Debéis actuar por orden de iniciativa es decir en este orden:
- Galos
- Licurgo
- Demetrius
- Azura
- Dámaso
- Wenden
Ya he movido a Galos. Recordad que cada casilla es un metro. Mirad vuestro movimiento para saber cuántas casillas movéis. Si estáis en carga ligera, cargados o carga pesada eso influirá en vuestro movimiento. También recordad que bajo el agua movéis menos (según las reglas del apartado de Reglamento: 6 metros = 6 casillas)
Galos se adentró en la obertura de la cueva para desaparecer en su interior, mientras os hacía señas para que le siguieseis.
Por supuesto, cada vez que hagáis algo describidlo. De esta forma cada uno de vosotros sabrá quién ha actuado ya y quién no y si debe esperar turno para mover en el tablero.
Raudo avanzo tras el valiente Galos pero al encontrame bajo el agua, en un ambiente extraño y cargado con el peso de mis armas el movimiento es lento y torpe. Intento avisarlo para que no avance demasiado - Esperad, no seais imprudente. Todo tipo de peligros pueden acechar a la vuelta de cualquier recodo.
antes de movernos seria mejor que añadieras un asalto y asi vemos como mejor como vamos avanzando.
Asalto añadido. Adelante ;P
EDITO: He cambiado el orden de acción dejando a Wenden el último, que no me acordaba que sigue con los efectos de la borrachera encima :^P
El mago se desliza con facilidad hacia un recodo de la entrada, haciendo gestos a los demás integrantes para que se avancen.
- Será mejor que vayáis adelante vosotros que vais armados. - dice señalando ahora hacia la entrada.
Desde fuera intento escudriñar lo que hay dentro de la habitación.
Poco a poco avanzo hasta situarme detrás de Galos en el más absoluto silencio. Escudriñando cada parte de la curiosa cueva en busca de trampas o algún signo sospechoso que pueda ponernos en peligro. Me pego a la pared lo máximo posible, siempre cerca del mago.
- Demetrius, confío en que guardes mis espaldas. Yo seré tus ojos- dice susurrando prácticamente.
Alertado por sus compañeros el sacerdote les sigue impaciente dejando atrás a Licurgo y Weden. Al ver la entrada echa un vistazo dentro hasta donde alcanza la luz de Galos, que va primero, pero decide esperar detrás del Demetrius, ya que la entrada parece algo estrecha. Hace gestos a sus compañeros rezagados para que se den prisa.
- Vamos, gigantón! - Espolea a Wenden mientras piensa que es mejor que entre el acero y los escudos primero, por si acaso.
Mientras tanto echa un vistazo a la entrada y las paredes exteriores que tiene a la vista, buscando relieves o símbolos creados por la mano del hombre que puedan ayudarle a identificar el sitio, la fecha o quizá algún aviso...
Con pasos pesados y sientiendose aún extraño por estar andando bajo del mar el barbaro se adentra en la entrada de la guarida de Laodice. Deja a un lado a la ladrona y al mago soltando una acuatica ristoada al verlos tan parapertados. Finalmente se para detrásd de Galos. Considerando que si le llaman "el audaz" bien estará dejarle el honor de ser el primero en ser devorado por alguna bestia marina furibunda.
¡Animo compañeros! ¡Que se empeiza a hacer tarde y el oro se estará humedeciendo!
Aprovechando que todos ya se habian movido cuando lo hizo el sacerdote Wenden lo agarró del brazo para formularle una pregunta en voz muy baja y aprovechando la momentanea privacidad. "Civilizado contestame ¿como puede reconocerse al enviado de uno de vuestros dioses? ¿o a un dios mismo en envoltura carnal?" Luego lo soltó dandole a entender que siguiera adelante y que ya le daría la respuesta cuando pudiera.
Galos agacha su cuerpo y adopta movimientos felinos para deslizarse al interior de la caverna. Con un gesto de la mano indica a los guerreros que se adelanten y a los demás que tengan los ojos bien abiertos. Su gesto es serio y ninguna palabra se escapa de su boca.
Extrañado por la pregunta de Wenden continuó su camino hacia la entrada, no si antes asentir con la cabeza y hacerle un gesto con la mano para que esperase un momento más oportuno.
- Audaz puede ser, pero mas rapido que yo seguro que lo es -. E intento mantener el ritmo de Galos adentrandome en la cueva.
El mago también se adentra en la cueva para ver si vislumbra algo con la magia del collar.
¿Esa habitación es una cueva simple? O es que no se ve nada?
Al adentraros en la habitación comprobáis que debió ser una especie de sala de estar en la que aún se pueden encontrar unos cuantos elementos que la determinan como tal.
El centro de la sala está dominado por una mesa de piedra y varios bancos del mismo material. Algunas vasijas colocadas sobre la mesa despiden reflejos dorados al contacto con la luz de vuestros collares. Fragmentos de cerámica y gran número de algas cubren la mayor parte del piso.
Dos esqueletos cubiertos de corales incrustados y percebes adheridos a sus huesos se encuentran tendidos cerca de la salida occidental (la única que parecéis distinguir desde la entrada)
Flanqueo al bárbaro rápidamente, adelantándome sutilmente a su situación. Con un quiebro a la izquierda sorteo a Licurgo rápidamente y escabulléndome entre la pared y Demetrius me hago paso para observar la estancia, hasta donde la luz llegue.
- ¡Fiiiuu! Espero que esos dos no se despierten je -susurra mirando a los esqueletos-, esas jarras de ahí huelen a oro -musita muy suavemente-.
El mago sonríe abiertamente al ver como los ojos de Azura se dirigen hacia el resplandor dorado, tampoco era algo que sorprendiera a Demetrius, pues ya sabía de antemano que cada uno de los integrantes del extraño grupo que formaban se había aventurado ahí abajo por distintas razones. Sin duda él había bajado hasta las mismísimas profundidades marítimas atraído por toda la magia involucrada en el hecho de explorar una cueva submarina, para conocer y descubrir nuevas maravillas, quien sabe lo que los dioses les habían preparado.
Dámaso se acerca a los guerreros lentamente, palpando la pared de su derecha con la palma de la mano. Cuando llega a su altura decide dejarles pasar y les hace un gesto para que se adelanten.
Gira sobre si mismo hasta que su espalda queda contra la pared más cercana y observa la entrada que acaban de dejar atrás, vigilando la retaguardia y la negrura por la que acaban de entrar, buscando posibles movimientos sospechosos.
El barbaro avanza paso a paso dejando atrás tanto al mago como al sacerdote, rodea la mesa mientras masculla una maldición entre dientes. Las supersticiones barbaras hacne que se ponga nervioso en presencia de esqueletos. Pero el brillo de la vajilla seduce su codicia incivilizada. Nunca es pronto para empezar a acumular tesoros. Mira hacia la ladrona.
¿Que crees muchacha? ¿Es oro?
Galos continúa su andadura en dirección a la siguiente entrada con paso silencioso, incluso aquí en el Reino de Poseidón. Se acerca con cautela a los esqueletos cubiertos de corales y se pone a examinarlos utilizando su espada...
El siguiente >:)
- He oido cuentos acerca de muertos que caminan y cuya mision es proteger tesoros, no se di Galos es muy prudente al acercarse asi a ellos. - Pienso para mi mientras me acerco a mis compañeros. - Estad atentos no sabemos que nos puede aguardar aqui en las profundidaes del mar -, les susurro.