Partida Rol por web

-Sí, Megan estuvo saliendo con Mark tres años. -respondió sin levantar la cabeza del periódico y escuchando a su amiga. De pronto levantó la cabeza como si hubiera escuchado algo terrible: -¿Que si se llevaban bien? ¡Se odiaban! Tuvieron una pelea hace un mes en el Midnight Pub. Si hasta tuvo que acudir la policía...

La miró asintiendo con la cabeza lentamente y repetidas veces mientras fruncía los labios, como si aquel gesto lo explicara todo.

-Por cierto -dijo mirándose el reloj de la muñeca-, si quieres ir a esa rueda de prensa se nos va a hacer tarde, deberías subir a tu habitación y  prepararte.

La portada del periódico local que Jessalyn estaba viendo tenía una noticia sobre le Fábrica Minelli, pero nada sobre el asesinato:

De tamaño mediano y hogareña, así era la habitación que había tras el número que le había tocado a Karen. Era de suponer que el resto de habitaciones no cambiarían mucho en cuanto a diseño y distribución.

Las paredes y el suelo eran de madera para retener una temperatura más cálida y confortable en el interior. El mobiliario constaba de un par de mesitas a cada lado de una cama doble recubierta por una colcha a cuadros, un pequeño escritorio con una lámpara apagada y una silla, un armario pequeño para guardar algo de ropa, y un teléfono con pulsador de rueda en un ligero color hueso que descansaba sobre una de las mesitas junto a la cama. A un lado del escritorio, un frigorífico de unos 85cm de alto forrado en color madera contenía: tres pequeños botes de bebidas alcohólicas, un refresco de naranja, otro de cola, otro de limón y un par de zumos. Dentro también había una nota que avisaba de que el contenido del minibar no entraba dentro del precio de la habitación y que debía de pagarse aparte, además de instar a los clientes a avisar por teléfono a la recepción si necesitaban rellenar el minibar con alguna bebida que hubieran gastado.

Justo en frente de la habitación, una ventana cubierta por unas delicadas cortinas blancas que dejaban entrever el paisaje del bosque del pueblo. Al lado izquierdo justo al entrar en la habitación, una puerta más que daba a un pequeño baño completo con bañera, lavabo e inodoro en color verde, así como un secador de cabello sujeto a la pared y un par de toallas dobladas sobre un estante. Varios botes pequeños de gel y una esponja muy sencilla se encontraban sobre un lado del lavamanos. 

En la portada del periódico que Karen había cogido podía leerse una noticia sobre la fábrica de papel Minelli, pero nada sobre el asesinato:

¿Rueda de prensa? No me la pueda perder. Pensó mientras imitaba a su tio mirando nerviosamente al reloj que desde su lugar en la cocina les apremiaba a moverse rápido.
- No hará falta que lo preguntes dos veces, y Rebecca tiene razón, como me presente así el sheriff tendrá una excusa para llenar de plomo a otro Compton. Dijo riendo mientras se levantaba arrastrando la silla ruidosamente y enfilaba los escalones de dos en dos para llegar rápido hasta su habitación. Abrió bruscamente su maleta y comenzó a sacar la ropa que habia traido consigo. Siguió el consejo de su tia y rebuscó en el viejo armario de nogal que habia junto a la ventanapara ver si encontraba algo de utilidad.

Durante el corto trayecto en el ascensor el silencio se apoderó de ambos, había sacado algo en claro de esa breve experiencia: a partir de ahora utilizaría las escaleras, aquellos chirridos no inspiraban confianza. Agradecí a aquel hombre que me ayudara con la maleta y asentí con una sonrisa a sus palabras. Bajaría cuando estuviera algo más relajada.

La habitación tenía lo que necesitaba, no me hacía falta mucho más. Dejé la maleta en el suelo y puse la máquina de escribir sobre el escritorio, dudo que se moviera de ahí en todo el tiempo que estuviera aquí. Me tiré en la cama, confortada porque fuera blandita, no como el duro sillón del tren. Me giré a un lado para ver el minibar, tras leer el cartel, desearía que tuviera un candado que me impidiera coger nada, seguro que tendría que dejar un riñón al irme sólo para pagar lo que me bebiera.

