Partida Rol por web

Habéis partido con premura hacia un nuevo rumbo, todo con el objeto de llegar lo antes posible al desfiladero y averiguar que es lo que está ocurriendo exactamente con estos valles. El camino sabéis que es largo, pero tenéis un excelente guía que hace la marcha mucho más rápida y sin preocupaciones de perderos. 

Sin embargo, incluso los aventureros tan avezados como vosotros tenéis que descansar, por lo que paráis para ello. Os turnáis en guardias (Jorr incluido), pero no tenéis visitas indeseadas, algo que es de agradecer. 

Tras la primera hora de la mañana, y un rápido desayuno volvéis a la marcha.

El bosque comienza a tornarse más ominoso a la medida que avanzáis por la ruta del Alba, tanto es así, que llegáis a un punto en el que un amplio camino se desvía de la ruta principal hacia el oeste. Una enorme efigie preside la bifurcación, una triste figura humanoide de unos 15 pies de altura recubierta del musgo. Parece casi un esqueleto gigante. Las aves anidan en lo que parece la enorme cabeza.

 Cuentan las antiguas historias que las efigies de estas características, era un marcador territorial usado por las tribus de los gigantes. En este caso, tus conocimientos profundizan algo más en este punto: la esfigie ha sido realizada por gigantes del bosque.

Marcha de combate. A paso ligero abandonamos las ruinas en donde hemos entablado combate dejando atrás, los cadáveres de la escoria trasga como festín para los carroñeros.

Avanzamos al trote por entre la densa vegetacion hacia nuestro nuevo objetivo. Y yo, marcho inmediatamente detrás de Jorr barbiblanca soltándole alguna que otra patada al puñetero prisionero trasgo que nos toca soportar.

Al anochecer, fatigados pero decididos, hacemos un alto en medio de la floresta. Con rapidez, asignamos las guardias. Es u magnifico momento para tomar otro buen trago de cerveza. Pero he aquí que mi pobre odre va necesitando rellenarse. Por tanto, apenas me mojo los labios y lo vuelvo a guardar de nuevo soltando un reniego.

La noche termina por pasar, y la luz del amanecer acaba por filtrarse entre las ramas de los arboles. Y por supuesto, nos halla a todos en pie y equipados. Jorr nos mira, yo le hago una señal y nada mas hay que añadir. Nuevamente al trote, a paso ligero, proseguimos nuestro avance por caminos tan estrechos que, sin duda, se trata de sendas de animales. Y gracias a esto, nos evitamos encuentros indeseados pues hemos de llegar a nuestro objetivo lo antes posible.

El bosque se vuelve denso. Nos cuenta mantener el ritmo de la marcha, pero eso, no basta para retrasarnos. Y finalmente, ya en la ruta del alba,  llegamos hasta una bifurcacion. Nuestro guia se detiene, nos hace una señal, y yo, oteo entre las ramas del arbolado.

Alcanzo a distinguir, un esqueleto de lo que parece ser un gigante. Pero es un detalle lo que me llama la atención. Un grupo de pajaritos, anidan en su cráneo. Y como no parecen mostrar ningún signo de nerviosismo, parece que, de momento, estamos solos.

Examino mi entorno y como se podía preveer, no alcanzo a distinguir gran cosa yo. Pero mi mano ya se desliza hacia la empuñadura de mi espada listo por lo que pueda pasar mientras me giro hacia mis compañeros y digo sin alzar la voz.

¿Alguna preferencia sobre el camino a tomar?. Por mi parte, lo tengo claro. A donde haya trasgos o lo que sea, es a donde debemos ir.

 Ha sido una ardua caminata a bosque a través, descansando lo imprescindible para intentar llegar cuanto antes a ese posible punto de reunión, para valorar adecuadamente la amenaza que representa esta pequeña horda tan organizada. Se nota que Evea no es una persona habituada a los andares campestres ni a forzar la marcha durante periodos prolongados, es como un pez fuera del agua, pero a pesar de ello mantiene la marcha sin rechistar.

 La joven Gata se acerca un poco, sin alejarse demasiado del grupo.

 - Esto es una advertencia, si pasamos este cuerpo nos estaremos adentrando en las tierras controladas por unos gigantes- Dice mirando a sus compañeros, para posar la mirada en Jorr, el guía.- ¿Hay alguna tribu de gigantes residente en esta región?

 Tras eso mira de nuevo la enorme osamenta que configura el esqueleto de un gigante.

 - Katán, ni se te ocurra profanar estos restos. Si los profanas te ganaràs la enemistad de los gigantes y no querrás que eso suceda... verdad?

 Bueno,...- Jorr piensa unos instantes- he pasado mucho por este lugar y no he visto rastro de tribus de gigantes. Por lo que yo se, esta efigie ha estado bastante tiempo aquí. Tal vez antes tenía su sentido, pero ahora...- niega con la cabeza- en cualquier caso tampoco puedo afirmar que no quede por este lugar alguna tribu de gigantes. Al fin y al cabo, estos seres no suelen acercarse a saludar.

