Partida Rol por web

La Alianza Rota de Calebais

Escena I - Una Carta del Pasado

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07/02/2012, 17:30
Denis de Sade

Denis empujó a Oren para que acompañara a Fresno. Pensaba que así, el menos, podría saber para qué venía a Mistridge, lo cual sería imposible con Beoval, que ni siquiera hablaba su idioma. Denis se quedó sentado junto a Beoval, esperando mientras los rayos no cesaban de caer sobre la Alianza. El cruzado no pudo reprimir la sensación de repulsión al ver al goblin de Oren, que devoraba su propia sopa. Sin embargo, cuando miró a Beoval, le lanzó una sonrisa amistosa.

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08/02/2012, 21:15
Beoval

Beoval, seguía absorto en su deleite con la sopa, ajeno como siempre a las conversaciones de los más mayores, no porque fueran conversaciones de adultos, sino porque no entendía todavía el extraño idioma en el que hablaban. Ocasionalmente, hacía bolitas con las migas de pan que se le iban cayendo de la boca al regazo, situábalas entre su pulgar e índice de la mano y disparábalas hacia la cocorota verde del goblin, para luego volver rápidamente a mirar su cuenco, como si con él no fuera la cosa mientras el personajillo bufaba, resoplaba y le lanzaba abyectas miradas.

Algo pasaba...

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08/02/2012, 21:35
Oren Alston

Oren trastabilló por un momento debido al empujón, resultaba evidente que el cruzado poseía bastante fuerza -No vuelvas a tocarme, magancés-  dijo con voz sumamente fría. Un rayo de ira le recorrió el cuerpo y sus ojos, más rojizos de lo normal, miraron dura y fijamente a los de Denis. Retrocediendo un par de pasos cogió rápidamente su arco con una mano y una flecha con la otra -Tu no mandas sobre mí, ni sobre Beoval. Discúlpate e iré con la boina roja, de lo contrario más vale que seas tu el que la acompañe- Tensó el arco listo para cualquier cosa.

Notas de juego

Cuando escribí el post solo estaba el de Denis, pero cuando le di a enviar no me dejó porque alguien había escrito. Mi post realmente iría antes del de Beoval.

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08/02/2012, 21:57
Beoval

"Otro de los estallidos de cólera de Oren", Beoval suspiró. "Supongo que tendré que intervenir" Dejó la sopa con sumo cuidado en el suelo, y alzóse cuán largo era hacia arriba. Tomó aire y al hacerlo infló su pecho al máximo, mientras posicionábase entre el agraviado y el caballero y extendía ambos brazos, uno hacia Oren y otro hacia Denis. Soltó el aire lentamente y aceró la vista, mientras apretaba la mandíbula y componía un gesto serio. "A veces tengo la impresión de que soy el más sensato de este lugar". Su profundo vozarrón se oyó a continuación: "¡¡Vina er vér!!", mientras miraba inquisitivamente ora a Denis, ora a Oren.

"Amigos somos y así ha de seguir siendo; al menos hasta que haya terminado de comer y de hacer esta maldita guardia...si os queréis matar después hacedlo, pero no en mi presencia, que no quiero que un maldito mago loco de ésos mándeme a limpiar vuestra sangre"

Confiaba Beoval en que la imagen de un corpulento hombre de más de dos metros de altura extendiendo unos musculosos brazos que parecían abarcar toda la pequeña habitación, y un vozarrón impropio de alguien de su edad exhortando a la calma coaccionara un poco el belicoso ánimo de su compañero.

Notas de juego

Hala, arreglado, ya no hay que cambiar posts de sitio, que he modificado el anterior mío para que concuerde con las acciones de Oren.

