Partida Rol por web

Kings Eagle

Día 1 - "Hoy es un día triste..."

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09/04/2013, 13:56
Arthur Blackwood
Sólo para el director

- Guau, un cassette, sin duda lo habrá olvidado un antiguo huesped, no creo que alguien esperara mi estancia aquí. Tendré que buscar una forma de escucharlo. - dije mientras guardaba la cinta en el bolsillo interior de mi chaqueta. Comprobé el reloj, era ya la una y media, faltaba poco para la rueda de prensa del scheriff, ya comenzaba a escucharse bullicio abajo. Armado con mi estilográfica y mi bloc de notas en el bolsillo superior izquierdo del abrigo me encaminé a la puerta de la habitación. Me dirigiría abajo por las escaleras y después torcería en dirección a la sala donde tendría lugar la conferencia; ya había memorizado el camino mientras venía hacia aquí.

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09/04/2013, 13:57
Aaron Stateman

La habitación era realmente encantadora y estaba limpia y recogida. Justo lo que cabía esperar de un hotel como el Westmore. Según paseaba por el cuarto, Aaron iba pasando un dedo por todas las superficies en busca de polvo o suciedad. Había tomado esa costumbre con el paso de los años de tantas veces que se había alojado en hoteles, unos muy buenos, otros no tanto. Si encontraba algo fuera de lugar o especialmente sucio, no tendía problema de llamar al servicio de habitaciones para que le echaran un ojo a su cuarto antes de instalarse.

Se dejó caer sobre la cama para probar el colchón y sonrió complacido cuando no se hundió como en una trampa de arenas movedizas. Había dormido en camas que abrazaban como prostitutas baratas para nunca dejarte ir. Odiaba los colchones blandos con todo su negro corazón.

Al final optó por desempacar su equipaje. Tampoco le llevaría demasiado tiempo, así que ese café podría esperar unos minutos. Fue dejando las camisas en el armario y los pantalones en los cajones, junto a la ropa interior, camisetas y demás.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Un 14. No es mucho, pero espero que suficiente ; P

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09/04/2013, 16:00
Karen Simons
Sólo para el director

En los pocos lugares de mala muerte donde Karen había permanecido alguna que otra noche a lo largo de su vida, se había encontrado con todo tipo de objetos olvidados: prendas de ropa interior, mecheros, papeles con números de teléfono garabateados, alguna barra de labios e incluso, una vez, un billete de cinco dólares debajo de una cama. Sin duda, aquella cinta se llevaba la palma.

Después de escucharla un par de veces con curiosidad, sacó en claro varias cosas: la primera, que en aquella habitación había estado instalado un tal señor Gibbons; la segunda, que debía ser un hombre bastante descuidado si dejaba olvidadas grabaciones en las habitaciones de los hoteles; la tercera, que parecía estar buscando algo sobre aquel pueblo en la biblioteca; y la cuarta, que la bibliotecaria era una vieja frustrada, malhumorada y lenta de movimientos, sin ninguna intención de ponerle el trabajo fácil.

Y después de las conclusiones, vinieron las preguntas: ¿Quién era el señor Gibbons? ¿Cuánto tiempo llevaría allí esa cinta? ¿Qué querría encontrar? ¿Qué parecía querer ocultar la vieja bibliotecaria? Y lo que era aún más crucial… ¿Qué sentido tenía que ella, Karen, se estuviera haciendo todas estas preguntas sobre una grabación que probablemente no tuviera la más mínima importancia?

El bullicio proveniente de la planta baja comenzó a hacerse cada vez más evidente. Media hora y comenzaría la rueda de prensa. Quería coger un buen sitio en la sala, lo más cerca posible del sheriff, aunque antes tenía la intención de acercarse a la recepción para preguntarle al botones si había forma humana de conseguir un carrete en aquel hotel para su cámara de fotos. O al menos, tabaco y chicles de menta. 