Curioseé un poco la habitación, corriendo las cortinas para ver si la habitación tenía buenas vistas, y vaya que si las tenía. Serían una buena forma de relajarme si me encontraba frustrada por la falta de inspiración. El siguiente paso fue el baño. Aquella bañera y yo tendríamos una gratificante velada próximamente, confiaba en que no fuera sólo una.

No vi necesario sacar toda la ropa de la maleta, ya tendría tiempo para hacerlo. Tras haberme familiarizado con lo que había allí, llegaba el momento de registrar un poco más a fondo. Mirar los cajones de las mesitas de noche, el armario... todo lo que hubiera que se pudiera mirar.

Agradecí al botones su guía y le di una propina. Después entré en la habitación. Arrojé la maleta sobre la confortable cama, que rebotó suavemente hasta quedar tendida sobre el edredón. Di una vuelta rápida por la estancia, tocando la chimenea, la cama, el armario, abriendo y cerrando las puertas mientras daba ligeros saltitos. Lo miraba todo arriba y abajo. Finalmente entré en el baño, me lavé la cara y las manos. Abrí la maleta y dejé la ropa en el armario, el libro sobre la mesita de noche, cogí e bloc de notas y la estilográfica y los guardé en el bolsillo de mi chaqueta, y lo demás lo dejé en la maleta, que coloqué junto a la cama.

Después de esto continué mi ronda por la habitación, observando aquí y allá para terminar de comprobarla por completo. El aspecto era como el resto del hotel, acogedor y de aspecto clásico. Ciertamente me gustaba aquel estilo. Registré el baño, contemplé los estantes y después volví a salir. Miré debajo de la cama y dentro del armario, junto a la chimenea y prácticamente por toda la habitación.

Karen cerró la puerta tras de sí y depositó su maleta con cuidado encima de la cama y el periódico sobre una de las mesillas de noche. Se descalzó, sintiendo un gran alivio y la cálida madera bajo sus pies, y paseó lentamente por la habitación observando su alrededor.

Se acercó a la ventana, descorriendo levemente la cortina para divisar el paisaje boscoso que se alzaba ante sí. Le gustó la idea de estar rodeada de naturaleza, para variar. Acto seguido, se dirigió al escritorio y encendió la pequeña lámpara, con el único objetivo de comprobar que funcionaba, apagándola de nuevo.

Poco a poco, fue revisando los armarios y cajones de la estancia principal. Era una especie de hábito adquirido que realizaba siempre que se instalaba en algún sitio; nunca se sabe lo que se puede encontrar en algún rincón olvidado de una habitación de hotel.

Tras inspeccionar el dormitorio, se dirigió al baño, encontrándose con su reflejo en el espejo; su rostro mostraba el cansancio acumulado de una mañana ajetreada. Uno a uno, fue abriendo los botes de gel que descansaban sobre el lavamanos, aspirando su olor.

Salió del baño y abrió su maleta. Sacó la cámara de fotos y la grabadora, así como su neceser. Volvió a cerrar la maleta y la introdujo tal cual en el armario. Por el momento no pensaba deshacerla si sólo iba a permanecer un par de días en aquel lugar.

Le quedaba una hora escasa para la rueda de prensa y el día prometía ser largo. Notaba cansados los músculos del cuerpo, pero su mente estaba despierta y nerviosa. Controló el impulso de drogarse encendiéndose el penúltimo cigarrillo de su paquete de tabaco. Se tumbó en la cama para relajar sus piernas y cogió el periódico, ojeándolo para mantenerse distraída.

Ni rastro del asesinato, aunque la noticia de la fábrica de papel le produjo cierto interés; por lo que pudo leer, la fábrica Minelli debía ser una de las importantes en el pueblo; este tipo de desastres medioambientales se vendían bien, sobre todo si iban acompañados del miedo de los trabajadores a perder sus puestos de trabajo. Estaría alerta; quizá el hijo de puta de su jefe le pagaría algo más si volvía a casa con dos escándalos en vez de uno.

