares.

Escucho a todos en silencio.  Un arma biológica que en realidad no es tal, un invierno nuclear contra el que no podemos hacer nada… -Pienso apurando el cigarro- Hagamos lo que hagamos tenemos pocas posibilidades de sobrevivir. Hay tantas variables que podríamos debatir y teorizar eternamente ya que lo que nos pide el coronel, con la escasa información de la que disponemos, es casi profetizar el futuro.   

Mayormente estoy de acuerdo con Austin, diferimos en cuanto a dividir al grupo pero si hay que elegir entre una muerte lenta o morir combatiendo yo también prefiero luchar.  Lo que tenga que ser, rápido.

Escondernos supone renunciar a nuestro planeta, renunciar a la lucha, si ellos se instalan, si dejamos que construyan sus ciudades o lo que sea que estén haciendo, ellos ganan- Le doy una última calada al cigarro y aplasto la colilla con la punta de la bota. – Morir por morir, prefiero que sea luchando. Si hay alguna posibilidad, aunque solo sea una, de que la humanidad gane esta guerra, pasa por no darles a los aliens un minuto de tregua. Aun a precio de nuestras vidas.

¿Quería saber que podemos hacer?- Le digo al coronel poniendo las manos bajo los sobacos y hundiendo el cuello en el abrigo, frioleramente.- Pues ya lo sabe, no hay mucho que podamos hacer. Si de mi dependería buscaría la mejor forma de dar por el culo a los aliens y me olvidaría de temas en los que poco o nada podemos hacer. Aunque eso cosa suya- Digo poniendo la pelota en su tejado.

El niño se lanza a por la víctima más cercana, la chica pelirroja que está con Amber, pero la rápida actuación de David que se tira a por el niño y Lau que hace lo propio evitan que haya una nueva víctima. El crío forcejea y trata de defenderse clavándoles las tijeras a los dos hombres, pero no deja de ser un niño de ocho años, con la fuerza de un chico de ocho años con lo que es rápidamente inmovilizado por los dos hombres que lo mantienen bien sujeto y de rodillas.  

Los gritos de los niños y de Emma acaban por alarmar a quienes estaban reunidos, que llegan corriendo atraídos por el escándalo.

Aaaaa me hacéis daño. - Protesta el niño tras ser inmovilizado por David y Lau. Sus ojos vuelven a presentar un aspecto normal.

Que...  ¿Que ha pasado? ¿que es toda esta sangre? soltadme ¿Porque me miran todos?  Pedro, Mary ayudadme - Llama a sus amigos llorando, aunque estos están aterrorizados y se mantienen alejados.

Llegamos todos, pero ya es demasiado tarde. Amber agoniza con terror en su rostro hasta el último aliento, bajo el abrazo de la recién llegada. Y yo no puedo hacer otra cosa que pararme de pié con las manos en la boca y mis ojos llenos de lágrimas. 

Con miedo en el cuerpo, miro hacia el niño sujeto con fuerza por David y Lau, que de repente comienza a actuar como si no hubiera hecho nada, pidiendo ayuda y comenzando a llorar, empapado en la sangre de Amber.

Ante la reacción de McKnight, soy incapaz de articular palabra... el dolor suena en sus palabras... pero el odio suena con mayor fuerza. 

