Partida Rol por web

 Os reunís en el salón de la casa del portavoz. Allí están Kellin, el mediano dueño de la posada del Viejo Puente; la capitana Soranna; Dellora Zann, la mujer que regenta el establo; y un hombre alto de rostro agrio llamdo Iormel, que, a todas luces, es un hombre de fortuna. Junto con Norro Wiston, son los componentes del Concejo.

 Bien, todos sabéis por qué nos encontramos aquí- dice Wiston sin preámbulos- en cuestión de semanas o días, tendremos a las puertas un ejército de trasgos, grandes trasgos y monstruos. ¿Que haremos? ¿Luchar? ¿Tratar de parlamentar? ¿Abandonar el pueblo y huir? ¿O no hacer nada y rogar a Pelor que no pasen por aquí?

Norro os mira, esperando que aportéis lo que consideréis oportuno. Al fin y al cabo, para eso habéis sido invitados.

Necrull fue con los demás a la reunión del consejo. Esperaba que tuvieran las cosas claras y empezaran cuanto antes la evacuación. Era una decisión dificil de tomar, porque aquí tenía la gente su vida. Y era muy duro abandonar la seguridad de un hogar.

No obstante le sorprendió un poco la reacción de Norro. Directamente les pasó la patata caliente a ellos. Estaba claro que el resto del consejo no se había tomado en serio las noticias y quería que fuese el grupo quien las defendiera. Lo cual era un marrón.

El brujo no pensaba intervenir en un principio y dejó que la conversación la llevaran Porfidius y Evea, ya que eran los más diplomaticos del grupo.

Como es mi costumbre, el amanecer me halla ya despierto y reequipandome. Y mientras desayuno en el piso inferior de la posada, como me cuesta, pero como me cuesta callarme ante el posadero. Pues lo considero un buen tipo y se perfectamente cual va a ser la reacción de gente como el ante las amargas noticias que traemos.

Finalmente, cuando todos mis compañeros ya han acabado de despertar y reponer fuerzas, nos basta cruzar una mirada pasa ponernos de acuerdo y salir de la posada. Y si al posadero le resulta extraño nuestro atípico mutismo, opta por no comentar nada.

Tras un corto trecho a través del pueblo, llegamos hasta la misma residencia en donde fuimos recibidos el día anterior. Una Vez que entramos, aparece ante nosotros, el Portavoz del pueblo. Y de una manera bastante directa, nos plantea la situación.

Tras un suspiro pues se que mi opinión no va a ser del agrado del portavoz, me adelanto y digo.

Evacuacion es lo que propongo yo. Hacia la capital de la región pues es el lugar que cuenta con las mejores defensas. Esta horda que se nos viene encima, avanza dispuesta a conquistar todo a su paso. Conquistar y arrasar. Tratar de defender esta posición, es para mi un imposible. Y esperar que pasen de largo es, desde luego, algo absurdo.

Resultara difícil convencer a algunos habitantes de que abandonen las posesiones que han acumulado a lo largo de su vida y, mas aun, los hogares en donde han vivido a lo largo de años. Pero sinceramente, no veo otra posible opción.

Y no solo eso. No es conveniente que la gente marche excesivamente cargados, tendremos que movernos con rapidez pues, desde este mismo momento, el peligro se nos aproxima inexorablemente. Es una carrera. Y el premio, son las vidas de todos los habitantes de este lugar.

Mas aun, cuando llegue el momento de dar estas noticias a los lugareños, quisiera un buen numero de guardias presentes. Para mantener controlada la situación y evitar cualquier brote de pánico.

Y por ultimo...

Y resoplo pues se que esto ya no le va a gustar al portavoz nada de nada.

Sera preciso incendiar este lugar. Pensad que por poco que sea lo que dejemos atrás, serán recursos aprovechables para el ejercito enemigo. Recursos que facilitaran su marcha. Es algo que hemos de evitar a toda costa.

Por supuesto, nosotros junto con un grupo de los mejores hombres de la guardia del pueblo, marcharemos en retaguardia en prevision, de cualquier posible ataque por parte de las unidades de vanguardia de este ejercito de bestias.

