Partida Rol por web

Comenzaron a oirse ruidos dentro de la casa. Debbe estaba justo en la entrada y alzaba el rapier en actitud amenazante. Ya no podía fiarse de nada. A los pocos segundos, el mismo mediano que se hacía llamar Walthus bajaba las escaleras sonriente. Junto a el, reptando por el suelo, aparecieron dos serpientes que le acompañaban.

- Gracias - repetía una y otra vez con la cara sonriente - Muchisimas gracias. Me habeis salvado del monstruo. Os estaré muy agradecido. Mi nombre es Walthus Proudstump. Muchas gracias. ¡Pasad!

Se acercó a la puerta sin mucho miedo. Y os invitó a entrar, entonces vió al enano. 

- ¡Oh! ¿Está... está... ? - no terminó la palabra y se giró para observar a Kevan.

- Está bien -cortó Drommbar-. Le bastará un sueñecito para volver a entonarse, no te preocupes...

Dicho lo cual, aceptó la invitación del mediano y entró en la casa.

- ¿Qué hacía ese bicho aquí y con ese aspecto? -quiso saber el enano pelirrojo, echando una mirada al interior de la estancia a través de su máscara metálica.

Sin duda aquel mediano ya no parecía estar tan sumamente asustado como estaba el otro, más que nada, porque de verdad parecía agradecer que nos hubiéramos deshecho del otro, pero claro, una nunca sabía.

- Vaya mascotas te has echado! ¿ Son venenosas?

Era la primera vez que veía a nadie con un animal de compañía tan curioso, pero... era divertido eso de no ser como los demás, al menos, a mí me lo parecía.

- ¿ Por qué tenías a esa cosa haciéndose pasar por ti? ¿ Sabes lo que era?

Sentía mucha curiosidad, aunque tampoco tenía claro que él fuera el verdadero, pero es que lo de ser un poquito desconfiada venía conmigo de serie.

Yo no tenía que aceptar la invitación para entrar a esas alturas ya.

A mi no me la dan con queso otra vez...

-Cuidado, chicos.-comenté entrando en la casa. -Walthus... si es que eres wahltus... no te ofendas, pero el de antes también decía que lo era.

No había soltado el estoque. Y observé mis alrededores con interés.

-¿Cómo sabemos que no eres otro monstruo?

El mediano agradeció con una gran sonrisa el "cumplido" de Debbe a sus mascotas. Los ojos se le achinaron y dió un pequeño bote mientas les acariciaba la cabeza.

- Estas son Sussan y Elam. Son venenosas sí, pero son muy tímidas, no os preocupeis. Solo atacan cuando se ven amenazadas o cuando algo me amenaza a mi.

Entonces se acordó de la criatura sin rostro. Entendió la preocupación de los visitantes y se apremió a quitarles el miedo.

- Ayer por la tarde estaba dando de comer a mis serpientes en el jardín. Entonces, esa cosa sin rostro me atacó. Gracias a mis amigas, que le mordieron, y al efecto del veneno, pude escapar en el último momento. Yo me sentía débil, me había arrojado al suelo y estaba como chupandome la sangre. Pero conseguí huir a mi casa y me escondí en un habitáculo secreto que tengo en el piso de arriba. Escuché como ella me buscaba, pero esperaba que el veneno la debilitara un poco antes de poder salir y enfrentarme a ella. Y aun así no sabía si sería posible vencerla.

Os ayudó a agarrar el cuerpo de Grongar mientras os invitaba a pasar.

- Podeis pasar aqui la noche. Como agradecimiento por haberme salvado a mi y a mis mascotas de ese horrible monstruo. Además os prepararé una rica cena, en la cual me podreis preguntar lo que querais,y...  os daré una poción para vuestro amigo y... - miró a un lado y a otro - sí, aceptad esto como muestra de mi agradecimiento.

Les tendió la capa que llevaba sobre los hombros.

- Es una capa mágica, ayuda a soportar los venenos de las mordidas y otras cosas dañinas. Espero que así confieis en mí.

