Partida Rol por web

-Eeeh sí, me dieron una, la tengo arriba, voy a buscarla si quieres...- digo con poco entusiasmo. Es lo primero que se me ocurre para salir fuera del radar del Viejo. Tengo un invitado inesperado y preferiría que el viejo no estuviera implicado y más teniendo en cuenta que Spiderwannabe parece ser de los que atraen los problemas como si fuera un enorme imán. Su aura es débil, debe haber perdido mucho fuelle si se está dejando ver tan fácilmente y por estas inmediaciones.

-Ahora te la traigo, ¡es un momento! Y no, no creo que interfiera para nada en nuestra misión, Abu. Ya te dije, nada que ver con la Orden de Pangu. ¡A no ser que los cabeza-serpientes sean de otra dimensión paralela!- bromeo como siempre para disimular, mientras salgo corriendo del garaje, de forma entusiastica. Al principio hago ver que voy hacia las escaleras pero paso de largo y voy hacia la cocina, la cruzo y salgo por la puerta de atrás, con el mayor sigilo posible. Afuera hace algo de fresco y está oscuro pero trato de afilar mis sentidos y localizar a Spiderwannabe.

-¿Necesitas un hueco donde dormir, "amigo"?

Te tambaleas del cansancio, y tiemblas del frío, pero al fin, sin que tengas del todo claro cómo, llegas a Queens. Y, tras un par de horas de búsqueda, llegas a la casa de "la tía May", donde recuerdas haber jugado de niño. Recuerdas el árbol por el que trepabas, y por el que, según tu padre, él se escabullía para partirse la cara por la gente común. Estás muy cansado, normal cuando fuerzas tanto las energías místicas; y tus planes se vienen abajo cuando observas como un coche aparca en la puerta y un hombre negro sale de él. La puerta se abre y dos niños, afroamericanos también, se acercan al hombre, corriendo, y le abrazan.

- ¡Qué vengo del trabajo, por dios, ni que llevara diez meses fuera!

Una mujer, a primera vista latina, se asoma a la puerta, sonriendo también, y el hombre se desembaraza de los niños para abrazarla a ella. Todo en una tierna escena familiar, mientras el frío te cala los huesos, y no tienes donde ir.

El hombre entra en casa, preguntando por un tal Miles, y la gente de la casa desaparece ante tus ojos. Estás preguntándote que hacer, cuando escuchas una voz a tu espalda. Una voz conocida.

-¿Necesitas un hueco donde dormir, "amigo"?

Al girarte, te encuentras al chico asiático que luchó junto a ti esta misma tarde.

Tipica suerte Parker.

Es todo lo que WebWalker acierta a pensar. Querría gritar, chillar, llorar. Pero no podía permitirse el lujo. Y además estaba en las últimas. Necesitaba descansar y recuperar fuerzas. Apenas podía dar un paso más.
Fue entonces cuando escuchó una voz conocida. Pero cómo podia haberse acercado tanto a él sin que lo notara. Estaba aun más cansado de lo que pensaba. Se giró y puso su cara más carísmatica, la que conseguía que su madre le dejara hacer casi todo lo que le pidiera. Pero claro, ahora llevaba una mascara.

Hey. Sport Kid. ¿Qué haces tú por aquí?

Las últimas fuerzas le abandonaron y cayó a los pies de Daeong.

Aprovechando que los vengadores senior habían emprendido el camino en dirección a la torre de los Vengadores, Iron Skeleton habla con su nuevo compañero. - ¿Deberíamos fiarnos de un invasor de otra dimensión, comandante? Aunque nos haya ayudado a solventar esta crisis aún no hemos descubierto qué la ocasionó. Incluso podría darse el caso que WebWalker hubiera sido el causante y todo ésto formase parte de su agenda personal. - Quería un poco de intimidad para hablar con su compañero pero no le extrañaría nada que los Vengadores les hubieran puesto localizadores e incluso micrófonos. ¡Él lo haría! - A veces lo más sensato es dejarse llevar por la paranoia. - Sin más, el hombre-hojalata se dispone a seguir a sus senior en pos de la Torre.

Pongo los ojos en blanco al oír su vocecilla característica. "Santa paciencia". Entonces el tío va y se muere a mis pies.

-¡Eh eh! oye, no te puedes morir en mi jardín, joder!- me agacho y compruebo sus vitales. Al menos parece que respira, así que lo que se dice muerto, no está, sólo desmayado. Miro a nuestro alrededor, por si hay alguien mirando, antes de cargármelo al hombro como si fuera un saco de patatas y meterlo en casa lo más discretamente posible. Si Abu me ve arrastrando a este tipo, sí que voy a tener ligeros problemas para explicarle esto. Entro por la puerta trasera de la cocina con cuidado y lentitud debido a la carga.

-Amigo, tienes suerte de que sea Sport Kid y no Nerd Kid o te iba a llevar a rastras quien yo sé...- murmuro por lo bajo mientras cierro la puerta detrás nuestro. Cruzo la cocina con el mayor de los silencios posibles para dirigirme a mi cuarto, es eso o el garaje, pero allí me temo que es una zona de demasiado tránsito ahora mismo.

-No se me ocurre un caso en el que ser paranoico pueda ser sensato.- Bromee.- El chico nos ha ayudado, yo confío en él, y si Burton no quiere perseguirlo no seré yo el que se dedique a seguir amigos.
Aunque me da que pronto nos mandarán seguirlo...

Puede que los Vengadores confiaran en la honestidad de cualquiera, pero dudaba que Shield lo hiciera.

-Ahora volvamos con el resto, no ha sido mal día.- Dije con una sonrisa.

El número de civiles heridos había sido reducido, y no sabía de ningún muerto, así que podía considerar nuestra primera misión como un éxito. Dicho esto emprendí el camino de regreso, podía haber hecho uso de la fuerza oscura, pero esta vez no tenía prisa, y no me gustaba usar dichos poderes si no era fundamental.

"Necesitamos un vehículo..."

Llegar arriba y tender a WebWalker/Spiderwannabe es cuestión de minutos. Mientras este descansa, te preguntas que vas a hacer esta noche. Porqué solo tienes una cama. Suspiras y coges otra manta. Hoy toca dormir en la alfombra.

Resignado, voy al cuarto de invitados, cojo una almohada y una manta de prestado y vuelvo a mi cuarto. No me queda otra que dormir en el suelo. Bueno, tampoco sería la primera vez que lo hago, no es lo más confortable del universo pero no moriré de ciática ni nada parecido. Podría habernos instalado en el dojo pero me da mal rollo que Abu nos pille allí durmiendo a pata suelta a primera hora de la mañana. Ese viejo realmente duerme muy poco y madruga más que un gallo de corral. Aseguro la puerta con mi silla del escritorio para que nadie abra la puerta por accidente mientras aún dormimos y me quedo frito a los dos segundos de arrebujarme con la manta en la mullida alfombra...