Partida Rol por web

La profesora no me habia respondido nada, asi alce los hombros, hice un medio saludo a Bill y volvi a mi carpa. Sabia que lo veria luego.

Que linda....

Veo embelesada como Samantha se pierde en la musica de Gabriel y la verdad es que me provoca darle un puntapie para que reaccione. Siempre me han molestado esas actitudes donde todo se pierde en nombre del amor. Aunque sonaba bien, no lo iba a discutir.

¿Amor?

Eso no existe.

- Vamos Sam, puedes acercarte si quieres pero date tu puesto, deja que el hable primero...

Le aconseje y mire a Naomi encogiendome de hombros. Al parecer ibamos a perder a Sam en nombre del amor. Rei para mis adentros y segui viendo el espectaculo.

Dios, a Paul le encantaba la música, pero aquello ni se le acercaba a lo que él necesitaba,dos canciones más como aquella y todo el mundo estaría dormido. Aunque había que reconocer que obtenía el efecto esperado, viendo como atraía la atención del resto de mujeres...

-Señorita Libby, puede contar conmigo para eso de buscar leña, sabe qué yo siempre estoy dispuesto a ayudar a los demás!!

Eso le permitiría escaquearse un rato, quizá para la  vuelta ya se hubieran cansado, especialmente esperaba que sus guardianes no aguantasen demasiado despiertos...había muchas cosas divertidas que hacer esta noche.

Una vez que Ciel, Elisabeth y Julie regresaron al campamento, todas las tiendas estaban montadas. Los más jóvenes correteaban y cuchicheaban, ansiosos por descubrir qué les deparaba la noche. Un grupo de muchachos, acompañados por el profesor Hastings, se adentraron al bosque en búsqueda de la leña necesaria para encender la fogata. No pasó mucho tiempo hasta que todo estuvo listo, la leña acomodada y los estudiante en círculo. Bajo la mirada atenta de Libby, la fogata se encendió y los adolescentes aplaudieron y festejaron. Almas jóvenes daban apertura a la que sería una de las tantas noches albergadas con cariño en algún rinconcito de su memoria. Algunos recordarían aquella noche con un cariño especial, ignorantes del secreto latente que la oscuridad guardaba con recelo. Otros evocarían la fecha como el inicio de todo, del capítulo más sórdido de sus vidas. Otros, bueno, otros simplemente no vivirían para contarlo.

El sol había terminado de desaparecer, no quería encontrarse con la luna, y la oscuridad se cernió sobre el bosque en un abrir y cerrar de ojos. Les abrazaba la luz de la fogata, iluminando los rostros de los jóvenes llenos de vida. Un par de faroles desparramados por las carpas aseguraban de que nadie tropiece y evitaban cualquier tipo de accidente.

Algunos profesores y estudiantes colaboradores asaron salchichas al fuego y pronto todos disfrutaron de una rápida cena de hotdogs y refrescos. La noche era fugaz. Libby había organizado juegos de canciones y palabras, a los cuales sólo los estudiantes de primero le prestaban atención. Gabriel y Madeline acompañaron la velada con su guitarra y voz respectivamente. Le siguieron las charlas profundas confidentes de quienes se quedaban al calor del fuego. Muchos optaron por retirarse a las carpas, algunos a dormir y otros a seguir divirtiéndose en grupos más reducidos. Inclusive la consejera se había retirado, no sin antes obligar a los de primero a irse a dormir. Otros habían optado por llevar a cabo sus encuentros clandestinos en el bosque. Adolescentes sedientos de drama y pasión, que optaban por ignorar alegremente los otros trescientos días en el internado que tenían a su disposición para encontrarse con sus amantes.

El grupo lentamente fue menguando, hasta que quedaron alrededor de unas veinte personas sentadas frente a la fogata. El reloj marcaba pasadas las medianoche y aunque muchos dijeran que la noche estaba terminando, para otros recién empezaba.

