Partida Rol por web

El coche-patrulla de los Arbitres de Alactra es una maquina nueva, silenciosa, bien mantenida. No es gravítica ni mucho menos, pero el pequeño y blindado vehículo para dos personas es perfecto para transitar las calles.

Trahcia y Anthat se acercan a él dispuestas a comenzar la ronda diaria, bromeando como siempre sobre quien lo manejaría. Sobre la ventanilla del conductor, en un enganche plástico, tienen la hoja de la ruta que les ha tocado hoy, pero conocen el recorrido sin verlo: la sub-colmena. Siempre es así; a los parias del departamento les toca la subcolmena.

(sigue...)

Con resignación toman el papel, lo doblan en uno de los numerosos bolsillos del uniforme, y se suben al auto.

El motor comienza a ronronear, pero antes de que comiencen a salir del garage, unos golpecitos en el cristal del conductor les llaman la atención. Con sorpresa ven al capitán, quien les hace señas de que bajen el cristal.

- Oficiales, si puedo hablar con ustedes un momento, dice el capitán mientras apoya el brazo en el marco de la puerta, introduciendo apenas la cara en el habitáculo.

Tras una amistosa "disputa" con mi compañera, le cedo el mando del auto. Al ver al Capitán le aviso a mi compañera, que baja la ventanilla y contesto. Por supuesto mi Capitán. ¿quiere que nos bajemos y vayamos a un lugar mas privado?

Hago amago de abrir la puerta, por si su respuesta es que sí, para seguir las ordenes del Capitan rápidamente.

- No, no... solo un comentario, señoritas.

Las palabras del capitán son amables. A diferencia de la gran mayoría de los demás Arbites, DeeWeeh al menos parece mantener a distancia de sus modales el machismo del departamento. Ambas han conversado que, en realidad, creen que para el Capitán lo primero es ser profesional: si ambas sirven en el cuerpo, no tienen diferencia con los hombres. Como sea, su actitud es de agradecer.

- Un grupo de fuera-mundanos estuvieron preguntando por Sombra Suave. El tipo que sospechamos distribuye la obscura de gran parte de la subcolmena. Mantengan los ojos abiertos; estos tipos eran profesionales y no quiero que queden atrapadas en un fuego cruzado si han contratado a sicarios de fuera para encargarse de él.

Introduce la mano en el vehículo, y señala una calle en la tablilla de datos. Si yo fuera ustedes, evitaría este lugar... sospechamos que algo gordo va a pasar allí con todo este tema por estos días. Pero, en todo caso, si ven algo sospechoso... repórtenlo y salgan de allí.

De acuerdo capitan, tomaremos en cuenta su aviso- Media sonrisa aparece por mi cara- Evitaremos en lo posible esa calle. ¿Ordena algo mas o comenzamos nuestra patrulla?

Mientras, agarro los mandos del vehiculo preparandolo para salir. Ademas me pongo el cinturon, nunca se sabe que puede ocurrir.

- No, eso es todo, dice el capitán dando una palmada a la puerta del auto. Cuídense ahí afuera.

El vehículo comienza a circular fuera del estacionamiento, hacia la noche, sus luces, y la oscuridad de la gente de Alactra.

Saludando al capitan acelero el vehiculo, comenzando con la ronda. Segun nos vamos acercando , le hablo a mi compañera:

Bueno, si no hubiese querido que fuesemos no lo habria mencionado, ¿no?- Sonrio- Sabia que si lo sabiamos nos pasariamos, pero no podia decirnoslo abiertamente...- Suelto una risilla- Porque quieres ir, ¿verdad?

Voy mirando las calles, a una velocidad aceptable para poder ver bien la decadencia de la subcolmena. Siglos de ser el estercolero de los niveles superiores han hecho que la zona sea poco mas que un tugurio repleto de descontentos y criminales, pero la justicia del emperador está en todos lados, y en este momento somos nosotras quien vela por ella.

Saludo oficialmente al capitan antes de ponerme el cinturón y partir.

Al seguir calle abajo me voy fijando a mi alrededor, observo a la gente, que hace, como son, su estado de ánimo... mientras comienzo una conversación con mi compañera.

mmmm, parece interesante lo que nos ha dicho el capitan, vamos a hacer una ronda por los alrededores de esa zona? lo vemos desde fuera y según como lo veamos...nos adentramos o no..¿qué te parece?

Intento no ser muy ansiosa, en realidad quiero cazar a ese traficante y ser reconocida como una muy buena guardia.

Miro y sonrio a mi compañera, haciendole entender que yo también quiero ver que pasa por ahí. y sin pensarnoslo 2 veces nos ponemos en marcha.

La patrulla zumba autopista abajo. Poco a poco descienden de la colmena media a la sub-colmena; se pierde la luz para ser reemplazada por potentes reflectores y los edificios pareces altas y sucias paredes de una grotesca prisión.