Guardó la cinta que acababa de escuchar en el bolso, introduciendo la virgen destinada a la rueda de prensa en la grabadora. Por última vez se cercioró de llevar todo aquello que necesitaba: el paquete de tabaco con su último cigarrillo, un mechero, un paquete de clínex; la cartera con el permiso de conducir, dinero; el carnet de periodista y el pase de prensa; cuaderno de notas y bolígrafo, grabadora; pequeño estuche con sombra de ojos, rimel, colorete y pintalabios.

Se miró por última vez en el espejo del baño, ensayando una sonrisa fugaz, y recogió la cámara de fotos que se colgó al hombro. Con la llave de la habitación en la mano abrió la puerta, dispuesta a cerrarla tras de sí y salir disparada hacia las escaleras – sin duda más rápidas y seguras que la jaula del pleistoceno – en dirección a la recepción. 

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09/04/2013, 16:08
Joseph Martens "Josh"
Sólo para el director

Josh echó una rápida ojeada a la habitación. Acto seguido echó un ojo sin mucho ánimo en cada rincón de la misma en busca de algo irregular. Solía hacer eso cuando dormía en un lugar extraño, así podría detectar cualquier imperfección e informar antes de que se la reclamasen a él.

Se tumbó en la cama y echó un ojo al periódico que le había dado el botones. Al parece había habido un asesinato en el hotel. Aquello era perfecto para buscar inspiración, aunque como solía ocurrir en esos casos, probablemente el caso se resolvería enseguida y perdería pronto todo misterio.

Dejó el periódico a un lado y colocó la máquina de escribir sobre el escritorio. La sacó de su funda y la dispuso perfectamente recta, paralela al límite de la mesa. Le tentó la idea de ponerse a escribir, pero recordó que en unos minutos tendría lugar la rueda de prensa y pensó que sería una buena oportunidad para descubrir algo más sobre aquel asesinato o incluso conocer a alguna chica que se alojara en el hotel.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Josh baja al gran comedor a la rueda de prensa después de buscar en la habitación.

Un clásico el "Lorem ipsum" :)

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09/04/2013, 19:41
Bill Shepard
Sólo para el director

Bill se habia puesto unos pantalalones de pana negros que hacian juego con unas botas altas del mismo color. Tambien un jersey morado de cuello de pico por el que asomaban las puntas de la camisa de algodon marrón chocolate que tanto le gustaba.
Su búsqueda no le supuso encontrar nada útil. Curioseó el clinex de papel para ver si habia algo escrito o si estaba manchado de algo sujerente( carmin de pintalabios, grasa de coche...) y se lo guardó en el bolsillo.

- Ya mismo bajo, tardo apenas dos minutos. Cerró las puertas del armario mientras contestaba en tono alto a su tio para que este le oyera desde el piso inferior.
Cojió su pequeño bolsito bandolera y se lo colgó cruzado sobre el pecho mientras bajaba a toda prisa las escaleras. Abajo le esperaba su tia con un tentempié. Bill lo cogío mientras le daba un beso en la mejilla a Rebecca.
- Muchas gracias, la verdad que no sé que haria sin ti. Como me sigais cuidando así me va a costar mucho volver a Chicago. Dijo esbozando una sonrisa mientras salia de la casa en dirección al coche donde le esperaba su tio.

Notas de juego

En el bolsito lleva:

la documentación
llaves, teléfono móvil

paquetes de chicles
minigrabadora.
bloc de notas
Estilografica

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10/04/2013, 10:29
Director

Notas de juego

Tres cosas, Bill:

-Estamos en 1988. Los teléfonos móviles eran ladrillos muy caros que muy poca gente tenía.

-Cuando hiciste la maleta, no nos pediste ningún teléfono móvil.

-Aunque nos lo hubieras pedido, no te lo habríamos dado, porque no queremos que haya ese tipo de tecnología durante la partida. Si necesitas usar un teléfono, puedes pedírselo a cualquiera de los buenos ciudadanos de Kings Eagle.