Tras pasar la última página del periódico, volvió a colocarlo en la mesilla de noche. Se tumbó por completo y cerró los ojos durante unos segundos, reuniendo fuerzas para levantarse y prepararse para salir.

De un salto se puso en pié y se dirigió al baño con su bolsa de aseo. Después de hacer pis y tirar de la cadena, se lavó la cara con jabón y agua bien fría, intentando despejar su mente, y volvió a maquillarse de nuevo, consiguiendo un aspecto algo más fresco. Se retocó el pelo, cardándolo ligeramente y aplicando un par de toques de laca.

Preparó la grabadora, introduciendo una cinta virgen y activando el botón rec.

- Tres de abril de 1988, dos de la tarde. Rueda de prensa en el hotel Wetsmore, King’s Eagle – dijo a modo de introducción, comprobando que se había grabado sin problemas. En su bloc apuntó igualmente la fecha, la hora y la localidad, anotando en un margen el nombre de Isabella subrayado y con una interrogación. Lo guardó en su bolso junto con el bolígrafo. 

Cuando se dispuso a manipular la cámara de fotos, recordó con profundo malestar que su carrete estaba velado. Se activó al instante, farfullando maldiciones y cerciorándose de llevar su carnet de periodista y el pase de prensa.

Se calzó, metió sus cosas en el bolso, se colgó la cámara de fotos al cuello y se dispuso a salir de la habitación con urgencia. Mucho se temía que en aquel hotel no venderían carretes de fotos, y sin su coche le resultaría complicado acercarse al pueblo para volver a tiempo a la rueda de prensa.

Definitivamente, estaba siendo una mañana de mierda.

Resultado de la búsqueda:

*Has encontrado un poco de pelusa, resultado de algo de dejadez con la limpieza.

*Has encontrado un trozo de pañuelo de papel arrugado.

- Date prisa muchacho, o llegaremos tarde - voceó su tío desde el piso de abajo - Tu tía ya tiene preparado un aperitivo para que lo tomes después de la rueda de prensa - una carcajada resonó por las escaleras.

-¡Claro que sí!, la rueda de prensa es tarde y si no quiere desmayarse por las calles del pueblo mejor será que coma algo. - contestó posando una bolsa de plástico con un sandwich de pavo, mayonesa y lechuga, y una pieza de fruta sobre la encimera de la cocina.

-Te preocupas demasiado mujer - añadió acercándose hasta donde ella se encontraba y depositando un beso en la mejilla de su esposa - ¡Te espero en el coche chico!.

Resultado de la búsqueda:

*Has encontrado una pequeña cinta de cassette, apta para ser escuchada en una grabadora.

  Will, el turista [1/3]

*Has encontrado cinco dólares. (Ya los hemos añadido a tu cuenta)

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Son las 13:30, empieza a escucharse bullicio en la planta de abajo, síntoma inequívoco de que los nervios están a flor de piel. Deberías prepararte y bajar, porque falta poco para que la rueda de prensa comience. Recoge todo lo necesario que creas que vayas a necesitar.

Siguiendo los cabeceos de su amiga, a Sonia no le fue necesario más que aquel marcado fruncimiento de labios para captar la esencia de la relación que la tal Megan tenía con una de las víctimas, y como respuesta, sencillamente pronunció dos únicas palabras. - Ya veo. - Luego imitó el gesto de Jess para mirar su propio reloj, y al advertir la hora arrastró la silla hacia atrás para ponerse en pie mientras lanzaba un rápido vistazo a la portada del periódico.

- No es una buena semana para King's Eagle, ¿eh Jess? - comentó, de forma natural, mientras señalaba la noticia. - Primero una asesinato y ahora eso. La verdad es que vais a ser noticia durante unos cuanto días.

Una vez Sonia abandonó la cocina, dirigió sus pasos hacia la habitación que tan amablemente le había cedido Jessalyn en calidad de invitada, y una vez el intimidad de su interior, abrió su pequeña maleta de viaje y rebuscó en la ropa que había traído para elegir algo informal pero adecuado para la ocasión, unos jeans y una blusa de colores vivos. Sonia también cogió la blazer de manga larga, pero se decantó por no ponérsela hasta la llegada al hotel, donde la chaqueta de vestir le ofrecería el aire más profesional y serio que deseaba ofrecer.