- Hay quienes ya saben el final de esta historia, para quienes no, esta noche podrán deducir por ustedes mismos si es cierto aquel rumor sobre que soy muy bueno contando historias de terror. - Comenzó a decir Alfie, con su rostro iluminado solamente por el fuego. Asaba un malvavisco sostenido por una ramita, mientras examinaba los rostros dispuestos alrededor de la fogata. - Su nombre era Gretel. Fue una estudiante de St. Agnes. Tenía quince años cuando fue descubierta en el bosque asesinando un pobre conejo y la delataron. En esa época, el internado tenía problemas con las comidas, dudaban que fueran capaces de sobrevivir todo el invierno puesto a que las fuertes nevadas y tormentas habían cortado todos los caminos. Los conejos no sólo aparecían muertos, aparecían desmembrados, imposible sacar carne de ellos. Al encontrar a la joven culpable, la encerraron en su dormitorio como castigo, los castigos no solían durar mas de dos días, y aún así, era completamente demente, encerrar a una persona dos días, dos días sin comida, dos días sin hablar con nadie, dos días sobreviviendo a líquido. A Gretel le dieron tres, esperando así que aprendiera su lección, por su culpa casi se quedan si comida, ella debía saber que era eso, para poder tener mas consideración la próxima vez. La sorpresa no fue que al primer día, más conejos muertos aparecieron en el jardín, ni que al segundo algunos estudiantes confesaran haber visto a la joven. La sorpresa estuvo en que al tercer día, cuando abrieron la puerta, la joven no estaba.

Alarmados, los directivos llamaron a los padres de la joven para que se hicieran cargo de ella, mientras ellos buscaban por los terrenos a aquella morena de intensos ojos oscuros. Los padres llegaron al internado tres días después, y aún para esos días, no habían encontrado a la joven, pero ese día, apareció una muchacha, asustada era poco, estaba aterrada, decía haber encontrado a Gretel, cubierta de tierra y barro, con una expresión en su cara que solo significaba demencia. Ingrid, aquella joven que la había visto, de intensos cabellos rojos y mirada verde, relató cada detalle que había visto, el cuchillo en la mano de la morena, la mirada de asesina, sus ropas desgarradas, el lugar donde todo había pasado, pero oculto algo, un secreto. Gretel le había hablado y ella había escuchado, solo que no le creyó. Mas tarde las personas supieron lo que le había dicho, pero ya era tarde, porque Gretel le había dicho que si decía algo sobre ella, iba a morir, e Ingrid fue encontrada a mitad del bosque, con una soga amarrada al cuello, colgando de la rama de un árbol. 

Muchos pensaron que se trataba de un suicidio, que no había sabido que hacer, y la culpa había hecho lo suyo. Pero días mas tarde, un joven desapareció y fue encontrado en el bosque, en las mismas condiciones que Ingrid. Los estudiantes empezaron a caer, uno por uno, hasta que la madre de Gretel se paro en medio del bosque, preguntando desesperada que era lo que quería, que ella quería ayudar. Nadie creyó que alguien fuera a aparecer, pero la joven que llevaba perdida más de un mes en esos bosques lo hizo, con sus manos, boca y prendas manchadas de sangre. Se acerco a su madre que la abrazó contenta de verla de nuevo. Gretel le devolvió el abrazo antes de clavar el cuchillo en su estomago, y mientras su madre caía, desangrándose, muriendo de una forma tortuosa la morena pidió no ser buscada nunca mas. Y así se hizo, nadie mas la volvió a buscar, incluso hay quienes dicen verla aún en los bosques, pero también hay un mito, dicen que quien la encuentra muere. Buscarla es como tener una soga en el cuello, solo que están parados sobre un banco y no quita la respiración, pero, si decides saltar, atente a las consecuencias - Pasó una mano por su cuello, dando a entender a los estudiantes que pasaba cuando la encontraban. Su placer era contar historias de terror. Al finalizar. Pestañeo un par de veces, mostrando una sonrisa. - ¿Se atreven a descubrir si es cierto?

No era la primera vez que iba a la historia esta de la acampada anual en Halloween y por experiencia ya sabía que se pasaba hambre si no se estaba un poco despierto, así que preferí llevarme yo mismo cosas de comer que completaran la "dieta" de esa noche.

Al final dejé mi tranquilo refugio detrás del árbol y me acerqué al fuego, entre otras cosas porque se estaba más caliente allí.

Oí la historia de Alfie, pues tampoco quedaba otro remedio.

- Alfie, tengo que decirte que ha molado tu historia, pero para asustar a los de primero: Si algo así pasara en St. Agnes, se habría montado la de dios. Fíjate: En mi colegio cuando era un nano, se coló un chaval a la hora del recreo que no era del colegio para ver a la que decía que era "su novia". Las histéricas de las madres, estuvieron ¡¡dos días!! hablando de esa gilipollez... ¿Te imaginas la que se habría montado aquí con una loca y tanto cadáver suelto por el bosque? Desde luego la Srta. Libby no tenía que haber mandado a los de primero a dormir... Habría estado divertido ver sus caras mientras hablabas... Y por cierto ¿Qué es lo que propones exactamente con descubrir si es cierto? ¿Qué nos metamos por el bosque a ver si sigue por ahí la loca? ¿Pues no has dicho que quería que la dejemos tranquila? ¡Déjala en paz desollando conejos por ahí, no vaya a ser que aparezcas tú colgado de un árbol!