Callo un instante meditando por si se me hubiera olvidado algo. Pero como parece que no. Me limito a dar ahora un paso atrás y volver a ocupar mi lugar entre mis compañeros.

 Evea, que en el informe previo se mantuvo un tanto apartada esta vez da un paso adelante. Pero al ver como se adelanta Hen, le cede el paso y escucha atentamente sus palabras y observa con atención la reacción de los presentes.

Clap....Clap....Clap....Clap, clap, clap.
Las palmas de Katan resuenan como un cachetazo en el denso ambiente, mientras el ermitaño se acerca a los nobles del consejo.
Muy bien hablado, Henderch...el bárbaro. Tu estrategia de huida es util, al menos los habitantes de Transbordador podrán vivir...un poco más.
Sin embargo, casi parece un plan diseñado por el propio Kharn!!

El hombre del pantano, se planta frente a Henderch y lo mira por debajo de sus grasosas trenzas adornadas con huesos de pequeños mamíferos.
Retirarse sin luchar? Sin presentar batalla aprovechando las ventajas defensivas de ésta ciudad!?? Creo que sería una perdida importantísima, una ventaja enorme en la guerra...pero para los trasgos!

Katan niega con la cabeza, y la calavera de un mono castañea contra el esqueleto de una rata haciendo un clap clap de menor sonido que sus recientes palmas.
No amigo. Debemos hacerles frente aqui, y huir cuando la ciudad esté perdida! Al menos todos aquellos que puedan luchar. Si el populacho quiere huir, no hay problema...
Aunque servirian más como muertos vivientes. piensa para si.

 Unos ojos de pánico aparecen en el semblante de Iormel, debido a las palabras de Henderch.

¿Evacuación? ¿Incendiar la ciudad?- dice, incrédulo- ¡estas loco! ¡No podemos abandonar y destrozar todo por lo que hemos trabajado simplemente porque nos falten los arrestos suficientes para hacer frente a esa escoria de trasgos!- mirando a Henderch- ¿y tu eres un guerrero?- dice de manera hosco- desde luego, los guerreros que conozco no rehusan combatir, algo que debemos hacer como bien dice este...- mira hacia Katan- señor, luchar y expulsar a esa escoria de nuestras tierras- con esto dicho guarda silencio.

 Evea cararaspea delicadamente.

 - La verdad es que suena descabellado... pero no está lejos de la realidad caballeros.- Hace una pausa, teniendo ya la atención.- En el puente que destruimos para frenar un poco el avance, había una pequeña avanzadilla. Y en esta no había ni más ni menos que un dragón.- Hace una pausa para dar dramatismos.- Nuestro compañero Porfidius fue a dar un vistazo surcando los aires y pudo constatar que la avanzadilla estaba en proporción a los efectivos, la hora enemiga se cuenta por decenas de millares, entre sus filas varias tribus de gigantes les acompañaba, y surcando el cielo, un dragón de color carmesí mucho mayor que el que estaba en la avanzadilla. Es una fuerza terrible.

 Hace una nueva pausa, dejando que las palabras calen antes de proseguir.

 - Esta horda tiene potencial para arrasar todo a su paso. Los dioses han sido benévolos y han querido que los descubriéramos antes de ser demasiado tarde.- Mira al alcalde.- La única forma de hacerles frente es uniendo todos los combatientes de la región tras las mejores defensas. Mientrastanto tan solo podemos ir haciendo breves contratiempos para lograr algo de tiempo para pedir refuerzos a las regiones cercanas.- Su voz se endurece un tanto.- Separados seremos engullidos sin apenas causar molestias en la marea trasgoide que se abalanza sobre esta región.

 Evea contempla las reacciones de los presentes y finalmente concluye.

 - Yo soy de Arabel del país de Cormyr, yo viví lo que una horda parecida causó en la región. Muy pocos pueden contarlo como yo lo hago. Si ustedes no quieren quemar el pueblo, tengan por seguro que ellos lo harán tras aniquilar a los bravos defensores. Si lo hacemos antes, tal vez, les hagamos más daño que plantándoles cara. Una horda de esas características necesita de toda la comida que pueda encontrar por el camino, sinó hay, tarde o temprano las provisiones que llevan consigo terminarán y eso podría jugar a favor nuestro, los defensores.

