Partida Rol por web

Estoy un poco cansado de todos esos discursitos de salvar al mundo, de elfos prepotentes que son mas poderosos que todos nosotros, si ella y su gente es tan fuerte ¿por que no salvaron al pueblo?, no es necesario una guerra total solo salir alli salvar al pueblo, ayudar a la gente de que sirve ser un elegido si todo el mundo va morir a tu alrededor.

Ella ademas nos pedia entrenar y decia a uno de mis "compañeros" que luchara con ella, ¿en una batalle uno contra uno? y eso de que mierdas servia, esto era una guerra y las guerras se ganaban con trampas y trucos sucios, igual que habiamos jugado nosotros viendo el futuro y abandonando a la gente a su suerte, yo era un cazador no un guerrero y luchaba a mi manera haciendo trampas y esperando el momento oportuno para luchar contra bestias que podian matarme.

Saque una flecha rapidamente mientras mi compañero sacaba sus dagas y apunte casi con desganas a la elfa para despues dispararle, veriamos si era capaz de detener o esquivar todos los impactos, tanto mi ataque como el de mi compañero.

                Tara observaba a la elfa, junto con los demás. Michael sacó sus dagas, las afiló y las lanzó hacia su pecho. La tirada de sus armas fue sublime, centellearon en línea recta y se dirigieron a su objetivo. Al mismo tiempo, Ken sacaba una flecha y la lanzaba hacia la chica. Él estaba enfadado, mucho, por el tema del pueblo. Se preguntaba por qué no habían los elfos, siendo tan fuertes, defendido a las gentes.

                Turmalina entonces actuó. Giró como un rombo con celeridad. La primera daga de Michael pasó rozando su cuerpo. La segunda fue bloqueada por su antebrazo, que estaba enfundado en un guante que poseía como un brazalete duro en su interior. La desvió hacia la derecha y justo logró que esa daga cortara en el aire la flecha de Ken.

                -Mmm… diría que no se vale jugar sucio pero es la guerra, y en la guerra los límites se rompen.

                Miró su cuerpo, tenía una rasgadura muy leve en sus ropas, producida por la primera daga de Michael. –Bien, creo que tendrás esa cita pronto.

                -Tú –le dijo a Ken -¿quieres probarte? Eres el siguiente. Tú, demonio, recoge tus dagas.

                -Recordad, podéis quebrar los límites pero nunca, nunca debéis ceder a la maldad del enemigo. Si no tenemos límites propios y cedemos a la oscuridad, nada nos distinguirá de ellos… Nunca debemos volvernos como nuestro enemigo, nunca.

Sonreí ante el comentario de la cita y me sorprendí al ver que había usado mi propia daga para cortar la flecha que lanzó el humano.

No me esperaba tal acto de parte de "El Elegido" pero esto se torna más interesante, después de todo antes uso veneno, un arma de mujer...

Caminé y tomé mis dagas para luego volver con el grupo, a ver que pasaría ahora.

- No - digo de forma cortante - Ya tengo exactamente lo que necesitaba, saber que si no actuasteis fue por que no os dio la gana, pudisteis defender a la gente y ayudarla a escapar, habia tiempo de sobra, pero no hicisteis nada y para mi eso es hacer exactamente lo que tu has dicho, actuar de la misma forma que el enemigo -

Me doy media vuelta y comienzo alejarme del sitio, por desgracia se que mi hada no me dejara marcharme sin mas, pero bueno eso es algo que tendre que discutir con ella cuando se decida a intervenir.

Las palabras de Ken eran acertadas, decían justo todo lo que yo no había sido capaz de formular en palabras

- Ken tiene razón, teníamos un día de ventaja, bueno, mediodía, pero podíamos haberlos avisado, podían haber huido, no sé, hacer algo no solo quedarnos a mirar como mueren. Decis- dije mirando a Iato y después a la elfa- que somos los Elegidos, que sin nosotros el mundo estará acabado, bien, ¿que clases de elegidos somos cuando dejamos morir a un pueblo sin darle opciones de salvarse? ¿O es que solo tienen  permitido salvarse unos cuantos? Dices- dije poniendome delante de la elfa- que no actuemos como nuestros enemigos, ¿es tarde no crees? Hemos estado mirando como gente inocente muere sin hacer nada, ¿no es eso lo que hacen nuestros enemigos? Ver morir a gente y que no les importe

La elfa no tenía culpa ni siquiera la conocía, pero acababa de llegar y actuaba como si nada, la rabia que sentia conmigo misma por no haber hecho nada estalló y terminé pagandola con ella

                La elfa escuchó las palabras, inmutable. Dejó que ambos terminaran de hablar y luego dijo:

                -Si pensáis en lo que decís de verdad sabríais de antemano lo errado que estáis. Sí, yo soy buena guerrera, sí puedo entrenaros pero yo ni mi pueblo entero puede hacer nada contra el ejército que viene del Norte. Sus magias necromantes, sus armas, su fiereza… su Señor. Si no logramos que se activen los poderes que tenéis dentro, los que dice la Leyenda de Rhosendal nada tendrá sentido.