Agachó la cabeza. No sabía qué más hacer. Esos hombres le habían salvado, habían salvado a sus mascotas, y habían salvado su casa. De no ser por ellos él no podría contarlo. Y encima en esa situación... él, escondido en un armario mientras ellos se sacrificaban por alguien que ni siquiera sabían quién era. Miró de nuevo a Grongar. Esperaba que al menos el enano se recuperara...

Drommbar decidió que podía confiar en aquél mediano. No le gustaba pasar demasiado tiempo pensando si valía la pena o no fiarse de alguien. Era mejor hacerlo, y si le traicionaban, abrirles la cabeza con el hacha. Simple y fácil de recordar.

- Queremos encontrar goblins -dijo, aunque no mencionó la recompensa que se ofrecía por cada par de orejas-. ¿Sabes dónde están, en qué parte del pantano?

Se sentó en la primera silla que encontró y sacó su pipa, para fumar por debajo de su máscara de batalla. En cuanto a la capa, prefería que se la quedase alguno de los otros. La tela no le interesaba tanto como el oro, y el veneno no le asustaba. Estaba más ilusionado por la mención a una "cena rica" que había hecho el mediano.

Kevan hizo esa pregunta que hubiera hecho cualquiera, al menos, cualquiera como yo porque a mí también me preocupaba eso de que de repetente de allí donde estaba el mediano me saliera una cosa de esas, que por cierto, aún no sabía ni siquiera como llamarla.

Cuando nos ofreció aquella capa miré a Kevan y asentí, como diciéndole que aquello era una respuesta, que desde luego, nos satisfacía a todos.

Lo de la capa no estaba mal, sobretodo, porque yo me la hubiera puesto a gusto, pero así le quitaba la gracia a eso de conseguir cosas, porque no suponía ningún reto y era lo mejor de todo. Como cuando metías la mano entre las cosas de slguien que estaba al lado tuyo en una taberna sólo por saber qué era lo que escondía en ellos.

Definitivamente, la capa era suya y ya le había quitado la gracia a tenerla.

- No nos vendría mal un lugar para descansar ¿ no?

Los monstruos por supuesto no van soltando equipo mágico así como así...

Disipé el conjuro de escudo y envainé el estoque, luego, después de dejar a Grongar en algun sofá o alfombra cómoda, volví a recoger mi arco.

-Gracias por tu hospitalidad y tu regalo, Walthus. Como dice Debbe nos vendría muy bien descansar aquí. Y mejor todavía nos vendría que nos dijeras algo sobre los goblins. Eran nuestro objetivo inicial. Aunque salvarte a tí ha sido como un extra. Ya sabes los aventureros... siempre ayudando a la gente y eliminando monstruos. 

-¿Alguien tiene por cierto la más remota idea de que era esa... "cosa"?.

Walthus vio, aliviado, como los guerreros se ponían de su parte y le aceptaban como el verdadero Walthus. El monstruo disfrazado había tenido la dificultad añadida de que ahora no le creían del todo. Pero al menos la gratitud por su esfuerzo había merecido la pena. Sacó una poción y se la dió a Grongar el cual abrió los ojos lentamente.

Mientras preparaba la cena un rico olor llegó a vuestros olfatos. Walthus hablaba mientras cocinaba con voz risueña, contento de tener compañia. Las serpientes descansaban y reptaban entre vuestras piernas sin haceros daño ninguno.

- Es cierto que los Goblins de la tribu de la Lengua de Sapo han estado mucho más movidos ultimamente. Se dice que tienen fuegos y artilugios que explosionan. No puedo imaginarme de donde los pueden haber sacado. Aqui en el pantano es raro que haya fuego, como para que haya algo que explote. - giró un poco la cabeza - ¿Os gustan las especias?

Sin esperar respuesta se puso a echar como un loco todo tipo de plantas y de hierbas que iban soltando diferentes olores.

- Lo que sí puedo contaros es que sé donde está su villa. Trato de evitarla siempre que puedo. Si avanzais por el camino principal, llegareis al viejo camino de Pescadores. Y si os internais por él, os llevará directamente hasta su poblado. Eso seguro.