 Un silencio sepulcral se adueña del Concejo ante las palabras de Evea. Nadie se esperaba que esa joven muchacha hubiese sufrido en propias carnes el horror que supone el asedio y la aniquilación de una ciudad.

Un carraspeo se oye: disculpad mi atrevimiento, pero ante tal tamaño de la Horda. ¿No sería más fácil negociar? Le damos un tesoro y listo y tan contentos. Si el año que viene vienen otra vez en ese caso ya estaríamos preparados para la lucha.

 Dudo mucho que eso sirva de algo- le espeta Delora- creo que hay mucho de sabio en lo que han dicho la muchacha y el guerrero. Todos conocéis mi pasado: sabéis que he sido aventurera en su día, durante esa vida he visto pueblos enteros pasados por cuchillo. La muerte o la esclavitud nos espera si nos quedamos aquí. ¡Tenemos que reunir lo imprescindible y partir hacia el este cuanto antes!

 Evea asiente ante las palabras de la ex aventurera.

 - Si quereís negociar lo tomarán como un acto de debilidad y tan solo lograrán que se rían de ustedes antes de pasar a toda la ciudad por la espada. Y aquellos de los habitantes que sean aptos, encadenados.- Centra sus grandes ojos en el último de los hombres que ha hablado.- Este emplazamiento es poco más que un punto por el que pasar, para ver como trabajan sus tropas, aprovisonarse y continuar. Y lo último que querrían sería dejar posibles enemigos a sus espaldas, teniendo que vigiliarlos para que no les corten el paso.- Finalmente sentencia.- No, no exite la opción de la negociación con esta horda.

Las tropas no pueden entrar acá sin vadear el rio de alguna forma. Replica Katan.
Lo mejor que podemos hacer entonces, es combatir hasta que logren entrar, y huir.

Si envían solamente a su dragon volando, lo mataremos como hicimos con el gran lagarto verde, allá en el puente.

Hummm....debe haber un buen lugar en donde defender este lugar a un bajo precio.
Nosotros podemos huir fácil y rapidamente, una vez que entren a la ciudad...pero al menos les habremos causado muchas bajas con algo de suerte.

Yo no entiendo mucho de estrategias de asedio o de fortificaciones, pero me parece que confias demasiado en el rio. Al igual que el puente que derribaste, eso sólo será un contratiempo menor. O un rodeo como mucho.

Evea tiene razón. Lo que hay que hacer es prepararse para partir, cuanto antes. Como mucho podemos esperar antes de quemar el pueblo para ver en qué dirección vienen. Por si acaso por la gracia de Tymora deciden que no vale la pena vadear el rio. Aunque sinceramente lo dudo.

Cuando uno de los tipos que tengo delante, sugiere que dudo a la hora de entrar en combate, mi mano se posa con suavidad, como acariciandola, sobre la empuñadura de mi espada. Y por unos instantes, mientras el resto de mis compañeros, expone sus opiniones, me limito a pensar en todas las posibles formas en las que podría destripar a este individuo. Pero finalmente, me limito a sonreír con cierto grado de desprecio y añado.

Poca defensa puede ofrecer este río contra el avance de gigantes apoyados desde el cielo por un dragón. Y si añadimos que podrían machacarnos desde la distancia con los disparos de sus maquinas de asedio, he de insistir. Realmente, creo que solo tenemos una posibilidad. Pues bien. Por nuestra parte, creo que todo esta ya expuesto. Es hora de que aquellos que pueden, decidan sobre este asunto.

Pero claro. A pesar de no haber estado prestando excesiva atención, hay un dato que no se me ha pasado por alto. Y girándome levemente, miro hacia Katan al tiempo que añado con cierta sonrisilla.

Tranquilo compañero nigromante. Digamos que material para tu particular afición, no ha de faltarte. No faltaran ocasiones en las que podamos entablar combate.

El enano se limita a observar y no abre la boca...