Por cierto...¿magancés? jejeje, Kevin, te está metiendo demasiado en el papel medieval, ¿eh?, te ha faltado el bellaco malandrín, jaja

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08/02/2012, 22:33
Denis de Sade

No es el día ni la hora propicia para que aquí muera hoy alguien, y menos uno de sus dos compañeros en los cuales estaba empezando a confiar. Denis creía que su "empujoncito" no iba a ser tomado con esa acritud pero ... no fue así. El templario miró a Oren mientras apartaba la mano de Beoval y dijo con profunda voz penosa: "No era mi intención ofenderte, demasiada gente maté antaño para que ahora nos enzarzemos en una disputa en la cual puede rodar alguna de nuestras preciadas cabezas". No pensaba lo mismo sobre la Cabeza del Goblin, la cual si que Denis deseaba ver rodar... algún día.  

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09/02/2012, 11:23
Oren Alston

El vozarrón y el noble acto de Beoval hicieron vacilar a Oren, quién destensó el arco casi sin darse cuenta, además, la disculpa de Denis le dejaba sin ningún motivo para continuar con aquella disputa -Quizás haya actuado en demasía... aún así, tenlo en cuenta en ocasiones venideras- recuperando ya una postura relajada se dirigió a Burokt y, agachándose junto a él, le comentó en voz baja -Quédate aquí y avísame si ocurre cualquier cosa... las palabras de Fresno me inquietan-.

Revisó su equipo, se ajustó la capucha y salió de la garita, no sin antes despedirse -...Escoltaré a Fresno, vosotros ... tened cuidado, no sabemos a qué se refería la Boina Roja- Se llevó los dedos Índice y Corazón próximo a los ojos, para señalar a continuación el camino, esperando que con ese gesto Beoval entendiera que debían vigilar el camino. 

La lluvia caía torrencialmente y las gotas, de tamaño considerable, martilleaban sobre su capucha y su capa "Kurwa...". Para cuando llegó junto a Fresno ya se encontraba prácticamente empapado, y el frío comenzaba a calarle, aunque todo aquello no era nada, había pasado por cosas mucho peores... no haber tenido un lugar donde vivir trae consigo algunas ventajas, de entre los innumerables inconvenientes.

-Sigue mis pasos, te llevaré hasta Grimgroth- Y sin mediar una palabra más, bajo la endiablada tormenta, comenzaron a caminar prontamente.

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09/02/2012, 12:50
Denis de Sade

Denis al ver como Oren aceptaba sus disculpas y se alejaba en la lluvia notó como se relajaban sus músculos y su hombro derecho empezaba a dejar de dolerle un poco, las heridas de guerra les empezaban a pasar factura.

Bajó la lluvia y junto a Beoval intentó comunicarse con él, diciendo frases como: "... no sabia que existia gente tan grande como tu por estos lares..." , "... pues dicen que esta lluvia a largo plazo cala en los huesos...", "Yo en mis tiempos mozos ..." y con esta frase y al ver los ojos como platos de Beoval decidió dejar de hablar. A lo mejor intentaba mantener contacto con el porque se sentía culpable de la disputa anterior y era la única manera en que Denis sabia agradecérselo, aunque quedaba claro que las palabras no eran su fuerte, precisamente.  

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09/02/2012, 14:33
Beoval

Una vez pasado el momento de tensión, Beoval suspiró, se relajó y volvió a componer una cara risueña. Atendió a los gestos de Oren, que parecía indicarle que prestara atención al camino que llevaba hasta allí, mas cuando su compañero se desplazó para guiar a la desconocida, el grandullón retomó su tarea con la sopa.

Cuando el caballero vino a sentarse a su lado, Beoval dejó de sorber. Le miró de reojo y respondió a los infructuosos intentos de conversación  con una sonrisa de oreja a oreja, con la descuidada barba goteando de sopa hasta el suelo, ahíto como estaba ya de engullir el sabroso líquido.

Pese a haber vivido aquel aciago y desolador día hace ya bastantes años, Beoval no albergaba odio hacia todos los caballeros con los que habíase encontrado a posteriori. Además, su todavía cerebro de niño grande (acrecentado esto por todo el tiempo vivido en la foresta salvaje solo) era rápido no sólo en el odio, sino también en la amistad y cariño, y reconocía a Denis como un hombre amable, si bien ciertamente circunspecto y abatido en ocasiones.
En gesto simplón de amistad, acercóle al guerrero el plato aún por terminar y con su mano derecha hizo como que se llevaba una cuchara a la boca, mientras exclamaba: "¡Eta, eta!...¡Matask!"