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10/04/2013, 10:57
Director

El tío Matt tenía una vieja camioneta Chevy, y conducía como si le hubiesen dado el carnet de conducir en una tómbola: se saltaba los pasos de cebra, los ceda el paso, los stop y los semáforos. A veces se salía del carril e invadía el carril contrario, adelantaba en zona prohibida, y además tocaba el claxon, bajaba la ventanilla para insultar a otros conductores, y les sacaba el dedo anular cuando le parecía oportuno. En un par de ocasiones se detuvo para hablar con algun vecino del pueblo desde la ventanilla, como si no hubiera prisas.

Finalmente, salieron del pueblo cruzando el puente sobre el río Faux. La vista desde allí era prodigiosamente bella, con el gran río discurriendo bajo ellos, desde las rocosas montañas hacia el bosque de abetos douglas, teñido de oscuros verdes. Finalmente llegaron hasta el Gran Hotel Westmore:

        El hotel se alzaba entre las montañas y el ante el bosque de Kaufman, como si fuera un remanso de paz escondido del mundo civilizado. Estaba construido en madera de abeto y mampostería de piedra caliza a cara vista. Un cuerpo central, semejante a una torre del que salían dos bloques de varios pisos, como un águila abriendo sus alas. Al entrar un enorme y cálido hall le dio la bienvenida.

        A su derecha estaba la recepción, donde un atareado botones leía el periódico. En frente había una rústica chimenea encendida daba calor a un confortable salón, con varios sillones y sofás. A la izquierda había un ascensor y unas escaleras que daban al primer piso de habitaciones, y un poco más allá, el pasillo que conducía al restaurante y al spá. En el comedor alguien estaba corriendo sillas, preparando el salón de actos para la rueda de prensa.

 

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10/04/2013, 11:05
Matt Compton

-Vamos muchacho, seguro que ya hay un montón de gente. -dijo el tío Matt siguiendo a su sobrino de cerca por el pasillo, hacia el salón de actos. Se quitó el gorro con educación, pero el pelo bajo este estaba alborotado y ahora tenía un aspecto aún más ridículo.

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10/04/2013, 11:10
Director

Resultado de la búsqueda:

* Has encontrado una pequeña cinta de cassette, apta para ser escuchada en una grabadora.

   Kevin, el botones [1/2]


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Son las 13:30, empieza a escucharse bullicio en la planta de abajo, síntoma inequívoco de que los nervios están a flor de piel. Deberías prepararte y bajar, porque falta poco para que la rueda de prensa comience. Recoge todo lo necesario que creas que vayas a necesitar.

Notas de juego

Hemos abierto una escena donde podréis leer las cintas que vayáis encontrando. Como tienes grabadora, puedes escucharla. :)

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10/04/2013, 11:26
Director

Resultado de la búsqueda:

* Has encontrado una pequeña cinta de cassette, apta para ser escuchada en una grabadora.

   Kevin, el botones [2/2]

 

Son las 13:30, empieza a escucharse bullicio en la planta de abajo, síntoma inequívoco de que los nervios están a flor de piel. Deberías prepararte y bajar, porque falta poco para que la rueda de prensa comience. Recoge todo lo necesario que creas que vayas a necesitar.

Notas de juego

Como no tienes ningún dispositivo (grabadora o radiocassette) donde poder escuchar la cinta, deberás buscar la colaboración de alguien que si que tenga dicho dispositivo.

Las artimañas que utilices para conseguirlo corren por tu cuenta. Puedes contarle la verdad, intentar robarle el dispositivo, mentirle para que te lo preste..., tienes total libertad aunque depende de cómo intentes conseguirlo y de con quién hables para ello (ya sean PNJs o tus propios compañeros), tendrás una respuesta u otra. Ten en cuenta que no todo el mundo tiene encima un dispositivo para escuchar cassettes.

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10/04/2013, 11:33
Joseph Martens "Josh"
Sólo para el director

Josh se guardó la cinta en el bolsillo. Ya se encargaría de eso en otro momento ya que debía bajar al gran comedor para asistir a la rueda de prensa. Cogió simplemente un bolígrafo y un cuaderno, al fin y al cabo estaba en el propio hotel y si necesitara cualquier otra cosa podría subir hasta la habitación.