Porfidius aguardó a que todos expusieran sus opiniones, mientras repasaba mentalmente lo que había estado preparando por la noche. La responsabilidad de salvar al mayor número de habitantes posibles le había hecho dar mil y una vueltas en su jergón sin poder dormir más de media hora de seguido, lo que se expresaba en profundas ojeras bajo sus ojos.

Finalmente, tomó la palabra - La tozudez humana no tiene parangón con la sed de sangre de la horda que he podido ver con mis propios ojos. El humo de las forjas a pleno rendimiento, las escuadras de guerreros entrenándose frente a ficticios combatientes con movimientos perfectamente coordinados, las partidas de rápidos exploradores montados en sus lobos preparándose para preparar el terreno a grupos numerosos de gigantes para aplastar con sus manos a aquellos que se resistan, y las máquinas de asedio, junto a los dragones, para poder flanquear obstaculos y dar vía libre al resto de la marea bélica. ¿De eso es de lo que nos queremos defender desde esta aldea? - hizo una pausa para que los oyentes pudieran hacerse una imagen lo más fiel posible a lo que había visto hacía pocas horas - no, señores, el defender la aldea no me preocupa lo más mínimo. Sé que está perdida, como ya han podido confirmar Evea, por su experiencia, y Henderch, por sus conocimientos - dijo señalando a sus dos compañeros.

- Lo que verdaderamente me preocupa son las vidas de mujeres y niños. Evitar el sufrimiento al mayor número de éstos posible - dijo serio mirando a cada uno de los miembros del Concejo.

- En toda guerra deben haber pérdidas, y sé que, por mi condición, pueden pensar que me importa un bledo el que hogares, comercios y templos ardan. Y no están desacertados, no lo duden. ¡Pero lo que no pienso permitir es que sacrifiquen a los más débiles junto a sus bienes materiales! - Porfidius endureció su tono y levantó un dedo retador sin ningún objetivo fijo.

- La organización no debe centrarse en una defensa a ultranza. Eso me da igual y podríamos hablarlo con tiempo mientras llegan las huestes enemigas - el druida gesticulaba intentando enfatizar cada una de sus palabras con sus gestos - debemos encargarnos de hacer partir a todo aquel ser querido que no pueda aportar nada en una situación de enfrentamiento final, y hacerlo sin dudarlo y en el medio más rápido que pueda.

- Los más dotados y hábiles, podremos quedar y pensar como retrasar al ejército. No podemos huir todos porque caeríamos sin dudarlo, nos darían caza sus tropas ligeras y no tendríamos oportunidad de defensa posible - paró un momento para ver la reacción de los presentes - Así, los refugiados podrán ir dando la voz de alarma al resto de poblaciones de la ruta de invasión. Su mera presencia seguramente serviría para dar credibilidad a sus noticias, pero también deberían ir escoltados y guiados sabiamente, por lo que deberíamos plantearnos en un primer momento la organización de una evacuación inmediata, y dejar para más tarde la planificación de una posible defensa ante la horda invasora.

Tras su aportación, el druida, con gesto serio, miró a los reticentes, intentando acelerar el proceso de decisión intentando aprovechar el efecto de sus palabras.

 Creo que hay una cosa bastante clara- tercia Norro- y lo habeis explicado muy bien vosotros. La evacuación de la ciudad tiene que llevarse a cabo. No podemos permitir que los ancianos, mujeres y niños se queden aquí hasta que llegue la hueste.

Norro mira hacia el resto de los compañeros del Concejo, el cual asiente en silencio ante su comentario.

En cuanto acabe esta reunión, Soranna se encargará de los preparativos para la evacuación. Ahora bien, volvemos a lo mismo: ¿luchar o evacuar la ciudad por completo?

 Si me permitís el atrevimiento- la voz que habla es la de Jorr. Se había mantenido callado durante todo el coloquio- creo que lo mejor será huir de aquí. He estado con estos aventureros en su misión de acabar con los grandes trasgos, y no me ha gustado mucho lo que he visto. No he visto lo que ha podido ver Porfidius, pero creo en su palabra y no pongo en duda que la fuerza de los grandes trasgos es algo a lo que no podemos enfrentarnos nosotros. 

Aunque no nos guste abandonar nuestras tierras, debemos hacerlo... por el bien de todos.