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09/02/2012, 18:47
Director

La tormenta pareció redoblar su intensidad, y la lluvia empezó a golpear más ruidosamente la garita. Denis y Beoval, demasiado altos, no se sentían muy cómodos en el cerrado espacio, pero siempre era mejor que estar al aire libre en una noche como ésa. El goblin, por su parte, estaba de muy mal humor.

¡Quedarme aquí! ¡Ese Oren me va a oír! —se movía impaciente, de un lado a otro. Un trueno resonó en el aire— ¡Tú te callas! —gritó, alzando el pequeño brazo verdoso hacia el cielo. Entonces, como si tuviera una repentina idea, se giró hacia Denis—. ¡Tú, grandullón! Cuéntame una de esas estúpidas historias sobre aquel que habita sobre las nubes. Seguro que hasta a Beoval le da la risa. Cuéntale lo de los siete días, y lo de cómo descansó al…

El sonido de las herraduras atrajo la atención del trío, haciendo callar hasta al goblin. Por el camino, un oscuro jinete apareció. Su armadura era negra como la noche, y su casco de formas cuadradas ocultaba todo su rostro. A través del visor, e incluso a tal distancia, podían verse sus ojos, brillantes y blancos. El viento hizo ondear una negra capa desgarrada, y un relámpago iluminó su espada, que descansaba envainada sobre su costado. El caballo, enorme y de pelaje azabache, era imponente, y tan irreal como el jinete, con sus largas cuencas oculares centelleando con tonos blancos y dorados. Entonces, de repente, dos relámpagos cayeron sobre él. Surgiendo de entre los fulgores, jinete y caballo resplandecieron electrificados.

A unos treinta metros de la muralla, el jinete sacó su espada, que tronó como uno de los truenos de aquella temible tormenta.

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09/02/2012, 18:48
Director

Oren guió a Fresno ex Mercere a través del patio de la Alianza. No saludó a ninguno de los mundanos con los que se cruzó, hasta llegar a las altas puertas dobles que servían de entrada a la torre. Con un leve cabeceo, uno de los dos guardias que custodiaban día y noche las puertas permitió a Oren el acceso. Una vez dentro, protegido de la lluvia, el explorador se dirigió directamente a las escaleras, cruzando el recibidor. Los escalones ascendían hasta la decimotercera planta de la alta torre, pero también descendían a los diversos niveles de sótanos, excavados en roca. Oren sabía que allí habitada Félix Necromius, el nigromante de Mistridge, por lo que todos solían evitar el lugar. Alguna vez, Oren había tenido que bajar por aquellas escaleras: a veces, el oscuro mago pedía animales vivos, como pequeños pájaros, conejos o ratas, para… bueno, era mejor no saberlo.

Por suerte, ese día no tendría que descender. Guiando a Fresno, subió los escalones, uno a uno. El ascenso era agotador, pero Oren lo había realizado muchas veces. Por suerte, la Mercere no se quedó atrás, manteniendo su ritmo sin rechistar.

Cuando alcanzó la última planta, se encontró con Thibaud el Bretón, autócrata de la Alianza, frente a la puerta que daba a la Sala del Consejo. Thibaud era un hombre de mediana edad, casi calvo, de penetrantes ojos claros., que servía de nexo entre los magos y sus mundanos compañeros.

Sin necesidad de palabra alguna, pues la mera presencia de la Boina Roja era suficiente para él, Thibaud tocó una pequeña campana. Su ligero sonido resonó en las profundas escaleras, hasta que, al otro lado de la puerta, una voz respondió.

Thibaud.

El aludido entró, precedido por Fresno y Oren. El explorador observó la sala, a la que nunca había podido acceder. Ante ellos, los seis magos de Mistridge se hallaban sentados en una gran mesa circular de mármol.