Se acercó con los primeros platos y os los sirvió.

Grongar tardó unos segundos en darse cuenta de lo que había pasado.

- Por las barbas de Cayden Caylean. Esa criatura me pilló desprevenido completamente. - dijo mientras se sanaba con sus propios hechizos las heridas. 

Una vez acabó, estiró los brazos y las piernas.

- Malditos monstruos cambiaformas. - negó con la cabeza a Kevan - Lo que está claro es que no era lo que parecía ser. No debemos de fiarnos de las apariencias. 

El enano se quedo en silencio unos segundos, mientras notaba como la piel le ardía allí donde le había alcanzado las garras de la criatura. El enano, en parte avergonzado por su pronta derrota como enfurecido se dio un palmotazo en la rodilla.

-Que diantres, gracias Walthus por la poción y por la información-dicho esto se giró hacia el otro enano- Eh tu, no te creas que por que me dedique a dormir para dejarte un rato de diversion significa que vas a poder quedarte tu con las orejas de trasgo. Será mejor que nos pongamos en marcha ahora que podemos, esos trasgos me las van a pagar...-dijo con enfado cerrando el puño. Aquella derrota lo había avergonzado de sobremanera ante aquellas personas que apenas conocía y ante Drommbar y no podía dejar que aquello fuese asi.

El enano se despertó y se le veía bastante molesto. Seguramente, el haber acabado en el suelo antes de comenzar el primer combate había herido de alguna manera su orgullo enano y todo el mundo sabía que los enanos eran una raza que de eso tenían bastante.

- Vamos a quedarnos a cenar y a dormir aquí y luego partiremos... Descansa un poco Grongar que te sentará bien.

No quise preguntar cómo se sentía o algo así porque igual me gruñía o algo parecido, pero... por lo que estaba viendo así a simple vista, parecía que cada bronca que tuviera que echar iría directamente al otro enano.

Era curioso cómo las serpientes se paseaban a su antojo por aquella casa, sobretodo, sin morder a nadie, pero al final, al cabo de un rato te acostumbras y dejas de prestarlas atención, a no ser, por mirar para no pisarlas y que te den un mordisco.

- No sé si estamos tan acostumbrados a las especias... - Dije cuando aquella casa comenzó a oler como una tienda de perfumes.

El enano refunfuño pero las heridas, pese a la poción del mediano le seguían doliendo y no quería parecer débil cuando luchase contra los Goblins. Además le costaba negarse a la muchacha que le había caido en gracia.

-Esta bien, aunque he dormido suficiente por hoy. No despreciemos el ofrecimiento de Walthus y descansemos-recordó lo que le había prometido a la tabernera y chasqueó la lengua, no le gustaba faltar a su palabra aun cuando fuera una nimiedad como aquella- pero mañana saldremos al despuntar el alba, asi que estad preparados.

-A mí si me gustan, gracias Walthus, en mis años en Korvosa me aficioné a las comidas picantes...-comenté probando una gran cucharada de comida... -Pero palidecían ante tu maestría...- dije bebiendo rápidamente lo primero que encontré.

-Sí Grongar, mañana mataremos unos cuantos goblins. Lograremos que éstas tierras sean seguras para que los niños puedan jugar sin miedo.

Miedo ¿Por qué has pensado en eso? ¿Porque hay unas serpientes venenosas moviéndose libremente por la casa? ¿Quién dijo miedo? 

Drommbar soltó una risa entre dientes cuando oyó a Walthus preguntar por las especias. Por la garganta de un enano podía pasar seguramente el fuego de una fragua sin que este se inmutase, así que unas cuantas especias no le preocupaban. Miró a Grongar.

- Bueno, ya era hora de que te levantaras -comentó con su voz profunda-. Antes era más complicado tumbarte... Parece que es verdad eso de que tendremos que estar más atentos de ahora en adelante.

Apuró su pipa enana, esperando la cena. Al menos, ahora sabían el camino que debían recorrer para llegar hasta los goblins. Otros quizá hubiesen preguntado por una ruta alternativa para sorprenderlos, pero no Drommbar. A él le bastaba que estuvieran ahí, y que tuvieran sus orejas preparadas.

