Partida Rol por web

Juegos Nocturnos

Prologo: "Ruidos Tenebrosos"

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24/02/2009, 16:21
Director

CIUDAD DE NEW ORLEANS

Noche

00:32 AM

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24/02/2009, 16:22
Wulf

Thrylos (Leyenda)

Atlántida.

Legendaria. Mística. Dorada. Misteriosa. Gloriosa y mágica.

Hay quienes afirman que nunca existió.

Pero también hay quienes piensan que están a salvo en este moderno mundo de armas y tecnología. A salvo de todos los antiguos demonios. Incluso creen que los hechiceros, los guerreros y los dragones murieron hace tiempo.

Hay tontos que se aferran a su lógica y su ciencia, pensando que ellas van a salvarlos. Nunca serán libres o estarán seguros, no mientras se rehúsen a ver lo que hay delante de sus propios ojos.

Porque todos los antiguos mitos y leyendas tienen origen en la verdad, y a veces la verdad no nos libera.

A veces nos esclaviza aún más.

Pero vengan, quienes son imparciales, y escúchenme contar un cuento acerca de la historia del más perfecto paraíso que jamás existió. Más allá de los míticos Pilares de Heracles, en el gran Egeo, hubo una tierra una vez orgullosa que abrigó a una raza mucho más avanzada que cualquier otra anterior o posterior.

Fundada en las antiguas brumas del tiempo por el primordial dios Archon, la Atlántida tomó su nombre de la hija mayor de Archon, Atlantia, cuyo nombre significaba "delicada belleza." Archon conjuró la isla con la ayuda de su tío, el dios del océano Ydor, y su hermana Eda –tierra— para otorgarle la tierra a su esposa Apollymi para que pudieran poblar el continente con sus frutos divinos, que tendrían todo el espacio necesario para crecer y juguetear.

Apollymi lloró con tanta alegría ante su regalo, que sus lágrimas inundaron la tierra y convirtieron a la
Atlántida en una ciudad dentro de otra ciudad. Islas gemelas rodeadas por cinco canales de agua.

Allí, ella daría a luz a sus hijos inmortales.

Pero pronto se descubrió que la gran Destructora, Apollymi, era estéril. A pedido de Archon, Ydor habló con Eda y juntos crearon una raza de Atlantes para poblar las islas y traer alegría nuevamente al corazón de Apollymi.

Funcionó.

Dorados y hermosos en honor a la reina diosa, los Atlantes eran muy superiores a cualquier otra raza humana. Por sí mismos le dieron placer a Apollymi y lograron que la gran Destructora sonriera.
Amantes de la paz y justos, como sus antiguos dioses, los Atlantes no conocían la guerra. Ni la pobreza.

Usaban sus mentes psíquicas y su magia para vivir armoniosamente dentro del equilibrio de la naturaleza.

Le daban la bienvenida a todos los extranjeros que llegaban a sus orillas y compartían con ellos sus dones de curación y prosperidad.

Pero cuando el tiempo pasó y otros panteones y otras personas comenzaron a desafiarlos, los Atlantes se vieron forzados a luchar por su patria.

Para proteger a su gente, los dioses Atlantes entraron en un constante conflicto con el advenedizo panteón Griego. Para ellos, los Griegos eran niños que luchaban por la posesión de cosas que jamás entenderían. Los Atlantes intentaron ocuparse de ellos como cualquier padre lo haría con un pequeño furioso. Equitativamente. Pacientemente.

Pero los Griegos no querían oír su antigua sabiduría. Zeus y Poseidón, entre otros, estaban celosos de las riquezas y la serenidad de los Atlantes.

Sin embargo, era Apolo quien más codiciaba su isla.

Apolo, un despiadado y astuto dios, se puso en acción para quitarles a los dioses mayores la Atlántida. A diferencia de su padre y su tío, él sabía que los Griegos nunca podrían derrotar a los Atlantes en una contienda abierta. Sólo desde adentro uno podría conquistar la antigua y avanzada civilización.
Entonces cuando Zeus proscribió a la raza guerrera de Apolo, los Apolitas, de su Grecia nativa, Apolo congregó a sus hijos y los condujo a través del mar hacia las orillas de la Atlántida.

