Partida Rol por web

 Ausàs en lugar de quedarse estremecido por estos sucesos paranormales, el aullido de dolor de Leandro le hace actuar, se lanza de nuevo al ataque en el lugar opuesto al herido compañero e intenta lanzar otra estocada al aire, intentando clavar su espada en el cuerpo invisible.

 Combate con los cinco sentidos puesto en este enfrentamiento. No fuera a ser el último...

Ramón gira sobre si mismo y nota como acaba de cortar algo de cuajo. Da una vuelta completa de 360º y vuelve a su posición original, en ese momento se escucha un estruendo como algo cayendo al suelo y donde no había nada aparece de repente una pierna.

En ese momento se abre la puerta interior de vuestra sala y aparece Ramón a medio vestir pero con su espada en mano con cara de pocos amigos y sorpresa a la vez.

 Ausàs, lejos de bajar la guardia, ahora que tenía un prueba clara de lo que estaba ocurriendo lanza una miraa ansiosa al miembro amputado, en busca de sangre. Y se prepara para caer encima de la criatura cuando esta cayera el suelo sin tener el equilibrio de las dos piernas.

 -¡No puede ser, es inmune al dolor, cualquier criatura tendría que haber lanzado un grito escalofriante tras este ataque!

Leandro sigue sin saber muy bien lo que está pasando, pero una pierna acaba de aparecer de la nada en donde golpeó Ausás y poco antes una herida en su pierna le hace soltar un grito de dolor.

El diablo mismo está en esta casa!!

Leandro intenta superar el dolor de su pierna y lanza un nuevo ataque de barrido por la zona en donde antes golpeó a la invisible amenaza.

Morirás bajo mi espada, demonio!!

La espada de Leandro se hunde en algo, véis como hace tope en el aire, como si tuviese algo debajo.

¡Ser fantasma, estar claro! -digo al ver como la espada de Leandro se queda en el aire- ¡Si ser fantasma, por mucho que nosotros atacar, no morir! ¡Quizás no ser fantasma y solo ser cosa con brujería invisible! ¡Quizás mejor no atacar! -grito, espada en mano, aunque permanezco en el sitio, sin atacar a lo que quiera que alla ahí.

¡Señor Ramón! -grito, llamando la atención del mercader que estaba medio desnudo, espada en mano- ¡Rápido, venir! ¡Algo atacar!

El comerciante corre hacia la entrada y haciendo un giro casi imposible, blandiendo su espada a la vez que grita:

Azrael Magnus est!

Golpea al aire con su espada que rompe algo y queda clavada en el suelo.

Justo en ese momento véis en el suelo como de la nada una figurita de barro con forma humana, rota en el suelo, de ella sale una cuerda alrededor de un cuello. Un cuello que ha sido separado del tronco por la espada de Ramón.

Ahora todo aparece ante vosotros, La espada de Ramón ha atravesado a Edorta a la altura del cuello, separando cabeza de tronco.

¡¡¡Maldito hermano bastardo que tengo!!!!!! Esto es.... Brujería!

 Ausàs lanza una mirada al comerciante, para lanzar de nuevo otra mirada al cuerpo del suelo... ¿qué significa eso?

 - ¿Qué significa eso? El cadáver... y esas palabras que gritastéis al atacar al cuerpo?

 Dice el joven mientras se incorpora un poco y se ajusta las correas del escudo que había tomado sin abrocharse en estos momentos de caos y agitación.

¡Ya decir que ser brujería! -grito al ver lo sucedido- ¡Yo decir que vascón raro, no respirar!

 Ramón se agacha para inspeccionar el cuerpo de Edorta, examinando su cuerpo. Mira como hace tiempo que la sangre no corría por sus venas, yace formada una crosta, su cuerpo está seco... Ausàs levanta el rostro con los ojos desencajados.

 - Es obra... de la brujería...

 Mirando a sus compañeros dice en un murmullo.

 - Es un hereje profano levantador de cadáveres, es un brujo, ¡Hay que acabar con él!

Leandro miraba nervioso, tanto que casi olvidaba la erida en su pierna, el cuerpo del vascón mientras su mente analizaba a duras penas lo que acababa de pasar. Realmente esto es obra del demonio...Brujería...

Ramón llevenos adonde se encuentra su hermano. La voz del soldado sonaba imperativa y decidida.

Todavía sin saber muy bien lo que pasa y sin creer en que un hombre pueda hacerse invisible, casi nunca habíais dado crédito a esas habladurías sobre la brujería. Lo creíais cosa de viejas, pero parece ser que esas viejas tenían razón seguís a Ramón hasta la habitación grande del final del pasillo.

Ramón abre la puerta y lanza un grito de exclamación al entrar, podéis ver como Miguel ESTÁ VOLANDO!!! , suspendido en el aire, de alguna manera , la ventana está abierta y Miguel desde el otro extremo de la habitación se dirige a la ventana para escapar.