Grimgroth ex Jerbiton, primus de la más joven Alianza del Languedoc, presidía la mesa de la Cámara del Consejo con frío gesto, habitual en él.

Allí se encontraba también Félix Necromius, el pálido Bonisagus obsesionado con la muerte, que se resguardaba bajo su deshilada túnica negra, visiblemente incómodo por la presencia del resto de magos, como si añorase su cripta de los niveles subterráneos de Mistridge.

Oren vio a Cicos Tremeri, un joven mago que había llegado a la Alianza un poco antes que él, procedente de un largo peregrinaje por Europa. Su clara piel y su largo cabello castaño brillaron con el refulgir de un rayo a través de una de las vidrieras de la sala.

Marlene Lemoine, la Verditius, era menuda y pelirroja, y una evidente ventaja para Mistridge, por poder contar con una creadora de objetos mágicos. Como casi siempre, Marlene se mantenía tranquila pero atenta, curiosa por saber a qué se debía la repentina aparición de ala Boina Roja.

El antiguo aprendiz del primus de la Alianza también concurría al concilio. Dolfus ex Jerbiton era ahora un veterano mago, que había dejado tiempo atrás la alargada sombra de Grimgroth para labrarse su propio camino.

Vulcris era la última hechicera asistente al consejo, y para Oren era obvio que se sentía tan molesta por la reunión como el propio Félix. De cuerpo contrahecho, su cabello grisáceo se hallaba tan enmarañado y empapado como sus propias ropas. El sanctum de la extraña mujer se hallaba en la azotea de la torre de piedra, al aire libre. En aquel momento, la fémina soltó un graznido, en respuesta a un trueno.

Mis señores —Thibaud inclinó su cabeza—. Ha llegado a nuestra Alianza de Mistridge Fresno ex Mercere, Boina Roja de…

Sodales —la mujer caminó más allá del autócrata, visiblemente impaciente—. No he recorrido tan largo camino bajo esta maldita noche ni he perdido un valioso caballo para intercambiar fórmulas —Fresno se detuvo ante la mesa. De su túnica sacó un cilindro de madera, que apoyó sobre la superficie de mármol. Entonces, la hizo rodar hacia Grimgroth—. Traigo un urgente mensaje para los sodales de la Alianza… una carta del pasado.

El cilindro fue detenido por la mano del Primus de Mistridge, al tiempo que un relámpago cruzaba el cielo nocturno demasiado cerca de la torre, como una premonición. La luz del rayo hizo destellar el sello grabado en el cilindro.

Una corona rota.

Calebais —murmuró Grimgroth, con algo indeterminado que rompía su frialdad.

 

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09/02/2012, 18:49
Director

Grimgroth escuchó con atención a sus compañeros, asintiendo de vez en cuando, mostrándose frío casi siempre. Al acabar sus intervenciones, el líder de Mistridge ladeó la cabeza hacia Vulcris, pero la extraña maga no añadió más que otro graznido. La tormenta pareció endurecerse más allá de la protección de la roca y el vidrio, iluminando la estancia con sus caóticos relámpagos.

Fue entonces cuando, en el momento en el que iba a hablar, sonó una pequeña campana. Grimgroth no pareció afectado por la interrupción, o al menos no lo mostró en su cuidado rostro. Con calma, se sentó en una de las pesadas sillas, entre Vulcris y Félix Necromius, y alisó su túnica.

Thibaud —dijo, simplemente. La única puerta de la sala se abrió, y el aludido entró acompañado por dos personas. Thibaud era un hombre de mediana edad, casi calvo, de penetrantes ojos claros. Había sido él el que había hecho sonar la campana para pedir permiso para acceder a la Sala del Consejo, como siempre, pues como autócrata de la Alianza, servía de nexo entre los magos y sus mundanos compañeros.

Tras el hombre, caminaba una mujer alta y delgada, vestida con una empapada túnica roja. Su cabeza estaba descubierta, mostrando una corta melena castaña y unos ojos determinados. Portaba un corto cetro.