Los Atlantes se compadecieron de la raza psíquica Apolita, los cuales parecían dioses, que había sido perseguida por los Griegos. Veían a los Apolitas como primos y los acogieron mientras acataran las leyes Atlantes y no causaran conflictos.

Públicamente, los Apolitas hicieron lo que les decían. Hicieron sacrificios a los dioses Atlantes sin romper el pacto con su padre, Apolo. Cada año elegían a la más hermosa virgen entre ellos y se la enviaban a Delfos como una ofrenda a Apolo por su generosidad al darles un nuevo hogar donde un día reinarían como dioses.

En el año 10,500 a.c. la hermosa aristócrata Cleto fue enviada a Delfos. Apolo se enamoró instantáneamente de ella, y le engendró cinco pares de gemelos.

Fue a través de su amante y sus hijos que anticipó su destino. Al final, ellos lo conducirían al trono de la Atlántida.

Mandó de regreso a la Atlántida a su amante y sus hijos, donde se casaron dentro de la familia real Atlante. Como los hijos mayores de Apolo se habían casado con los nativos Atlantes y habían mezclado las dos razas, haciendo a sus hijos aún más fuertes, también ellos lo harían. Sólo él mantendría pura la descendencia real para asegurar la fuerza y la lealtad de la corona Atlante para sí mismo.

Tenía planes para la Atlántida y sus hijos. A través de ellos, Apolo gobernaría el mundo entero y derrotaría a su padre así como su padre había derrotado al anciano dios Cronos antes que él.

Se decía que el propio Apolo visitaba a la reina de cada generación y engendraba al heredero Atlante en ella.

Con cada último hijo que nacía, Apolo iba a sus oráculos para saber si ese hijo sería el que destronaría a los dioses Atlantes.

Cada año le decían que no.

Hasta el 9548 a.c.

Como era su costumbre, Apolo visitó a la reina Atlante, cuyo rey había fallecido más de un año atrás.

Apareció ante ella como un fantasma y engendró a su hijo mientras ella dormía y soñaba con su esposo muerto.

Fue también ese año que los dioses Atlantes se enteraron de sus propios destinos. Porque la reina de los dioses Atlantes, Apollymi, quedó embarazada con el hijo de Archon.

Luego de todos esos siglos de anhelar un hijo propio, finalmente el deseo de la Destructora le había sido concedido. Se dijo que la isla de la Atlántida floreció ese día, y que conoció más prosperidad que nunca antes. La diosa reina celebró gozosamente mientras le contaba la noticia a los demás dioses.

En cuanto los Destinos escucharon su anuncio, observaron a Apollymi y Archon y proclamaron que el hijo no nacido de Apollymi provocaría la muerte de todos ellos.

Una por una, los tres Destinos pronunciaron una sola oración de profecía.

"El mundo como lo conocemos, terminará."

"Todos nuestros destinos descansarán en sus manos."

"Como un dios, cada capricho suyo será el dominio supremo."

Aterrado por la predicción, Archon le ordenó a su esposa que matara al infante venidero.

Apollymi se rehusó. Había esperado demasiado tiempo para tener su hijo como para verlo innecesariamente muerto debido a las palabras de las celosas Destinos. Con la ayuda de su hermana, dio a luz a su hijo prematuramente y lo escondió en el mundo mortal. Para Archon, ella parió un bebé de piedra.

—He tenido suficiente de tus infidelidades y mentiras, Archon. De hoy en adelante has endurecido mi corazón. Un hijo de piedra es todo lo que tendrás de mí.

Enfurecido, Archon la encerró en Kalosis, un reino inferior entre este mundo y el suyo.

—Ahí te quedarás hasta que tu hijo esté muerto.

Y entonces los dioses Atlantes se volvieron contra la hermana de Apollymi hasta forzar una confesión de ella.

—Él nacerá cuando la luna trague al sol y la Atlántida sea bañada por una oscuridad total. Su majestuosa madre llorará por miedo a su nacimiento.

Los dioses fueron a la reina Atlante, ya que el nacimiento de su hijo era inminente. Como había sido predicho, la luna eclipsó al sol mientras ella luchaba por dar a luz, y cuando su hijo nació, Archon ordenó que el bebé fuera asesinado.

La reina lloró y le rogó a Apolo que la auxiliara. Seguramente su amante no permitiría que su hijo fuera asesinado por los dioses más ancianos.

