Partida Rol por web

Karak Azgal [Finalizada]

Epílogo

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20/08/2013, 17:29
Director

Los no-enanos no pudieron aguantar más. La revuelta de los sastres fue el primero de muchos motines artesanales humanos. Los halflinsg y los escasos elfos de la ciudad se les unieron, incluidos los jefes criminales humanos y las bandas de mercenarios, atraídos por las cada vez más falsas promesas de oro que el Pico de del tesoro ofrecía. Los abusivos impuestos enanos habían causado un grado de malestar jamás conocido hacia esa raza y pronto empezaron a reclamarse cabezas enanas.

La sangre corrió por las calles de la Fortaleza de Skalf, entre los elaborados adoquines de los talleres de mampostería de los enanos. Todos aquellos bajorrelieves manchados de rojo. Una mezcla de sangre de enanos, humanos y halfling que era el resultado de un inmovilismo político que había hecho imposible una coexistencia pacífica. La lucha en el interior fue encarnizada y los sublevados humanos utilizaron más de aquellas bombas de pólvora para atentar contra los talleres enanos y la Plaza de Piedra, símbolo de los opresivos impuestos.

Cuando las puertas se cerraron se puso en evidencia la vulnerabilidad de aquella ciudad amurallada. Karak Azgal estaba sobre las ruinas de Karak Izril; sus túneles aún conectados con la superficie. El enemigo, quienes antes habían vivido a las puerta de la Fortaleza de Skalf, pagando los muchos y múltiples impuestos a la autoridad enana, surgió del subsuelo a través de los muchos túneles ocultos que había bajo la ciudad enana; más de los que los propios enanos hubieran podido imaginar. Se rememoraban los eventos de la caída de Karak izril, pero esta vez quienes surgían del suelo eran humanos, no skavens.

La respuesta de los enanos fue bombardear Puerta Muerta con sus poderosas máquinas de guerra, acero y piedra hicieron estragos en aquel poblado chabolista que había a los pies de la montaña y el fuego se extendió por los derruidos edificios de madera. Hubo quienes no murieron pero perdieron cuanto tenían, pequeños alijos de oro y joyas, los tesoros que habían sido extraídos de las ruinas de Karak Izril quedaron desprotegidos y la rapiña y los carroñeros provocaron el caos en Puerta Muerta. Los enanos parecían consumidos en una vorágime de muerte y saqueos.

Pero sólo los dioses sabían si aquello aplacaría la rebelión o sólo enfurecería más a los extranjeros, fortaleciendo su determinación y ansias de destrucción. Su ansia de codiciosa sangre enana.