Partida Rol por web

Un poco inquieta por la sensación y un poco confusa, fuiste hasta el borde del camino para agarrar una piedra y tras sopesarla la lanzaste contra “aquello”

La piedra surcó el aire y efectivamente chocó contra la barrera. El sonido no fue el de chocar contra el cristal sino más bien de chocar contra el granito. El sonido que hizo fue sordo, o sea, más grave, y revotó un poco más de lo normal. La piedra no le hizo ni un solo rasguño a la superficie.

Al otro lado de la cúpula todo siguió igual, ninguno de los militares se giró a mirarte, parecía que estaban de espaldas a propósito.

Definitivamente, allí había alguna especie de barrera, aunque no lograba entender de qué demonios estaba hecha. Y me empezaba a molestar mucho que toda esa gente me ignorase, alguien tenía que haberme visto ya. ¿O acaso no me veían? Tal vez esa barrera misteriosa era como los espejos de las comisarías de la tele, y yo podía verles pero ellos a mí no...

Para comprobar mi teoría, empecé a agitar los brazos, cogí uno de los conos de tráfico y me subí al capó del coche e hice todo lo posible por llamar la atención de los que no me daban la espalda, como por ejemplo el cámara que grababa las noticias. Esperaba observar alguna reacción. Desesperada, lancé el cono contra la barrera. Se tenían que dar cuenta del choque.

Tus esfuerzos dieron resultado, el cámara pareció decirle algo a la periodista y ambos se acercaron más a la barrera.  EL chico comenzó a seguirte con la cámara y la periodista tras pensar un poco hurgó en su bolso, sacó un pequeño objeto y se acercó más.

Resultó ser un pintalabios con el que comenzó a escribir ¡Sobre la misma barrera invisible!

Pero antes de que acabara dos militares se acercaron e impidieron que continuase, hubo un forcejeo y los militares no dudaron en empujarlos, cuando el chico trató de grabar a los militares, un manotazo hizo que la cámara fuese al suelo. El chico agarró su cámara y tras gritarle algo a la periodista ambos salieron pitando de allí, a su furgoneta, arrancaron y se largaron sin que pudiese intervenir en estos sucesos.

Me quedé de piedra al ver que se podía escribir sobre esa cosa. Leí lo que iba escribiendo la periodista, esforzándome por entenderlo ya que estaba del revés. "Can you wr..." y entonces intervinieron los militares. Mierda. Maldita sea, justo cuando iba a averiguar algo de lo que pasaba... Imaginé que la periodista me pedía que hiciese como ella y escribiese con algo en esa especie de cristal, pero ya no iba a poder ser.

Después de mirar un rato decidí volver a la ciudad, ir al ayuntamiento, y compartir lo que había visto a la vez que preguntaba qué sabían ellos.

Decidiste que no se podía sacar mucho más de este lugar. Al menos habías visto “el fenómeno” en primera persona. Como tú, algunos curiosos más procedentes del pueblo comenzaron a llegar.

Entre idas y venidas ha había pasado la mayor parte del día y el sol comenzaba a declinar, dentro de poso sería la puesta de sol y tendría lugar la primera noche bajo la cúpula. Volviste al coche y con él al ayuntamiento. Este estaba cerrado y viendo las horas era bastante normal, pero en cambio había varios curiosos mirando el tablón de anuncios. En él viste dos carteles que te llamaron la atención.

El primero hacía referencia a que mañana a las 12 habría una reunión en el salón de actos para tratar los “acontecimientos extraordinarios” que habían tenido lugar. Y más abajo había otro cartel en el que se solicitaban con urgencia voluntarios tanto para donación de sangre como de personal con conocimientos médicos o de enfermería en el hospital local.

Leí el primer cartel. Bueno, al menos parecía que por fin iban a informarnos, aunque fuese con un día de retraso. Lo apunté mentalmente, mañana a las 12. Ok. Luego leí el segundo cartel. Vaya, quizás pudiera ayudar en algo, aunque a esas horas...no quería preocupar a mis padres, así que me acerqué rápidamente al hospital para preguntar qué necesitaban y ofrecerme para el día siguiente. No es que fuese médico de verdad, ya que no acabé mi formación práctica, pero estaba bastante capacitada si no exigían mucho.

Tomando nota mental de aquella reunión o charla decidiste pasar por el hospital para ver lo que precisaban.