Cuando Carter le enfoco con la cámara no pudo evitar que acudieran a su mente todas esas películas de terror rodadas como imitando que un miembro de la familia rodaba con la cámara lo que en teoría iban a ser unas bucólicas vacaciones. Apartó aquellos pensamientos de su mente, no iba a sugestionarse por una lámpara que se apagaba y una carta anónima.

Se aclaró la garganta. –En efecto, esto es un experimento social que dejara Gran Hermano a la altura del barro. Mis expectativas de esta noche es que los bromistas se caigan a un pozo en la oscuridad y se “esnuquen” el cuello como patos antes de ser guisados. Así dejaran en paz a la gente normal- Y por normal se refería a “no bromistas”. –Voy a sobrevivir con una linterna y la ayuda del dios espagueti volador.

Recogió la mochila para meterla dentro de la tienda y se volvió para volver a mirarle. –Me han dado pena… los dos.- Lo decía sorprendido, pero así era. Uno por el castigo. El otro porque veía que le había tocado vivir una situación parecida a la que él hacía vivir a los demás. ¿Haría esta experiencia de Karl un chico menos agresivo al ver el otro lado de la película? ¿O luego trataría de resarcirse a costa de otros…?

***

-¿Si estaban atrapados en la nieve, como acudieron sus padres? Lo de un internado de pago con problemas de suministro de comida y la gente cazando conejos es tan ridículo.- Pensó tras escuchar las palabras de Alfie. Por supuesto no dijo nada. De algún modo había logrado pasar la cena sin recibir ninguna broma o agravio. Se volvió a Carter. –¿Trae visión nocturna tu cámara?  Quizá captures una imagen de Gretel… o de su hermano Hansel.- El detector de sarcasmo más cercano explotó.

Habíamos regresado de la enfermería tras dejar a mi abuelo más tranquilo, aunque comprendía su preocupación, pero, aunque fuera que me molestaran u otra cosa, ¿Qué podría hacer? No mucho. Con Liz nos mirábamos como si nos leyésemos la mente, esta noche debía ser especial, jugar alguna broma o algo por el estilo, aunque no me gustaba del todo la idea de meterme con los shinys.

- ¿Algún día me contaras que paso con Bill?, sé que lo toleras solo por mí, pero no comprendo por qué dejaron de ser amigos- le dije mientras caminábamos hacia el lugar de la acampada; aunque sabía que sería una charla pendiente, puesto que, conociendo a mi amiga, evitaría responderme.

Al llegar vi a todos ya reunidos junto a la fogata, otros acomodaban los leños para ir alimentando el fuego, tenía algo pendiente con Bill además quería una respuesta, sería bueno tenerla, así sabría si me iría a la cama temprano o de aventuras al bosque, la idea me saco una sonrisa.

Me senté junto a Bill cuando Alfie comenzó con su relato, una variante de la historia del año anterior, pues estaba convencida que cada año cambiaba los hechos y el nombre de la protagonista.

Bill interviene restándole importancia la historia. -No seas aguafiestas…- le dije con una sonrisa, por su forma de cortarle el rollo al pobre de Alfie, le tomé la mano cruzando nuestros dedos. -…podríamos ir a buscarla, así tendríamos tiempo para hablar de mi pregunta- le propuse en voz baja, volvía a ser algo osada en tomarle la mano, ni siquiera sabía si le había gustado mi regalo, pero quien no se arriesga no gana.

La acampada parecía estar saliendo mucho mejor de lo que yo esperaba, puesto a mi manera me había divertido, aun así  tras haber cantado la mayor parte de la noche, me encontraba un poco cansada, pero no había querido irme aun,  y mientras hablábamos de unas cuantas cosas, Alfie Powell comenzó a contar una historia, una historia de miedo, con la única luz que había allí, el fuego de la fogata, me estremecí un poco, asustada mientras él continuaba con lo suyo, sentí que me empequeñecía, como en los otros campamentos él empezaba a colocarnos en escena, solté un levísimo gemido de inquietud cuando Alfie dijo lo de descubrir si lo de la chica era cierto y negué con la cabeza, mirando a quién estaba a mi lado con cierta ansiedad durante un segundo.