Pero Apolo la ignoró y ella vio desamparadamente cómo mataban a su hijo recién nacido frente a sus ojos.

Lo que la reina no sabía era que Apolo ya había sido informado de lo que sucedería y no era su hijo el que ella llevaba, sino otro niño que él había cambiado en su vientre para salvar al propio.

Con la ayuda de su hermana, Artemisa, Apolo había llevado a su hijo a casa, en Delfos, donde el niño fue criado entre las sacerdotisas de Apolo.

Como los años pasaron y Apolo no regresó a la reina Atlante para engendrar otro heredero, su odio por él creció. Despreciaba al dios Griego que no podía ser molestado para darle un hijo que reemplazara al que había perdido.

Veintiún años después de haber presenciado el sacrificio de su único hijo, la reina se enteró de otro hijo engendrado por el dios Griego Apolo.

Este había nacido de una princesa Griega que había sido otorgada al dios como una ofrenda, con esperanza de inclinar la bendición del dios hacia los Griegos, que estaban en guerra con los Atlantes.

En cuanto las noticias llegaron a la reina, su amargura interna aumentó hasta que su corriente la abrumó.

Convocó a sus propias sacerdotisas para preguntarles dónde podría ser encontrado el heredero de su imperio.

—El heredero de la Atlántida reside en la casa de Ancles.

La misma casa donde había nacido el nuevo hijo de Apolo.

La reina gritó indignada ante la proclamación, sabiendo que Apolo había traicionado a su propio hijo.

Ellos habían sido olvidados mientras él forjaba una nueva raza para reemplazarlos.

Llamando a sus guardias personales, la reina los envió a Grecia, para asegurarse de que la amante de
Apolo y su hijo fueran asesinados. Jamás permitiría que ninguno de ellos se sentara en su amado trono.

—Asegúrense de desgarrarlos, para que los Griegos crean que fue hecho por un animal salvaje. No quiero que quede nada que los haga mirar hacia nuestras orillas por esto.

Pero como con todos los actos de venganza, este también fue revelado.

Angustiado, Apolo, sin pensarlo, maldijo a su raza una vez elegida.

"Una plaga a todos aquellos que nazcan Apolitas. Que cosechen todo lo que han sembrado este día. Ninguno de ustedes vivirá más allá de la edad de mi preciosa Ryssa. Todos perecerán dolorosamente el día de su vigesimoséptimo cumpleaños. Como actuaron como animales, se convertirán en ellos. Encontrarán alimento sólo en la sangre de sus iguales. Y nunca jamás podrán caminar por mi reino, donde los veré y seré forzado a recordar qué fue lo que hicieron para traicionarme."

No fue hasta que hubo pronunciado la maldición que Apolo recordó a su propio hijo que estaba en Delfos.

Un hijo al cual había maldecido estúpidamente junto con los otros.

Porque una vez dichas, esas cosas jamás pueden ser deshechas.

Pero más que eso, él había sembrado las semillas de su propia destrucción. El día de la boda de su hijo con su más atesorada sacerdotisa, Apolo le había confiado a su hijo todo lo que valoraba en la vida.

—En tus manos está mi futuro. Tu sangre es mía y es a través de ti y tus futuros hijos que yo vivo.
Con esas palabras de atadura, y en un ataque de rabia, Apolo se condenó a sí mismo a la extinción. Porque una vez que la descendencia de su hijo muriera, también lo haría Apolo, y con él, el mismo sol.
Como ven, Apolo no es simplemente un dios. Él es la esencia del sol y tiene en sus manos el equilibrio del universo.

El día que Apolo muera, morirá la tierra y todos los que aquí habitan.

Ahora es el año 2009 d.c. y sólo queda un hijo Apolita que lleva la sangre del antiguo dios…

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24/02/2009, 21:20
Director

Un coche...

Un frenazo...

Disparos...

Muchos disparos...

Una cabeza que cae hacia un lado, con dos agujeros de bala en la frente...

Una sombra que escapa por la calle corriendo...

¿Ese no es el padre de...?

Te despiertas sobresaltada, sudando, respirando con fuerza.

Miras la hora y ves que son un poco más de las doce y media.

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24/02/2009, 22:21
Nessa Cullen

Tarda unos segundos en recuperar el ritmo de la respiración normal. Y unos segundos más en ser capaz de recordar lo que pasaba en el sueño... en reconocer lo que pasaba.