Mientras se vestía, y antes de maquillarse muy ligeramente frente al espejo que había por encima del tocador, donde además gastaría un tiempo precioso en la elección de los pendientes más adecuados para la ocasión, la hija del congresista de New Jersey rebuscó despreocupadamente por la habitación, abriendo, incluso, y casi de forma instintiva, los cajones de la cómoda, la mesita o del armario que ocupaba la mayor parte de una las paredes.

- Bueno Sonia, al fin ha llegado. Vamos a averiguar de que pasta estás hecha. - satisfecha con la ropa, el maquillaje y los pendientes, un fino aro grande, de plata y de aspecto inmaculado que ofrecía un aire sofisticado y elegante, Sonia sacó uno de las muchas hojas oficiales de su padre que se había llevado de su casa, y bolígrafo en mano, invirtió otro puñado de minutos en redactar una corta  pero concisa carta donde el congresista Jhon Rindell se dirigía al sheriff Howard Helberg para pedirle, de forma personal, que se hiciera cargo de su hija y le ayudara en todo lo posible para concluir su trabajo final de carrera, el estudio, investigación y seguimiento del caso de asesinato que por desgracia había acaecido el King's Eagle. Rindell, además, hacia mención a que con total seguridad, su hija, Sonia, no difundiría ningún dato del caso antes de que este estuviera cerrado, y además, el congresista dejaba caer en la misiva que le estaría muy agradecido si este le echaba una mano en todo lo posible. Con una sonrisa de suficiencia, Sonia releyó la carta, y como otras muchas veces, terminó el trabajo falsificando hábilmente la firma de su padre.

- Perfecto. Vamos allá. - lista, la joven abandonó la habitación para reunirse con su amiga Jess y partir hacia el hotel...

Resultado de la búsqueda:

* Has encontrado una pequeña cinta de cassette, apta para ser escuchada en una grabadora.

  Will, el turista [2/3]

*Has encontrado cinco dólares. (Ya los hemos añadido a tu cuenta)

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Son las 13:30, empieza a escucharse bullicio en la planta de abajo, síntoma inequívoco de que los nervios están a flor de piel. Deberías prepararte y bajar, porque falta poco para que la rueda de prensa comience. Recoge todo lo necesario que creas que vayas a necesitar.

Resultado de la búsqueda:

* Has encontrado una pequeña cinta de cassette, apta para ser escuchada en una grabadora.

    Dr. Gibbons, historiador [1/6]
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Son las 13:30, empieza a escucharse bullicio en la planta de abajo, síntoma inequívoco de que los nervios están a flor de piel. Deberías prepararte y bajar, porque falta poco para que la rueda de prensa comience. Recoge todo lo necesario que creas que vayas a necesitar.

Resultado de la búsqueda:

*Has encontrado una pequeña cinta de cassette, apta para ser escuchada en una grabadora.

  Megan [1/?]

- Sí, por favor. Una habitación simple-dijo Josh intentando ver un poco más el periódico que sostenía aquel hombre - ¿Qué? ¿Alguna noticia interesante en Kings Eagle?

El comentario iba con segundas intenciones. Aquel hombre le había hecho esperar deliberadamente leyendo el periódico. Probablemente no notaría aquel detalle, pero a Josh poco le importaba. Cogió su maleta e inició la marcha antes que el botones esperándole unos pocos pasos más adelante.

-Alguna que otra señor, alguna que otra. -tras aclarar su garganta, y torcer ligeramente el rostro resignado, su voz aguda volvió a sonar - Tome usted señor, total, hoy estoy demasiado ocupado como para relajarme leyendo.

Tras buscar las llaves de una de las habitaciones libres que quedaban, Kevin sonrió a Josh y le invitó a que le acompañara. El botones guió a Josh hasta el ascensor. Pulsó el botón de llamada y esperaron a que bajara. Era uno de esos ascensores jaula, decimonónicos y que rechinaba como si se fuera a desarmar de un momento a otro.