Oren cerraba el grupo y, extraño en él, no iba acompañado de su goblin. El explorador y vigilante de Mistridge estaba tan mojado como la mujer. Los magos presentes recordaron la noche en el que el muchacho de sangre feérica llegó a la Alianza, no mucho después que lo hiciera Cicos ex Tremere. Como ahora, una tormenta rugía sobre un encapotado cielo, aunque no tan estruendosa como la que tronaba sobre sus cabezas en esos momentos. Huyendo de una sociedad que no lo aceptaba, Oren había llegado a Mistridge junto con un goblin y un veterano cruzado, de nombre Denis. Grimgroth aceptó a los tres como grogs de la Alianza, y ahora eran guardianes del lugar.

Mis señores —Thibaud inclinó su cabeza—. Ha llegado a nuestra Alianza de Mistridge Fresno ex Mercere, Boina Roja de…

Sodales —la mujer caminó más allá del autócrata, visiblemente impaciente—. No he recorrido tan largo camino bajo esta maldita noche ni he perdido un valioso caballo para intercambiar fórmulas —Fresno se detuvo ante la mesa. De su túnica sacó un cilindro de madera, que apoyó sobre la superficie de mármol. Entonces, la hizo rodar hacia Grimgroth—. Traigo un urgente mensaje para los sodales de la Alianza… una carta del pasado.

El cilindro fue detenido por la mano del Primus de Mistridge, al tiempo que un relámpago cruzaba el cielo nocturno demasiado cerca de la torre, como una premonición. La luz del rayo hizo destellar el sello grabado en el cilindro.

Una corona rota.

Calebais —murmuró Grimgroth, con algo indeterminado que rompía su frialdad.

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10/02/2012, 22:01
Cicos Tremeris

¿Calebais? -preguntó extrañado Cicos Tremeris, sosteniendo la mirada de Grimgroth. - ¿No era esa alianza perdida, de la cual no se sabía nada hace ya más de medio siglo?

Pese a que Cicos procedía del Tribunal de Transylvania y era casi un recién llegado a Mistridge, había oído hablar de la misteriosa Calebais ya en su tierra natal. Calebais era una leyenda, casi un mito, utilizado a veces por los magi como ejemplo de la prepotencia y el orgullo de los hechiceros. Situada en el Tribunal Provençal, supuestamente había desaparecido sin dejar rastro a consecuencia de un castigo de Dios, puesto que sus arrogantes moradores se habían creído por encima de la ley divina.

Dirigiendo su mirada a la Boina Roja y con cierto nerviosismo debido a la emoción y a la admiración, Cicos le preguntó:

Sodalis Fresno Merceris... ¿Calebais?... ¿ha aparecido?

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10/02/2012, 22:33
Fresno ex Mercere

Solo de la forma en la que aparece un fantasma, sodalis —contestó Fresno, mirando al Tremere con sus profundos ojos—. Calebais sigue en el pasado, pero su rastro incorpóreo ha llegado hasta nosotros a través de esa carta —mientras hablaba, Grimgroth abría el cilindro, sacando un viejo pergamino de su interior. Parecía bastante estropeado, y le faltaba toda la parte inferior. El líder de Mistridge pareció no escuchar a Cicos—. Tenéis ante vosotros el último testamento de la enigmática Alianza...

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11/02/2012, 01:17
Marlene Lemoine
Sólo para el director
- Tiradas (1)

Motivo: Conocimiento de Calebais

Tirada: 1d10

Resultado: 10(+5)=15

Notas de juego

Inteligencia (+2) + Conocimiento de la Orden (3)= 5
Supongo que no es una tirada de estres, asi que el resultado sería 15...

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11/02/2012, 14:20
Marlene Lemoine

-La Alianza de Calebais...dice Mirielh casi en un susurro. Un Alianza perdida, sí...hace muchos, muchos años...la Maga se levanta casi inconcientemente y comienza a caminar de manera apresurada para uno y otro lado de la mesa, mientras que los ruidos metálicos resonaban por toda la estancia.