 Y entonces, Bill echo a perder el ambiente abriendo la boca, aparte los ojos de Alfie viendo a aquel chico que casi nunca hablaba y aquel día parecía haberse tragado un loro, hice un mohín ligerísimo, no era justo… “con lo que se esperan los cuentos de esta noche” pensé suspirando, mientras Ciel le hablaba y distraía su atención.

Mire a Alfie de lado, sintiendo un poco de lastima por él y dije con suavidad.

-A mí me ha gustado la historia- le sonreí con levedad solo un segundo antes de apartar los ojos de el – aunque no creo que tuviese el valor de ir a buscar a nadie …-sonreí suavemente y espere a que Gabriel o Karl hablaran, o Felicia…. 

Por fin había vuelto con la leña. La dejamos en el sitio indicado, cuando vi que las chicas que se habían ido estaban de vuelta. De lejos me había fijado en que una de ellas había tenido un accidente con un martillo.

Me acerque a esta para preguntarle como le había ido.

¿Ciel?-pregunté para asegurarme pero sabia que había escuchado el nombre.- He visto lo de tu accidente con el martillo.¿Estas bien, te curaron, puedo ayudarte en algo?Ha debido de ser un golpe bien fuerte, ¿Como estas?-mi tono sonaba preocupado y entonces caí que igual no me conocía.
-Oh,mi nombre es Bryan, perdona. Quizás hemos hablado antes. pero tengo muy mala memoria, no se si me conocerás voy a 4to curso.-sonreí sinceramente mientras le ofrecía la mano buena para que la estrechara presentándome.
                                                                               ****

Había estado viendo el espectáculo, como mi viejo amigo estaba tirando aquellas miraditas a la chica. Sonrei picaramente pensando en lo que podía salir de aquellos dos,cuando se me paso por la mente ayudar un poco en todo aquello. 
Así me acerque por donde paraba Samantha a hablar con ella. 
Buenas chicas, ¿Que tal la noche.¿Les esta gustando la acampada?.- Comente a Haily y Samantha en tono agradable.

Después mire a Gabriel.

Parece que tiene mucho éxito con las chicas, toca bastante bien-añadí en broma a ambas chicas.

                                                                             ***** 

Había escuchado la historia parado sin añadir nada hasta que termino, claramente era una historia de miedo para estas ocasiones, sin ningún tipo de veracidad, ¿O no?

Una buena leyenda urbana sobre el instituto. Estoy seguro que hay mas y mejores. Supongo que los profesores nos llevan de acampada y ocultan esa historia porque quieren que muramos todos ¿verdad?
Se te ve un as en esto de las historias de terror Alfie, se te da bien.-el tono no era de broma ni de burla era mas sorprendido ante descubrir algo bueno.

- Hola Bryan, que te puedo decir, Gabriel suena bien sabes? Al menos ameniza la noche, y otras se enamoran.

Luego vino la historia mas dramatica de Alfie que todos habiamos escuchado al menos una vez. Yo ya habia estado varias veces en el bosque y no habia visto nada. Tampoco estaba buscando a nadie, pero quien iba a estar pendiente de esas cosas.

Tome algunas fotos, al fin de cuenta era una noche agradable. A los lejos Ciel regresaba con liquen, y le buscaban fiesta a Bill. Hice una mueca y segui viendo todo alrededor.

No entendía a Bryan, no demasiado se entiende, desde lejos podía verlo hablar con aquellas dos pequeñas zorras y tenía que tragarme la angustia en medio de una sonrisa…

Tenía demasiada autoestima para humillarme a hacerle una escena de celos, eso lo sabía, pero mientras daba vueltas a un mechón de mi cabello, había pensado seriamente en cosas poco agradables, después de todo no tenía por qué haberme dejado sola, mire a Gabriel cantando y tocando música para todos acompañado de la dulce voz de Madeline, mire la cara dulce de la pequeña y suspire, esperando que Bryan volviera… no me rebajaría a mostrarme celosa… no lo haría.

Mis ojos se concentraron en la fogata, observando las imágenes que se armaban con las llamas, y cuando alguien comenzó a contar una historia de miedo, me pareció ver en las llamas formarse la historia, la nieve, el conejo… todo, era una historia interesante, pensé mientras apoyaba mi cuerpo contra el de Bryan, y esperaba su protección, sin apartar los ojos de las llamas…

Hasta que alguien rompió el encanto y parpadee, mire al freak con una ceja alzada, pero este ya se iba, y como Madeline había dicho antes, no valía la pena.

