Partida Rol por web

– ¿Ves? – dijo más incómodo que molesto, aún retrocediendo, alejándose de quienes más cerca estaban del cadáver y especialmente de Shallana –. Es mejor no tocar, que luego pasan cosas raras, como que se dedique a perseguirnos el avatar de un maldito dios de la guerra.

Se calló, de golpe, abrió mucho los ojos y carraspeó. Si no se equivocaba había escuchado, aunque atendía poco a esas cosas, el nombre de aquella deidad con anterioridad. Varias veces. Justamente de la aasimar. Suspiró. 

– Mierda... – es lo único que salió de su boca al darse cuenta de aquello. Si ya tenía ganas, ahora la paladina no iba a dejar pasar la oportunidad de tener una posible reliquia de su orden, o lo que fuera, perdida a saber desde hacía cuantos años.

Khastal miraba preocupada la situación. Aquello no podía significar nada bueno. Quizás fuese solo una tontería y estuviera sugestionada por las experiencias pasadas pero aquel chisme podría traerles más problemas que otra cosa.

-Oye Mara, todo eso del Señor de los tigres, campeon eterno... no se mucho de religiones y menos aún de barbaros, excepto como luchan... pero molestar a sus antepasados no creo que sea una buena idea...

Escuché atenta las palabras de Mara, no pudiendo evitar bajar la cabeza al oir a quién servía este campeón. Aunque el arma que tenía podía ser interesante, no era un arma con el que me sintiera cómoda.

Alzando la mano ante las continuas quejas del resto esperad un momento, voy a intentar detectar si existe magia en alguno de esos objetos.

Rennor no entiende cuál es el problema ahora ya que incluso Shallana'ha parece echarse atrás cuando había sido la instigadora del saqueo.

Sabes que el anillo es un anillo de nadar. ( otorga continuamente al portador un bonificador +5 por competencia a las pruebas de Nadar.)

Tras unos segundos en los que permanezco mirando el cadáver, por fin abro los ojos De aquí solo tiene valor el anillo. Es un anillo mágico de nadar. Dicho esto, y a pesar de las miradas incrédulas del resto, me agacho y forcejeo para poder sacarlo por el dedo esquelético al que pertenece.

Una vez fuera del dedo, lo alzo para mirarlo mejor Si, esto podría venir bien. ¿Quién sabe? igual incluso si se lo devolvemos a esa tribu perdida podríamos tener nuestra recompensa. Seguramente ya ni sepan o recuerden que este campeón está aquí enterrado. 

- De acuerdo pero volvamos a enterrar el cuerpo, si más adelante traducimos las runas y queremos volver seguirá estando aquí.

Tras guardar el anillo, asiento a Rennor, tomando nuevamente la pala y enterrando el cadáver

Como podéis ver, no siempre hay que creer las historias que cuentan. No todos los cadáveres se levantan de sus tumbas comento mientras echo palada y palada de tierra hasta dejarla nuevamente tapada.

Acto seguido, con tomando una buena bocanada de aire, la suelto encogiéndome de hombros ¿seguimos? digo con una sonrisa montándome en el caballo.

-¿De verdad un mago encantó un anillo para enseñar a nadar?-preguntó la semielfa intentando aguantar un ataque de risa- Hay que ver en lo que se entretienen, con lo facil que es ir a un rio y aprender... Bueno, vamonos de aquí por lo menos podremos vender el anillo a buen precio-dijo con los ojos brillantes.

Tras haber terminado de volver a enterrar el cuerpo del guerrero, volvisteis a montar en vuestros caballos, llevandoos el grabado en un pergamino, la runa sobre la tumba de ese bárbaro de los Señores de los Tigres, ademas de ese pequeño anillo mágico que permitía a su portador nadar mejor...

La misión de exploración debía continuar, y tras comprobar el cuadrante, montasteis un campamento, para descansar y viajar al día siguiente a vuestra siguiente zona en el mapa... 

El día siguiente fue tranquilo, y tras explorar de nuevo una zona de extensas llanuras visteis como os acercabais de nuevo hacia el bosque. Tras acampar de nuevo en las lindes del bosque, os internasteis en el interior del frondoso bosque de la Marca de Narl...

Estabais avanzando tranquilamente, cuando escuchasteis una voz femenina hablando en lo que todos reconocíais como élfico... Sin embargo, la suya era la única voz que se escuchaba... La voz parecía venir de un pequeño claro cercano...

Aquellos que entendéis el elfico.

(No te alejes sombra... este lugar esta lleno de trampas... y... lo que menos me apetece es que acabes con la pata atrapada en uno de estos cepos... ¿Extraños?... Estate alerta... no se si serán el grupo que estaba explorando o bandidos, pero por si acaso escóndete...)

Khastal se paró en seco e hizo un gesto para que el resto del grupo no se moviese.

-Mir sinn net Banden! Mir wëllen dech eleng alleng maachen!*-dijo en voz alta en élfico a la persona que había escuchado. No estaba acostumbrada a hablar ese idioma pero por lo menos no les confundirían con bandidos y con suerte no les atacarían.

Rennor no entendió ni la voz femenina ni el saludo de Khastal pero frenó a Brisa y esperó pacientemente a que quienquiera que estuviera hablando respondiera antes de continuar.

Tras las colinas donde encontramos la tumba volvimos a encontrarnos con los bosques. Altos y frondosos árboles que escondían secretos y peligrosos que estábamos dispuestos a dejar zanjados de una vez por todos y que toda esta zona fuera segura para el comercio.

Al poco de adentrarnos en los bosques, unas boces nos pusieron alerta. Tan solo Khastal parecía haberlas reconocido, pues habló en algún idioma, que supuse sería élfico, por la musicalidad de los sonidos, muy diferente al utilizado cuando se dirigió a nuestros amigos los kobolds.

A pesar de todo, permanecí atenta a cualquier movimiento, deteniendo el caballo junto a Rennor y llevándome la mano a la empuñadura de la espada, esperando a ver qué nos traía las profundidades del bosque.

Durante unos segundos la persona se quedo en silencio y tras un momento la voz femenina volvió a hablar, esta vez en común. -Ahhhh... vosotros debéis ser pues el grupo sobre el que me aviso Kesten... De entre los arboles, sin apenas hacer ruido, apareció una figura femenina, la cual vestía una armadura de cuero negra y sobre esta un abrigo largo, del cual colgaba a su espalda un arco largo ornamentado, así como un carcaj lleno de flechas. La joven de cabellos rojos como el fuego os sonrío desde  su posición, mientras que os miraba uno por uno. -Un placer conoceros... Me llamo Helena y este es mi compañero Sombra. De entre los arboles cercanos escuchasteis un suave ronroneo y visteis emerger de entre las sombras a un extraño felino morado.

El animal se puso junto a la mujer, y esta sonrió acariciando la cabeza del animal, haciendo que este cerrara sus 2 pares de ojos ronroneando. -¿Y que tal va vuestra exploración? Yo ya casi he acabado de quitar todas las trampas... El que las puso era un autentico bastardo... Había por lo menos una treintena de trampas, y todas sin marcar...