Partida Rol por web

Oh mierda!! AGUANTA NEEL! Dice el elfo mientras trata de quitarle de encima a las lagartijas que tiene encima.Hoy no va a morir nadie, y menos un paladín.

El hostigador cae derribado por los flechazos de Liham.

El hondero dispara una bala dirigida contra el descubierto Vered, quien recibe el impacto en el hombro. En respuesta a esto, Vered se lanza a la carga contra el hondero, con su aspada en alto para asestarle un duro golpe.

Con la mirada fija en el kobold, Torinn se acerca corriendo a su objetivo, sujetando firmemente su hacha con ambas manos.

Al llegar a su lado, sus brazos comienzan a esbozar un movimiento casi circular, situándo su hacha sobre el kóbold y bajando ambos brazos muy rápidamente, con intención de golpear al kóbold desde arriba.

Torinn acaba con la vida del kóbold que quedaba en pie en esa zona, su lanza estaba manchada de sangre de Neel y ahora había recibido una justa venganza, al ser partido en dos por el guerrero. Por su lado Vered acaba con la vida del kóbold mas cercano a la cascada, aunque en el transcurso de la lucha sufre una herida profunda en la pierna.

Al final del combate se sienta en el suelo dolorido.

Un pequeño claro conduce a una cascada al lado de un acantilado, donde cae el agua desde lo alto de un saliente rocoso. El agua desciende por el lado de la colina y se aleja fluyendo en dirección sudoeste. Puede oírse el ruido de muchas voces por encima del estruendo de la cascada.

Avanzas hasta el origen del ruido, sales de detrás de unos arbustos y ves a un grupo de aventureros que acaba de tener una lucha con un buen puñado de kóbolds. Puedes ver a una especie de mago humano con sus túnicas y el libro de hechizos, a un elfo con un arco, a un dracónido bien armado, otro guerrero algo mas alejado, cerca de la cascada y otro humano, que yace en el suelo herido.

Oís unos ruidos entre los arbustos lo que os hace poneros todos en guardia al pensar que será algún kóbold que se ha escondido, pero en vez de eso aparece un humano de altura media, y complexión normal. Tez morena, curtida por una vida en contacto con la naturaleza, barbilampiño y de pelo negro largo recogido en trenzas y adornado con plumas. Sus ojos son de un nego profundo. Y su inquisitiva y directa mirada suele poner nerviosos a sus interlocutores.

Sus vestiduras de cuero, amplias y cómodas, están adornadas con motivos tribales. En un zurrón lleva sus Totems, ungüentos,...

Llevaba un buen rato siguiendo una huellas de Kobold, andaba buscando el origen de las preocupaciones de los campesinos de los alrededores, cuando escuchó sonido de combate. Trató de acercarse con sigilo para ver qué era exactamente lo que estaba ocurriendo. Imitando a los cazadores de su tribu acechando a las presas, paso tras paso, procurando no hacer ruido, se acercó al claro, mientras poco a poco los sonidos de combate perdían intensidad y las voces se volvían más nítidas.

Para cuando llegó a ver lo que ocurría el combate había termindado. Los cuerpos de los kobols yacían en el suelo al igual que uno de los que había combatido contra ellos. Su escasa experiencia le decía que no se entrometiera, pero su entrenamiento pudo con su primer pensamiento de no ingerencia en asuntos ajenos, y viendo aquél ser moribundo dejó caer su mochila y su lanza, salió corriendo de entre los matorrales que le ocultaban en dirección al caído, mientras introducia una mano en su zurrón buscando instintivamente lo que le hacía falta para atender al herido.

Al llegar al cuerpo, se dejó caer de rodillas y comprobó si tenía pulso. Rápidamente inspeccionó las heridas y las presionó para evitar la pérdida de más sangre tratando de estabilizarle. Acto seguido, invocó a su espíritu protector y sin prestar atención al resto de los presentes pero sabiendo que estarían a su alrededor mirando, empezó a practicarle los primeros auxilios, - ¡Agua, necesito agua caliente! ¡Encended un fuego y echad encima cantos rodados del río!  - ordenó abstraído ya en atender al herido.

Cuando vio que el caído recuperaba la consciencia dijo recordando el nombre que había oído cuando estaba acercándose - Tranquilo Neel, no intentes incorporarte todavía. Tus heridas sanarán bien. Pero tienes que descansar un poco. -

Vered estaba un poco alejado del grupo, muy cerca de la cascada, incluso sus ropas se veían salpicadas por el agua que caía. Ahora que el combate había acabado, reposo el pesado espadín en la orilla de aquel río para que se limpiara de sangre y empezó a vendarse la pierna herida. Se giró al ver a aquel tipo que se acercaba, rápidamente hizo un ademán de coger el espadón pero vio que no era un kóbold y que además parecía que tenía intenciones de ayudar a Neel.

- Vamos, haced lo que dice - dijo al ver que le costaba levantarse.

Al ver aparecer al humano corriendo, instintivamente, el dracónido agarra con más fuerza su hacha, pero pasado un instante, su brazo se relaja.

¿Quién sois, chamán? ¿Cómo sabéis el nombre de nuestro compañero?

Al fijarse durante un tiempo en las acciones del chamán, se daba cuenta de que no parecía con mala intención, así que, con su pregunta anterior todavía en el aire y sin perder de vista al chamán, se alejó varios pasos, hasta la orilla del río y comenzó a recoger algunas piedras que parecían lo suficientemente pulidas como para ser válidas para el fuego.

