Partida Rol por web

El viaje se ha hecho largo, pero pronto ven la capital... alzándose frente a ellos. Imponente. Inmensa. Los muros que la rodean parecen impenetrables, preparados para repeler cualquier ataque. Pero todo parece bastante tranquilo. Desde ahí fuera, se escuchan los sonidos del mercado: los tenderos vendiendo sus productos, los aldeanos comprando lo que necesiten, los niños correteando...

Durante el viaje, solo han tenido unos pequeños problemas con unos stalfos, unos esqueletos bastante pesados que les han hecho pasar noches en vela. Pero nada que no se pueda solucionar en ese momento... con la perspectiva de una cama cómoda y una cena decente.

Justo en la entrada hay una chica esperando.

El viaje se ha hecho largo, pero pronto ven la capital... alzándose frente a ellos. Imponente. Inmensa. Los muros que la rodean parecen impenetrables, preparados para repeler cualquier ataque. Pero todo parece bastante tranquilo. Desde ahí fuera, se escuchan los sonidos del mercado: los tenderos vendiendo sus productos, los aldeanos comprando lo que necesiten, los niños correteando...

Durante el viaje, solo han tenido unos pequeños problemas con unos stalfos, unos esqueletos bastante pesados que les han hecho pasar noches en vela. Pero nada que no se pueda solucionar en ese momento... con la perspectiva de una cama cómoda y una cena decente.

Justo en la entrada hay una chica esperando...

Y parece que tres viajeros más... uno de ellos muy raro.

Me acerco a los sujetos que estan en la entrada y sin más voy directo al grano

¿Zelda, saben donde está Zelda? (pi~)

Volteo a ver a mis compañeros, esperando que alguien con mayor elocuencia lideree hasta enontrar a ese tal Zelda sin mencionar que el viaje ha sido largo y llevamos un buen tiempo sin descanso digno gracias a los peligros que hay en el campo de Hyrule

No, aquella no era la circunstancia donde Fael pudiera ser de utilidad, pero parecia que los modales del explorador no iban a ser los mas adecuados para hablar ahora... aunque realmente ¿Quien se iba a encargar? ¿El kokiri hiperactivo? ¿La guerrera con mala baba?

Con un mohin de resignación Fael se adelanta a hablar con la guardia.

- Esto... buenas... buscamos a la Princesa Zelda... nos ha enviado la Gran Reina Hada... y... bueno... necesitamos contactar con la princesa hyliana con la mayor brevedad...

Tras decir la ultima frase respira profundamente, parece que realmente le ha costado decirlo del tiron.

¡¡¡¡AAAAGH, UNA PLANTA QUE HABLA!!!!

"a-aunque... bien mirado..."

Pues era cierto, tenía más sentido que fuera una planta que no que fueran... un hada como las de los libros (eso tenía sentido), no, más bien como, criaturas enormes como animales a dos patas pelados que comían otros animales y plantas. Eso no tenía nada de sentido, bien pensado. Nada de nada.

-Ehrm, ¿disculpad?

La criatura que se dirigió a ellos parecía un hyliano embozado, pero ero era muy pequeñito como parecer un hyliano. Parecía más un chico kokiri embozado, y tampoco uno especialmente alto. Quizá uno que se hubiera encorvado un poco para pasar por el árbol.

-Estamos, uh, ¡buscando a la princesa Zelda! ¡Sí, eso es! 

Por fin llegaban a la gran Hyrule y sus ojos no daban crédito a la inmensa ciudad. Aun así, el bullicio no era muy diferente de su mundano y pequeño pueblo, solo multiplicado por la cantidad de hylianos que vivían entre los muros de la fortaleza.

Su enjuto compañero pareció entusiasmarse una vez más al encuentro de nuevas criaturas que además se dirigían casualmente a la misma audiencia. Con una inocente sonrisa se acercó hasta él para guiarle. Estará en su castillo, no tiene pérdida, ¡¿vamos?! Invitó entre risas cuando aceleró su paso presa de la emoción. Pronto dejó de lado la diversión por la acuciante concentración que requería una primera misión, ansiaba escuchar las palabras de la princesa para demostrar su valía.