Por fin toman una salida hacia el sector que deberían patrullar esta noche. Con un guiño, Trahcia desvía por una calle lateral sucia, llevándolas más cerca de los "problemáticos" fuera mundanos.

Las caras que os siguen desde las ventanas son poco amigables, como mínimo. Algún que otro movimiento os llama la atención; aunque no es costumbre de los Arbites meterse en disputas menores, y los dejan pasar rápidamente.

De repente, resuena un disparo. El flash inconfundible de un arma láser surge de una ventana, en el primer piso de un destartalado edificio cuyas paredes parecen estar perdiendo el plasti-cemento de a pedazos. Un grito resuena en la calle, y pronto se hace el silencio.

¿Has visto de donde provino el disparo?-Digo a mi compañera mientras de un aceleron voy a la siguiente esquina a cubierto y miro por la ventanilla- Pide apoyo para entrar en la casa, no parece que haya demasiada gente por aqui pero no es pla de ir solas al peligro...

Esta bien,

Cogo el comunicador del Coche y hablo con la central. Aquí Antthat y Trahcia, necesitamos refuerzos. Hemos oido un disparo en una vivienda, vamos a investigar lo ocurrido. vengan cuanto antes.

A continuación bajo del vehiculo junto a mi compañera y me dirijo a la puerta que señala, de donde venia el disparo. Me coloco a un lado de la puerta en disposición para entrar juntas cubriendonos mientras abanzamos por la zona.

La radio crepita un lacónico: copiado; y las mujeres se dirigen hacia la puerta del edificio.

Con acostumbrada eficiencia entran, cubriendo las esquinas y sus respectivas espaldas.
El lugar está desierto, es polvoriento y antiguo. En las esquinas se observan pequeñas montañas de desperdicios; algún movimiento les indica que seguramente hay ratas entre los restos de comida del piso.

En el lugar hay por todo mobiliario una mesa pequeña destartalada y la estructura de lo que alguna vez fuera un sillón de dos cuerpos. Una escalera de imitación de madera destartalada sube al primer piso; y a un aldo de ella se ve un pasillo en el cual se advierten 4 puertas antes de que el pasillo doble. El lugar es un edificio de departamentos; y las puertas son de los hogares de la planta baja.

Se mantienen en silencio un segundo, y pronto escuchan del primer piso ruido a maderas rotas, y un grito ahogado.

Con el escudo cubriendo el frente y la pistola en la otra mano, indico con la cabeza a Anthat que voy delante y cubra mis lados ciegos. Subo las escaleras con paso firme pero tratando de hacer poco ruido, y en un movimiento enciendo la camara termica de mis gafas para tratar de detectar algo por el calor, andando escaleras arriba. Pongo cuidado en que mis armas de combate cuerpo a cuerpo no tintineen ni golpeen las paredes, observando la escalera y el pasillo por el que entramos, atentos a la posible salida de la persona que hemos escuchado hace un momento.

Cubro a mi compañera con la pistola automática en mano preparada para cualquier imprevisto pero escondida de los ojos ajenos, y con absoluta precaución subo tras ella advirtiendo que no haya nada raro por el pasillo que dejamos atrás, no parece que se escuche nada.

Sigo mirando a ver si encuentro algo sospechoso.

Ambas suben las escaleras con cuidado, pero con firmesa. Al llegar al pasillo superior, sin embargo, no se requiere mayor poder de deducción para advertir el problema: un hombre de mediana edad yace sobre el crudo suelo de cemento apisonado en un charco de su propia sangre. El cráneo ya solo es la mitad de lo anatómicamente correcto, seguramente producto de un impacto de arma de proyectiles sólidos.

A 5 metros de él, un hombre flaco y de tez pálida se encuentra enfrentado a una puerta abierta. Lleva una sudadera sin mangas sucia y razgada; pantalos amplios en similar estado de higuiene, y numerosos tatuajes en los brazos, torso y cara. Además, por supuesto, un tremendo pistolón que sostiene apuntando hacia el interior de la habitación, interior que no podeis ver aunque sí oir el llanto de un adulto que de allí surge.

- Eres mierda! Mierda! Nadie se mete con mis rutas, puta de mierda! Ahora quien te protege, eh?? EH???

La ley imperial le protege, chaval.- Digo apuntandole desde detras del escudo- Suelta el arma en 3 segundos o acabaras peor que tu amigo el del suelo, te lo prometo.
Hago que mi voz suene fria a la vez que cruel en las ultimas tres palabras. Mi pistola laser queda bien a la vista, apuntandole a la cabeza, totalmente inmovil en esa posicion. Si no hace lo que le digo, queda bien claro que esos tres segundos seran sus ultimos segundos de vida.