 Adenath corrió hacia donde estaba Neel y el recién llegado. Comprobando que Neel se encuentra estabilizado, se presenta:

-Gracias, caballero. Mi nombre es Adenath y estamos en mitad de una misión para los habitantes de la aldea. -después vuelca su mirada en Neel- ¿Está bien? ¿Cuando se despertará?

Angakok le aplicó algunas técnicas que reconfortaron rápidamente al paladín, aunque estaba gravemente herido había recobrado la consciencia y con un poco de ayuda se pudo incorporar.

¿Quién diablos es este tio? ¿y cómo narices sabes el nombre de Neel? El humano parecia ignorar nuestras preguntas, sumido en el ritual que le practicaba a Neel.Lo mejor será no molestarle, además parece que le a caido bien a Dany...Eh...um igualmente te doy las gracias- se obligo a decir el orejas puntiagudas mientras le miraban aquellos ojos enormes-...Yoyimbo, o como quieras llamarte, cúal es tu nombre morenote, o es que en tu pueblo no teneis nombre. Aqui es tradición darle las gracias a la gente por su nombre. Me da que le voy a seguir llamando Yoyimbo... seguro que tiene un nombre inpronunciable.

El elfo se arrodilla junto a Neel y le posa una mano en el hombro mientras habla con el humano recién aparecido; Lo has hecho realmente bien Neel, se nota que tu Dios está de nuestra parte. Comienzo a encenderme una pipa de hojarasca tras lo sucedido

 -¡Neel, me alegro de verte otra vez despierto! Me has salvado la vida con esos Kobolds, ¿sabes? -para un instante su charla- Y casi te cuesta la tuya, compañero.

Al ver los visibles resultados del tratamiento dispensado por el extraño, gira su mirada hacia él.

-Gracias de corazón. No se como vamos a poder pagártelo.

Aquél grupo de personas tras una leve reacción defensiva, le dejaron hacer. Este hecho causó una grata impresión en él.

Ayudado de su espíritu totémico, el oso, consiguió apartar a aquella persona moribunda del camino al mundo de los espíritus. Una vez que el caído consiguió recuperar la consciencia, como no podía ser de otro modo, llovieron las preguntas entremezcladas con muestras de agradecimiento y alivio.

Apenas si tuvo tiempo de responder a la pregunta del dracónico cuando uno de ellos se acercó a la carrera hasta donde se encontraban, comprobando lo que Angakok había hecho, y presentándose. Desde detrás la voz de un elfo, parecía pedirle también explicaciones.

Entre el barullo de voces, él se levantó calmado y dirigió una mirada con sus profundos ojos negros a cada uno de ellos, como si tratara de meterse en su alma. Luego volvió la vista al aquél hombre de vivos colores - Encantado Adenath, mi nombre es Angakok. El motivo de que me halle aquí es porque los campesinos de los alrededores estaban preocupados por los ataques de los Kobolds, así que decidí tomar cartas en el asunto, al menos para evaluar la situación. Fui al sitio donde se produjo su último ataque y por suerte conseguí dar con su rastro, lo seguí y me condujo hasta aquí. Al llegar a las proximidades escuché el sonido del combate, así que me acerqué con cautela. El nombre de Neel los escuché de entre las voces de alarma y al ver a uno de vosotros en el suelo supuse que se trataba de él.-

Luego mirando al dracónico dijo - si me has reconocido como chamán, ya sabes quien soy -

Volviendo su atención sobre Adenath, y viendo como el elfo ya estaba también al lado de Neel, respondió a sus preguntas - Ya está despierto y está bien, bueno todo lo bien que se puede estar después de que varias armas hayan atravesado su cuerpo, pero saldrá de ésta. -

- En cuanto a mi nombre - dijo mirando al elfo desde su posición elevada - puesto que ya sabes cuál es, agradecería que lo emplearas.-

Volvió a mirar a los componentes del grupo, detectando en alguno magulladuras y cortes. - Si alguno precisa de algún tipo de atención y quiere que eche un ojo a sus heridas no tengo ningún inconveniente. Aunque antes voy a encender ese fuego y calentar algo de agua.-

Estáis todos agrupados entre unos arbustos curándoos las heridas y vendandolas. Habéis encendido un pequeño fuego para descansar unos minutos. Vered sigue algo alejado cerca de la cascada, pero estáis acostumbrados pues en vuestros viajes siempre se aleja para rezar a su dios y concentrarse para las batallas.

Ya teníais casi todo listo para seguir la aventura cuando un sonido seco y rápido, os llamó la atención. Al principio no sabíais que había sido, hasta que Vered se desplomó en la orilla del río. Os quedasteis atónitos, cuando visteis como el agua poco a poco se teñía de rojo cerca de Vered.

Cuando os acercasteis lo suficiente para ver que había pasado os disteis cuenta que lo habían atravesado con una jabalina y había atravesado su pecho. Sabíais que era demasiado tarde para Vered.

El tiro no había duda que venía de dentro de la cascada, en la cual ahora podíais oír algunas voces y movimientos.

 -¡Vereeeeeeeeed! ¡Maldita sea! -los ojos del mago volvieron a tornarse totalmente negros mientras intentaba contener sus energías mágicas enaltecidas por la furia. Al no ver un objetivo claro, se calmó lo suficiente para dirigir su atención al chaman- ¡Angakok! ¡Por lo más sagrado! ¡Ayudale!