Partida Rol por web

El otro conductor se puso un poco rojo – Está bien, es lo menos que puedo hacer para... - Aunque tu última pregunta no le gustó nada - ¡Oiga! Ya me disculpé, lo siento mucho ¿Que más quiere que me ponga de rodillas? ¡Mujeres, tienen carácter para lo que quieren!

Se calló durante un rato y comenzó a rellenar los papeles del parte de accidentes – De todos modos será mejor que llame a... - Sacó su móvil y trató de llamar hasta que se dió cuenta de que no funcionaba el teléfono – Mierda, hoy parece que no funciona nada y además tener que aguantar... En fin, mejor me callo - Una vez rellenó la parte que le correspondía a él te pasó el parte y un boli para que rellenaras la tuya, al menos no trató de ocultar que la culpa fue suya. Ahí ya figuraba su nombre Barton Freeman

Su comentario un tanto misógino hizo que me cayera aún peor. Rellené mi parte en los papeles apoyada en el coche, y finalmente se los tendí, arrancando la copia para quedármela.

- ¿Y ahora, señor Freeman? ¿Qué hacemos? Me acompaña al taller para avisar de que vengan a recoger mi coche, dado que el teléfono no es una opción? Y luego tendré que comprar un billete de autobús para Boston, y después deberíamos llevar la compra a mi casa...- Imaginé que tendría cosas que hacer, pero qué diablos, que se fastidiara. La culpa era suya. Así que ahora iba a tener que hacerme de taxista. O pagarme uno.

La irritación del hombre fue aumentando, más que por tus palabras, por tu tono - ¡Señora, a ver cuántos conductores encuentra tan dispuestos y amables como yo! Ha sido un accidente sí, pero ahora no pague conmigo su carencia de sexo, son las peores, se nota, se percibe… En fin… no me tire de la lengua… - El tipo desde luego no tenía pelos en la lengua y era muy apasionado, al menos en cuanto a las discusiones se refiere.

Te quitó el papel de las manos y se lo guardó en el bolsillo. Algunos de los transeúntes os comenzaban a mirar, aunque tampoco es que se parase nadie - ¡Bueno, que! ¿Aún quiere que la lleve? – Te sostuvo la mirada

¿Había dicho mi carencia de sexo???? No podía creerlo. Ese tío era un rematado imbécil. Ojalá pudiera mandarlo a la mierda, pero obviamente, necesitaba que me llevase.

- Nada me gustaría más que perderle de vista, se lo aseguro. Pero da la casualidad de que necesito un vehículo y el mío no está disponible...como es evidente. Así que sí, ya le he dicho que esperaba que me llevase. No porque QUIERA, sino porque no tengo otro remedio.

Dicho lo cual comencé a pasar los paquetes de mi coche al suyo.

Pareció darse por vencido o al menos por el momento dejó de ser tan… bueno, ya sabes. Dejó que cargaras las cosas en el coche para lo cual tampoco te ayudó, a excepción de abrirte el maletero para que pudieses dejar las cosas dentro.

Finalmente sí que abrió la boca – Tampoco es que sea usted Miss simpatía, tendría que haberse oído hablar nada más salió del coche. En fin… - Dijo mirándose el reloj que por cierto no era de mala marca - ¿Primero al mecánico? – Cerró el maletero y se sentó en el puesto del conductor. Al menos habíais dejado de ser el centro de atención de la gente que cada uno volvió a lo suyo.

Miss Simpatía, ¡ja! Ya me gustaría haber visto cómo habría reaccionado él de ser al revés la situación. Y el tío ni siquiera se dignaba a ayudarme con los paquetes. Un misógino, ya lo decía yo. En fin, cuanto antes nos fuésemos antes llegaría a casa y podría dejar "su agradable compañía". Le daría un bofetón de no tener que continuar con él otro rato.

- Sí: taller, estación de autobuses y casa de mis padres, luego le indico cómo llegar. Ese es el itinerario, y después dejaré que siga con su vida y deje de "aguantarme"- Recalqué la palabra que él usara antes conmigo. Me senté en el asiento del copiloto, me puse el cinturón y me agarré a la sujeción del techo, para manifestar lo poco que confiaba en su forma de conducir.

Negó con la cabeza repetidas veces como si se estuviese mordiendo la lengua y al menos se mantuvo callado por un rato. Arrancó el coche y salió del parking del supermercado. Condujo de forma “normal” al menos, enfilando el coche en dirección al taller que le indicaste.