                Sus ojos recorrieron a ambos con intensidad.

                -Un año, un año tardaréis en alcanzar el potencial de semidioses –respiró –sí, eso. Eso sois según la historia de nuestros pueblos. Por ahora yo sólo veo niños caprichosos que están olvidando que tienen la responsabilidad de salvar al mundo. Ya uno de los seis se ha retirado. No sé cómo afectará la batalla. Espero que el que se ha ido no sea uno de vosotros… pero si creéis que no hemos sido valientes, que nos da igual la muerte de decenas y la esclavitud de miles, podéis iros. Nada os detiene aquí.

                Turmalina miró a Kib y Bregor.

                -¿Quién quiere seguir?

Reflexioné sobre las palabras de Ken, si bien es cierto que haber huido del pueblo no era lo más correcto y más teniendo en cuenta que los elfos podían habernos ayudado, no recordaba ninguna historia  o leyenda en la que los ganadores hubiesen luchado sin estar preparados y con una buena estrategia. Los héroes que salían de la nada y se crecían de la noche a la mañana eran más propios de los cuentos para niños.

Cuando Turmalina nos invitó a Bregor y a mí a atacarle, le tendí la mano al grandullón invitándole a que empezara. Mientras, me descolgué el arco y ayudándome de la cola empecé a montar la cuerda y a acariciar concienzudamente las plumas de las flechas.

- Creo que confundes totalmente mis palabras, ayudar a que un pueblo escape no consiste en luchar en una guerra absurda que no se puede ganar, solo en darles tiempo, poner trampas, hacer un pequeño ataque y retirarnos, darles el tiempo necesario para que algunos puedan escapar, incluso antes de que el ataque se produzca, refugiar gente en los bosques para que puedan estar seguros, no hicimos absolutamente nada, eso es simplemente por que teniais miedo y erais egoistas, pensabais que sacrificar unos vidas para lograr un bien mayor estaba justificado ¿pero no es eso acaso lo que piensa el enemigo?, ellos quieren hacerse con el mundo, buscan crear el mundo de sus sueños sacrificando la vida de miles, si nos tratamos de ayudar por que "no estamos listos" somos igual de horribles que ellos y si eso es lo que piensas enseñarme puedo apañermelas yo solo -

Seguia caminando unos cuantos metros mas antes de volverme para mirar directamente a Gladia.

- Gladia ¿vienes? - la pregunta era directa, si venia conmigo perfecto si no lo sentia pero no me quedaria rodeado de hipocritas que creen en la vida y las energias y que ignoran cuando les interesa sus creencias.

  -¡Ken, Tara! ¡Dejadlo ya! Yo me siento igual o incluso peor que vosotros. - Bregor hizo una breve pausa, se veía en su mirada como viejos fantasmas del pasado le atormentaban de nuevo. - No se si es cierto todo este rollo de los elegidos, ni que es lo que nos aguarda, pero por lo que estoy viendo, todos buscamos un mismo bien común y es precisamente por ello que debemos estar unidos. Los tiempos están cambiando y algo gordo se acerca, si nos pillan separados ese pueblo no será el único que sufra las consecuencias. Abandonemos nuestras posibles rencillas y prejuicios para que esto no vuelva a ocurrir.-

  Bregor se gira hacia Iato y Turmalina:

  - Aún así, tampoco estoy seguro de si podemos confiar en vosotros, quien nos dice que no sois el enemigo e intentais separarnos de nuestro camino, para empezar ¿Cómo sabíais de lo de mi origen demoniaco? No hay muchas personas que conozcan ese secreto, no es algo de lo que esté orgulloso y el que conoce mis origenes o bien es un amigo fiel que no me traicionaría jamás o bien  tiene tanto miedo de las posibles represalias que no osaría abrir la boca. De todas formas aceptaré vuestro entrenamiento y acompañaros el tiempo que vea oportuno, a la menor duda de traición hacia nosotros lo pagareis caro. -