¿El sr. Hewitt? No... no puede ser. Seguro que ha sido un simple sueño y ya está, pero...

En el fondo sabía que no era así. Hacía tiempo que había aprendido a diferenciar entre sueños premonitorios y sueños normales, y la respiración acelerada y el sudor que perlaba su frente, eran síntomas claros.

¿Porqué no he aprendido aún a controlarlo? ¿Porqué no puedo determinar todavía el momento exacto en que pasará todo?

Era frustrante. Por más que había leído, releído y repasado los libros de su madre, por más que se había documentado con los libros que había en la tienda, por más que había practicado con Sean, no conseguía encontrar la llave que desencadenara ese poder al completo. Y si antes no era del todo apremiante, ese asunto se había vuelto URGENTE.

Se tumbó en la cama de nuevo, de medio lado, al ver la hora que era... pero la realidad de lo que acababa de ver, cruza su mente... y se incorpora de nuevo, sentándose de sopetón en la cama y haciendo rechinar el somier. Era una cama antigua, como todo el mobiliario de la casa. Pero vayamos a lo importante:

Acababa de ver la muerte del Sr. Hewitt. Acababa de ver la muerte del padre de Megan.

La respiración que tanto había tardado en calmar, vuelve a acelerarse. Acompañando a su pulso. Cuando mira sus manos, éstas empiezan a temblar... no podía dormir así. Tenía que hablar con alguien. Pero no corría prisa... ¿verdad? Tenía al menos un día de margen según sus visiones pasadas.

Se pone en pie y cubre su camisón de seda blanco con una bata de raso negra y sale de su habitación anudando el cinturón y haciendo sin hacer ruido. Camina descalza hacia la cocina, en el mismo piso, para servirse un vaso de leche e intentar tranquilizarse.

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24/02/2009, 22:43
Sean Cullen

El viejo se aparece en la cocina, arrastrando los pies como siempre lo hace.

Entra a ella restregándose los ojos, mientras intenta enfocar su mirada en ti.

¿Qué sucede? ¿Qué haces levantada tan tarde? Te dice con su voz de siempre, pausada, tranquila.

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24/02/2009, 23:05
Nessa Cullen

Nessa da un salto al escuchar la voz de su abuelo. Aunque nunca había podido leer sus pensamientos para poder detectar que se acercaba, el sonido sordo de sus pies arrastrandose siempre la alertaba... pero se había quedado ensimismada mirando por la ventana con la taza de leche caliente en las manos y esta vez no se había percatado.

¡Oh! Se limpia el "bigote" que la leche había dejado sobre sus labios pasándose la lengua y luego continua. Tuve... una premonición. Y no podía dormir.

Tenía que contárselo. Sabía que necesitaba contárselo a alguien para intentar hacer algo. No podía quedarse de brazos cruzados.

Sean... ¿mi madre le contó alguna vez algo de sus visiones? ¿Le contó si... Dudó antes de seguir preguntando... ... le contó si podía cambiarse el futuro?

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24/02/2009, 23:27
Sean Cullen

¿Cambiar el futuro? Hum... creo que todos los que lo han intentado, han muerto en el intento. Esas cosas nunca salen bien... además... ¿sabes si esa visión era del futuro? ¿O simplemente un aviso? ¿O simplemente algo que está ocurriendo en este momento? Te dice mientras se sirve un vaso de licor y se lo bebe de un sorbo.

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24/02/2009, 23:51
Nessa Cullen

Nessa mira alarmada a su abuelo al escuchar la última pregunta.

¿Por qué demonios no he aprendido a controlarlo aún? Se acerca al anciano y dejando la taza de leche en la encimera se lo queda mirando muy de cerca. No puede estar pasando ahora... porque si lo estuviera haciendo... dioses... Christian Hewitt acabaría de morir.

Sale hacia su habitación casi corriendo y coge el movil para marcar el número de Megan. Seguro que hoy su padre no había salido. Seguro.

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25/02/2009, 00:04
Director

¿Hola? Te responde una voz al otro lado del auricular.

La señorita ha salido hace un momento con el Señor Wallace. ¿Desea dejarle algún mensaje? Continúa la criada.