Si bien era cierto que el sabor de la comida era un tanto exótico, debiais de reconocer que para estar hecho en aquel pantanal, la comida estaba bastante buena.

Walthus comió con vosotros y recuperó un poco el color con la charla y la cena. Vosotros aprovechasteis para conoceros un poco más y conocer al mediano. Era un hombre risueño, agradable, aunque algo callado. Gustoso de escuchar historias a las que atendía ojiplático. Os contó su devoción por las serpientes desde que era niño, su admiración por su manera de vivir, de alimentarse, de moverse sin extremidades y de que todo el mundo las respetara tanto, no sólo por su veneno.

Después os distribuisteis como podisteis. Walthus tenía una cama libre en la casa que le ofreció a Debbe. El resto tuvo que apañarselas en sofás y en cojines en el suelo. Pero cualquier cosa era lo mejor que dormir en el frio suelo del pantano, y para ser vuestro primer día fuera de vuestros hogares o de camas de tabernas, no podiais quejaros.

El alba llegó, y con ella Grongar, quién quizás para redimirse, quizás por el tema de sus oraciones se levantó el primero. Walthus también, y se metió en la cocina para cocinaros algo que comer. Se notaba que el mediano adoraba la compañía. No era de extrañar en un lugar como aquel.

Despues, comenzasteis los preparativos, partiriais pronto.

El enano terminó los rezos antes de que el sol hubiera salido del todo en el horizonte. Sus compañeros despertaban, lo cual le agradó pues no quería estar despertando a unos desconocidos. Desde luego parecía que se tomaban aquello igual de serio que el clérigo. La piedra que le hbían regalado el día anterior flotaba regular al rededor de su cabeza. Con trabajo se colocó la armadura, a la que había limpiado los restos de sangre. Sus ropas en cambio necesitarían visitar el rio cuando volviesen al pueblo. Las heridas habían empezado a cicatrizar, rápidamente gracias a la poción del mediano, y apenas le dolían. Cuando el resto estaba mas o menos depie les conminó a ponerse en marcha:

-Bueno, será mejor que no abusemos mas de la hospitalidad de Walthus y vayamos a patear el culo de esos trasgos-dijo con una sonrisa, pues ya se le había pasado el mal trago del dia anterior, aunque desde luego no lo había olvidado.

La cena sabía un poco rara, todo había que decirlo, quizás, porque no estaba acostumbrada a que se la echara tanta hierba, pero había que reconocer que estaba bueno... así que no protesté y comí bien a gusto.

Yo tampoco era una mujer de muchas palabras. Dependía del día y de lo aburrida que estuviera. Sí, quizás pudiera parecer un poco raro, pero cuanto más entretenida estaba menos hablaba así que pasé la cena escuchando hablar a los demás, aunque claro, algo también contribuí con la conversación...

Agradecí bastante aquella cama, aunque me supo un poco mal que el resto tuvieran que dormir por donde pudieran, pero tampoco iba a llevarle la contraria al dueño de la casa después de la hospitalidad demostrada ¿ no? Sería un poco feo decirle algo así como " gracias, pero prefiero dormir en el suelo ". Y para qué negarlo, mis riñones opinaban lo mismo.

La mañana llegó y cuando me desperté y bajé Grongar ya estaba despierto.

- Buenos días! - En aquel pantano dudaba que hubiera distinción alguna entre días buenos y días malos, pero era una forma de saludar.

La vida disoluta en las posadas de Korvosa me ha dejado para el arrastre. Pensé mientras me levantaba y me aseaba.

Contemplé a Grongar que debía ser tan testarudo y cabezón que tenía campo gravitatorio propio... ¡una piedra daba vueltas alrededor de su cabeza! Traté de despejarme y volver a mirar...

-Buenos días. Debbe.- respondí a la joven... mientras boqueaba sin saber que decir al enano.

¡Qué hostias nos dio anoche de cenar Walthus!