A mitad de camino del taller habló de nuevo – Que sepa que no tengo obligación ninguna de llevarle y encima me hace parecer un cabrón. Creo que debería de mirar lo de su amabilidad con la gente, y te lo digo ahora sin enojo, totalmente en serio - Parecía decir totalmente en serio

Lo que dijo me dolió. Yo me consideraba una persona amable, y quizás había reaccionado de manera exagerada, como solía pasarme al volante, pero es que realmente me había fastidiado mucho quedarme sin coche precisamente hoy. Y encima un día en el que fallaban los móviles y ni siquiera podía llamar al taller o a un taxi.

- Vale, reconozco que quizás me haya pasado un poco, pero no se hace una idea de cuánto necesitaba mi coche, y cuántos quebraderos de cabeza me trae el quedarme sin él. No soy una persona tan desagradable, ¿sabe? Pero sus comentarios misóginos tampoco han ayudado mucho a que me calmase. También debería hacerse mirar eso, le quita muchos puntos a sus intenciones de ser amable. Sin acritud.

Barton te miró ahora con interés, quizá también se hubiese hecho una idea equivocada con lo que respecta a tí, lo meditó un poco antes de responderte.

- Está bien. Si usted es amable le corresponderé con la misma amabilidad o más – Suspiró y movió suavemente la cabeza de un lado a otro, luego abrió una de sus manos hacía arriba – Lo siento. Le pido disculpas si mis comentarios le ofendieron y de nuevo por lo del accidente. No me suele ocurrir, tenía una furgoneta aparcada al lado y no veía, salí despacio pero esta claro que no lo suficiente. De todos modos reconozco que la culpa es mía y me gustaría ayudarla.

Bueno, esto era otra cosa distinta. Las palabras, el tono... El accidente ya no se podía cambiar y quizá estar enfadado por algo que ya no tenía remedio tampoco tenía mucho sentido. Barton aparcó delante del mecánico – Vaya si quiere, le espero aquí.

Bueno, eso ya era otra cosa, al final el tío tenía modales y todo. No solucionaba las cosas pero al menos suavizaba un poco la situación. Si había sido un problema de visibilidad...En fin, nadie está libre de pecado. Me bajé del coche intentando esbozar una sonrisa pese a lo mal que me sentía por todo el problemón.

- De acuerdo, ¿paz entonces? Vuelvo enseguida, lo justo para indicarles dónde han de recoger el coche y dar los papeles del seguro. No se fugue con mi compra- Añadí en tono de coña mientras cerraba la puerta y me dirigía al taller.

- De acuerdo, sin problema – Aceptó Barton que paró el motor y se puso un poco de música de un CD.

Entraste en el mecánico en el que tuviste que explicar lo sucedido. El mecánico te explicó que no había luz en todo el pueblo, pero que mandarían la grúa para recoger el coche (previo a que les entregaras las llaves) y que verían lo que podían hacer. El mecánico te entregó una tarjeta y aunque no funcionaban los teléfonos tampoco al menos estaba el nombre y la dirección y podías pasar a preguntar cuando quisieras.

Dejé el nombre de mis padres para que pudiesen informarles y entregarles el coche una vez estuviera arreglado, les dí las llaves del coche, cogí el recibo y volví fuera. Ya teníamos algo "medio" solucionado. Quería volver pronto a casa, pero aún quedaba el tema del billete a Boston. Subí de nuevo al coche del señor Freeman.

- En fin, esto ya está. ¿Podemos ir ahora a la  estación de autobuses? Debo regresar a Boston esta tarde y tendré que hacerlo en transporte público. - No pude evitar el tono de reproche, aunque fuese ya sin mala leche, pero quisiera o no, de él era la culpa y no podía olvidarlo así sin más. Me quedé un momento escuchando la música que llevaba puesta...- ¿Puede sintonizar la radio local? A ver si nos enteramos de cuándo van a arreglar lo de la luz y el teléfono.

Por el momento no hubo mayor inconveniente con el tema del coche, así que ya volviste al coche de Barton.

Él puso los ojos en blanco por el tonito de tu voz, pero en esta ocasión consiguió mantener la boca cerrada, al menos por el momento. Parecía interesante tu propuesta de buscar la radio local así que la buscó. Una vez sintonizada arrancó el coche y lo puso en circulación.

Allí os enterasteis de noticias preocupantes. Parecía ser que de algún modo la ciudad estaba incomunicada y que según un aviso de la policía, que nadie cogiera el coche para salir de la ciudad. Seguían sin electricidad y sin teléfonos. Llamaban a la tranquilidad y que avisarían cuando la situación hubiese vuelto a la normalidad.