Con el casette en el bolsillo, un boli en la mano y el cuaderno en la otra, salió de la habitación, la cerró bien y se encaminó por el pasillo. A pocos pasos se detuvo, volvió a la puerta, echó un vistazo alrededor asegurándose de que nadie lo miraba. Luego arrancó un pequeño trozo de papel de la última página de su cuaderno. Apenas medio centímetro cuadrado de hoja y lo enganchó al pestillo de la puerta, donde quedara oculto. Si alguien entraba en su habitación, el papel caería, y él lo sabría.

No tenía motivos para sospechar, pero en una de sus novelas favoritas el protagonista lo hacía, y había cogido aquella extraña costumbre.

Notas de juego

Pues eso, que bajo al gran comedor.

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10/04/2013, 12:08
Director

Jess tenía un pequeño Ford, y conducía sin demasiadas prisas, y con mucho cuidado. Parecía tener miedo a que el coche se le encabritara como si fuese un mustang salvaje. Salieron del pueblo cruzando el puente sobre el río Faux. La vista desde allí era prodigiosamente bella, con el gran río discurriendo bajo ellos, desde las rocosas montañas hacia el bosque de abetos douglas, teñido de oscuros verdes. Finalmente llegaron hasta el Gran Hotel Westmore:

 

       El hotel se alzaba entre las montañas y el ante el bosque de Kaufman, como si fuera un remanso de paz escondido del mundo civilizado. Estaba construido en madera de abeto y mampostería de piedra caliza a cara vista. Un cuerpo central, semejante a una torre del que salían dos bloques de varios pisos, como un águila abriendo sus alas. Al entrar un enorme y cálido hall le dio la bienvenida.

        A su derecha estaba la recepción, donde un atareado botones leía el periódico. En frente había una rústica chimenea encendida daba calor a un confortable salón, con varios sillones y sofás. A la izquierda había un ascensor y unas escaleras que daban al primer piso de habitaciones, y un poco más allá, el pasillo que conducía al restaurante y al spá. En el comedor alguien estaba corriendo sillas, preparando el salón de actos para la rueda de prensa.

 

 

-Hola Kevin - dijo Jess con una sonrisa de oreja a oreja mientras el botones se acercaba para saludarla con un corto y tímido beso en la mejilla. - Te presento a Sonia, la amiga de la que te hablé y que viene a pasar unos días en casa.

-Ho-hola Sonia - añadió el botones visiblemente nervioso colocándose mejor el gorro de botones.

-Ha venido a la rueda de prensa por lo de... ya sabes - continuó Jess - ¿sabes si necesita algún pase para acceder?.

-El pase es-es libre. Mu-mucha gente del pu-pueblo ha venido. - concluyó el botones.

Jess se despidió de su amiga indicándole el pasillo que daba acceso al ala izquierda del hotel donde el comedor y la sala de spá se encontraban. Ella decidió quedarse con su chico haciendo tiempo en la recepción del hotel.

 

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10/04/2013, 12:23
Director

 

 

          Un pequeño atril de madera de cedro presidía el salón de actos. Tras él, un escudo de Kings Eagle con el logotipo del Hotel Westmore adornaba la pared. Se había preparado un micrófono para evitar que los periodistas pusieran sus coloridas alcachofas.

       Los cortinones rojos festoneados con encajes dorados tapaban la mayor parte de los grandes ventanales que mostraban el singular paisaje: el bosque de un verde vívido, las montañas grises alzándose detrás, y el cielo, azul, ensombreciéndose con nubes plomizas, cargadas de malos presagios y noticias funestas. Se había dispuesto de un número considerable de sillas, pero muchas ya habían sido cubiertas por algunos reporteros que parecían tener prisa por cubrir la noticia. Varios fotógrafos deambulaban por el pasillo a la espera de ver llegar a los protagonistas de la rueda de prensa.  El botones iba y venía, aturullado por tanto cliente de última hora, y rogando a los periodistas que tuvieran cuidado con la alfombra del pasillo de motivos geométricos indios.

