Partida Rol por web

"Bueno, pueden colocarse atrás," les dice Sweet Chocolate, PhD. "Tengo la mejor compañía y conversación de todo el grupo," concluye, dejando a los perros entrar por la puerta delantera. "Sólo espero que a los soviéticos les haya llegado el Acta de Emancipación."

Ver la muchacha sentrada junto a los animales en la parte delantera del auto le provocó una sonrisa, no de ternura ni de felicidad, sino que le causó gracia la terrible ironía. Una vehículo que a los ojos de los otros es conducido por una joven y dulce mujer acompañada de sus mascotas. Pero que en realidad transporta tres horripilantes bestias, escondidas entre las sombras. Lo que una persona vería al mirar a Sweet sería la misma libertad e independencia misma, viajando a un mundo que abre sus puertas, tratando de dejar de lado los conflictos. Y en realidad esas pobres criaturas son vasallas de los monstruos que trasportan, con el objetivo de dominar y de tomar venganza de viejos conflictos.

Puede que sea la personificación más clara de esa cruel mascarada que tanto defiende la Camarilla.

- Tendremos que hacer una parada para “alimentarnos”, puede que en algún lugar de paso. No quiero alimentarme en tierra ajena sin antes hacer un reconocimiento de la calidad del ganado, es mejor prevenir.  

"Sweet, llévanos a por la cena. Y si te portas bien, te dejaré dar un sorbito."

"No, Korsi," Sweet arruga la nariz. "Sabes que yo sólo bebo ése elixir de belleza eterna que sale de tus venas.

"Si me dejan elegir el menú, vi el lugar ideal camino a la perrera..."

A pesar del largo del camión, Sweet toma el volante con maestría mientras los perros de Dominik pelean por ver cuál saca más hocico por la ventana. Unos minutos después, llegan a un terruño aislado con unas casas apenas iluminadas por lámparas de keroseno, "Campamento de refugiados afganos," dice Sweet, con empatía mal fingida. "Aquí por el implacable avance del Ejército Rojo, ¿desean oler el corcho, caballeros?"

Me niego en rotundo a cazar. Yo no cazo. Para eso tengo una fantástica chica de fantásticas curvas y fantástico cuerpo que lo hace por mí.

"Sweet, querida...", digo con tono encantador, "tráeme un tentempié. Véndale los ojos y dile que todo forma parte del 'juego', ¿vale?"

A continuación me dirijo a mis dos compañeros.

"Si no les importa esperar hasta que vuelva, pídanle a Sweet lo que deseen."

Dominik saldrá a por su cuenta, la cacería será breve pero intensa.

Buscará algún refugiado que esté alejado del grupo, con sonidos y dejando ver solo su silueta lo guiará hasta una zona que sea propicia. Después se alimentará, dejará lagunas heridas en la víctima pero no la matará. Que el recuerdo haga suponer que lo atacó una bestia y perdió el conocimiento, la ciudad suele hacer que unos de sus ghouls se vea en la zona para que se de por supuesto que eran perros salvajes.

Mira fijamente a uno de sus perros,  a través de su poder vampírico le transmite la orden  de rondar  cerca del campo de refugiados. Cuando regrese al camión comenzará la búsqueda  de la presa.

-Demoraré poco, esta ciudad parece un enorme matadero.     

Dominik:
Estoy asumiendo que vas al campo de refugiados, que es un conjunto de chozas en cuadrícula. Digamos que tienen sangre 7, por los días que te tomó llegar. Si quieres ir a otro lado, tendrías que pedirle a Sweet, ya que ella necesita otro ambiente para traer comida.

Dimitri:
La misión de Angie sería éxito automático, si es tu modus operandi usual.

Straad:
Tú dirás qué deseas.
 

- Mientras traes alimento para tu amo  me iré a alimentar, apenas regrese mi perro. Si debes ir más lejos solo dime  que los alcanzo, en caso contrario esperen  un poco. 

Posiblemente demoraría más que Sweet, el Nosferatu tenía una forma bastante eficaz para conseguir alimento. Pero claro está que para el gangrel eso solo quitaría la emoción de la caza y la sangre perdería un poco del peculiar sabor que produce la adrenalina de las víctimas atemorizadas.

"Es un poco temprano para hacer lo de siempre," dice Sweet, siempre amable. "Esto debería ser más que entretenido, y seguro."

Pero el campamento era un coto de caza como los de antaño. Una aldea llena de árabes con frío germánico royendo sus huesos, todo por evitar el plomo soviético. Una sinfonía ecléctica de nomadismo de una presa criada para escapar, con medio mundo de depredadores dejados atrás, y tus colmillos los primeros en hincarse en tan perfecto herbívoro.

Tu lobo vuelve, informándote que la zona es dócil y apacible. Ganado, piensa tu animal con desdén. Algunas luces y algunos aullidos a la luna, pero todos sus sentidos atontados por el tedio y la falta de caza. Lo acompañamos, líder de jauría?

El animal había cumplido con su trabajo, como casi siempre se entusiasmaba con la caza. Dominik toco la cabeza del animal,  esta vez no, le transmitió. Tenía que ser rápido, además eran más útiles vigilando el camión. 

De un salto   salió del  vehículo, buscó la zona más oscura y partió hacia el campamento. Si pudiera sentir pena la hubiera sentido, esos pobres humanos  eran casi espectros caminando,  esperando.