La escena había dejado un sabor amargo en mi boca, en vez de ayudar había retrocedido, por instinto de supervivencia del que normalmente carecía, pero lo había hecho, miraría al niño que ahora inmovilizaban asustado y tan normal, definitivamente ese tenía que ser el virus del que Julia nos había hablado y luego miraría a los otros dos niños, ellos eran inocentes, pero no sabíamos si lo que sea que les hubieran hecho ya nos había infectado a nosotros -Creo que ya sabemos como funciona el virus, ahora me temo que no sabemos si se propaga- No podía considerar la idea de matar a tres niños por que estaban o podrían estar infectados, pero como los contendríamos- Creo.. que hasta que sepamos mas debemos encontrar una manera de contener a quien pueda estar infectado... - Se que no es la respuesta que el Coronel esperaba pero no iba a señalar a un niño para que lo matara y si el Coronel aun precisaba que alguien lo señalara, tendría que hacerse revisar la vista, con urgencia la escena hablaba por si sola -Creo que tenemos que hacer otro viaje al infierno y dejar un claro mensaje de que no son bienvenidos en nuestra casa, señor, nos han quitado mucho es hora de que unidos todos,demos un golpe, ya no sirve solo esconderse y sobrevivir, a este ritmo nos exterminaran, si caigo prefiero que sea luchando y no de rodillas suplicado- Ir a Nueva York de nuevo no era mi ideal de vida próximo pero era una realidad, teníamos que ir a buscar a Luciana, el grupo de los Apalaches tenían al menos una persona allí y si queríamos descubrir algo, teníamos que entrar a esa nave bien armados y preparados para todo y si no era Nueva York, algo tendríamos que hacer, pero quedarnos de brazos cruzados no era una opción -Señor, si tiene sed de venganza, digo que es mejor emplearla contra nuestros enemigos antes de que realmente no podamos hacerlo porque realmente o empezamos a ganar batallas o no va a quedar tierra en el que podamos vivir- De repente entendí algo, había cambiado, todos lo habíamos hecho "Ya no soy la chica que iba a bares con amigos,no volveré a serlo, ni la que fue a Nueva York, soy alguien que no le basta con sobrevivir, alguien que quiere recuperar su hogar... Y estoy dispuesta a todo por lograrlo" 

Etain se esforzó cuanto pudo por contener la sangre que brotaba del cuello de Amber, presionando con el pañuelo,suplicando en susurros por que aguantase, intentando comprender lo que intentaba decirle sin ser capaz de pronunciar una sola palabra, hasta que finalmente dejo de moverse y quedo tendida ante ella, ambas rodeadas por un charco de sangre demasiado grande ¿como podía haber tanta sangre en el cuerpo de una persona?

Ni siquiera fue consciente de que estaba derramando lagrimas que surcaban sus mejillas mezclándose con la sangre que la había salpicado hasta un buen rato después. Apenas distinguió las palabras del militar que la había recibido, o las de los demás que respondían y explicaban lo ocurrido.

Con los dedos temblorosos cerro los parpados de la chica muerta e intentó ponerse en pie, con cuidado de no resbalar, y dándose cuenta de que estaba cubierta de sangre, lo cual no ayudo a que se tranquilizase precisamente. Abrazándose a si misma aguardó a que alguien le dijera lo que tenia que hacer en ese momento.

Él la mató- Le digo a McKnight en relación al chico que estoy sujetando. Aún no puedo creerme que este niño haya hecho eso pero ahora mísmo,t ras ver morir a Amber no puedo endulzar la verdad-Pero si busca responsables somos nosotros. Es uno de los niños que encontramos en las alcantarillas de NY, empezó a convulsionar. Te- tenía algo negro en los ojos que se movía. Llamamos a Amber y en cuanto se acercó los ojos se pusieron completamente negros y le clavó unas tijeras en el cuello.

Los niños decían haberse escapado de un complejo alienígena…- Sacudo la cabeza. Somos idiotas ¿Cómo iban unos niños a escapar de los aliens?-  Los aliens debieron soltarlos sabiendo que nos infectarían a todos. Es tan obvio que da vergüenza no haber pensado en ello antes. -Comento sintiéndome un imbécil. Nos han utilizado. Han jugado con nosotros.

Cuando Cass habla asiento completamente de acuerdo con ella. -Estamos cansados de recibir patadas en el culo- Le digo al coronel - Estamos cansados de huir y escondernos ¡Queremos luchar! Quiero vengar a mi familia, quiero vengar a Amber y a Bryan y a JP y a Víctor. -Digo subiendo el tono de la voz por momentos. - No me basta con sobrevivir. ¡A la mierda! Si esta es la vida que nos espera renuncio a ella, prefiero morir luchando contra los aliens.- Posiblemente tendré tiempo para arrepentirme de mis palabras, pero de momento es lo que siento.