Partida Rol por web

Kassmal no sabía si cargar contra aquella criatura. Su última experiencia luchando sin pensar casi había acabado con él muerto, así que optó por tantearlo desde lejos, arrojándole una de sus jabalinas. Si se acercaba a por él, sacaría la maza y lucharía con la bestia mientras lo mantenía alejado de sus compañeros

Lamentablemente, su jabalina salió muy desviada.

Ganzúa se movió con velocidad mientras encajaba una flecha en el arco. Parecía imposible fallar contra alguien de aquel tamaño.

Yandrak acarició la espalda de Kassmal, transmitiéndole su poder, y éste sintió cómo la fuerza crecía en su interior. Askabal se posicionaba, apuntando con su flecha a la gran criatura, mientras Ganzúa y Kassmal lanzaban su primer ataque sin ningún tipo de éxito.

Los que no esperaron sentados fueron Gazhan y Adam. Ambos se abalanzaron contra la criatura, prestos, con fiereza, y dispuestos a acabar con ella en un abrir y cerrar de ojos. Adam agitó su cadena y golpeó en el rostro al ghirrash. Las heridas eran profundas, pero algo mágico parecía recuperar el daño levemente. Gazhan, al contrario, a pesar de su ataque fiero, sólo consiguió que la criatura se riera con todas sus ganas. Sus cuatro garras y sus fauces se lanzaron con velocidad y facilidad sobre el hombre lagarto. Un golpe rápido y seco. Gazhan cayó al suelo, inconsciente, desangrándose por el golpe recibido.

Yandrak vio caer al jefe Gazhan, y a pesar de que apenas le conocía, decidió ir a socorrerle a toda velocidad. A penas se había podido convertir en su amigo, pero era un aliado potencial y cuantos más estuviera en pie, más posibilidades habría de derrotar a aquella bestia, así que salió corriendo para poder atenderle, aunque antes prefirió invocar algún tipo de señuelo cerca de su rival para distraerle mientras el resto le golpeaban.

Ganzúa estaba poco predispuesto a acercarse a aquella criatura, así que probó otra cosa nueva. Sacó la varita que tenía en el cinto y apuntando al enorme bicho la activó. Dos pequeñas bolas de energía volaron directamente hacia el demonio.

Yandrak quería socorrer a su aliado más tardío, pero sabía que era muy complicado. La velocidad con la que esa inmensa criatura se había cargado al hombre lagarto había sido asombrosa. Tras unas palabras arcanas, un punto de luz apareció a los pies del ghirrash a petición de la convocación de Yandrak.

Ganzúa, inteligente de nuevo, al ver la resistencia de ese ser al ataque de la cadena de Adam, tomó otro camino. Sacó su varita de proyectiles y los disparó contra la abominable criatura. Ésta vez las heridas no se cerraron, parecía que la magia podía ser su punto débil.

Pero eso no lo vieron los demás, o al menos eso parecía. Kassmal avanzaba lentamente, protegiendo su cuerpo totalmente, mientras Adam volvía a agitar sus cadenas. Esta vez no tenía ningún éxito, y eso le podía costar la vida. Una flecha nació del arco de Askabal, que parecía que había vuelto a la lucha.

El ser decidió que su nuevo objetivo sería Adam. Era el siguiente en ese campo de muerte, y su boca ya salivaba por su sangre. Rápido fue su movimiento de zarpas y colmillos. El ataque, por suerte para Adam, no fue tan demoledor como para Gahzan. Al menos él seguía en pie.

Yandrak se colocó tras Adam para curar al caído hombre lagarto. Se arrodilló junto a él y le lanzó uno de sus múltiples conjuros de curación. Debía echarle una mano, pues no quería perder a un posible aliado para el combate.

Askabal se movió unos pasos para colocarse algo mejor. Sus flechas debían de aplacar a ese monstruo o al menos hacer que cediese.

No cejéis en vuestro empeño - les dijo a su grupo.

De nuevo, muy sutilmente, cogió una de sus flechas, la colocó en su arco y con un leve gesto disparó.

Con todos mis sentidos enfocados en la criatura, me coloco sobre el cuerpo del imbécil de Gahzan. Le ha fallado a la tribu con ese comportamiento tan irracional. 

-Ataca y retrocede, Adam! Conmigo aquí no podrá alcanzarte!

El semielfo usó de nuevo la varita, parecía que aquellos proyectiles dañaban a la criatura.

Mientras Yandrak curaba al jefe Gazhan, los demás se unían para golpear a la criatura. Pero ni con todos los golpes combinados consiguieron tumbarle, aunque sí que las heridas no le cerraban con tanta facilidad. Adam dio un paso atrás, para hacer caso de las palabras de Kassmal y que fuera él el que recibiera los golpes esa vez.

Y su plan funcionó. Las garras y sus mordiscos no consiguieron superar la defensa férrea de Kassmal, que desvió todos y cada uno de sus ataques.

Kassmal aguantó el asalto como pudo, encajando en su escudo y su armadura multitud de golpes. El hombre lagarto gruñó y apretó los dientes y dió un paso adelante, para que su rival quedara a su alcance. Hasta entonces, todo había sido defensa pero ahora se arriesgó a intentar usar su mangual para derribar al monstruo por las patas.

Era hora de empuñar sus dos espadas bastardas e ir cuerpo a cuerpo contra esa mala bestia.

Parecía un juego de niños para Askabal el guardar y sacar las nuevas armas de ataque. Su habilidad superaba ciertos límites y lo iba a demostrar. Eso sí, se mantuvo en el mismo sitio a la defensiva.

El hombre lagar tija parecía aguantar los envites del demonio.

Aguanta Kass.

Una nueva carga y dos esferas de energía volaron directamente hacia su enemigo.

Con el hombre lagarto en pie y Kassmal protegiéndolos de todos los golpes. Yandrak se incorporó para usar una vez su varita. Ganzúa le había mostradp que era débil a los proyectiles mágicos. Así que solo había que imitarle.

Un golpe de suerte ayudó a los aventureros. El jefe Gazhan abría los ojos y se incorporaba, sediento de venganza. Mientras, Adam agitaba por todo lo alto su cadena, y la lanzó. Se enganchó en el cuello de la criatura, que luchó con sus cuatro brazos para arrancársela.

Y lo demás fue combinación. Ganzúa y Yandrak aliaron sus proyectiles mágicos para que impactaran sobre las heridas ya sangrantes de la criatura. Y Kassmal, viendole indefenso, se lanzó con el escudo por delante para derribarle. Y el resultado fue claro y demoledor. Al caer hacia atrás, la criatura no pudo hacer nada más. El cuello se le rebanó la cadena de Adam que aún seguía enganchada. Se acababan de librar de un enemigo muy poderoso.

Kassmal relajó su guardia, por fin. Aquella cosa había estado a punto de despedazarlo pero su perciia con el escudo lo había salvado. Echó un ojo a su fiel escudo y grandes melladuras así lo atestiguaban. El hombre lagarto pateó el cuerpo para comprobar que no quedaba nada de vida en él y luego se apartó para que los humanos listos lo examinaran.

-Buen trabajo, amigosss...

Todo terminó, al menos por ahora.

Gracias por vuestra insistencia - miró a sus compañeros. Uno menos con vida.

Se aproximó para examinarlo.

Ganzúa giró la cabeza y sonrió a Yandrak mientras antes de guardar la varita. El uso de aquellos objetos sin duda habían marcado la diferencia.

Askabal ya se había adelantado a registrar el cuerpo, así que el pícaro se dedicó a la estancia.