- Parece ser que de todos modos no vas a poder salir, sólo espero que de eso no me achaques también la culpa – Te devolvió tu tono de antes con cierta satisfacción. De todos modos siguió con rumbo a la estación de autobuses. Aparcó en las cercanías - ¿Y bien?

Las noticias de la radio eran muy extrañas. ¿Cómo íbamos a estar incomunicados? ¿Qué demonios habría pasado? El comentario de Freeman iba cargado de retintín, pero no me molestó mucho. Me preocupaba más el tema de no salir de la ciudad.

- ¡Pero es absurdo! ¿Por qué no íbamos a poder salir de la ciudad? ¡Ni que estuviera nevado, o inundado! Voy a preguntar en la estación, y si han suspendido los servicios de autobús...querría ir a ver al alcalde, que me dé alguna explicación. Pero eso ya no es cosa de abusar de usted. Vuelvo enseguida y me lleva luego a casa, y ya me apañaré yo solita para el resto. 

Barton te miró raro, como si hubieses perdido el juicio - ¿Se puede relajar un poco? De verdad, actúa como una histérica...

Se rió - ¿Cree que se trata de un complot del alcalde para que no salgan sus ciudadanos? ¿O que él puede solucionar algo? Que poco conoce a los políticos...

Fuiste a las taquillas de la estación de autobuses y lo primero que notaste extraño era que había más gente de lo que se podía esperar. Muchos eran los que trataban de conseguir información. En una pared al lado de la taquilla ponía. “No hay servicio de autobuses hasta nuevo aviso” Efectivamente parecía que no se podía salir del pueblo... Viste que la mayoría de la gente que allí había o buscaba información o trataba de que le devolviesen en dinero y todo entre algún empujón que otro.

Miré a Freeman con cara de fastidio.

- Oiga, no empiece de nuevo con la misoginia. No me diga que encuentra usted algo de normal en toda esta situación. Y por supuesto que no creo que sea un complot, pero si alguien sabe qué demonios ha pasado será el alcalde. Digo yo. Pero veo que a usted no le importa mucho saber qué ha pasado.

Bajé a la estación de autobuses para encontrar lo que ya imaginaba. Servicio cancelado, y mucha gente tan jodida como yo. Al volver al coche le conté a Freeman la situación.

- Como suponía, no hay servicio de autobuses hasta nuevo aviso. Y si hubiese visto el follón que hay allí dentro no me llamaría a mí histérica...En fin, si es usted tan amable de llevarme a casa, podrá seguir con su vida y ya averiguaré yo qué ha pasado por mi cuenta.

- ¿Misoginia? ¡Y dale! ¿Pero donde está la misoginia en mi comentario? ¿Acaso los hombres no se pueden poner histéricos? ¿Porqué no? A ver si la misogina va a ser usted... - Te dijo ya a tu vuelta de la estación de autobuses.

- No digo que no haya follón, ni que no sea grave, pero hay que analizar las cosas con calma... - Suspiró tratando de tranquilizarse, quizá pensando que no valía la pena enojarse más, al menos con alguien que iba a dejar de ver en breve – Está bien – Dijo a lo de llevarte a casa. Puso en coche en marcha y se prestó a seguir tus indicaciones para llegar hasta allí.

Sí hombre, como que si todo esto hubiera ocurrido con otro tío habría hecho los mismos comentarios...En fin, no iba a volver a entrar al trapo. Se creía de lo más civilizado, pero algo le fallaba en el fondo. Así que me limité a indicarle el camino hacia casa mientras permanecía atenta a lo que pudieran decir en la radio, evitando hacer nuevos comentarios. Prefería no discutir más y acabar pronto con esta breve "relación".

Decidirte que lo mejor sería no darle más “cuerda” a Barton, así que mantuviste la boca cerrada. Él tampoco añadió nada más.

En la radio entre canción y canción repetían las mismas noticias que poco nuevo te aportaron, los locutores especularon un poco sobre el origen de lo que estaba ocurriendo, que si había una especie de barrera invisible o algo así.

Finalmente el coche de Barton llegó a destino, parando donde le indicaste – Ya hemos llegado – Dijo y tiró de la palanquita de su coche que habría el maletero

- Gracias por traerme. Espero que termine el día mejor de lo que empezamos. - Dije mientras le tendía la mano. - Supongo que los seguros se ocuparán de todo a partir de ahora, cuando todo vuelva a funcionar como de costumbre. Así que...adiós señor Freeman.

Hice una sonrisa de cortesía, y luego me bajé para sacar toda la compra y avisar a mis padres de mi vuelta. Me alegraba estar en casa y dejar tan incómoda situación por fin. Odiaba depender de un tipo con el que había discutido.