  Bregor vió como Kib le dejaba el turno de ataque. - ¡Muchas gracias colega! - Bregor mostró una sonrisa sincera al pequeño Kobold. De nuevo el guerrero quedó serio y por primera vez abrió su ojo derecho, no estaba tuerto, pero su ojo derecho no era para nada normal, su pupila era de un color rubí brillante, con un extraño simbolo en él. Al instante desapareció, lanzandose a toda velocidad sobre la elfa, que por un instante quedó sorprendida por como un tipo tan grande y con un arma tan pesada como la que portaba podía alcanzar esa velocidad y más aún estando a pies parados. Pero Turmalina consiguió parar el ataque, saltaron chispas del roce de las armas y la elfa salió varios metros atras del impulso del ataque de Bregor, dejando una estela de huellas en la tierra. La doncella guerrera seguía preguntandose en que instante pudo sacar ese espadón tan grande y a tal velocidad.

  - Y otra cosa. - Bregor se incorporó de nuevo y apoyó el espadón sobre su hombro derecho. - Creo que hablo en nombre de todos cuando os digo que no nos volveremos a esconder, si volvemos a ver que un pueblo vaya a sufrir un ataque iremos a defenderlo sin dudar, vosotros podeis acompañarnos o no, es vuestra elección, pero nosotros tenemos una obligación moral y si es cierto que somos los elegidos saldremos adelante, si no es así, al menos moriremos sabiendo que hemos hecho lo correcto.-

-Yo creo que ustedes dos deberían dejar de llorar niñatos- dije desde la rama alta de un árbol, a la cual me había subido mientras ellos discutían con Turmalina- y ustedes son los supuestos elegidos que salvarán el mundo? No piensan con los pies sobre la tierra, solo piensan por sus códigos morales y lo que consideran que es correcto, pero luego usan trucos sucios porque "todo vale en la guerra" eso para mi es de hipócrita y además de mente corta- me apoyé contra el árbol y me comencé a limpiar las uñas con una daga- para empezar, toda guerra y avance requiere sacrificios, si querían ir a morir ayer, lo hubieran hecho, nadie los mando a venir aquí y seguir a Iato y segundo, acaso creen que todo un pueblo les creería a unos niños desconocidos que va a venir un ejercito de orcos a matarlos y asediar su poblado? Cuántos se reirían en sus caras y los echarían de allí? Cuántos escucharían el relato como una anécdota de borracho? Algunos podrían creerles, pero abandonarían todo lo que tienen por las palabras de dos desconocidos? Acaso dejarían que se llenara de trampas mortales el lugar donde viven por lo que dice alguien que sale de la nada contando leyendas? Antes de volver a abrir sus bocas y decir estupideces, piensen en la situación que están viviendo- tras decir eso guardé la daga y cerré los ojos, llevando las manos detrás de la nuca.

Enfunde mi arma por temor a lanzarme contra Michael

- Quizas tu fueras un desconocido, Ken vivía allí,  yo misma conocía a algunas personas del pueblo, es verdad, puede que muchos, casi todos nos tomaran por locos, por borrachos o por niños y no nos hicieran caso, pero por lo menos le habríamos advertido, hubiera estado en su mano decidir, pero solo nos sentamos a comer y después huimos sin darle esa oportunidad

                Gladia miró con pena la decisión de Ken. Se elevó en el aire y habló, y aunque diminuta, su color brillante la hacia notoria para todos.

                -¿Vosotros creéis que no hemos sacrificado a gente del bosque por salvaros? Ni siquiera sabéis quién es el enemigo. La raza del Norte, sus necromantes, su magia… todo estaría en riesgo si no nos hubiéramos dedicado a encontraros y salvaros. ¿Acaso creéis que ahora mismo no hay esclavos entre las gentes de Fae? Todo este plan de traerlos a sabiendas de que íbamos a sacrificar todo lo demás fue sopesado lo suficiente. Incluso así, sabemos que los ejércitos sospechan de la leyenda, al menos sus líderes.

                Se puso azul, eso era signo de tristeza.

                -Y ahora os peleáis y pensáis que sabéis el sacrificio, que fue fácil. Que nosotros podríamos haber hecho otra cosa. Erais seis y ahora sois cinco, aunque tengo fe de que el sexto de la leyenda no sea el que dejó la misión… pero no lo sé.

                Turmalina le hizo señal de que callara, con un simple gesto de mano.

                -No hace falta Gladia. No podemos hacer más que lo que podemos, yo entrenaré a quiénes deseen ser entrenados. Luego aprenderán magia y todo lo que deben aprender. Los que no lo deseen, tú sabes que no podemos obligarles.