 

Notas de juego

 

Podéis ir cogiendo sitio. A partir de ahora podéis marcar los posts para todos los destinatarios, a no ser que habléis en privado con alguien, claro.

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10/04/2013, 14:04
Sonia Rindell
Sólo para el director

El hotel Westmore era un edifico elegante y cautivador, y el lugar donde estaba ubicado, custodiado por altas y majestuosas montañas y resguardo del cálido bosque Kaufman solo conseguía magnificar la sensación de estar en un lugar especial. Por ello, Sonia se permitió unos segundos antes de entrar, tiempo que invirtió en admirar el paisaje, escuchar los sonidos que la rodeaban e inspirar el fresco aire que no hacia más que presagiar lo mismo que las plomizas nubes que amenazaban con engullir al sol. Lluvia. Tras ese tiempo, y con una apacible expresión, la joven se adentró en el edifico persiguiendo los pasos de su amiga.

- Kevin. Al fin un nombre más conciso que el tú ya-sabes-quién. - Sonia repasó la figura del botones sin esconder su escrutinio, el cual ya había realizado al hall, y cuando hubo concluido, sonrió amistosamente con un deje divertido al ver como los nervios fluían sin escrúpulos en el atolondrado botones. - La verdad es que no se parece mucho a ese apuesto caballero del que hablaba Jess.

- Hola Kevin. Me alegra conocerte al fin, Jess me ha hablado mucho de tí. - se presentó, a sabiendas de que sus palabras sin duda conseguirían aumentar el rubor y los nervios del botones. Divertida, la hija del congresista desvió su mirada al pasillo por donde se accedía al salón de actos, asintió, y tras compartir alguna otra frase banal con el novio de su amiga y la susodicha, se despidió de ambos y se encaminó hacia el lugar donde tendría lugar la rueda de prensa.

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10/04/2013, 15:10
Sonia Rindell

Con Jess ocupada en continuar flirteando con su nerviosos novio, Sonia recorrió el pasillo sumida en sus propios pensamientos acerca del bonito hotel donde estaba, y cuando al fin sus pasos la llevaron al salón de actos, detuvo su caminar para examinar la sala que se había habilitado para la rueda de prensa. La joven no se escondió de los presentes, y muy al contrario, devolvió las miradas a aquellos que se la dirigieron, - Buenos días a todos. - esgrimiendo siempre una sonrisa sencilla y amable, y hasta cierto punto algo tímida.

Con su blazer de manga larga sobre su hombro izquierdo, pues no había necesitado ponérsela gracias a la agradable temperatura, la alumna de la prestigiosa Universidad de Princeton paseó la mirada por los lugares ya ocupados, escrutando rostros y expresiones, y finalmente dedicó unos segundos a elegir cuidadosamente la silla donde tomar asiento, pues no quería perderse detalle alguno de la rueda de prensa. Sin vacilación, y contoneando lo justo las caderas, Sonia avanzó entre los pasillos de sillas hasta alcanzar una de las vacías más cercana a la tarima pero ubicada, además, la primera de la fila, lo que solo le permitía tener compañía a su lado derecho quedando el pasillo a su izquierda.

Ya en su asiento, Sonia depositó su chaqueta en el respaldo, colgó el bolso a su izquierda, al alcance de su mano y su mirada, y extrajo de él su cámara de fotos y su libreta para tomar las notas necesarias. Luego, cruzó las piernas, ocultas bajo los jeans, y esperó, aunque no mucho.

- Buenos días. - Sonia se inclinó sobre el hombre que ocupaba la silla de delante. Le sonrió cuando se volvió. - ¿Se sabe si habrá retraso en la rueda de prensa o avanzan con el horario anunciado?