Dejaste atrás el ayuntamiento y te dirigiste al hospital. Nada más entrar si que te dio la impresión de que andaba un poco saturado. Te pusiste en la cola de recepción donde tardaron unos diez minutos en atenderte. Allí te informaron que se precisaba personal de todo tipo. Pero especialmente médicos y enfermeros, pero que con saber realizar curas y atender a los enfermos casi que se conformaban. Si lo deseabas mañana te podías presentar allí y preguntar por el Doctor Rogers, el se encargaría de explicarte con más detalle en que podías ayudar. La administrativa de recepción se quedó esperando por si tenías alguna duda más.

Aquéllo estaba bastante lleno, no esperaba encontrar tanta gente en el hospital. Una vez me dieron la información sobre el Dr. Rogers me despedí hasta el día siguiente. Iría a preguntar por ese médico a media mañana, antes de ir a la reunión del ayuntamiento. Y si al final íbamos a estar encerrados más días, ofrecería mis servicios al hospital.

Volví al coche de mis padres y decidí pasar de nuevo por la tienda. Si esto resultaba ser para largo, nos vendría bien más combustible y comida no perecedera, así que compraría conservas y cosas así y después volvería a casa.

Con las cosas más o menos claras para mañana, decidiste pasar de nuevo por la tienda y por la gasolinera. Los dos cosas estaban relativamente cerca, a unos cien metros la una de la otra y lo que allí viste te dejó sorprendida.

El aparcamiento del super estaba atestado, como si fuese un día de rebajas o aún peor. Estaba claro que se había corrido la voz y la gente comenzaba a prepararse para lo peor. Y el aspecto de la gasolinera no era mejor, había una cola de coches de unos 500 metros. Habría que elegir en que si sitio meterse primero, si es que decidías intentarlo en alguno de los dos sitios.

Madre mía!! Por lo visto todos habían pensado lo mismo que yo...uff qué colas!!!

Decidí que haría la de la gasolinera, y aparte de llenar el depósito compraría alguna lata más para el generador, si podía ser. Las aglomeraciones de gente como la que había ahora en el super me agobiaban, yo no era de las que disfrutan peleándose en las rebajas, y aquéllo se les parecía.  Me dispuse a esperar mi turno con paciencia mientras escuchaba la radio local. Esperaba que no se hiciera demasiado tarde, no fuera a preocuparse mamá.

Le pusiste a hacer cola en la gasolinera, lo que resultaba bastante aburrido. Cada cinco minutos la cola avanzaba unos pocos metros y comenzaste a temer si se terminaría antes de que llegases, al fin y al cabo no iban a llegar más camiones desde la refinería o desde donde demonios trajeran el combustible.

El sol se estaba poniendo ya cuando por fin te tocó. Llenaste todo lo que pudiste el depósito e incluso vaciaste una garrafa de anticongelante para cargar más pues en la gasolinera no habían más bidones disponibles.

Cansada pero con cierta satisfacción fuiste ya a la tienda, pero resultó que la tienda ya había cerrado, tenía la reja bajada.

Me fastidió un poco llegar tarde a la tienda, aunque era algo que ya me temía pues se había hecho casi de noche. Así que, medianamente satisfecha ya que al menos había conseguido la gasolina, conduje de vuelta a casa. Hogar, dulce hogar...No sabía muy bien qué iba a contarles a mis padres. Necesitaba contarles lo de la barrera invisible, pero tampoco quería que se alarmaran demasiado, y no sabía si iba a ser capaz de lograrlo. Medité por el camino varias maneras de contárselo, o incluso la posibilidad de ocultárselo, pero deseché esa idea, era muy mala ocultando cosas a mis padres. Lo mejor sería ser franca, tal vez ellos elucubraran algo sensato para explicar lo que ocurría y en lo que yo no había caído.

Hubo que elegir a donde ir primero y en este caso resultó que una opción excluyó a la otra.

De camino de vuelta a casa te pusiste a pensar en como tratar el tema con tus padres. Por un lado el no preocuparles, por otro seguramente tampoco podían permanecer ajenos a todo.

Por otro lado también tenías cosas en las que pensar mañana y una cosa buena de echar una mano en el hospital era aquello de “hoy por ti, mañana por mi” Tal vez ayudando allí algún día te podían devolver el favor si os hacía falta a ti o a tu familia, podía convertirse en un punto a tu favor.