                -Pero…

                Turmalina hizo otro gesto, Gladia voló hacia ella, y se acercó a su hombro. La elfa le dijo algo a los oídos y ella entonces, el hadita, voló a un árbol cercano.

                -No puedo decirte qué hacer… pero si vuelves a la ciudad pones todo en riesgo. Mismo si sales de este bosque. No quiero ver morir al elegido, a ninguno. No… no debería pasar así.

                -Kib intenta atacarme con todas tus mañas, no temas por mis seguridad –Turmalina habló al kobol, no iba a decir más. Sobre su espalda recaía la misión de entrenarlos físicamente. No podía hacer otra cosa. 

Me acerque a Ken y posé mi mano en su espalda

- Me gusta esto tan poco como a ti, pero ya está hecho, no se si somos los Elegidos, si debemos fiarnos o no, pero ahora no hay donde ir, el pueblo esta masacrado, allí no se puede regresar, si realmente somos los Elegidos, continuemos, fortalezcamonos y cuando estemos preparados vengaremos todas esas muertes, ¿crees que irte solo servira de algo? Ya no hay nada que nosotros podamos hacer...

Mire a la elfa

- La siguiente soy yo

  Bregor se acerco a los dos jovenes y les dijo:

  - Se que no os conozco de hace mucho, pero sí puedo ver que sois de buen corazón, debemos seguir unidos, más allá de toda esta historia de elegidos porque tanto vosotros como yo sabemos que algo está pasando y el ir por separado no nos beneficia a ninguno. 

  Bregor puso las manos en los hombros de Ken y Tara, aunque el guerrero intento hacerlo con ternura no controló bien la fuerza y por poco desestabiliza a los muchachos.

  - Bien, intentemos acabar con esta mierda cuanto antes para poder ir a partirles la cara a todos esos hijos de... perdón, a veces no controlo mi boca ¡jajajaja!

¿salir del bosque? que equivocados estaban, el bosque era el lugar donde yo me había criado, era todo lo que yo necesitaba para vivir, no saldría de el aun si me alejara del resto, me quedaría allí sin ninguna duda, pero claro ellos no eran yo ni sabian absolutamente nada.

- Nunca dije que me fuera solo llame a Gladia y sigo esperandola - digo con total decisión - Lo que haga o no lo decidire luego -

       Gladia finalmente baja del árbol volando. Se acerca a Ken y le pide permiso a Turmalina para hablar con privado con el chico. La elfa le hace un asentimiento de cabeza, así que ambos se retiran a un punto más privado para conversar. Por otro lado Bregor pone énfasis en que es hora de entrenar, de hacerse fuertes y lograr cambiar la balanza a su favor. Algo es claro, sólo unidos y fuertes podrán batallar como deben, acabar con las fuerzas del mal. 

Estaba ya sentado, tanta discusión hacía que empezara a aborrecer al grupo. Cuando Turmalina me pidió de atacarle me levanté hastiado.

No esperaba hacerle ningún daño a la elfa, pero sí quería mostrarle que sabía manejarme con el arco.

Monté una flecha lentamente y le dirigí una mirada a la joven antes de tensar la cuerda, quería saber si estaba lista. Entonces disparé.

Seguí caminando por el bosque hasta llegar a un punto donde mis compañeros no pudieran escucharme, seguramente otras criaturas del bosque si pudieran hacerlo, pero por el momento eso seria suficiente para mi.

Me gire para mirar directamente a Gladia que seguia volando tras de mi - Gladia todo esto de los elegidos... yo soy un cazador no un guerrero, mato solo cando es necesario y solo para comer, devuelvo la energia que tomo del bosque y ayudo al equilibrio, no lucho para segar vidas, ni juego limpio, uso trampas, venenos, seria capaz de traicionar a todos mis compañeros si con eso me salvara yo, ¿es esa la clase de elegido que esperabas? - la respuesta la sabia, o al menos la intuia yo no era la clase de elegido que cabria esperar pero quizas mis compañeros tampoco - No voy a marcharme, pero no lo hare solo si consigo algo a cambio de meterme en esta lucha absurda -

Bregor vio como se alejaban el hada y Ken y decidió recostarse sobre un árbol y descansar un poco mientras observaba como se las apañaba Kib,el pequeño kobold contra Turmalina

Tara se preparó pues ella sería la siguiente, saco ambas espadas dispuesta a atacar cuando le dieran la señal, tenía ganas de ver como se las apañaría la elfa con sus dos espadas