Partida Rol por web

Kassmal se plantó donde estaba.

-Kassmal aprecia hermanosss humanos pero hombresss lagarto piensan primero en tribu. Yandrak dice Kassmal qué busssca sssaliendo ahí afuera. Sssolo curiosidad no sssuficiente.

Sin mediar más palabra, sacó de su mochila la linterna ojo de buey. Con ella empezó a iluminar, yendo al lado de Yandrak, el camino que iban a tomar.

Kassmal, a veces hay que guiarse por el instinto - le dijo guiñándole un ojo.

Al final todos deciden avanzar para no quedarse rezagados.

Esta fortificación exterior está incluso en peor estado que la zona principal de la fortaleza. Partes de la pared norte todavía están en pie, y sirven como la base de un inestable cobertizo hecho de restos de tablones de madera colocados como techo de lo que queda de las paredes. En un lado hay una tosca jaula de madera, y un único hombre lagarto está sentado en su interior, con las manos atadas y sujetas a un grueso poste de madera.

Pero no era el único hombre lagarto que había. Dos merodeadores EScamas sombrías y un Escama negra muerto sombrío estaban allí. Debían utilizar ese lugar como puesto de guardia. Por suerte para ellos, parece que todavía no les han visto. Tiempo suficiente y necesario para preparar un plan.

¡Mirad! - les susurró. Aún no estamos solos.

Voy a colocarme en un lateral, intentando que no se percaten de mi presencia. Llegado el caso, si la cosa pinta fea, me uniré a la fiesta. ¿Os parece bien?

Kassmal sintió de nuevo su ira florecer al ver a los escamas sombrías, agarró con fuerza su escudo pero se contuvo.

-Kassmal quiere cargar contra enemigossss... - dijo casi siseando al final con su lengua bífida. Vosssotros por ladoss y Kassmal por centro?

Si no tenemos ninguna intención de hablar con ellos, entonces dejadme actuar a mi primero. Casi será mejor que lance alguno de mis conjuros de área, para poder dañar a cuantos más mejor, y luego que recurráis a vuestros ataques físicos. 

Aunque antes de actuar, dijo mirando a Askabal, qué tal si vigilas que no halla nadie por los alrededores. No vayamos a llevarnos una sorpresa por llamar demasiado la atención.

Askabal, tras las palabras de Yandrak, fue a otear en los alrededores en busca de algún peligro que posteriormente pudiera poner en riesgo sus vidas.

El enorme guerrero se impacientaba por momentos. Estaba deseando estampar su escudo en la cara de aquellos engendros.

-Kassmal no esperar másss... tribu necesita! Tu acaba con ellos y luego yo cargar!

Tras las palabras de Yandrak, Askabal y Ganzúa hicieron un rápido reconocimiento del terreno. Tras unos instantes en el que el silencio parecía el mayor aliado, regresaron. Todo parecía en orden, sin nadie en los alrededores.

El jefe Gahzan esperaba impaciente junto a Kassmal. Él también cargaría contra aquellas criaturas para acabar con ellos rápidamente.

Yandrak preparó la estrategia para derrotar a los enemigos. Una vez que había visto que no había nadie en los alrededores, lanzó un conjuro para potenciar a su hombre lagarto aliado y a continuación hizo que sus manos ardieran para pillar por sorpresa a sus enemigos y ya de paso herirles lo máximo posible. Luego serían sus compañeros los que se ocupasen de terminar de liquidarles. Sería cuestión de tiempo que les derrotaran si tenían un buen plan pensado.

La magia de Yandrak hinchó sus músculos y Kassmal esperó a que las llamas del mago engulleran a sus enemigos y luego, con un siseo asesino en su garganta, se lanzó a la carrera, embistiendo al más cercano con su escudo de púas, dispuesto a derribarlo y ganar una posición favorable sobre él.

-SSSSSSssssss!!!

Nada de peligro por aquí, así que seamos rápidos, no queremos que den la alarma.

Tensó su arco y preparó su flecha que apuntaba a una de aquellas criaturas.

Las manos ardientes de Yandrak envolvieron e iluminaron el lugar, alcanzando con suficiente certeza a dos escamas sombrían que parecían esconderse entre las sombras. La carga de Kassmal y el Jefe fue tan bestial que lanzaron a los escamas contra el suelo y no se volvieron a levantar.

Askabal lanzó su flecha, pero pasó de largo sobre el único escama sombría que quedaba en pie, al igual que la de Ganzúa.

Adam se abalanzó sobre él con la cadena en alto y le golpeó con ella en todo el cuerpo. El escama sombría se había visto sorprendido y no supo reaccionar al ataque del grupo.

Kassmal atacó a la criatura con el mangual y éste se incrustó en su pecho con violencia.

Tras el éxito de su conjuro de fuego, el gnomo sacó de nuevo su varita y lanzó sendos proyectiles sobre la criatura, con la esperanza de que eso fuera lo necesario para terminar de abatir al enemigo.

Mientras sus compañeros acababan con la vida de esos enemigos, Askabal giró sobre sí mismo para ser el vigía del grupo. Pondría también atención por si oía algo, aunque sería complicado con el ruido de sus enemigos.

Los golpes fueron rápidos y mortales. El muerto sombrío murió antes de que pudiera soltar ningún lamento. Todo quedó en silencio, salvo por la tosca jaula de madera, en la que había un hombre lagarto, un Diente afilado para mayor exactitud, prisionero, con las manos atadas y sujetas a un grueso poste de madera. Su aspecto era lamentable, se le veía débil y dormitaba.

Kassmal se encaramó al parapeto y examinó a su congénere. 

-Eh! Hermano! Estásss vivo? Hemosss venido a liberarte!

Askabal se quedó esperando a que Kassmal hablase con aquel hombre lagarto. Tal vez lograse algo de información. Era lo mejor.