Uno de los artefactos más poderosos que ostentaban era la Campana de Ibyn, que se activaba ante la presencia del peligro inminente. Cada mago poseía una corona fabricada a partir de la misma campana. Al ser una Alianza protegida del ojo mundano y mágico, tal vez era una manera de encontrar su propia morada y no perderse en el camino...aunque no se sabe con certeza...no señor... su hablar era acelerado meintras abría grandes sus ojos verdes, los cuales emitían un destello de ansiedad.

Se dice que nunca fue encontrada, pero he escuchado algunos rumores que sí...aunque son sólo eso...y si es así? si se encuentran esas coronas probablemente sea una manera de encontrar el paradero del lugar...Ohhh!!! todas los artilugios perdidos, olvidados por el tiempo, dispuestos a esperar a una gran Maga a decifrarlos...de pronto, la Maga sabe que se había ido de boca, su emoción y su ansiedad casi incontrolables, hace que se detenga de pronto.

Pero entonces, qué significa esa Carta, Grimgroth?? Qué es lo que dice?dice mirando al Mago.

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11/02/2012, 14:36
Grimgroth de Mistridge

Lentamente, Grimgroth observó la carta. Todos pudieron ver, por el movimiento de sus ojos, que la estaba leyendo. Al fin, pareció regresar a la realidad.

Thibaud, puedes retirarte junto con Oren —dijo con voz tajante. "Es un asunto de magos", pareció flotar en el aire, aun sin ser pronunciado. Pero solo un momento después, volvió a hablar—. Thibaud, organiza una partida de exploración para mañana mismo. Que sean pocos hombres, los mejor dotados. Que Pyp prepare los caballos, los más rápidos de los establos. Estoy seguro de que varios de los sodales aquí presentes estarán interesados en... esta peculiar búsqueda —sus ojos se posaron especialmente en la Verditius—, una vez lean esta carta. Partirán al amanecer.

Dicho lo cual, esperó a que el Bretón y Oren saliesen de la Sala del Consejo.

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11/02/2012, 15:51
Dolfus ex Jerbiton

Dolfus escuchó atentamente a Marelene, su pasión por los objetos mágicos era contagiosa, de su relato casí podias imaginarte a esos magus con sus coronas buscando su Alianza. Como los Reyes de los mundanos parece que también a los magos les gustaba las señales de poder. El mago se acercó a Fresno Ex Mercere. -Tengo una pequeña pregunta-dijo sonriendo-¿Por qué has venido a nuestra Alianza?-le preguntó. Aprovechando que se encontraba cerca del joven Oren le guiñó un ojo y le susurró algo al oído. Dolfus siempre había tenido muy buena relación con los restantes miembros de la torre, algo que Grimgroth no veía con buenos ojos.

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11/02/2012, 16:34
Dolfus ex Jerbiton

"-Prepárate para el viaje, vamos a la búsqueda de la antigua morada del dragón, quizás haya una damisela que rescatar-"

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11/02/2012, 16:39
Fresno ex Mercere

La poseedora de esta carta no quería que cayera en manos de otra Alianza, sodalis —contestó con simpleza, y cierto enigma, la Boina Roja.

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11/02/2012, 16:44
Oren Alston

Oren echó un vistazo a la sala y a los allí presentes. Siempre que los contemplaba no podía evitar pensar que en cierto modo, él era parecido a ellos.

Presenció la escena con cierto interés, no es que comprendiera, ni quisiera comprender los asuntos de magos, pero el nombre de Calebais le sonaba de algo... Burokt lo mentó hacía algún tiempo "Le preguntaré cuando le vea, quizás me pueda contar algo más...".

Thibaud le hizo un gesto para que se retirara junto a él, pero antes de salir, el Jerbiton le guiñó un ojo y se le acercó para susurrarle algo al oído. El joven explorador se empezó a incomodar y a impacientar, no toleraba el aire cálido y húmedo dirigido hacia su oreja y, aunque se esforzó por soportar aquello, no pudo evitar salir de la sala dejándole a Dolfus alguna palabra en la boca.