Además… Bryan hablaba, su comentario aunque quizás dado sin mala intención, tenía un tinte cruel y aun mareada por el fuego repetí lo que Madeline había dicho antes

-Es una buena historia… Alfie- dije tranquilamente, mientras le miraba, y recordaba a duras penas su nombre- ¿tienes más?... me gustaría escuchar más -dije con lentitud, aun apoyada contra Bryan.

Mientras algunos buscaban leña, continúe animando a los que quedaban; Samantha por su parte se mostraba receptiva a mis miradas, eso era una buena noticia, quizás sí tendría oportunidad con ella, pero ya era hora de cantar con Maddie, así que me acerque a rubia encantadora y le pedí que me acompañara, sí que tenía una hermosa voz.

Pronto llegaron todos y se armó la fogata, busqué mi sitio nada menos que cerca de Samantha, a su lado, a decir verdad, con mi sonrisa perfecta le dije. -Hola…- solo eso para iniciar, pues Afile se disponía a contar una historia.

Por ahí vi que llegaban las chicas de enfermería, silenciosas, la que se había lastimado ya traía vendado el dedo, por lo que perdiendo importancia me concentré en la historia, de reojo miraba el bosque con algo de curiosidad, era claro que esa historia era más falsa, era imposible que una chica así viviera en el bosque, pronto el escepticismo del Freak.

Que tío más aburrido.

-Venga chicos a menos que alguien tenga otra historia que contar, sigamos con la fiesta, seguro algunas parejitas quiere huir por ahí y otros queremos…conquistar. Mire a Samantha.

Si otros años ya lo había pasado mal en la acampada de Halloween de St. Agnes, esta estaba siento todo un engorro. Primero descubrió que no tenía derecho a elegir a sus compañeros de tienda, luego Karl y Bill tuvieron una pelea, Su había desaparecido y por último... ¡Le tocaba aguantar las estúpidas historias de terror de Alfie! Todo aquello le había dado a la Queen B cierto aire de ausencia durante las preparaciones de la noche de Halloween, pudiendo resumir sus interacciones con algún que otro comentario afilado e innumerables suspiros de cansancio. También era bastante obvio que había tenido bastante vigilado a Bill Skarsgard, observándole frecuentemente con el ceño fruncido y cierto aire de curiosidad. Al contrario que la gran mayoría de los outsiders, el "freak" no despertaba un sentimiento excesivamente negativo en Felicia, tan sólo era una gran incógnita que la rubia tenía la necesidad de descifrar... De ahí que su trato con el muchacho no fuese precisamente de maldad.

El tiempo pasó y, lejos de pasar tiempo con las losers que serían sus compañeras de celda, Felicia se quedó pegada a su grupo de amigos. No entraba en sus planes el dirigirle la palabra a ninguna de aquellas chicas que no consideraba merecedoras de su tiempo. Y allí estaba, sentada en la fogata con su séquito de populares, escuchando la absurda historia del pelirrojo. No era la primera vez que la escuchaba, y cada vez que lo hacía le parecía más estúpida. Iba a soltar un comentario ofensivo hacia Alfie, pero Bill se adelantó a negar la vericidad de la historia. Felicia por su parte le frunció el ceño al freak, aunque en realidad tenía bastante razón. Se limitó a dejar en paz a Alfie y tan sólo comentar el relato.

– ¿Algún día cambiaréis de historia? Estoy harta de la psicópata de los conejos... – Se levantó con cierta pesadez, sacando su móvil. – Mientras vosotros seguís con vuestras historias de "miedo", yo voy a volver a intentar llamar a Su. ¿Dónde se habrá metido...? – Se preguntaba en voz alta, tecleando a bastante velocidad en su smartphone mientras se alejaba de la fogata.

La verdad es que no me consideraba una chica miedosa, eso era parte del pasado, en donde aquellas noches jurabas que había algo debajo de tu cama pero te daba tanto terror mirar hacia abajo que corrías despavorida a la habitación de tus padres añorando un abrazo cálido de confort y unas palmaditas en tu cabello mientras decían que todo iba bien.

La historia que Alfie contó junto a la luz y el calor de la hoguera me pareció simpática pero sólo eso, una leyenda para asustar a gente sensible. Sentada junto a Haily saludé a Bryan amistosamente y aproveché de sacarme una foto junto a la chica, colocando mi mejor sonrisa.