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10/04/2013, 15:15
Aaron Stateman
Sólo para el director

Aaron estalló en carcajadas cuando la cinta llegó al final. Aquello era de campeonato. ¡El botones era uno de esos locos por los extraterrestes! ¡Y además tenía un grupo de amigos con los que compartir su afición! Se asomó a la ventana para ver el movimiento de abajo, aún con la grabadora en la mano.

Negó un par de veces y rebobinó la cinta para volver a escucharla. Al margen de lo gracioso que pudiera ser, aquel pequeño trozo de plástico era también una valiosa fuente de información. Siendo como era un timador y un tramposo, podría sacarle mucha punta a ese descubrimiento, si señor. No era un experto en esos temas, pero seguro que un par de lecturas podrían echarle un cable. Apuntaría visitar la librería del pueblo como algo pendiente.

Vista la hora que era, se cambió de ropa por algo mas formal y, sobretodo, menos sudado y guardó la grabadora en el bolsillo de la chaqueta gris que había elegido para la rueda de prensa. Habiendo dejado su maleta de médium bien guardada bajo la cama, salió del cuarto cerrando con llave y se encaminó hacia el hall.

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10/04/2013, 15:42
Joseph Martens "Josh"

Josh alcanzó el gran salón con aire distraído. Tenía el pelo revuelto, pues había estado tumbado en la cama y no se había preocupado de recolocárselo cuando se levantó. Echó un vistazo al bullicio de la sala. Periodistas aquí y allá se agitaban nerviosos mientras charlaban entre sí o se peleaban en una muda batalla por tener el mejor sitio para sacar fotografías. En la primera fila vio a una atractiva joven morder un bolígrafo con las piernas cruzadas. Su vistazo de la sala continuó al tiempo que echaba a andar entre las sillas. Se contentó con sentarse en la tercera fila, dos asientos por detrás de la joven que había visto al entrar.

¿Se alojará aquí o vendrá solo por la noticia? Se preguntó intentando distraerse mientras la rueda de prensa no empezaba.

Resistió la tentación de acercarse hasta ella y se dedicó a observar a las personas que entraban en el salón. Era un juego que solía hacer para pasar el rato. Elegía a una persona, la observaba y se inventaba una historia que concordara con su aspecto. Eligió a la chica sentada dos filas por delante de él.

Se llama Susan Hainfield. Tiene 23 años y trabaja como becaria en un periódico local. Cobra una mísera por realizar su trabajo, pero éste le satisface pues es su pasión. A pesar de todo, está cansada de que la exploten y mantiene un tira y afloja con su jefe, que por otra parte, no deja de insinuársele y dirigirle comentarios inapropiados. Admira y desea al mismo tiempo a uno de los periodistas del diario, Eduard, que siempre se ha mostrado amable con ella. A pesar de su aparente indiferencia, él pretende conquistarla y llevársela a la cama, lo cual tiene prácticamente en su mano. Ella, en su joven inocencia, no sospecha nada y acabará enredada en sus redes, lo cual desenvocará en una tórrida aventura que...

Cuando se entretenía inventando historias con jóvenes atractivas, siempre terminaba en el mismo tema...

Será mejor buscar otro sujeto, se dijo echando una ojeada alrededor en busca de su siguiente "víctima".

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10/04/2013, 15:55
Karen Simons
Sólo para el director

Karen bajó trotando por las escaleras todo lo rápido que le permitían sus tacones. El hall del hotel era un ir y venir de gentío y todos parecían dirigirse hacia el salón en el que daría comienzo la rueda de prensa.

Hacia él se dirigió Karen, al no ver al botones detrás del mostrador. Se detuvo en la puerta, sin entrar de momento; los asientos más cercanos al improvisado estrado estaban prácticamente completos y Karen sabía que debía darse prisa para conseguir un sitio privilegiado.

Observó la multitud con nerviosismo, hasta detectar el gorrito ridículo que se movía de un lado a otro; aprovechando un momento en el que el botones se acercó a un grupo próximo a la puerta, Karen alargó su mano y le agarró del brazo para llamar su atención

- Disculpe… perdone… - dijo elevando la voz para que la escuchara bien; le mostró una sonrisa nerviosa y sus palabras sonaron casi como un ruego – perdone que le moleste, veo que está muy atareado… pero… ¿sería posible adquirir en este hotel un carrete para mi cámara de fotos?