-¡Esperad! - grita la chica que está junto al guardia - Soy yo quien tiene que acompañaros. No os dejarán pasar si no es conmigo.

Advierte a la joven Sheikah que quiere adentrarse en la ciudad en pos de encontrar el castillo y a la princesa. La joven Hylian parece de alta cuna. Viste ropas elegantes y es bastante hermosa.

-Mi nombre es Alhana, enviada de la Princesa. Llevo un salvocunducto para que todos podáis entrar en el castillo sin ningún problema... - habla para todos, pero esa segunda parte quizá va más dirigida a Nadfa que a los demás.

Pero la joven Gerudo no se acerca a las murallas de la Ciudadela y se mantiene lejos. Se despide de sus compañeros de viaje con un gesto de la cabeza y se aleja. Quizá no la vuelvan a ver más o quizá sí... nadie sabe nada sobre el destino ni sobre el futuro.

-Si me queréis acompañar... - sonríe.

La pequeña hada asiente timidamente al ofrecimiento de la joven hyliana.

- Yo... esto... gracias... si, por favor... conducenos.

¡OYE TU! - grito al sujeto encapuchado - Nosotros llegamos primero, espera tu turno (pi-)

Mi cuerpo se estremece y las hojas secas hacen un ruido similar al cascabeleo. Los otros sujetos parecen ignorarnos y deciden que debemos ir todos juntos a ver a la princesa Zelda

-Pero nosotros llegamos primero - contesto a regañadientes y trato de no quedarme atras

Cuando paso por un lado de Kiddo le doy un pequeño empujoncito -Es tu culpa por quedarte en silencio- y trato de ir al frente de todos. -No queda de otra, rápido que el Reino Deku peligra- Menciono a todos, tomando una pose heroica
 

El sujeto encapuchado se echó hacia atrás cuando se le gritó. No fue hasta después que se arremangó (sin aparentemente ningún efecto) y dio de nuevo un par de pasos.

-¡Eh! ¡Mide tus palabras, zorro-planta! ¡Soy un mago poderoso, y necesitamos audiencia con la princesa tanto como tú! ¡HARUMPFFF!

Después de dejar claro lo que pasaba y que no le iban a pisar (y no acercarse más, apartándose un poco cuando creía que no se fijaba) asintió a quien llegó. ¿Un salvoconducto? Claro, por qué no.

-Sí, claro. ¡Será un placer!

...es un sitio ENORME.

Por un instante le extrañó que necesitaran un salvoconducto, pero en cuanto echó la vista atrás presenciando como el pequeño mago y esa pequeña planta cruzaban intimidaciones le pareció más que acertado para la tranquila Hyrule. Luego tendremos tiempo de hacer amigos muchachos. Sentenció con cierto sarcasmo ante la divertida escena. ¡Perfecto! Soy Himiko, le devolvió la sonrisa con dulzura y cogió su mano para acelerar su paso. ¡Vamos! Aprisa, no hagamos esperar a la princesa. Estaba realmente emocionada por aquella audiencia, conocer a la hija del rey era cuanto menos extraordinario. 

El joven kokiri parece bastante abstraído por la grandiosidad del lugar. Nunca ha visto algo tan grande y con tanta gente como esa ciudad. 

-¿Serán todas las ciudad así? Hay mucha gente.

Camina junto a sus compañeros... mirando embobado hacia todos lados. Y casi llevándose por delante a todo el que no esté atento por donde pasa. Aunque la culpa sea de él, por supuesto.

Se pone al inicio del variopinto grupo y les guía por las calles de la ciudad. No tiene pérdida porque el castillo es visible desde todos lados, pero al haber criaturas un tanto... bajitas... es posible que tengan problemas con los habitantes.

-No os peleéis. La Princesa Zelda os verá a la vez. Parece que vuestros motivo tienen un mismo origen.

Poco a poco, se van acercando a la escalinata que lleva al castillo.