¿Gigantes?.

Digo yo sorprendido al escuchar a Evea.

Si son aliados de los Trasgos, a por ellos. ¿O quizá los podríamos convencer de que se unan a nuestro bando?.

Me encogo de hombros dicho esto, y acabo por añadir.

En cualquier caso si, de momento, no suponen ningún problema, propongo seguir avanzando por el otro camino de la bifurcacion.

 Evea mira de nuevo el esquelto, posando su diestra en su mentón, en un ademán reflexivo.

 - No alcanzo a comprender por que una tribu de gigantes malignos se dedicarían a dejar un testimonio de su presencia, lo suyo sería permitir que algunos incautos se adentraran en sus dominios para poderlos cazar mejor... Es como si fuera una advertencia en plan 'no queremos problemas'.- Se gira par mirar de nuevo al grupo finalmente laza los hombros.- No sé que pensar. ¿Qué decís?

Cuando Evea mueve su mano derecha, sonrío levemente y compruebo que mi escudo esta adecuadamente aflojado sobre mi hombro izquierdo. Que nunca se sabe. Y tras haberla escuchado, respondo.

Te aseguro que yo, se poco de las motivaciones de los gigantes. Si mas tarde suponen un obstáculo, nos encargamos de ellos con nuestro estilo y listo. Menos bestias incordiando.

Me giro entonces en dirección al trasgo, le suelto un par de sopapos directamente y acabo por decir.

¿Y tu?. ¿Sabes algo sobre esos gigantes?. Ve hablando y que se te entienda. Si no, ya sabes.

Señalo detrás de mi a Cuernos y a Zombificado y añado.

Me parece a mi, que poco placer pueden obtener este par ya. Pero nunca se sabe. Si quieres, les dejo probar.

Y algo que no es una sonrisa, me hace mostrar los dientes ante la cara del trasgo.

 El gran trasgo sigue algo aturdido despues del largo viaje al que le habéis echo pasar. Entre farfulleos, niega con la cabeza.

De acuerdo....cero profanaciones por hoy. Ufa.
Reniega el hombre del pantano...

Tras haber resuelto el problema de la torre al final el grupo se decidió a ir a investigar ellos mismos el ejercito en lugar de avisar al poblado. Necrull se quejó un par de veces pero como se habían decidido no tuvo más remedio que seguir al resto del grupo a una larga caminata campo a través. Y a marchas forzadas para colmo.

No indudablemente no era a lo que estaba acostumbrado. Por fortuna el lugar no apreció estar tan lejos como creía en un principio. Y llegaron a una bifurcación. Lo cual aprovecha el brujo para sentarse y descansar un poco, mientras algunos comentan el cuerpo del gigante.

Ese gigante debe de ser de los tiempos del baluarte. Al igual que el otro esqueleto que encontramos en la torre. Recorad que según la historia un grupo de ellos también atacaron la torre.

Tras salir - por fin - del subterráneo, emprenden el viaje de exploración hacia las montañas de los trasgos.

Porfidius avanzaba junto a Cloud, cerca del guía, gracias a su avance por el terreno favorito de éste, un tupido bosque.

Todo parece tranquilo, extrañamente tranquilo, pero el nerviosismo, y el ansia de llegar y enterarse de qué está ocurriendo, casi impide que se dieran cuenta del tiempo que llevaban andando en un terreno tan duro para el resto del grupo como era la maleza, más frondosa en este último tramo - que extraña figura - comentó al ver la colosal efigie.

- Quizás, si les informamos de lo que se avecina, y de nuestras dotes de diplomacia, podamos conseguir algo de ayuda de estos - propone al grupo - si les informamos de lo que se avecina, y negociamos con ellos, puede que se pongan de nuestro lado - comentó con un extraño brillo en los ojos.

¿Qué se le habría ocurrido al druida?

 No hay mucho más que añadir a lo que ha dicho Evea sobre ese sitio. No obstante, te percatas un poco más en tu entorno, y ves en la bifurcación, unas marcas de huella... enormes, por cierto.

Asiento al escuchar a Porfidius cruzado de brazos.

Si. Me parece a mi, que no creo que les guste a estos gigantes, tener algo así como unos veinticinco mil trasgos pululando tan cerca de su territorio en modo plaga de langostas. No, no creo que les guste. Pues bien, por mi, ya estamos tardando.

Dicho esto permanezco a la espera del parecer del resto de mis compinches. Sin embargo, mi tono de voz refleja cierto tono de duda antes de añadir lo siguiente.

Lo que no se es si quedaran muchos . Aunque claro. Un gigante en tus filas siempre viene bien.