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10/04/2013, 16:02
Arthur Blackwood

Era la hora. Bajé las escaleras silbando una canción rápida por lo bajo, estaba entusiasmado por la posibilidad de tener un caso entre manos, esperaba que la simplicidad del mismo no restara emoción al asunto. Sin duda un caso complejo es siempre más interesante para un investigador que se precie. Alcancé finalmente la planta baja y giré por el pasillo que conducía a la sala donde se iba a producir la rueda de prensa.

Al entrar pude ver que las sillas estaban ya colocadas frente a una tarima de madera con unas mesas y sillas en una posición elevada que tenían un micrófono delante. La gente se empezaba a amontonar, varias personas, que por su vestimenta parecían reporteros, se encontraban ya sentados en la sala. Entré y busqué sitios libres. No me gustaba la primera fila, nunca es interesante estar en un claro punto de mira del locutor y llamar su atención incluso cuando no se quiere. sin embargo tampoco deseaba sentare demasiado atrás y poder perderme detalles a causa del bullicio. 

Me encaminé a la segunda fila y fui pasando hasta llegar al pasillo izquierdo. Obviamente sería extraño dejar huecos en medio ya que la gente, o al menos eso suponía, debía terminar llenándolos todos ellos, así que era de suponer que terminaría teniendo compañía. Frente a mi asiento estaba una mujer de aspecto joven que vestía de forma sencilla. Llevaba una cámara de fotos y una libreta para tomar notas, lo cual la delataba como otra reportera del sin duda numeroso grupo que allí acudiría hoy. Detrás un hombre de mediana edad al parecer, despeinado y sin afeitar, pero que no iba mal vestido; dudaba mucho que se tratase de un periodista, quizá fuese un curioso o alguno de aquellos que se ven atraídos por el morbo de un crimen, tal vez. Me senté, y comprobé con la mano que efectivamente había cogido el bloc de notas y la estilográfica, y que permanecían en mi bolsillo. Después crucé mi pierna izquierda sobre la derecha y me eché un vistazo a la sala y sus ocupantes, esperando a que aquello empezase.

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10/04/2013, 16:33
Aaron Stateman

Stateman bajó las escaleras hasta el hall silbando una cancioncilla que algunos reconocerían como el tema principal de Encuentros en la Tecera Fase. Se le veía de muy buen humor y sonreía a todos aquellos con los que se cruzaba, saludándoles con un gesto de cabeza si no se mostraban muy receptivos y con un amable "buenos días" en caso contrario. No se cortaba un pelo en echarle un buen ojo a las señoritas más atractivas que entraban en su campo visual, incluso volviendo la cabeza para seguir sus pasos en un gesto de descaro sin remordimiento.

Tras unos instantes de confusión, pues no estaba familiarizado con la estructura del hotel, se decidió por seguir la marea de periodistas y curiosos que se movían en dirección a uno de los salones anexos al hall. Una vez allí recorrió con la mirada las filas de sillas y a sus ocupantes para acabar eligiendo una cualquiera, situada en el bloque de su izquierda. No tenía ningún motivo para ser el primero de la clase ya que allí solo era un curioso, por lo que se sentó en una de las últimas filas, desde donde tendría también una buena perspectiva de todos los asistentes.

Sacó una pequeña grabadora del bolsillo de la chaqueta gris que vestía, extrajo la cinta que llevaba e introdujo otra, guardando la primera en el mismo bolsillo del que había sacado el aparato. Pulsó el botón redondo de grabar y se la llevó a los labios.

- Probando, probando. Uno, dos. Uno, dos... - Detuvo la grabación, rebobinó la cinta, la reprodujo y cuando escuchó su voz sonrió satisfecho, cruzándose de piernas a la espera de que diera comienzo la rueda de prensa.