-Tras la audiencia con la Princesa, seréis libres para pasear por las calles de la ciudad. Si gustáis os la puedo enseñar.

Sus ojos analizaban y retenían cada detalle importante para orientarse en aquella desconocida ciudad. El entusiasmo de su primera operación en campo le había llevado a poner en práctica sus lecciones, pues de inmediato el reino contaría con la pequeña Himiko para marcar la diferencia. Con suerte le encomendarían salvar a Impa, aunque su recuerdo consternara su corazón. Asintió a la afirmación de Alhana con una forzada sonrisa bobalicona en su rostro, que ocultaba su verdadera preocupación. Mmm, eso si nos queda opción… sonó tan fría que pronto tuvo que rectificar su respuesta, tanto como su expresividad, quiero decir, ¡por supuesto! Me encantaría conocer la ciudad, pero quizás… Algo pareció llamar su atención y enmudeció sus palabras, es igual, continuó por inercia y reanudó su entregada marcha hacia el castillo.

Fael revoloteaba mirando todo algo fascinada, aunque echaba en falta los adornos y la arquitectura florar de los bosques.

Pudo observar a todos los hylianos que alli vivian, nunca habia visto tanto junto, aunque normal, aquella era la capital de Hyrule. Siguio atenta a las instrucciones de la hyliana tratando de no perder detalle de todo cuanto la rodeaba.

- Si... claro, a todos juntos, no hay problema... claro...

¿Seguir a uno de esos grandullones de enorme zancada? ¿Durante todo un viaje de guía? ¡No vería nada!

-Muy amable, pero... preferiría verla personalmente.

Estaba junto a individuos de tamaño-más-razonable que quizá quisieran ver la ciudad juntos, y uno era ni más ni menos que una fascinante planta que hablaba. Los dekus no eran demasiado comunes en Subrosia, aunque él los conocía profundamente; esto es, sabía que técnicamente existían o habían existido.

-¿Nos va a recibir la Princesa?

...¡UNA PRINCESA!

Tranquiiilo, tranquiiilo, ya verás como puedes.

"¿Y si no puedo?"

Ayayayayayayayayay-

¿Qué me miras? Tu tambien tienes orejas puntiagudas dije desafiante a una versión pequeña de estos Hylianos cuando las palabras de nuestro guía llaman mi atención ¿Pasear? Estan viendo como el mundo se encuentra raices en las copas y ustedes... quieren pasear... ¿pero qué es ese delicioso olor, sera...?

Bueno quiza relajarnos un poco nos sentara muy bien Jalo la ropa de nuestro guía para llamar su atención Venden hidromiel Deku en este lugar ¿cierto?

-No creo que queráis salir cuando el sol se esté poniendo y siempre es bueno descansar una noche antes de emprender un viaje, ¿no es cierto?

Razón no le falta. Los caminos en la campiña de Hyrule son peligrosos y están llenos enemigos oscuros que solo quieren acabar con su vida. Y con la oscuridad pisándoles los talones, todavía es más peligroso. La escalinata está frente a ellos. Los guardias no dicen nada pues conocen a Alhana y saben que tiene una misión de parte de la Princesa.

Tras subir unas cuantas escaleras, entran en la enorme edificación. Alhana les guía, experta, por los pasillos de piedra, adornados con alfombras cálidas y tapices. Tras un rato caminando, no más de 10 minutos, llegan a unas grandes puertas.

-Esperad aquí.

Llama y entra. A pesar que no pasan ni unos minutos, la espera se hace eterna. La puerta se abre de pronto y Alhana les pide que pasen.

Ciertamente el palacio de la Reina Hada era mucho mas hermoso, con preciosas vidrieras que llegaban hasta limites que aquellos que no vuelan no podian ver y con suaves tapices que representan gran parte de la Historia del mundo.

Sin embargo aquel castillo tenia las caracteristicas propias de la raza hyliana. Orden, fuerza, ostension. No todas buenas, pero todas presentes.

Con respeto aguarda en la puerta hasta que les hacen entrar.