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25/02/2009, 00:14
Nessa Cullen

Nessa enarca una ceja medio mosqueada... ¿Megan había salido de noche sin ella? ¿Qué narices hacía sola con Wallace?

Am... no, no... ¿Puede responderme una pregunta? ¿Sabe si el señor está en casa esta noche?

Pregunta con las manos temblando de los nervios y nota como su corazón se para esperando una respuesta.

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25/02/2009, 11:00
Director

No, señorita. El Señor ha salido muy temprano con su coche. No me ha dicho donde iba. Te dice la criada, respondiendo a tu pregunta.

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25/02/2009, 11:32
Nessa Cullen

Joder... Está bien, muchas gracias.

Cuelga y empieza a vestirse deshaciendose primero del camisón y la bata. Unos tejanos y un jersey negro de cuello vuelto lo sustituyen, acompañados de unas deportivas. Coge su bolso y sale de su habitación. Cuando se cruce a Sean por el camino al piso de abajo, sólo le dará una explicación.

Voy a salir a buscar al Sr. Hewitt.

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25/02/2009, 11:47
Sean Cullen

¿Tu sola? ¿Estás segura? Te dice con una sonrisa, carraspeando cuando otra copa de licor entra en su garganta.

¿Qué es lo que ha pasado?

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25/02/2009, 12:08
Nessa Cullen

Nessa enarca una ceja.

Pues claro que yo sola. Sabes que sé cuidarme. Sentencia orgullosa mientras termina de abrocharse el abrigo.

He visto la muerte de Christian Hewitt. Ya no está nerviosa. Ahora sólo está decidida a hacer lo imposible para que no llegue a cumplirse.

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25/02/2009, 12:41
Sean Cullen

Sabes que no voy a detenerte... solamente te diré, como siempre, que tengas cuidado. Te dice mientras te posa su mano sobre tu hombro.

Ten mucho cuidado y si tienes algún problema, no dudes en llamarme, ¿está claro? Su voz ya no parece dulce como antes... parece que ahora te está dando una orden...

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25/02/2009, 12:55
Nessa Cullen

Nessa asiente mientras sale de la puerta.

Lo haré, Sean.

Saca las llaves de su viejo mini del bolsillo del abrigo y arranca el coche.

A ver... trata de recordar... ¿dónde estaba situado el sueño?

Notas de juego

Si recuerdo alguna pista o algo, voy hacia allí. Sino, me dedico a recorrer las calles recogiendo pensamientos para ver si alguien ha visto algo y me lleva hasta allí.

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25/02/2009, 13:28
Director

Sales disparada con tu coche al recordar perfectamente la esquina donde se ha producido el asesinato...

Al poco tiempo de conducir, llegas hasta ese lugar, aminorando la marcha al llegar a un semaforo en rojo, a cien metros de donde se encuentra el coche del padre de tu amiga...

Desde tu posición, puedes ver los fogonazos de varios disparos y después, una sombra que se mueve entre las farolas, alejándose del lugar.

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25/02/2009, 13:49
Nessa Cullen

¡Mierda!

He llegado tarde... joder... Megan...

Aparca donde puede el coche y después de rozar con la yema de los dedos las gemas de sus pulseras, haciendo que se conviertan en afiladas cuchillas, las toma con las manos, intentando calmar los nervios y el miedo que intentan aflorar. Nunca se había enfrentado a un daimon. Al menos no sola... siempre había algún cazador que lo perseguía y ella se las había ingeniado para ayudarlo sin que Megan se diera cuenta. Esto era diferente.

Si el asesino del padre de su amiga estaba allí todavía, se las vería con una bruja MUY cabreada.

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25/02/2009, 13:57
Director

Miras hacia todos lados, pero no ves a nada... ni a nadie...

La gente se asoma por las ventanas y te ven allí, junto a la escena del crimen, bañada por las luces de las farolas y del rojo del semáforo...

A los pocos segundos, comienzas a sentir los ruidos de sirenas que se acercan... ¿quién habrá llamado a la policia tan rápido?

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25/02/2009, 14:04
Nessa Cullen

Mierda otra vez... Ahora con suerte me considerarán sospechosa...

Esconde las cuchillas de las pulseras y busca entre la oscuridad... si su sueño era correcto, el cuerpo de Christian Hewitt debía estar ahora en el callejón, y no iba a salir corriendo como si fuera la culpable del crímen.