Buscó entre los hombres, sangre de superviviente, que no estuviera enferma. Además los valientes eran más propensos a seguir ese ruido extraño en  lo oscuro y caminar en dirección a él. Se agazapó, no sea que la silueta erguida arruinara el engaño, posiblemente  la presa vendría armada, no se dejará ver. Uno de los  vigías era  la presa ideal, estaba relativamente solo y posiblemente se percato del  perro rondando por la zona.

El vigía no vio nada. Dominik tomarlo sin dificultades, superarlo con su fuerza sobrenatural, y dejarlo cual ebrio en un callejón de esa cuadrícula de chozas, puestas juntas con brea y pegamentos nocivos.

Sweet, los perros, y Dimitri te esperan en el camión. Falta que Straad sacie a la Bestia.

Cambió el semblante  por el de un joven mientras cambiaba de rostro pensaba en como sería su proxima victima de hecho no tenia algun tipo en especifico quiza alguien con mucha energia... se dirigio al gangel,

"Estoy listo"

" Me adentraté con usted Dominik Mientras más cerca estemos será mas seguro"

Mientras el Gangrel se dirigía a las sombras y el cuerpo intoxicado por los efectos más benevolentes de la alimentación caía incólumemente, Straad busca su propio alimento. Y es poco después de la tarea de Dominik que pudo observar a una mujer acercándose al cuerpo, aún sin gritar pero claramente preocupada por su connacional. La mujer no lo había visto, y Straad pudo saciar su hambre y dejarla al lado y encima de la presa de Dominik.

Tras haber concluido esto, a dos distritos de distancia, pudieron observar la facilidad con la que Sweet seducía a un hombre a tal punto que su instinto de supervivencia obnubilado no objetaba el subir a un camión del Ejército en cuyo asiento delantero hay dos canes con más sangre de lobo que perro. La invisibilidad de Dimitri le dejó consumir al hombre antes de que Sweet tuviera que quitarse la ropa, lo cual sacó un puchero insatisfecho de la mujer, tras el cual río y dio un bostezo.

"Bueno," suspiró cansada. "Más vale que lo tiren en una zanja en la autobahn o algo así. Tengo que manejar hasta que se oculte el sol y tener los papeles listos. ¿Hay algún lugar al que quieran ir una vez lleguen a la capital Oeste del Imperio más centralizado y sanguinario de la historia?"

Tras decirle, se concentró, sus ojos cerrados apuntando al centro de su cuerpo, como si se fijara en su corazón, y de la nada empezó a bailar y saltar hacia la cabina de conducción. Había consumido su reserva de sangre. "Voy a necesitar mi vitamina, Dimitri," sonrió como un arcoiris.

Me muerdo la muñeca y extiendo el brazo.

"Toda tuya, querida."

Alimentados muy a su manera, son llevados a la frontera por la asistente de Dimitri.

Cuando despiertan, Sweet les dice que ha tomado rutas alternas para llegar más tarde, pues no quería cruzar la frontera sin ellos conscientes. En el primer punto de chequeo, tienen que dejar su camión en la entrada. Sweet, obviamente, había escondido lo mejor posible las armas, y se encargaría de pasar con el camión una vez la hubieran dejado pasar primero, "aunque la presencia de alguno de ustedes, fuertes caballeros, podría hacerlo todo más fácil."

Sweet pasó, sin problemas y no sin atraer miradas, con su falda corta y piernas oscuras en un otoño feroz. Luego, uno por uno, tendrían que pasar por los puestos de control, pero el nivel de sus papeles les ahorraría problemas. Subiendo al camión, sin embargo, uno de los oficiales pide habl

Dominik se acomodó para el largo viaje. Tras beber y saciar su sed se sentía listo  para casi cualquier cosa. Dejó al humano con algo de sangre para que sobreviviera, para la víctima había sido el ataque de un perro salvaje, los síntomas  provocados por la falta de sangre se adjudicará a alguna otra razón,    a fin de cuentas  encontrar anemia en un pobre refugiado no era cosa rara. 

Alimentados muy a su manera, son llevados a la frontera por la asistente de Dimitri.

Cuando despiertan, Sweet les dice que ha tomado rutas alternas para llegar más tarde, pues no quería cruzar la frontera sin ellos conscientes. En el primer punto de chequeo, tienen que dejar su camión en la entrada. Sweet, obviamente, había escondido lo mejor posible las armas, y se encargaría de pasar con el camión una vez la hubieran dejado pasar primero,"aunque la presencia de alguno de ustedes, fuertes caballeros, podría hacerlo todo más fácil."

Sweet pasó, sin problemas y no sin atraer miradas, con su falda corta y piernas oscuras en un otoño feroz. Luego, uno por uno, tendrían que pasar por los puestos de control, pero el nivel de sus papeles les ahorraría problemas. Subiendo al camión, sin embargo, tras la inspección, uno de los oficiales pide hablar con el dueño de la camioneta.

"Baje, por favor," dice un joven y delgado oficial.

A quien decida bajar, el oficial le mostrará unas armas de fuego escondidas bajo una lona que había sido muy profesionalmente puesta contra el metal de la camioneta. El joven había sido más que meticuloso en su tarea.

"¿Quiere explicarme esto, o prefiere hablar con la Stasi?"