Devolví el saludo a Gabriel al momento que recordé las palabras que Haily me había dicho:

"No podía comportarme de una manera tan babosa sólo por un par de sonrisas y canciones, debía esforzarse más...aunque un velada junto a la hoguera para empezar las cosas no vendría mal, la noche es joven aún"

"-Haily, hace frio - dije mientras calentaba mis manos acercándolas al fuego - podríamos compartir luego lo que tienes en tu tienda"

Ella sabía a lo que me refería puesto que minutos antes me había mostrado lo que había traído a escondidas.

El relato de Powell, provocó división de opiniones. Lógico. Pero al parecer, el único que abrió la bocaza, fui yo. Tenía que aprender a contener mis comentarios y seguramente me iría mucho mejor en St. Agnes ¡Pero bueno! Ya estaba hecho.

El final de la historia trajo un pequeño impasse en el que Ciel y Liz, llegaron a la fogata.

Debió llegar a tiempo para oír mi comentario pues afeó mi conducta para con el narrador.

- Gracias por tu regalo, Ciel. Sigues teniendo muy buena mano para los dulces. Todo un detalle.

Luego me propuso un paseo nocturno por el bosque.
Todo lo que tenía algo de transgresor de las Normas, ejercía un poderoso efecto sobre mí para aceptarlo, pero quise poner sobre aviso a Ciel:

- ¿Estás segura de querer ir a buscar a la cazadora de conejos? Jajaja... Escucha, me parece que la Srta. Libby, está por la labor de fastidiarme la fiesta y sospecho que no me va a quitar ojo en toda la noche: No sé si podré escaparme del campamento pero... Estaré a la más mínima oportunidad.

Mientras hablaba con Ciel, mis ojos se cruzaron, quizás accidentalmente, un par de veces con miradas de Felicia. No me hacía ilusiones: En el escalafón de aquel pequeño universo, yo estaba a años-luz por debajo de Felicia... Pero resultaba curioso aquel lenguaje no verbal. Cualquier mirada de otra chica, podría interpretarla como de un cierto interés sobre mí, pero no entendía cual podía ser el interés de Felicia... Si es que lo había

¡En fin! Cabía la posibilidad de que solo hubiera sido una casualidad.

Bueno... Dos.

Esperaba la respuesta de Bill cuando Bryan se acerca…que curioso…su extraña preocupación me causa inquietud, aunque bueno, como el príncipe del instituto debía jugar su papel.

-Sí, Ciel…- le confirme, mire mi dedo…- ha sido un fallo mío, pero estoy bien, gracias por la preocupación…- alce la mano mostrándole el vendaje y brindándole una sonrisa como agradecimiento.

-La enfermera ha hecho un buen trabajo, sobreviviré- agregue con una expresión más sonriente y elocuente, mostrando mi buen sentido del humor, luego me recordó su nombre y con más extrañeza lo mire. -Se quién eres Bryan, todo St. Agnes lo sabe, incluso los que no somos de la realeza…- ese comentario fue algo mas irónico, más teniendo en cuenta que su hermano era mi amigo… -¡oh!, entiendo…mmm…de hecho estamos en el mismo curso- sonreí ampliamente.

Pronto se retiró y volví a concentrarme en Bill, aunque esperaba otro tipo de respuesta, algo en su mirada me hizo desviarla y seguirla hasta encontrar su fuente de interés, volví a arquear una ceja, pero no dije nada, que mirara a Felicia solo indicaba lo extraña que estaba siendo esta noche, aunque…, detuve mis pensamientos ahí, quizás haya dejado de insistir porque tiene otros intereses.

- ¿Sabes?, dudo que Libby te siga toda la noche, pues que ya se retiró a su carpa, podrías hacer las travesuras que quieras…- le comente mirándolo fijamente y luego desviando la vista hacia Felicia, cerré los ojos con cierta desilusión… -esperare tu respuesta, después de todo no tengo derecho alguno en exigírtela…- finalice con una sonrisa, frote su cabello y me puse de pie para retirarme a dejar en la carpa mi mochila, estaba inquieta por hacer algo esta noche que trasgrediera o no las reglas, quizás la idea de internarme en el bosque buscando a Gretel no sería mala idea, buscar a la chica mata conejos para que elimine a algunos…cuantos, me vendría bien, sonreí ante mis perversos pensamientos, mire al cielo notando que estaba despejado con un hermosa vista…habría sido perfecto.