Aparcaste al lado de la casa de tus padres, la gasolina no pesaba mucho, aunque había que ir con cuidado con ella.

Bajé la gasolina al trastero, y entré por fin en casa. Tenía ganas de darme una ducha y ponerme cómoda después del día tan raro que había pasado.

- ¡Ya estoy en casa!- avisé conforme entraba. - ¿Cómo habéis pasado la tarde? ¿Qué tal los vecinos?

Esperé a que ellos me contaran qué tal había ido todo antes de explicarles mis descubrimiento.

- Hola hija, ya estaba preocupada, cuanto has tardado ¿no? - Una madre siempre era una madre y difícil que cambiara en eso. Se asomó a recibirte y te dio un breve abrazo.

Luego pasó a responderte tus otras cuestiones - Bien, los vecinos me han dado una bolsa con la carne que tenían en el congelador, para que se la guardamos, la verdad es que has tenido una buena idea.

Al menos ahora te podrías relajar un poco, una ducha te apetecía mucho, luego podrías, a parte de charlar con tus padres, planificar un poco que es lo que harías mañana.

- Me alegro por lo de los vecinos - dije mientras la besaba y me iba a hacer lo mismo con mi padre. - He comprado algo más de gasolina y llenado el depósito. Sí, sé que he tardado pero es que había mucha cola. Dejad que me dé una ducha y enseguida bajo a cenar y os cuento cómo me ha ido la tarde

Subí a asearme, necesitaba ralajarme un poco bajo el agua caliente, pero fui rápida porque no quería malgastar energía. Si esto resultaba ir para largo, quién sabe si el agua caliente se convertiría en un lujo.

Cuando acabé, me puse el pijama y una bata y bajé al comedor. Empezaba a tener hambre.

- Ya estoy, lista para la cena. No os vais a creer lo que he descubierto esta tarde.
 

Una ducha rápida era lo más sensato y gastando lo menos posible el agua caliente. El agua templada era más que suficiente y además como se solía decir era más revitalizante.

Mientras te dabas la ducha tu madre preparó la cena. Colaboraste un poco llevando alguna cosa más a la mesa y a cenar.

Tu padre estaba allí con su silla de ruedas – Yo encendí a ratos la radio para estar informados, mantenerla todo el rato es tontería, no paran de repetir las mismas cosas una y otra vez – Con respecto a tus últimas declaraciones - Pues cuéntanos, nos tienes en ascuas.

Me senté a la mesa y solté la "bomba":

-Veréis, conduje hacia la salida del pueblo, más o menos por la zona en la que se vio humo esta mañana. Pues bien, la carretera estaba cortada con conos y vallas, y un poco más allá había soldados del ejército que me daban la espalda, desplegándose a cierta distancia entre uno y otro. Además, los cables telefónicos estaban cortados, en el suelo, y lo más raro es que los soldados no hacían ningún ruido ni parecían oirme. ¿Y sabéis por qué? - dejé unos instantes de emoción antes de continuar- Porque hay una especie barrera transparente que impide que nada pase, ni siquiera el sonido. No sé de dónde habrá salido ni cuándo desaparecerá, pero eso es lo que nos ha quitado la electricidad y el teléfono, estoy segura. Mañana han convocado una reunión en el ayuntamiento, espero que ellos sepan explicarnos qué demonios ha pasado y de dónde ha salido esa cosa. 

Ya estaba. Ahora esperaba no haberlos asustado demasiado, pero seguramente papá tendría algo que opinar que quizás yo no había pensado. 

Tu madre se llevó la mano al cuello con cara de preocupación.

- No tendrías que haber venido, si no lo hubieras hecho ahora estarías a salvo fuera de este... embrollo – Dijo tu madre que parecía sentirse culpable por el hecho de que estuvieses atrapada dentro de la cúpula.

Tu padre permaneció más serio y con aspecto reflexivo.

- Es algo... difícil de imaginar, pero si es así en verdad es un problema grave. ¿Vas a ir a esa reunión? - Bajó los hombros y golpeó el reposa brazos de su silla de ruedas con la mano– Maldita sea, como me gustaría tener diez años menos y... - Se calló. - Bueno, no hay que exagerar. Si superamos la crisis de los misiles de cuba y llegamos a la luna sabrán como solucionar esto – Dijo haciendo un batiburrillo más que curioso.