Entraron y el botones pulsó el botón del primer piso soltando un suspiro. El ascensor subió despacio, mientras un incómodo silencio -solo interrumpido por los chirridos-  reinaba en su interior. Cuando se abrió la puerta, Josh pudo ver un plano de la planta en la que se encontraban:

-Su habitación es la 106. - echó ligeramente el gorro de botones hacia atrás colocándoselo mejor y le entregó la llave- Cuando esté instalado, baje de nuevo a la recepción y formalizaremos debidamente el registro. Que disfrute de su estancia señor. - cuando el botones se había alejado unos pasos del cliente, se giró titubeante - Oh, se me olvidaba señor. A las 14:00 está programada una rueda de prensa en el gran comedor del hotel por lo del asesinato de la joven de los McNulty. Está abierta al público  así que tenemos previsto que asista bastante gente. Siento las molestias que el ruido y el alboroto puedan causarle.

De tamaño mediano y hogareña, así era la habitación que había tras el número que le había tocado a Josh. Era de suponer que el resto de habitaciones no cambiarían mucho en cuanto a diseño y distribución.

Las paredes y el suelo eran de madera para retener una temperatura más cálida y confortable en el interior. El mobiliario constaba de un par de mesitas a cada lado de una cama doble recubierta por una colcha a cuadros, un pequeño escritorio con una lámpara apagada y una silla, un armario pequeño para guardar algo de ropa, y un teléfono con pulsador de rueda en un ligero color hueso que descansaba sobre una de las mesitas junto a la cama. A un lado del escritorio, un frigorífico de unos 85cm de alto forrado en color madera contenía: tres pequeños botes de bebidas alcohólicas, un refresco de naranja, otro de cola, otro de limón y un par de zumos. Dentro también había una nota que avisaba de que el contenido del minibar no entraba dentro del precio de la habitación y que debía de pagarse aparte, además de instar a los clientes a avisar por teléfono a la recepción si necesitaban rellenar el minibar con alguna bebida que hubieran gastado.

Justo en frente de la habitación, una ventana cubierta por unas delicadas cortinas blancas que dejaban entrever el paisaje del bosque del pueblo. Al lado izquierdo justo al entrar en la habitación, una puerta más que daba a un pequeño baño completo con bañera, lavabo e inodoro en color verde, así como un secador de cabello sujeto a la pared y un par de toallas dobladas sobre un estante. Varios botes pequeños de gel y una esponja muy sencilla se encontraban sobre un lado del lavamanos.

Tras haber estado poniendo la habitación patas arriba, buscando cosas por el mero placer de encontrarlas, me sorprendí al encontrar una cinta de cassette, por no hablar de los cinco dólares, no es que fuera una fortuna, pero se agradecía. Volviendo a la cinta, ¿quién se olvidaría algo así? ¿o acaso la habían dejado allí a propósito? No era el momento de conjeturas, no cuando en el piso de abajo se empezaba a escuchar el gentío.

Abrí el bolso, asegurándome de que mi cartera estuviera allí, así como el cuaderno y la cámara. No podría olvidarme de las llaves de la habitación y, el reciente encontrado cassette, tenía un nuevo hogar en mi bolso. Ya encontraría la forma de poder escucharla. Me podía la curiosidad de saber que habría grabado allí, quizás no fuera nada, pero tenía ese nudo en la garganta que me empujaba a escucharla.

Pero eso tendría que esperar, ahora la rueda de prensa del sheriff era lo que tenía prioridad. Por no hablar de que tenía que completar el registro en el mostrador de la recepción.

Con la interesante cinta, sobre la que siente inmensa curiosidad, pues seguramente en ella hay algo sobre Jessalyn, a buen recaudo en el interior de su bolso, Sonia releyó por última vez su carta, y de nuevo, volvió a pararse frente al espejo, donde sus azules ojos dieron un nuevo repaso a su ropa, su peinado y su bonitos pendientes. Complacida ante lo que vía, sonrió como solo ella sabía, y decidida, abandonó la habitación para salir al encuentro de Jess y partir hacia el hotel.

- Perfecto. Vamos allá.